Índice
1. El fracaso de las reformas coloniales, 1750-1820 - p.59
Desvelando abusos - p.63
Purgatorio minero - p.82
Plata y contrabando p.92
Círculos de patronazgo virreinales - p.100
Decreciente celo reformista - p.114
Ciclos de corrupción colonial - p.121
Personas
-- iluminador Antonio de Ulloa:
https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_de_Ulloa
-- iluminador Jorge Juan:
https://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Juan
-- reporte 1 en 1749: "Discurso y reflexiones políticas
sobre el estado presente [...] de los reínos del Perú"
(Antonio de Ulloa y Jorge Juan) (
enlace)
-- reporte 2 en 1763: "Relación de gobierno del Real de
minas de Huancavelica (1758-1763)" (Antonio de Ulloa)
-- reporte 3 en 1771: "Informe de D. Antonio de Ulloa
dirigidos a Carlos III" (Antonio de Ulloa)
-- reformista en el Consejo de Indias: José de Gálvez:
https://es.wikipedia.org/wiki/José_de_Gálvez_y_Gallardo
-- rey reformador Carlos III de España:
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_III_de_España
Capítulo 1: Reportes de Ulloa 1749, 1763 y 1771
contra corruptos: El fracaso de las reformas
coloniales, 1750-1820
[La mina de mercurio "Santa Bárbara" en Huancavelica -
con el Capitán de Navío Antonio de Ulloa - y operadores
de minas como burros]
En 1757, el capitán de navío Antonio de Ulloa fue nombrado
para un puesto estratégico en el poblado minero de
Huancavelica, a unos 3.600 metros sobre el nivel del mar.
Con cierta renuencia, Ulloa se hizo cargo del gobierno
local de la provincia y de la supervisión de la legendaria
mina de mercurio de Santa Bárbara. Estas eran tareas
difíciles, de máxima responsabilidad incluso para Ulloa,
distinguido oficial e ilustrado hombre de ciencia. La mina
de Huancavelica, bajo monopolio real, era la única fuente
americana importante del metal líquido, un insumo
fundamental en el proceso de amalgamación para refinar la
plata. El caudal minero había atraído a varias
generaciones de hombres ambiciosos e indómitos a los
cuales Ulloa debía ahora gobernar.
[Administración minera criminal "cristiana" católica en
Huancavelica: fraude contable, las minas son inseguras,
administración corrupta, poder judicial sobornado +
codicia en todas partes contra la Corona + nativos - ¡y
los católicos criminales defienden su corrupción!
A su arribo a la villa de Huancavelica en noviembre de
1758, Ulloa se encontró con una situación crítica en la
administración local. Los males incluían fraudes en la
recepción y contabilidad de rentas reales, peligrosos
descuidos técnicos en la explotación de las minas, turbias
confabulaciones administrativas y una justicia desvirtuada
por el cohecho. Asimismo, Ulloa señaló las corruptelas de
autoridades codiciosas, oficiales reales de Hacienda,
mineros y comerciantes que causaban un daño incalculable a
la Corona española y a sus súbditos [nativos]. El sistema
de la minería de mercurio y plata peruano, columna
principal de la economía y rentas imperiales, corría así
el riesgo de padecer una decadencia continua e
irreversible. [1] Los tenaces esfuerzos reformistas de
[p.59] Ulloa por corregir y castigar estas transgresiones
administrativas lo enfrentaron violentamente a poderosos
intereses creados, que ofrecían resistencias y
dificultades extraordinarias.
[Administraciones criminales "cristianas" católicas en
"América" del Sur 1736-1744: Lima, Quito, Cartagena,
Panamá, ciudades portuarias de Chile - el informe del
Marqués de Ensenada 1748-1749 "Discurso y reflexiones
políticas" se mantiene en secreto durante más de 70
años]
No era la primera vez que
Antonio de Ulloa
(1716-1795) denunciaba prácticas corruptas en la
administración virreinal peruana. Alrededor de diez años
antes de iniciar su gobierno en Huancavelica, Ulloa había
escrito el grueso de un informe confidencial que, en
colaboración con
Jorge Juan (1713-1773),
trataba principalmente sobre las disfunciones y abusos
administrativos observados durante sus viajes por la
América meridional entre 1736 y 1744. El cáustico informe,
escrito en 1748-1749 por instrucciones del ilustrado
marqués de la Ensenada, primer secretario de Estado, tenía
como base observaciones directas efectuadas principalmente
en Lima y Quito, así como en Cartagena, Panamá y los
puertos de Chile. El manuscrito «
Discurso y
reflexiones políticas sobre el estado presente [...]
de los reinos del Perú» (de 1749 [web01]) se
ideó para uso particular y confidencial de los ministros
del
rey Fernando VI. Permaneció inédito por
más de siete décadas, pero se mantuvo intelectual y
políticamente influyente. De hecho, fue leído con atención
por oficiales de alto rango, entre ellos
José
Antonio de Areche, para instruirse y guiarse
sobre materias americanas claves. [2] [p.60]
[La publicación bajo el título "Noticias secretas de
América" no llega hasta Londres 1826 - editor David
Barry]
Hubo que esperar hasta 1826 para que el importante
manuscrito se publicara extraoficialmente en Londres bajo
el título sensacionalista de "
Noticias secretas de
América". El libro incluía un prólogo escrito
por el editor, coleccionista y viajero David Barry, un
comerciante inglés anteriormente afincado en Cádiz. Tras
su regreso de un fracasado viaje de negocios al Perú,
Barry publicó el revelador texto para advertir sobre las
adversas condiciones políticas y de inversión heredadas en
Hispanoamérica inmediatamente después de la independencia.
[3] [p.61] Noticias secretas se tradujo luego al inglés y
se editó, en forma abreviada y sesgo adverso a lo español
y católico, con el título de "
Secret Expedition to
Peru". [4] Con los años, Noticias secretas se
convertiría en una fuente clásica para denunciar el legado
de corrupción en la América española [católica "cristiana"
criminal]. Asimismo, puede considerársele como un texto
fundador de la tradición anticorrupción en las letras
hispanas y peruanas.
[desde 1757: El informe del Sr. Ulloa es el mejor, pero
a menudo no se toma en serio]
Durante su largo y meritorio servicio al rey, Ulloa
contribuyó valiosamente a nuestra comprensión de los
mecanismos de la corrupción virreinal. Pero no fue el
primer ni el último reformador que cuestionó la corrupción
sistémica imperial [del Emperador Carlos V. en Madrid
etc.]. [El capitán marinero] Sr. Ulloa basó muchas de sus
críticas en autores anteriores y solicitantes decididos a
describir y aconsejar a la Corona a tomar medidas contra
funcionarios corruptos. Sin embargo, puede sostenerse que
Ulloa fue el más articulado e informado del grupo de
reformadores anticorrupción de su época, pues se sustentó
en abundante observación empírica y en su experiencia
práctica como informante privilegiado y autoridad real. A
pesar de esta evidencia y su corroboración con muchas
otras fuentes, las observaciones críticas e intenciones
reformistas de Ulloa han sido debatidas, ignoradas,
malinterpretadas o desestimadas por varias generaciones de
historiadores. [5] [porque "cristianos" no quieren dañar a
otros "cristianos" porque "cristianos son siempre "santos"
no importa cuán criminales sean. La cosa más importante
fue de destruir todas las otras culturas con misión y
esclavitud y eso funcionó]. En consecuencia, algunos
[p.62] han optado por evitar reconocer el papel central
que la corrupción sistemática tenía en el núcleo de la
administración colonial [católica "cristiana" criminal] o,
incluso, por justificarla como algo favorable.
[En lugar de iluminación y justicia viene la reacción:
los "católicos" criminales y corruptos se vuelven aún
más criminales - despotismo]
La postura del [catitán marinero Sr.] Ulloa en contra de
la corrupción tenía sus raíces en la fase temprana del
proceso más exhaustivo de transformación de las
instituciones coloniales conocido con el nombre de
reformas borbónicas. Estas reformas buscaban mejorar la
eficiencia administrativa del Perú y otros reinos
hispanoamericanos. Según el pensamiento reformista, si
estos reinos alcanzaban niveles más productivos y
eficientes producirían mayores recursos y rentas para
sostener a la Corona española en su competencia con otros
poderes atlánticos. Estas demandas imperiales, sin
embargo, no necesariamente resultaron en mejores
condiciones para las élites y los súbditos americanos,
particularmente durante periodos de guerra con Inglaterra
y Francia, además de chocar frontalmente con los pactos y
permisividades tradicionales del antiguo orden de los
Habsburgo. [El movimiento contra la corruptión provocó así
una reacción fuerte entre los católicos criminales
"cristianos" en las colonias españolas para ser aún más
criminales]: Así, estas reformas reforzaron más bien el
despotismo ilustrado, un sistema también proclive a
excesos de corrupción.
[de 1757: el informe de Uolla inicia el hallazgo
histórico de la corrupción en los gobiernos católicos
"cristianos" criminales del Perú]
Los sesgos ideológicos, las políticas inadecuadas y los
esfuerzos reformistas descaminados y finalmente frustrados
de la época de Ulloa no debieran impedir el análisis
crítico y equilibrado de su contribución y la de otros
reformistas al estudio de los legados de la corrupción
virreinal. La larga historia de gobiernos corruptos
[católicos "cristianos" criminales] en el Perú comienza,
entonces, con el calvario que vivió Ulloa al descubrir,
revelar e intentar resolver los problemas asociados a la
corrupción administrativa en el tardío periodo colonial.
Desvelando abusos
[de 1735: Antonio de Ulloa y Jorge Juan en la misión de
la "Academia de Ciencias de París": mediciones y
recolectar "información estratégica"].
Hacia 1735, los jóvenes tenientes de navío Antonio de
Ulloa, de diecinueve años, y Jorge Juan, prometedor
matemático y astrónomo, de veintidós, fueron comisionados
por Felipe V y su primer secretario José Patiño para una
misión especial. Debían unirse a una expedición de seis
personas enviada por la [p.63] Academia de Ciencias de
París y lideraba por el naturista Charles-Marie de La
Condamine. Entre otras observaciones científicas, Ulloa y
Juan asistirían en la medición de un arco del meridiano de
la tierra, intersectado por el espacio de un grado de
latitud, cerca del ecuador en los alrededores de la ciudad
andina de Quito. [6] Asimismo, instrucciones separadas
ordenaban a Ulloa y Juan recoger y enviar periódicamente
información estratégica sobre los lugares que visitaran y
sobre sus habitantes. [7] [p.64]
[desde 1735: Ulloa y Jorge Juan en "América" del Sur:
haciendo guerras y recogiendo datos: sobre
administración, contrabando, sobornos entre funcionarios
"cristianos" católicos]
Desde el inicio de sus actividades científicas en 1737,
los jóvenes tenientes chocaron con el presidente de la
audiencia de Quito, el limeño José de Araujo, sobre
formalidades relativas al honor y al rango. Araujo,
envuelto en asuntos de contrabando y mala administración
de justicia, amenazó a Ulloa y Juan con encarcelarlos. [8]
Para buena fortuna de los jóvenes científicos e
informantes, el virrey José Antonio de Mendoza, marqués de
Villagarcía (1736-1745), intervino para que viajaran
libremente a Lima. Dos años más tarde, durante la guerra
de la Oreja de Jenkins, el virrey requirió de los
servicios navales de Ulloa y Juan para la defensa de la
costa y puertos peruanos ante posibles ataques como los
que efectuó el vicealmirante británico George Anson.
Mientras cumplían estas tareas oficiales entre Quito, Lima
y algunos puertos chilenos, Ulloa y Juan recogieron
importante información confidencial sobre las disfunciones
de la administración, desde el contrabando hasta el
cohecho, entre otras transgresiones de oficiales reales.
[9]
Ulloa y Juan regresaron por separado a España en octubre
de 1744 para disminuir el riesgo de perder esta preciosa
información científica y confidencial en caso de
desventura en la mar. Juan llegó a España sin mayor
problema, pero la marina británica capturó el navío
francés en el cual viajaba Ulloa. Antes de ser
aprehendido, Ulloa echó por la borda los papeles
confidenciales que transportaba consigo. Tras presentar
sus credenciales científicas, Ulloa recibió un [p.65] buen
trato en Boston y Londres de parte de las autoridades
navales británicas y de la Royal Society, que lo incorporó
como miembro. Regresó sano y salvo a España en julio de
1746. [10]
[de 1749: Reporte de Ulloa: se consta la corrupción - y
hay formas de solucionarla]
Su confidencial tratado «Discurso y reflexiones políticas
sobre el estado presente de los reinos del Perú» fue
implacable en la exposición del mal funcionamiento de casi
todos los aspectos de la administración colonial [católica
"cristiana" criminal], así como en la propuesta de
soluciones reformistas. [11] El tratado detallaba las
distintas formas de corrupción dentro de una explicación
general de sus vínculos y conexiones, y recomendaba
medidas específicas y nuevas para resolver problemas
particulares y severos. Proponía, además, un ambicioso
programa de reforma para evitar el mal gobierno, las
injusticias y la apatía religiosa, todos los cuales
debilitaban la lealtad de los súbditos coloniales y
causaban peligrosas rebeliones indígenas. Ulloa, con la
colaboración de Juan, logró así un notable diagnóstico de
los principales problemas del sistema imperial [católico
criminal] en América meridional.
Los capítulos individuales del «Discurso» tratan asuntos
específicos con obvias interconexiones entre sí, desde el
comercio marítimo y la defensa naval, hasta los abusos
contra los indios y la corrupción de la administración
virreinal. El primer tema de preocupación del «Discurso»
era la reforma naval necesaria para enfrentar a los
recientes desafíos británicos en el Caribe y el Pacífico.
El informe confidencial detectó los fraudes acostumbrados
en la administración de los presidios y fortalezas
portuarios, particularmente en la real asignación y
subsidio para suministros, salarios y en la construcción
de los puertos del Callao, Valdivia y Concepción. Se
recomendaba un mejor suministro de armas y municiones, así
como la reorganización general de las tropas. [12]
[El reporte de Ulloa 1749: "Cristianos" católicos
criminales contrabandean sin fin porque los transportes
oficiales con los militares son lentos - y se embolsan
la diferencia de impuestos en sus propios bolsillos -
gran contrabando entre el Caribe y el Pacífico]
El segundo punto de consideración era el difundido e
irreprimible contrabando de mercaderías procedentes de
Europa y China. El informe enfatizaba la pérdida de estos
muy necesarios ingresos reales por el contrabando, [p.66]
especialmente en tiempo de guerra. Además resaltaba el
serio daño ocasionado al comercio legal por el fraude
comercial en que participaban las autoridades locales, a
través de sobornos y de una interesada permisividad. Las
sugerencias innovadoras de los autores del «Discurso» iban
en contra de los intereses monopólicos vinculados a las
flotas. Insistían en que el mercado comercial de Lima
debía estar bien abastecido con frecuentes navíos de
registro libres del engorroso régimen de flotas, medida
que reduciría los incentivos para el contrabando.
Concluían que la ruta interoceánica menos costosa por el
Cabo de Hornos [que pasa por el extremo sur de Argentina y
Chile] era preferible a la ruta corrompida por Panamá o
Cartagena [con un transporte terrestre entre el Caribe y
el Pacífico]. [13]
[Corregidores, sacerdotes y hacendados en
el virreynato del Perú con alta criminalidad]
[El reporte de Ulloa 1749: El Gran Robo+terrorismo a
las Naciones Primarias por corregidores,
sacerdotes y hacendados católicos "cristianos"
criminales].
El siguiente punto importante reportado por Ulloa y Juan
en su «Discurso» se refirió a los extensos abusos y
expolios que los indios sufrían a manos de los
corregidores,
sacerdotes y hacendados [católicos
"cristianos" criminales] que buscaban enriquecerse. [14]
En una descripción racional, provista de abundantes
ejemplos y observaciones directas de prácticas corruptas
en la Administración Pública, y comenzando desde los
niveles inferiores de la sociedad colonial, Ulloa y Juan
explicaron con detenimiento los injustos
abusos de
autoridad contra los súbditos más pobres y débiles,
los indios [naciones primarias y nativos]. Los
pueblos indígenas, según estos ilustrados informantes,
estaban sujetos a la tiranía y sufrían más que los
esclavos por ninguna otra razón aparente que su simpleza y
modesta ignorancia. [15]
[El reporte de Ulloa 1749: Tributos - violación de la
ley así como extorsión y violencia contra los indígenas
pobres - juegos de números con subregistro - ya
descubiertos en la década de 1720 - "Revista" del Virrey
Castelfuerte - años de retraso en el pago a la casa
real]
Los abusos comenzaban con el cobro del tributo a los
indios por parte de los corregidores [católicos
"cristianos" criminales]. En manos de estos funcionarios,
el flujo de los ingresos provenientes del tributo indígena
brindaba amplias oportunidades para la malversación y los
abusos. Los indios varones adultos debían pagar un tributo
anual de entre cuatro y nueve pesos. Según la ley, varios
grupos de indígenas estaban exentos del tributo ya fuera
por edad (los menores de 18 o mayores de 55 años de edad),
por incapacidad física o por privilegio como el poseído
[p.67] por caciques y monaguillos. Los corregidores no
observaban estas normas y cobraban el tributo de tantos
indios como les fuera posible sin importarles los exentos.
La extorsión y la fuerza eran usadas para extraer el pago
de quienes no podían hacerlo. Para complementar e
incrementar sus ingresos los corregidores practicaban la
doble contabilidad. Con la complicidad de caciques y
curas, los corregidores reportaban oficialmente un menor
número de indios contribuyentes y se apropiaban de la
diferencia entre el monto del tributo cobrado y el monto
oficialmente declarado. Este registro ilegal de los
tributarios indios ya había sido revelado por una revisita
efectuada durante el gobierno del virrey marqués de
Castelfuerte a finales del decenio de 1720. Los
corregidores usaban los fondos del tributo así extraídos
para sus propios fines y granjerías, tales como invertir
en tratos comerciales privados, y, además, retrasaban por
años el pago debido a las cajas reales. [16]
[El informe de Ulloa 1749: venta de bienes y mulas a
los indígenas con precios demasiado altos -
establecimiento de un poder judicial provoca reacciones
violentas: los corregidores católicos criminales se
vuelven cada vez más criminales+corruptos].
El abuso por parte de los corregidores [católicos
"cristianos" criminales] se veía agravado con la venta
forzada o
reparto de mercancías y mulas
entre los indígenas a precios exorbitantes.
Ulloa y
Juan criticaron intensamente el reparto y lo
culparon de la
insurrección indígena
liderada por
Juan Santos Atahualpa en
1742. Similares quejas contra corregidores se
daban en los juicios y correspondencia oficial desde el
establecimiento mismo de su cargo [instalación de jueces y
tribunales] en la década de 1560. [Pero los católicos
criminales de la capa alta colonial no aceptaron la
justicia pero salió una reacción
de ser aún más
criminal]: Sin embargo, el notable deterioro
del comportamiento administrativo de los corregidores
alcanzó niveles alarmantes durante la primera mitad del
siglo XVII, con el consiguiente debilitamiento de
controles efectivos. Hacia mediados del siglo XVIII, la
corrupción de los corregidores era una realidad muy
arraigada en el sistema virreinal. [17]
[El reporte de Ulloa 1749: Los "altos" católicos
sobornan a los jueces, esto se convierte en algo normal
- el poder judicial sigue siendo ineficaz - los propios
jueces se convierten en colaboradores, se convierten en
delincuentes o cometen deliberadamente errores de
procedimiento o no aceptan pruebas]
Según el «Discurso», al finalizar su mandato, los
corregidores y otras autoridades locales, incluidos los
virreyes, simplemente sobornaban al juez encargado de la
tradicional averiguación oficial, para evitar el castigo
efectivo. [18] [p.68] Estos juicios de residencia eran
mecanismos administrativos tradicionales de prominente
ineficacia para corregir y sancionar abusos y malos
manejos. Los jueces designados oficialmente favorecían al
funcionario investigado o formaban parte del mismo círculo
de patronazgo e intereses. La mayoría de las veces, los
residenciados eran absueltos o reprendidos levemente por
los jueces de residencia mediante tecnicismos procesales,
la prescripción o el rechazo arbitrario de las evidencias.
Aun así, los juicios de residencia son importantes fuentes
históricas para el estudio de la corrupción virreinal,
pues incluyen los cargos, quejas y demandas originales de
aquellos que se atrevían a cuestionar al enjuiciado. [19]
[En 1520 apr., los indígenas fueron expropriedados por
los "cristianos" criminales - obtienen préstamos en el
fondo de censos - el acuerdo de los "altos católicos"
reduce los préstamos - y oficialmente cada vez hay menos
indigenas]
Los difundidos abusos también minaban la capacidad de los
indios para acumular un capital comunal con el cual
sufragar necesidades imprevistas. Las cajas de censos de
indios eran fondos comunales acumulados a través de
préstamos otorgados por medio de censos legalmente
establecidos sobre propiedades privadas e instituciones
como inclusive la caja real. Esta renta asignada a las
comunidades indígenas había sido garantizada en parte para
compensar la expropiación inicial de tierras comunales,
así como para asegurar el pago del tributo y sufragar los
costos de rituales religiosos en tiempos difíciles, cuando
los indios no podían efectuar gastos. Los caudales de las
comunidades individuales estaban consolidados en tres
fondos generales
en Lima [Perú costa], Cuzco [Perú
Andes] y Charcas [Bolivia Andes], y eran
fiscalizados por autoridades encargadas de cobrar los
pagos y deudas debidas a las comunidades. Hacia mediados
del siglo XVIII, la colusión entre cobradores y deudores,
el descuido interesado de la contabilidad del rubro y
otras transgresiones de las Leyes de Indias, que protegían
y regulaban dichos fondos, habían mermado
considerablemente el capital comunal indígena. Asimismo,
los intereses del Rey se veían afectados con la pérdida
del tributo indígena no pagado, debido al agotamiento de
los fondos de los censos indígenas. [20] [p.69]
[El reporte de Ulloa 1749: Las propuestas de
transformación sin corrupción]
Ulloa y Juan proponían cambiar los
principios fundamentales del sistema para impedir que se
abusara de los indios. Los autores eran partidarios de
-- abolir los repartos;
-- prohibir a los corregidores el dedicarse a tratos y
comercio privados (a la vez que proporcionarles
promociones por buen servicio y no limitar el cargo a solo
cinco años);
-- imponer castigos estrictos a los transgresores, y
-- pagar a los indios como trabajadores libres en lugar de
someterlos al trabajo forzado de la mita.
Pero Ulloa y Juan no se hacían muchas ilusiones, pues
sabían que en el Perú casi todos se opondrían a tal
medida: «[T]odo el mundo gritaría en el Perú contra una
determinación de esta calidad, y con ponderaciones no
cortas harían presente que se arruinaban aquellos reinos
enteramente libertando a los indios de mita». [21] No
bastaba con nombrar unas cuantas autoridades honestas,
puesto que las corruptas o coludidas predominarían. El
sistema estaba necesitado de un cambio sistémico de
reglas, que realmente transformara la jerarquía
administrativa. [22]
Según Ulloa y Juan, la calidad de la Administración
Pública se había deteriorado seriamente. Con la práctica
venal de la venta de oficios y cargos públicos,
introducido en el virreinato peruano en 1633, los puestos
oficiales de las cajas reales se vendían al mejor postor.
La venta de cargos se extendió para incluir al de
corregidor en 1678 y al de oidor de la Audiencia en 1687.
Estos cargos importantes eran vendidos mayormente a
criollos acaudalados e interesados. Durante el siglo XVII,
la venta de cargos y oficios, el arriendo de la
recaudación de impuestos, los juros o imposiciones a largo
plazo sobre el real erario, y los donativos forzados
tuvieron dos metas principales: sufragar el costo
apremiante de las guerras en Europa y evitar cobrar
mayores impuestos a las élites locales por mediación de
funcionarios venales. Estas costumbres administrativas,
fortalecidas por los intereses locales, contribuyeron a un
deterioro constante en la calidad del gobierno, la
honestidad administrativa y las finanzas virreinales. [23]
El favoritismo en el nombramiento de corregidores y [p.70]
otros funcionarios también se hallaba profundamente
arraigado, al igual que la práctica de efectuar regalos o
dádivas a las más altas autoridades responsables de
asignar cargos interinos. [24]
Muchos de los oficios vendibles y renunciables eran
hereditarios y podían ser transferidos a otros. En la
década de 1690 hubo por lo menos dos virreyes, uno del
Perú y otro de México, que compraron sus altísimos puestos
mediante un contrato privado con la Corona española. [25]
La venta de otros puestos no hereditarios, entre ellos el
de oidor de la Audiencia de Lima, se incrementó
sustancialmente durante dos etapas de dificultad
financiera para la Corona: los años de los periodos de
1701-1711 y de 1740-1750. [26] Por tanto, el sistema
predominante durante la primera estadía de Ulloa en el
Perú seguía siendo el de la venta de cargos y oficios.
[27] Según Ulloa y Juan, el principio del mérito y de la
real recompensa en la Administración se hallaba
distorsionado y, por tanto, la calidad del servicio
virreinal deteriorada. [28] Solo a partir de 1750 la
Corona empezó a reemplazar los oficios venales con puestos
asalariados, juntamente [p.71] con crecientes advertencias
contra el pernicioso abuso de fraude por parte de los
oficiales reales. [29] La persistente práctica de la venta
de oficios sería abolida solo en 1812.
Hacia el final de su extenso tratado, Ulloa y Juan ponen
el dedo en el meollo central de la corrupción colonial:
«Empieza el abuso del Perú desde aquellos que debieran
corregirlo». [30] Se referían así a la colusión de la más
alta autoridad, el virrey, con los grupos de intereses
locales. El virrey tenía la autoridad centralizadora para
otorgar el acceso al poder y podía reforzar así sus redes
de patronazgo para conseguir ventajas políticas y
ganancias privadas. Para gobernar sin mayor oposición
interna, los virreyes respaldaban los abusos y excesos,
activa o pasivamente, en conjunción con los oidores de las
audiencias y otras autoridades. [31] Varios virreyes
participaron del cohecho al recibir sobornos abierta o
encubiertamente por conceder cargos vacantes y decidir e
imponer sentencias judiciales sesgadas. [32] Esta verdad
esencial del funcionamiento de las altas esferas de la
administración virreinal habría de afectar personalmente a
Ulloa cuando se vio enredado en amargas disputas durante
su gestión como gobernador provincial y superintendente de
minas de Huancavelica en el periodo 1758-1764.
Ulloa no fue el primer autor que puso al descubierto los
males de la corrupción en la colonia peruana y su corte
virreinal. En realidad, Ulloa formaba [p.72] parte de un
importante grupo de reformadores de larga y variada
procedencia. Algunos abrigaron el estilo de los proyectos
reformistas que proponían medidas o arbitrios a escala
imperial o local, los llamados autores arbitristas del
siglo XVII y los proyectistas del siglo XVIII. [33] Así,
por ejemplo, en abril de 1747, un autor supuestamente
limeño y contemporáneo de Ulloa presentó al Rey, en
Madrid, un tratado titulado «Estado político del Reino del
Perú...». [34] Desde sus primeras líneas, el autor
profesaba su genuino deseo de servir al Rey para [p.73]
restaurar al Perú su antiguo esplendor, así como su
compromiso con el bien común, la exhibición de la verdad y
el amor a la patria. Dedicaba su manuscrito al ministro de
Estado y del Consejo de Indias, el reformista anglófilo
Josef de Carvajal y Lancaster, pero el tratadista prefería
permanecer anónimo para así poder informar mejor a
Carvajal, afirmando, eso sí, su condición confiable y de
noble cuna. Algunas observaciones claves de este texto más
temprano coinciden con puntos centrales del informe
confidencial de Ulloa y Juan. Existen, además, indicios de
que Ulloa leyó este bien razonado tratado poco antes de
escribir el «Discurso». [35] Otros burócratas reformistas
también tuvieron acceso al tratado del autor anónimo que
se concentraba en apuntar los graves defectos de la
administración colonial. El mismo texto básico se volvió a
presentar al Rey en 1759 con un nuevo título, esta vez en
un momento en que se intensificaron las preocupaciones por
el contrabando en distintas partes del Imperio. En esta
ocasión, el autor señaló su nombre completo claramente:
Mariano Machado de Chaves, un súbdito de cierta fortuna
nacido en Lima pero de larga residencia en la corte de
Madrid, donde aparentemente perseguía un nombramiento
oficial. [36] [p.74]
En la versión del texto de 1747, Machado de Chaves
atribuía la decadencia del Perú al envejecimiento y
deterioro de las instituciones coloniales, pues «[el]
tiempo, traidor maligno de los establecimientos que lo
relaja todo». Además, la inmensa distancia, esa «otra
especie de tiempo» que separaba el reino del Perú de su
soberano, hacía imperativo el reforzar con nuevas leyes el
cumplimiento estricto de aquellas ya establecidas. La
disipación de las leyes «ha hecho indulto de la malicia,
desconocer al dueño del precepto, y de la misma confianza
ha labrado la ambición una infidelidad de usuras,
creciendo de lo inicuo a lo pésimo». [37]
[Machado de Chaves 1747: contra los virreyes de la
segunda generación - se desarrolla la codicia, la
corrupción y el robo masivo]
Las revelaciones de Machado de Chaves amplifican las
críticas de Ulloa contra los virreyes y oidores. Según el
primero, hubo tres generaciones distintas de virreyes en
los más de doscientos años de dominio virreinal del Perú
hasta 1747.
-- La primera generación [de virreyes] había impuesto la
pacificación del reino después de la conquista, fijando
recompensas adecuadas con encomiendas y cargos en el
gobierno, otorgados a los pocos españoles armados y
obedientes que enfrentaron a millones de indios vencidos.
-- La segunda [generación de virreyes] estaba más segura
de su dominio gracias al creciente número de españoles y a
la caída del de los indios. La ambición, entonces, comenzó
a imperar sobre el mérito y el honor de las armas, y los
virreyes alimentaban su sed codiciosa de ganancias
privadas concediendo favores a mineros y comerciantes.
-- Finalmente, la tercera [generación de virreyes]
contribuyó particularmente a la decadencia del Perú y
alcanzó la cumbre de la disolución, contando con la
asistencia de los oidores locales. Ahora, los virreyes
imponían la ley como si fueran príncipes absolutos, con
miras a conseguir «indultos pecuniarios » a cambio de
decidir contra la justicia, el derecho y la verdad:
«mutuados a un dictamen virreyes y oidores, es lo mismo
que unirse los lobos y los canes a devorar un rebaño [de
ovejas] porque el principal pastor se halla lejos [en
Madrid]». Más aún, como virreyes y oidores eran los
componentes claves del gobierno y la corte colonial,
Machado de Chaves pensaba que era necesario concentrar sus
observaciones [p.75] en el daño que ellos causaban, puesto
que otros oficiales y jueces «no solo imitan el ejemplo de
los mayores, sino que precisamente como súbditos obedecen
todas las libertades del arbitrio, creyendo que los que
mandan tendrán unos libros de leyes para los gobernados y
otros de derechos civiles para lo judicial». [38]
[Machado de Chaves 1747: virreyes católicos
"cristianos" criminales con "ingresos privados": festín
en el barco a partir de Paita - impuesto obligatorio
contra los corregidores - indultos - violación de
contratos de pólvora - robo de pagos para guarniciones -
derechos especiales para ciertos comerciantes y
capitanes - extorsión de funcionarios con "dificultades"
si no hacen regalos]
A su arribo al virreinato, y ya en las últimas 230 leguas
de viaje entre Paita [ciudad costera en el norte del Perú]
y Lima, los virreyes, su familia y su considerable séquito
eran alimentados, mantenidos y agasajados por los
corregidores y otros funcionarios locales. Para su
beneficio privado, los virreyes imponían un gravamen
obligatorio a quienes ya habían sido nombrados
corregidores por el rey. El monto de dicho impuesto
variaba según el tamaño de la familia y de los parientes
del virrey. Luego, los virreyes concedían indultos el día
de su santo o de su cumpleaños, a una tasa acostumbrada de
hasta cuatro mil pesos. Asimismo, explotaron en provecho
propio contratos privados para el suministro de pólvora y
paga de las guarniciones, además de permitir un tráfico
ilícito a ciertos comerciantes y capitanes. Los virreyes y
sus parientes obtenían la mayor parte de sus beneficios
privados con estas actividades ilegales. Además,
encontraban ventajoso que los oficiales se enfrascaran en
largos litigios y juicios de residencia. En consecuencia,
todo funcionario, ya fuera de alto o de bajo rango, el
clero [de fantasía de Jesús] inclusive, estaba obligado a
entregarle obsequios para ganarse así el favor del virrey.
[Machado de Chaves 1747: funcionarios católicos
"cristianos"-criminales se hacen cargo de las maniobras
criminales de los virreyes: Los jurados aceptan sobornos y
encubren al criminal clero católico - El Ministerio de
Hacienda retrasa las órdenes de pago - El clero soborna a
las autoridades para la reforma de las casas - Advertencia
de disturbios].
[Machado de Chaves 1747:
Katholisch-"christlich"-kriminelle Beamte übernehmen die
kriminellen Manöver der Vizekönige: Geschworene lassen
sich bestechen und decken den kriminell-katholischen
Klerus - Finanzministerium verzögert Zahlungsbefehle -
Klerus besticht Behörden für Hausrenovationen - Warnung
vor Aufständen]
De esta manera, los abusos cometidos por los funcionarios
subalternos quedaban protegidos y se multiplicaban por
doquier. Los
oidores enfrascados en
litigios excesivos recibían un tributo ilegal de otros
oficiales y favorecían los abusos del clero, entre otras
corruptelas. [39] Los
oficiales de las reales cajas
[ministerio de finanzas] retrasaban interesadamente el
cobro de las deudas al real tesoro, con lo que se
generaron pérdidas fiscales de alrededor de diez millones
de pesos en cinco décadas.
Miembros del clero [de
Jesús de fantasía], a su vez, sobornaban a las
autoridades para remozar sus propiedades y cubrir sus
faltas. De no aplicarse remedios urgentes a todos estos
abusos,
advertía Machado de Chaves,
surgirían alzamientos de descontento [p.76] popular en
nombre de la «libertad de la patria», similares a los
ocurridos desde 1730 en
Paraguay, Cochabamba
[Bolivia alta] y Oruro [Bolivia alta]: «digno
fantasma a temerse en todos los pueblos, y mucho más en el
Perú, donde todo respira esclavitudes y se hacen tiranía
las leyes». [40]
[Felipe Guamán Poma 1615: lamenta anarquía,
orden+justicia+principios "cristianos" socavados por
corrupción, maltrato de indígenas por autoridades+por el
clero de fantasía de un Jesús falso - apela a una
"cristianización" forzada de todos los indígenas]
Ya antes de Machado de Chaves y Ulloa, otros autores
críticos consideraron la corrupción de los principios del
gobierno y la justicia por parte de codiciosos
funcionarios, como un serio problema, presente desde el
temprano siglo XVII. Estos críticos sostenían que el real
interés en el
orden público y la justicia, así como
los principios cristianos [de Jesus de fantasía],
se veían seriamente socavados por prácticas ilegales pero
comunes. Estos críticos incluían a autores de memoriales y
crónicas que documentaban abusos cometidos contra los
indios y clamaban por reformas. [41] Hacia 1615, el
cronista
Felipe Guamán Poma de Ayala
produjo una singular crónica indígena con ilustraciones
realistas y críticas. A pesar de que la vigorosa denuncia
de Guamán Poma fue ignorada y archivada por las
autoridades reales, podemos considerarla como el primer
tratado contra la corrupción que generaba el
maltrato
a los indios por parte de las autoridades y el
clero. Guamán Poma consideraba su obra útil para enmendar
a corregidores, encomenderos, curas y mineros, así como
para realizar nuevas y justas residencias y visitas de
indios. Se trató de un
intérprete y artista
discípulo del cronista español
fray Martín de Murúa,
que criticó el legado del
virrey Francisco de
Toledo, en parte como esfuerzo personal para
reivindicarse como
cacique principal de Huamanga.
Se oponía a la mezcla de razas o mestizaje, y defendía una
alternativa utópica premoderna y religiosa frente a las
corruptelas observadas, en la cristianización estricta de
los indios. [42] [p.77]
[Juan de Aponte 1622: decadencia del Perú por
corrupción sin fin - honrados servidores del rey no
reciben gratificaciones]
Siguiendo una tradición distinta, el sargento
Juan
de Aponte escribió uno de los primeros
proyectos arbitristas y reformistas en 1622, con el
objetivo de contrarrestar la corruptela. [43] Aponte,
nacido en Granada pero residente de Huamanga [región
andina de Ayacucho], donde firmó su «representación» o
«memorial», dirigió su escrito al Rey como ejemplo de la
responsabilidad que sus verdaderos súbditos tenían de
informarle de la notable perdición del Perú y de la
necesidad de su «gran reformación». Al final de su
memorial subrayó sus fieles servicios al Rey durante diez
años en un navío de la Mar del Sur, habiéndose retirado
sin «premio» alguno. Concluyó sombríamente que los buenos
y honestos servicios en el Perú se recompensaban mal, pues
«todo corre fundado en interés, y los que tienen pueden y
los pobres mueren». [44]
[A los virreyes católicos "cristianos" criminales solo
les interesa su propia cuenta bancaria - la justicia no
les interesa]
La opinión de Aponte sobre los virreyes coincidía mucho
con la que Machado de Chaves emitió posteriormente sobre
la segunda generación de estos gobernantes. Aunque la
reforma administrativa era urgente, los virreyes no se
interesaban en aplicarla debido al beneficio privado que
esperaban llevarse consigo a su regreso a España. [45]
[p.78]
[Bocetos y dibujos sobre
virreyes corruptos del Perú]
La representación visual de la corrupción no es
una tarea fácil pues sus transacciones son por
lo general clandestinas y complicadas. Las
ilustraciones históricas de la corrupción
abarcan el simbólico intercambio de dinero o
monedas, dilapidados tesoros nacionales
representados por explotadas vacas lecheras o
mulas, tentáculos envolventes, ladrones
enmascarados, juegos de cartas, y culpables
encarcelados, como se expone en las
ilustraciones que aparecerán a lo largo de
los capítulos. Dichas imágenes demuestran
el costoso impacto del soborno y la corrupción
en la percepción y opinión públicas.
Fig. 1. Acumulación de riqueza privada entre las
autoridades virreinales: «Corregidor y
encomendero tienen pendencias sobre los reales
quien ha de llevar más». Crítica representación
gráfica de la dañina confluencia de intereses
públicos y privados en la temprana
administración colonial peruana. [In]: Felipe
Guamán Poma de Ayala, «Nueva corónica y buen
gobierno», 1615, f. 495. Biblioteca Real,
Copenhage, Dinamarca. [p.79] |
|
[Juan de Aponte 1622: Oidores (jurados) sobornados, mal
uso de las finanzas, corregidores como langostas: el
vino de contrabando se vende caro a los nativos, juegos
de cartas]
Asimismo, el principal interés de muchos [p.78] oidores
era enriquecerse, mientras que los oficiales de cajas
reales, a los que se debían supervisar cercanamente y
prohibirles granjerías privadas, se aprovechaban del real
tesoro en sus tratos con particulares. Los corregidores
eran como langostas, proseguía Aponte, pues actuaban más
como mercaderes y tratantes que como jueces, al introducir
ilegalmente grandes cantidades de vino en sus
corregimientos para su venta a un alto precio a los indios
de sus distritos, además de albergar juegos prohibidos de
cartas.
[Juan de Aponte 1622: Abuso de poder en las minas de
Huancavelica (Andes del Perú): Defectos de construcción,
falta de mantenimiento, derrumbamiento de las minas,
muchos indígenas mueren - las autoridades roban mineral
de mercurio en lugar de pagar con él a los indígenas -
no hay ventilación adecuada, no hay pozo de drenaje -
muy pocos mineros, exceso de trabajo, muerte por
agotamiento+enfermedad - comunidades indígenas
empobrecidas - liberación de la esclavitud de las minas
mediante de compra de liberación ilegal]
Entre los muchos males identificados por
Aponte en
1622, el más dañino para la economía colonial
era la administración corrupta del asiento minero de
Huancavelica. Su manejo como monopolio real era
desastroso: «[es] el peso y lastre de este reino del Perú,
y la cosa que V. M. [vuestra mayestad] más encarga todos
los años y en la que menos diligencias se hacen de su
aumento». [46] Las minas de Huancavelica habían sido
trabajadas en forma negligente desde su temprana
explotación. Los estribos y arcos que sostenían los techos
de las minas habían sido dañados o destruidos en la
búsqueda por obtener mineral en forma fácil sin cuidar la
infraestructura esencial y su restauración. En
consecuencia, los
frecuentes derrumbes mataban a
muchos indios que trabajaban en las minas. Las
autoridades no castigaban esta práctica abusiva y costosa.
Más aún, las autoridades se apropiaban de parte del
mineral de mercurio producido en lugar de distribuirlo,
como era propio, entre los mineros de plata que lo
necesitaban para sus obras de refinamiento. Los oficiales
reales tampoco implementaban mejoras e imprescindibles
técnicas como la debida ventilación y un socavón de
desagüe. Los indios reclutados en número insuficiente a
través del sistema de la mita eran sobreexplotados. Muchos
de ellos
morían debido al agotamiento y a las
enfermedades. Las
empobrecidas
comunidades de indígenas y sus curacas se
veían precisados a pagar por la exoneración de este
servicio laboral en las minas. Con la complicidad de los
corregidores, los mineros se beneficiaban de estos
pagos
ilegales, abusaban de los indios que
trabajaban para ellos y
atentaban contra la
productividad de las minas. [47]
[Constantino de Vasconcelos sobre la mina de mercurio
en Huancavelica: Los católicos criminales son dueños de
las minas y quieren explotar el mercurio sin
ocuparse de la infraestructura - y los mismos católicos
criminales son dueños de las minas y NO quieren mejorar
las condiciones]
La imagen que Aponte tenía de la situación de las
minas
de Huancavelica queda corroborada por la
correspondencia oficial de la segunda mitad del siglo XVII
y de las décadas posteriores. En 1645, el
marqués
de Mancera, virrey entre 1639 y 1648, afirmó
que, al asumir su cargo, la minería del mercurio en [p.80]
Huancavelica se hallaba en una notoria condición
miserable, debido a los ruinosos derrumbes, ocurridos no
hacía mucho, que hacían muy difícil la extracción el
azogue. [48] El asunto era urgente porque la preservación
de los reinos del Perú y, en consecuencia, la de la propia
monarquía, dependían de la recuperación de la mina. Se
consideró, entonces, concluir un socavón que yacía sin
terminar desde comienzos del siglo XVII. Mancera le
encargó a
Constantino de Vasconcelos, un
talentoso especialista de notable integridad y exento de
intereses, que visitara la mina y propusiera soluciones
técnicas. Este estudioso de matemáticas, geometría,
arquitectura y dibujo concluyó que la causa principal del
estado ruinoso de la mina era el método de explotación
desorganizado y negligente.
Los explotadores
[dueños de las minas, los mineros] se concentraban en
la extracción e ignoraban la infraestructura de la
mina. A partir del plano detallado que hiciera
del lugar, Vasconcelos recomendó que se racionalizaran los
trabajos mineros. Su asesoría técnica se topó, sin
embargo, con la oposición de personas interesadas en
desvirtuar los cambios propuestos y seguir con las
destructivas prácticas del pasado.
[Se puede suponer: Los "altos católicos" en el Virreinato
del Perú son TODOS alcohólicos con riqueza y vino y ya no
son capaces de pensar inconfundiblemente con prevención y
mantenimiento - el Rey de España tiene gente de basura en
su cuadro en "América Latina", también debido a la
extensión excesiva de las fronteras de su imperio, "donde
el sol nunca se pone"].
[Huancavelica con Luis de Sotomayor: solo quiere
buscar las mejores minas de mercurio y seguir como hasta
ahora]
Luis de Sotomayor Pimentel, un familiar
laico de la Inquisición e integrante del círculo íntimo
del virrey, fue nombrado, entonces,
gobernador de
Huancavelica, un cargo tradicionalmente
reservado a los oidores de Lima.
Sotomayor rechazó
totalmente las prudentes innovaciones planteadas por
Vasconcelos. Insistió, por el contrario, que
la mejor forma de proceder era dirigirse hacia las venas
más ricas del mineral, reparando la mina allí donde fuera
necesario, usando la mano de obra indígena y siguiendo
prácticas de larga data. [49]
[Mina de mercurio en Huancavelica 1649: vendettas de
saqueo, fallas de construcción - para 1660 la mala
administración católico-criminal sigue aumentando, la
producción sigue disminuyendo - 100 años así hasta Ulloa].
[Quecksilbermine in Huancavelica 1649: Plündeurngen,
Baufehler - bis 1660 nimmt die katholisch-kriminelle
Misswirtschaft weiter zu, die Produktion geht weiter
zurück - 100 Jahre weiter so bis Ulloa]
Unos cuantos años más tarde era claro que la
situación
de Huancavelica no había mejorado. Por el
contrario, una nueva visita e inspección de la mina en
1649 verificó abundantes daños que conllevaban elevados
riesgos para los arcos y estribos debido al saqueo y los
errores. En tal estado, sostenían los [p.81] inspectores,
la operación de Huancavelica no merecía llevar la
denominación de «mina». [50] En la década de 1660 se
reportaron otros problemas como la continua caída de la
producción y el mal manejo de los fondos por parte de los
funcionarios en Huancavelica. [51] Casi un siglo después,
el reformador técnico ilustrado
Don Antonio de
Ulloa habría de enfrentar problemas similares
durante su gestión como gobernador de Huancavelica. [p.82]
Purgatorio minero -
[Ulloa en Huancavelica 1758-1764]
[de 1749: Ulloa se convierte en "informante" de la
"nobleza" en F, B, DK, S - platino encontrado - oficial
naval en Cádiz - investigación en Huancavelica].
Luego de presentar su informe confidencial sobre el mal
gobierno del Perú en 1749, Ulloa se desempeñó como
informante secreto y agente de la Corona en
Francia, Flandes, Dinamarca y Suecia a comienzos del
decenio de 1750. [52] Bajo la apariencia de un erudito
matemático, Ulloa brindó al gobierno información delicada
sobre puertos, canales, caminos, factorías, minas y mano
de obra en esos países. Sus contribuciones científicas
fueron reconocidas en Europa e incluían la información
inicial que proporcionó sobre un metal aún por bautizar,
luego denominado
platino, con el que se
topó durante su primer viaje americano. Luego radicó en
Cádiz
y sirvió como
oficial naval hasta que
aceptó el
nombramiento en Huancavelica.
[Las fuerzas locales defienden su criminalidad con
fraudes y contrabando: los virreyes Palata y
Castelfuerte supuestamente no tienen bastante poder]
Anteriores intentos por reformar la pésima administración
minera, el fraude y el contrabando habían sido
opuestos
y derrotados por la interesada oposición local.
Es el caso de los gobiernos de dos virreyes reformistas:
el
duque de la Palata (1681-1689) y el
marqués
de Castelfuerte (1724-1736). [53] Ulloa
conocía [p.82] el grado de dificultad asociado a su nuevo
puesto, pero no podía prever la seriedad de los problemas
que le esperaban en lo que posteriormente llamó «un
purgatorio de continuos desabrimientos». [54]
[Informes de Ulloa como observador - desde noviembre
1758 en Huancavelica como gobernador - reporte "Relación
de gobierno" 1763 - cartas con análisis y pierde pleitos
contra invenciones criminales católicas - los criminales
expulsan a Ulloa 1764]
Los informes de Ulloa contra la corrupción antes de asumir
su cargo en Huancavelica habían sido elaborados desde el
punto de vista de un observador confidencial. Como
gobernador de Huancavelica, a partir de noviembre de
1758, sus observaciones sobre las serias
distorsiones administrativas locales emanaban de las
propias entrañas de la burocracia colonial. [55] En su
extensa e importante
«Relación de gobierno» (1763),
la situación descrita es aún peor a la de su
«Discurso»
(1749). [56] Ulloa también dejó para la
posteridad
otro informe oficial basado en
su experiencia administrativa andina e
incontables
cartas oficiales con valiosa información
crítica. Además se vio envuelto en
diversos juicios
y procesos legales en los cuales tuvo que
defenderse de
maliciosas acusaciones. [57]
En resumen, Ulloa se enfrentó a un bastión de intereses
corruptos, [p.83] coludidos con las más altas autoridades
coloniales, y perdió. El honrado e ilustrado administrador
tuvo que dejar el Perú en 1764, incapaz de
cambiar las redes e intereses que siguieron socavando la
economía colonial peruana.
[Corrupción y negligencia en Huancavelica daña al
imperio español - intentos de reforma desde 1710 -
dueños de minas de mercurio y plata ya no son rentables
más+están endeudadas a la Corona]
Las autoridades de la corte en Madrid entendieron bien la
importancia que tenían las minas de Huancavelica para la
economía imperial, basada en la producción y circulación
de la plata;
por ello el decaimiento de las minas
de mercurio andino trajo serias pérdidas para todo el
Imperio. Desde la segunda década del siglo
XVIII, los burócratas de la monarquía borbónica habían
tratado de reformar la decadente situación de la
administración y el gobierno de Huancavelica y del
virreinato, tal como la describieran
Aponte,
Mancera y Vasconcelos. Pero estos esfuerzos
tuvieron resultados mixtos.
Los mineros de mercurio
y plata sufrían una crónica escasez de capital.
Vivían endeudados con la Corona y a merced
de acreedores mercantiles privados y autoridades locales
que ofrecían crédito usurario a los mineros.
[Estas características indican un alcoholismo severo en la
clase alta blanca cacólica del Perú: los católicos
"cristianos" criminales "altos" están tan borrachos de
vino que no les importan los problemas, rechazan
soluciones de problemas y se ríen de sus deudas].
[Medidas de intervención en Huancavelica: créditos
para la compra de plata - gestión de créditos por
gobernadores locales - suministro de mercurio a crédito
- dueños de minas habían vendido mercurio en forma
privada - privados habían producido plata piñera en
forma privada y la habían contrabandeado]
Un paso importante para aliviar la crisis minera fue la
introducción de adelantos en efectivo del
tesoro real a los mineros de azogue para asegurar así la
compra del mercurio a precios oficiales.
El manejo
de estos fondos crediticios fue transferido de
las manos de los virreyes y oficiales reales de Lima
a
las de los más honestos y recién nombrados
gobernadores de Huancavelica. El tesoro real
también empezó a
suministrar mercurio a crédito a
los mineros de plata del virreinato. Así, los
mineros del azogue disminuyeron la
venta ilegal del
metal líquido a compradores privados que lo
desviaban hacia la producción de
plata piña, no
registrada ni gravada, destinada al contrabando.
En consecuencia, la producción de plata destinada al pago
del quinto real se incrementó. Todas estas medidas le
dieron un muy necesario impulso a la economía andina de
plata a comienzos de la década de 1750. [58]
[Huancavelica: obra de reforma por 2 gobernadores
Jerónimo de Sola y Gaspar de la Cerda y Leiva -
Gobernador Pablo de la Vega y Bárcena destruye la obra
de reforma e instala la corrupción+tiranía+contrabando
de antes - en Nov. 1758, Uolla tiene que corregir un
desastre]
Sin embargo, para cuando Ulloa se hizo cargo del gobierno
de Huancavelica, la vieja corrupción había regresado con
fuerza. El interino gobernador anterior,
Pablo de
la Vega y Bárcena (1755-1758), había deshecho
el orden y la [p.84] labor reformista de los dos
gobernadores que lo precedieron,
Jerónimo de Sola
y
Gaspar de la Cerda y Leiva. Según Ulloa,
citando lo que consideraba era la confesión de parte de
Vega, la mina de Huancavelica se explotaba sin
preocupación alguna por su derrumbe; la contabilidad y
tesoro real quedó a merced de los fraudes de los oficiales
e «inteligencias particulares»;
el monopolio de la
compra y distribución del mercurio se convirtió en
objeto de utilidad privada; la
tiranía
había reemplazado al buen gobierno; y el
cohecho
[coimas] dominaba la administración de
justicia.
[Ulloa en Huancavelica desde Nov. 1758: Pablo de la
Vega deja un desastre con abuso+fraude contra la Corona
- enriquecimiento con más de 30.000 pesos anuales +
sobornos con lingotes de plata]
Al momento de tomar posesión del mando, Ulloa no recibió
de parte de Vega, como era debido, los acostumbrados
informes contables de los tres ramos más
importantes:
tesorería, gremio de mineros y azogue.
Por el contrario,
Vega había dejado un desorden
monumental que escondía
innumerables
abusos y fraudes contra los intereses reales.
A través de medios ilícitos, Vega había ganado más de
30.000 pesos al año durante su mandato. Esta era una cifra
extraordinaria si se considera que el salario legal anual
de un oidor de Lima suponía entre 4.000 y 5.000 pesos, y
el de un oficial de caja real, 400 pesos al año, mientras
que a un trabajador minero libre se le pagaba 4 pesos a la
semana o unos 200 pesos anuales. Las más altas autoridades
permitían tal desmesurada e ilícita ganancia, pues
recibían
regalos en la forma de barras de
plata por el día de su santo o cuando quiera que
enfrentaban alguna dificultad. El no participar en tal
costumbre
de cohecho y soborno le trajo, a Ulloa, muchos
problemas durante su gobernación. [59]
[Ulloa en Huancavelica de Nov. 1758: Sus competentes
proyectos de reforma son saboteados por explotadores de
minas+controladores+permisos falsos, robo de mineral en
estribos+instalación de escombros - derrumbes ruinosos
en túneles de minas - delitos en calculaciones,
liquidaciones+abusos contra indígenas]
Ulloa decidió aplicar su conocimiento científico y técnico
para lograr la extracción más eficiente del mineral de
mercurio y reformar la organización de la mina. Sin
embargo, los mineros y veedores oficiales se coludieron
para desobedecer y sabotear las órdenes y regulaciones
técnicas dictadas por Ulloa. Desconfiando de los veedores,
Ulloa tuvo que verificar personalmente las condiciones
físicas de las minas en forma periódica. Demostró, así,
que las tareas urgentes de mantenimiento y reparación de
paredes, techos y estribos de las minas, así como la
limpieza y pavimentado de los socavones de drenaje de
San
Javier y San Nicolás, se habían retrasado
negligentemente. Los mineros se resistían a cumplir estas
obligaciones y conseguían, más bien,
permisos
falsificados para trabajar sitios prohibidos
dentro de la mina, en los que
extraían el mineral
de estribos estructurales y
luego
cubrían la extracción ilegal con desmonte (escombros
de la mina) que [p.85] debía sacarse de la
mina. Los derrumbes peligrosos y ruinosos ocurrieron
debido a obras ilegales de mineros como
Francisco
Gómez y Baltasar de Cañas, yerno y concuñado
respectivamente del veedor José Campuzano. Los otros
supervisores,
Fernando Anthesana, Juan Afino y
Francisco San Martín eran también culpables de
fraude y complicidad con otros mineros y comerciantes
inescrupulosos. [60] Además, como lo había hecho en su
«Discurso» de 1749, Ulloa también denunció los
excesos
de los repartos, el fraude en la cuenta de los indios
tributarios y el abuso de la mano de obra indígena.
[61]
[Ulloa en Huancavelica: baja la calidad del mineral,
se rechazaron inversiones en hornos y equipos - medidas
con el programa "Minería del Rey" son rechazadas por los
operadores mineros por temor al control fiscal - Gremio
de Mineros de Huancavelica sigue delinquiendo]
Con respecto a la
calidad decreciente del mineral
en Huancavelica, Ulloa confirmó que los
depósitos más profundos tenían menor contenido metálico.
Sin embargo, culpó al gremio de mineros por no implementar
las
inversiones necesarias en hornos e insumos
para incrementar la productividad. Ulloa incluso
experimentó con operaciones mineras financiadas por el
erario real, en una iniciativa que se llamó la
Minería
del Rey y que fue muy rechazada por los
mineros, quienes temían el eventual control fiscal de las
actividades mineras en Huancavelica. Ulloa pronto
reconoció la imposibilidad de reconciliar los intereses
del gremio de mineros con los del Rey y su hacienda. Si
ocurrían monstruosidades en la asociación de los hombres,
Ulloa afirmaba, en ninguna otra sociedad era esto más
cierto que en la del
gremio de mineros de
Huancavelica.
[Ulloa en Huancavelica: rechaza y prohíbe los sobornos
- los explotadores de las minas siguen vendiendo
mercurio de forma privada y no pagan sus préstamos - los
beneficios privados se reparten con los funcionarios -
las arcas reales pierden los préstamos + no hay más
préstamos]
Los mineros usualmente daban
regalos al
gobernador de Huancavelica, además de
beneficiarlo
con lo que cobraba de derecho por cobijar juegos de
cartas en su morada, costumbres que Ulloa
rechazó y prohibió. Aún más, a pesar de recibir adelantos
del erario para financiar la producción, los mineros
realizaban
ventas ilegales de azogue [mercurio] a
particulares en lugar de pagar sus deudas al
gobierno y depositar el mineral en los reales almacenes.
[62] Los
oficiales reales también obtenían
ganancias ilegales al otorgar adelantos sobre el azogue a
mineros descapitalizados, quienes luego revendían el
mercurio a mayor precio y
compartían [p.86] la
ganancia con los oficiales. Así transcurrieron
años de descuido fraudulento en la cobranza de las deudas
de mineros con el erario y
arcas reales [el
ministerio de finanzas] perdieron los fondos
necesarios para continuar o expandir el sistema
crediticio oficial de adelantos en efectivo y mercurio.
[63]
[Ulloa en Huancavelica 1760: Arrestos de los
inspectores Campuzano y Afino junto con el ayudante José
Gordillo en octubre de 1760 - El cura Manuel Joseph de
Villata hace especulaciones con harina - El cura Antonio
Segura secuestra una mujer joven].
En octubre de 1760, harto de la incompetencia técnica, la
insubordinación y los abusos, Ulloa encarceló a los
veedores principales
Campuzano y Afino,
junto con su asistente
José Gordillo,
acusándolos de permitir la explotación riesgosa de la mina
y de exiliar a varios mineros. [64] Entre los partidarios
de los veedores encarcelados se hallaban el contador real
Juan Sierra y el clérigo [de Jesús de Fantasía]
Juan
José de Aguirre. Ulloa se había enemistado
anteriormente con tres sacerdotes seculares en
Huancavelica, en incidentes separados. En 1759, el
gobernador Ulloa había culpado al sacerdote [de Jesús de
Fantasía]
Manuel Joseph de Villata de
especular con la harina y contribuir, así, a su peligrosa
carestía. Asimismo, había sancionado al sacerdote
Antonio
Segura por secuestrar a una joven mujer. Ulloa
también había rechazado las pretensiones de Aguirre de ser
su asesor.
[Suplemento:
Se puede ver claramente: los católicos locales y
criminales de fantasía de Jesús se divierten violando las
leyes y ejerciendo cualquier violencia, y eso es solo una
expresión del alcoholismo católico con vino sin fin].
[Ulloa en Huancavelica: Intriga del clérigo criminal
jesuítico Juan José de Aguirre contra Ulloa - Aguirre
pudo exigir honorarios excesivos por derechos de mina -
viene una "Visita" de Lima y sale la liberación de los
criminales clérigos jesuíticos - Católicos criminales en
la corte de Lima conspiran contra Ulloa]
El virrey en Lima y el obispo [de Jesús de Fantasía] de
Huamanga [región de Ayacucho en los Andes] hicieron poco
por corregir las transgresiones de estos clérigos [de
Jesus de Fantasía], al tiempo que Ulloa denunciaba su
falta de respeto a la autoridad, su
abuso de los
indios y sus
públicas palizas
proferidas a curacas. Según Ulloa,
Aguirre
se había beneficiado con la anterior administración de
[Pablo de la] Vega que le permitía
cobrar
en exceso por derecho de entierro. Por su
parte, Aguirre se enfrascó en una campaña por defenestrar
a Ulloa y reemplazarlo con Vega como gobernador y
Campuzano como veedor. Enfrentado a esta conspiración,
Ulloa logró una orden para evacuar a Vega de Huancavelica.
[65] Aguirre organizó entonces una campaña local paralela
y casi subversiva para descalificar y denigrar la
actuación de Ulloa en el encarcelamiento de los veedores y
mineros que ya habían confesado su culpa. Además, Aguirre
movilizó a sus contactos en la Corte del virrey conde de
Superunda (1745-1761) y su sucesor Manuel Amat y Junyent
(1761-1776). Las quejas de Aguirre condujeron a
una
visita oficial a finales de 1761 con misivas
deshonestas. Cristóbal de Mesía, oidor de Lima,
llevó a cabo la visita en Huancavelica, con el
corregidor
Carlos Platsaert como testigo [falso]. Esta
intervención concluyó con la excarcelación [p.87] de los
funcionarios apresados y la interrupción de su proceso
legal. [66] Ulloa ronto se enteró de que varios miembros
de la Audiencia de Lima y hasta el mismo
Amat
se habían parcializado en su contra y favorecido a sus
enemigos en Huancavelica por instigación del obscuro
asesor
legal de Amat, José Perfecto de Salas. [67]
[Suplemento:
Los católicos NO son "cristianos", pero son CRIMINALES que
DEFIENDEN su criminalidad o DEFIENDEN a sus superiores
criminales por falsa lealtad y toman mucho vino para
alimentar su alcoholismo. Esto es el caso en TODOS los
estados que todavía se llaman "católicos" hasta hoy
(2023). Las intrigas y conspiraciones se organizan en la
lección de Biblia, donde el pastor es el agente y el líder
de las conspiraciones. El pastor es instruido por el
Vaticano criminal y por los servicios secretos criminales
del Vaticano: Opus Dei Gay y por la logia gay P2 o logia
P3].
[Ulloa en Huancavelica: "investigación" del fiscal de
Lima Sr. Diego de Holgado contra Ulloa - INVENCIONES
contra Ulloa - virrey corrupto Amat exige 10.000 pesos
anuales de soborno del gobernador de Huancavelica, lo
que Ulloa rechaza - virreyes Superunda y Amat negocian
ilegalmente la venta de distritos enteros (expropriando
indígenas de territorios) - el fiscal Holgado favorece a
un supervisor incompetente para transportes de mercurio]
Los redoblados esfuerzos realizados en contra de Ulloa
llevaron a una segunda averiguación oficial, encabezada
por
Diego de Holgado, el fiscal de la Audiencia de
Lima que le abrió un juicio de residencia. A
pesar de las decisiones judiciales iniciales, favorables a
Ulloa,
[el virrey] Amat y [el fiscal] Holgado
procedieron con nuevas investigaciones que minaron por
completo la autoridad de Ulloa y
lo acusaron [con
INVENCIONES] de haber cometido los mismos delitos de
corrupción que él había denunciado. Reportó a
sus superiores en Madrid que Amat era un virrey venal,
enfurecido porque Ulloa se había rehusado a entregarle el
soborno acostumbrado de 10.000 pesos con el
cual el puesto de gobernador de Huancavelica estaba
extraoficialmente gravado para beneficio privado del
virrey. [68] Más aún, en su «Relación de Gobierno», Ulloa
criticó la escandalosa venta de corregimientos y otras
transgresiones efectuadas [p.88] por los virreyes
Superunda y Amat. [69] Del mismo modo,
Gaspar Alejo
de Mendiolaza, el antiguo asentista del
transporte del azogue en mula, acusó al
[fiscal]
Holgado de haber abusado de su cargo y, por
tanto, de haber puesto en peligro el suministro
estratégico de recursos, al favorecer a un nuevo postor
del asiento que no contaba con el capital suficiente. [70]
[Suplemento:
Entre los "altos católicos" el crimen tiene un sistema -
no hay "altos católicos" sin crimen, porque son
seleccionados para los "altos puestos" en los estudios
bíblicos - quien cree en la Biblia de fantasía, quien
domina el arte de la mentira y de la intriga y qien cumple
con los sobornos y las coimas, puede permitirse TODO en el
mundo de los católicos criminales - así es la corrupción
católica que corre siempre contra los lógicos y contra las
personas justas. Este sigue siendo el caso (2023) en los
estados católicos y sobre todo en el Vaticano pedófilo gay
criminal de droga mismo].
[Ulloa en Huancavelica: distracción por juicios FALSOS
- la producción de mercurio aumenta de todas formas -
tras la expulsión en 1764 la producción de mercurio
vuelve a caer - los nuevos reformadores vuelven a
fracasar - apenas queda mercurio hasta 1813 - ruina de
Huancavelica a partir de la independencia]
Los esfuerzos reformistas de Ulloa para efectuar mejoras
técnicas en la mina e infraestructura urbana de
Huancavelica fueron socavados por los líos legales en los
que se vio envuelto. [71] Aun así, el nivel de la
producción de mercurio y plata durante su administración
se incrementó, aunque volvió a caer luego de su partida.
Intentos subsecuentes por reformar la administración de
las minas de Huancavelica y superar los problemas técnicos
también fracasaron. Con muy breves intervalos de mejoría,
la producción de Huancavelica continuó en decadencia hasta
1813, cuando apenas producía una pequeña fracción de lo
que había arrojado con Ulloa. Su ulterior ruina devino con
la independencia. [72] [p.89]
[Suplemento:
Este comportamiento es absolutamente como el de los
alcohólicos: celebran su alto crimen y su rabia
destructiva hasta que llega la muerte]
[Autodestrucción por corrupción sistemática
"cristiana"-católica en la minería peruana: abandono,
derrumbes, malas condiciones de trabajo para los
indígenas, aumento de costes para la producción de
mercurio+plata].
La minería peruana sufrió así un revés histórico debido,
en no poca medida, a prácticas corruptas persistentes. En
consecuencia, la sistemática corrupción colonial tuvo tres
principales efectos en la economía local e imperial: el
descuido y abandono técnico y operativo de las minas de
mercurio, el deterioro de las condiciones laborales de los
indios que allí trabajaban, y el alza en el costo de
financiación y producción tanto del mercurio como de la
plata.
[de 1764: Huancavelica sin Ulloa - orden para ir a
Cuba, luego para ir a Luisiana - última carta al virrey
Amat que es criminalmente corrupto con la lista de sus
crímenes - el sucesor de Ulloa en Huancavelica pasa a
ser Carlos Beranger, dependiente de Amat - Amat penaliza
con arresto familiar contra el fiador de Ulloa: Juan de
Alasta]
Intereses adversos a la reforma y profundamente arraigados
vencieron a Ulloa, así como a otros reformadores que le
precedieron, tal como frecuentemente ha sucedido en el
transcurso de muchos intentos históricos por efectuar
reformas administrativas y técnicas en el Perú. Las
repetidas peticiones de Ulloa para ser relevado de sus
deberes en Huancavelica fueron finalmente atendidas en
Madrid. En julio de 1764, Ulloa recibió la orden de viajar
a
Cuba para luego asumir la
gobernación
de Luisiana. [73] Al virrey Amat se le ordenó
no interferir con la partida de Ulloa. Desde Panamá, Ulloa
le escribió una última y cáustica
carta a Amat
enumerando los delitos que había permitido
quedaran sin castigo, entre los cuales mencionaba su
reemplazo por
Carlos Beranger, un
dependiente del propio Amat en la gobernación de
Huancavelica. [74] En venganza, Amat apresó a
Juan
de Alasta, partidario y fiador de Ulloa,
ligado a la acaudalada familia Mendiolaza. Languideciendo
en prisión, Alasta mostró señales de locura. [75] [p.90]
Fig. 2.
Virrey Manuel Amat y Junyent,
1761-1776. Virrey militar que personifica el abuso del
poder y la ganancia privada del corrompido sistema
colonial. Con la ayuda de su asesor legal,
Juan
Perfecto Salas y su círculo de clientela, Amat
se ensañó con el gobernador reformista Antonio de Ulloa.
Múltiples transgresiones legales del virrey y su entorno
se detectan en los juicios de residencia respectivos.
Retrato de Cristóbal Aguilar, 1769. Monasterio [de Jesús
de fantasía] de Nazarenas Carmelitas, Lima. Foto de Daniel
Giannoni. [p.91]
[Suplemento: Factor adicional del narcotráfico del
Perú a Italia y el dinero de la droga en el Vaticano de
Jesús de fantasía
Los "altos católicos" del Vaticano tienen más ingresos por
narcotráfico: no se sabe cuándo comenzó el tráfico de
cocaína entre Perú, Colombia y Ecuador con el Vaticano.
Este es entonces un factor adicional para el alto crimen y
los ingresos infinitos de la clase alta
criminal-católica-"cristiana" con su iglesia de Jesús de
fantasía. Las ganancias de la droga se mantienen en el
Banco del Vaticano y en su banco hermano UBS AG en Suiza
en cuentas privadas bloqueadas. Suiza es territorio del
Vaticano, que se proclama en el Palacio Federal de Berna
con la palabra "Curia". El cantón del Ticino está
controlada por la mafia Ndrangheta. La Ndrangheta maneja
los transportes de drogas y quizás "otros" transportes
entre el Caribe y el puerto de Tauro en el sur de Italia y
al Ticino. Un "centro de mando" católico es el Fidinam
fiduciario de la familia Tettamanti en Lugano].
Plata y contrabando
[Reporte de Ulloa de 1771: "Informes de D. Antonio de
Ulloa dirigidos a Carlos III" - cómo sale más ganancia
robando en lugar de mantener una administración honesta]
¿Cuáles fueron las raíces sistémicas más profundas de la
oposición corrupta a los esfuerzos reformistas de Ulloa en
Huancavelica? Para responder esta pregunta es necesario
analizar el entendimiento entre las autoridades políticas
y os intereses creados vinculados a la minería de plata y
su comercio, el financiamiento, los impuestos reales que
generaba y el contrabando al que daba lugar desde por lo
menos los inicios del siglo XVIII. Estas conexiones
favorecieron las ganancias privadas en desmedro de la
producción y la honesta administración. Una vez más, el
parecer de Ulloa sobre esta cuestión es valioso. Su último
y mayormente olvidado
tratado «Informes de D.
Antonio de Ulloa dirigidos a Carlos III» que
escribió en Cádiz en 1771, varios años después de su
pesadilla peruana como gobernador de Huancavelica se
refiere a este tema.
[Perú: La producción de plata necesita mercurio -
funcionarios corruptos manipulan las condiciones de los
préstamos de mercurio para ganancias privados - pago del
mercurio con plata piñonera sin sello y sin registro -
retraso en el pago de la deuda]
Vinculado al declive de la minería del azogue, el punto
neurálgico del Imperio español en América era la
producción de plata. [76] El tesoro real subsidiaba a los
mineros de plata proporcionándoles
azogue a crédito.
Pero los
oficiales corruptos de las cajas reales
en provincias imponían condiciones interesadas para los
adelantos en mercurio a los mineros. Especulando con la
diferencia entre el precio oficial y el de venta del
mercurio, en complicidad con aquellos mineros de plata que
lo recibían privilegiadamente, los oficiales reales y sus
socios privados se aseguraban ganancias ilícitas. Estos
oficiales reales también exigían
el pago del
mercurio con plata piña, es decir, plata sin
sellar ni quintar (toda plata producida estaba sujeta a un
impuesto del 20 por ciento, el quinto real, al momento de
fundirla en barras selladas oficialmente). Además, los
oficiales
demoraban el cobro de deudas
fidedignas al erario y la presentación de cuentas formales
causando, así, cuantiosas pérdidas a la Corona. [77]
[p.92]
[Tradición en el Perú: la plata de piña es la moneda
para el contrabando - los comerciantes de Lima sobornan
a los funcionarios de aduanas y al tribunal de comercio
- a la Corona en Madrid apenas le quedan ingresos
aduaneros]
La plata piña era el medio preferido para la adquisición
de artículos de importación de contrabando. De este modo,
el erario perdía aún más en derechos dejados de cobrar por
comercio de importación. Los comerciantes de Lima eran los
principales beneficiarios del contrabando, al sobornar a
los oficiales de aduana y a los jueces del Tribunal del
Consulado, institución que administraba la justicia
comercial y atendía los casos del gremio de comerciantes
de Lima. El enorme drenaje de los ingresos reales debido a
estas prácticas era objeto de suma preocupación para los
burócratas y reformadores en Madrid. Tratados tempranos
sobre el costo del contrabando (definido literalmente como
el contravenir un bando o decreto) subrayaban su carácter
ilícito, pues implicaba tratar con los enemigos del rey.
Combatir el contrabando era, pues, un esfuerzo necesario
para la conservación de la monarquía. [78]
[Rutas del contrabando en el Caribe: protestantes
(GB+NL) contra católicos (Esp) - católicos contra
católicos (F co. Esp) - asiáticos contra católicos]
Desde comienzos del siglo XVIII la Corona española
concentró su vigilancia en el contrabando, en especial
-- el de ingleses y holandeses, proveniente de Jamaica y
Curaçao (introducido a Panamá, Cartagena y Cuba),
-- el de portugueses de la colonia de Sacramento,
-- el del Pacífico asiático transportado a México, y
-- el de franceses a Buenos Aires y el Perú.
A través del Consejo de Indias [desde 1561 en el castillo
"Alcázar" en Madrid], la Corona implementó una serie de
órdenes, pesquisas y medidas con las cuales contener la
propagación de tan dañino tráfico y la participación de
sus propios súbditos en estas infracciones. Desde
principios del siglo xviii, el Consejo recibió información
alarmante de Lima sobre el notorio incremento del
contrabando en el Pacífico sur, realizado tanto por
aliados franceses como por enemigos ingleses y holandeses.
[79] Estos intereses extranjeros se vinculaban con los de
los comerciantes y oficiales locales a través del
contrabando. [p.93]
[Suplemento: Ampliación excesiva de las fronteras en
los imperios coloniales provoca criminalidad sin fin
El contrabando y la alta criminalidad siempre son causados
por exceder las fronteras cuando los gobiernos están
demasiado lejos de la escena del crimen. En un reino
"donde el sol nunca se pone", se puede asumir una
actividad gigantesca con contrabando y crimen
descontrolado de autoridades. Esto también es probable
para todos los demás imperios coloniales].
[El virrey Manuel de Oms de Santapau de Barcelona está
endeudado y quiere robar el Perú para recuperar riquezas
- lleva muchos familiares a Lima (!)]
El empuje reformista contra el contrabando en el Imperio
español coincidió con el ascenso de la dinastía Borbón en
España con Felipe V, nieto de Luis XIV, y con la Guerra de
Sucesión Española (1701-1714), que enfrentó a Francia y
España contra una coalición del imperio austríaco de los
Habsburgo, Inglaterra y Holanda. Paradójicamente, el
primer virrey que la monarquía borbónica nombró para
gobernar el Perú, el catalán
Manuel de Oms de
Santapau, marqués de Castelldosrius
(1707-1710), tuvo una conspicua participación en unos
escandalosos casos de contrabando francés durante su
gestión. El respaldo incondicional que Castelldosrius
diera a la causa borbónica como embajador español en la
corte de Luis XIV le ganó como recompensa, en 1702, el
cargo de virrey, pero no pudo embarcarse al Perú sino
hasta 1706, debido al descalabro del transporte por la
guerra naval. Castelldosrius
había perdido sus
propiedades en Barcelona cuando la ciudad cayó
bajo el control del partido de los Austrias.
Fuertemente
endeudado, el futuro virrey hizo promesas de devolver
favores, contando tal vez con la posibilidad de
recuperar su fortuna y enriquecerse en el Perú.
Castelldosrius solicitó la licencia de viaje acostumbrada
para un grupo inusualmente grande de parientes, criados y
dependientes: su séquito más cercano, que incluía a muchos
franceses, y la base de la corte que pensaba establecer en
Lima. [80]
[Un robo a un banco en Madrid habría atraído demasiada
atención, ¿tal vez es mejor en Perú, lejos de España?]
[Virrey Manuel de Oms (Marqués de Castelldosrius) en
Lima 1707-1710: promueve alianzas y fiestas de
literatos, músicos, intelectuales - alianzas
estratégicas con comerciantes que hacen negocios con
capitanes contrabandistas - 25% de participación en el
contrabando de Pisco, manejado por el sobrino del Virrey
Ramón de Tamaris - compra de puestos políticos con
corregidores - favoreciendo al corregidor de Pisco e
Ica].
Desde su arribo a Lima en
1707,
Castelldosrius
se esforzó por aumentar su fortuna privada y establecer
alianzas con la élite local para así conseguir respaldo
político. Emulando a Luis XIV, Castelldosrius auspició
concursos
literarios, eventos musicales y una academia literaria
conformada por los mejores intelectos locales. Al mismo
tiempo, estableció
colaboraciones con comerciantes
peninsulares [España] de alto rango, como con Francisco de
Lártiga, Bernardo de Solís Bango, Pedro Pérez de Hircio y
Alonso Panizo, entre otros. Dichas sociedades estaban
involucradas en
transacciones de contrabando con
capitanes de naves francesas que arribaban al
puerto meridional de
Pisco con la
complicidad de autoridades locales. Castelldosrius obtuvo
una
tajada del 25 por ciento de la
introducción ilegal proveniente de tres barcos franceses
por un valor aproximado de tres millones de pesos. Los
cobros ilegales a nombre del virrey los hizo
Antonio
Marí [p.94] Ginovés, su asesor y representante
de confianza, con la asistencia de Ramón de Tamaris,
sobrino del virrey. Marí también administraba otras
fuentes de ingreso del virrey como lo cobrado por el
nombramiento de corregidores interinos. En este particular
se benefició
Phelipe Betancur, corregidor
interino de Pisco e Ica, nombrado en lugar del titular
Francisco Espinosa de los Monteros.
[Suplemento:
Tales "sistemas comerciales" de contrabando eran solo una
copia de lo que había estado sucediendo en el Mediterráneo
durante 700 años, por ejemplo, el comercio de Génova y
Venecia con los estados cruzados y con los musulmanes
SIMULTÁNEAMENTE. El sistema católico siempre se destruye a
sí mismo porque los criminales de la clase alta católica
"cristiana" no controlan su "santa codicia"].
[Contraataque contra el virrey Manuel de Oms (el
marqués de Castelldosrius) en Lima: comerciantes bascos
con Espinosa denuncian al virrey - eliminación del cargo
en 1709 - muere en 1710]
Espinosa y un grupo considerable de comerciantes
vascos se hallaban enfrascados en una disputa
en torno a la dirección del Consulado (Tribunal del
Consulado), en franca oposición a lo que consideraban un
dañino contrabando «corrupto» que desviaba millones de
pesos en plata piña y en barras. La facción de Espinosa
denunció a Castelldosrius ante el Consejo de Indias [en
Madrid]. El fiscal del Consejo en Madrid calculaba que, en
diez años, los franceses habían desviado cerca de 100
millones de pesos en plata a través del comercio ilegal.
Asimismo, sostuvo que el palacio virreinal había sido
convertido en un «burdel» y que se debía dar un castigo
ejemplar a los gobernadores, oficiales reales y jueces
implicados.
Castelldosrius fue separado de su cargo
en 1709, una sanción con escasos precedentes.
Falleció en Lima en 1710, mientras esperaba los resultados
de su apelación. Como era de prever, su tardía residencia
en 1717 no sancionó pena seria a sus herederos. [81]
[de 1710: La contrabanda en el puerto de Pisco sigue -
el virrey Diego Ladrón de Guevara (1710-1716) con 80.000
pesos en plata - golpe del virrey - el virrey Santo
Buono quiere cerrar la mina de mercurio de Huancavelica
que está medio en ruinas ya]
La muerte del virrey Castelldosrius no puso fin a la bien
establecida red de contrabando. Su sucesor,
Diego
Ladrón de Guevara (1710-1716), exobispo de
Quito, también fue acusado por el Consulado de asistir al
contrabando francés en el Pacífico.
Andrés Munive,
juez eclesiástico y asesor del virrey, lo ayudó a
incrementar su riqueza privada por medio de varios casos
bien documentados [p.95] de contrabando. Un oficial del
Consulado sorprendió a Munive cuando junto a otras
personas cercanas al virrey entregaban
80.000 pesos
en plata a bordo de una nave francesa. El
oficial que destapó este asunto perdió su puesto por
órdenes directas del virrey y gestionadas por su
secretario,
Luis Navarro, para así permitir
el arribo irrestricto de contrabando francés. Quejas
adicionales sobre la codicia de
Ladrón de Guevara
y sus ventas de cargos llevaron a su caída. [82]
Entretanto la mina de Huancavelica continuaba
deteriorándose, circunstancia que motivó el desesperado
intento de cerrarla por parte del
virrey Príncipe
de Santo Buono (1716-1720).
[Virrey Castelfuerte 1724-1736: Estricciones
militaristas contra el contrabando con robo de plata y
contra los textiles de China y Europa - el contrabando
fue favorecido por el Virrey Arzobispo Diego Morcillo
(1720-1724) - Castelfuerte con vigilancia, inspección,
castigo y confiscación - recompensando a los acusadores
con el 33% del valor del contrabando que denuncian -
fraude de monedas en la ceca de Lima - fraude en el
recuento de esclavos de la mita - los criminales
INVENTAN "beneficios privados" con Castelfuerte a través
de las confiscaciones]
Solo con la llegada del
virrey José de Armendariz,
marqués de Castelfuerte (1724-1736), un
militar estricto, se tomaron algunas medidas para poner un
freno temporal al contrabando. Castelfuerte dio una orden
especial para limitar el flujo de plata a manos
extranjeras y el ingreso de textiles de contrabando de
China y Europa. Las ferias mercantiles de Portobelo y
Panamá, parte del sistema tradicional de las flotas,
habían decaído debido al contrabando. Castelfuerte
cuestionó, en particular,
el gobierno anterior del
virrey-arzobispo [de Jesús de fantasía] Diego Morcillo
(1720-1724), durante el cual el contrabando había
alcanzado altos niveles. Castelfuerte implementó la
vigilancia
naval, las inspecciones, los castigos y la
confiscación de artículos de contrabando, y
recompensó a los denunciantes con
la tercera parte
del valor del contrabando confiscado. Además,
apresó al criollo
José de Santa Cruz y Gallardo,
conde de San Juan de Lurigancho [en Lima] y
propietario del oficio heredado de
tesorero de la
ceca de Lima, debido a irregularidades en el
peso y contenido de las monedas locales. Castelfuerte
también reveló serias transgresiones de corregidores,
sacerdotes y caciques en la cuenta y empleo de los indios
de mita. El virrey fue atacado por los intereses afectados
que denunciaron sus supuestas ganancias privadas obtenidas
de la confiscación de artículos y caudales del
contrabando. [83] [p.96]
[Castelfuerte contra el contrabando: barcos de
comercio con licencias y registro]
La efectividad de las medidas contra el contrabando fue
puesta a prueba durante el periodo de transición
transición en el cual
los navíos de permiso y de
registro reemplazaron al viejo y rígido sistema de
flotas. Estos permitían una mayor frecuencia y
flexibilidad en el intercambio comercial. Entre 1700 y
1750, diversas exenciones reales otorgadas a comerciantes
extranjeros (los asientos de esclavos concedidos a
franceses y, después de 1713, a ingleses) y otras medidas
intentaron flexibilizar el comercio para renovar la
decadente política comercial monopólica manifiesta en las
flotas del Pacífico y del Atlántico.
[Las guerras marítimas entre "cristianos" criminales
(católicos y protestantes) bloquean el comercio marítimo
- la feria comercial de Portobelo (Panamá) se cancela
durante mucho tiempo - inflación en los bienes raros
importados debido a las guerras y al aumento de los
costes de transporte - impuestos comerciales en Lima -
confiscación ilegal de plata en Panamá, Santa Fe y Quito
para tener plata para armas].
La tradicional
feria de Portobelo [en
Panamá], en la costa caribeña del istmo de Panamá, a la
cual llegaba la plata peruana de la costa del Pacífico
para ser intercambiada por bienes europeos importados, no
se realizó entre 1707 y 1720; tampoco se celebró en 1721,
1723, 1730 ni en el periodo 1739-1740. El sistema
comercial monopólico estuvo arruinado por la
guerra
y la competencia naval, así como por el mayor costo
de financiar la flota en el Pacífico (la Armada del Sur).
Los diversos impuestos, pagados por los comerciantes de
Lima que sufrían la competencia del contrabando, hicieron
que los costos relativos del comercio subieran aún más.
Además, los comerciantes limeños quedaron expuestos a la
rapacidad de las autoridades de
Panamá, Santa Fe
[Argentina] y Quito [Ecuador], quienes
confiscaban parte de la plata en tránsito bajo la excusa
de cubrir gastos de defensa local. [84]
[Nuevo comercio vía Cabo de Hornos en
lugar de vía Panamá]
[Perú: Nuevo comercio con Europa navegando vía el Cabo
de Hornos: centros comerciales en Chile y Quito y nuevas
rutas de contrabando - nuevos créditos y redes de
agentes - compra de títulos y cargos nobiliarios,
dinastías familiares de comerciantes - la corte
comercial permite sobornos al Virrey]
Pese a la erosión de sus privilegios monopólicos, los
comerciantes
de Lima se adaptaron muy bien a un sistema
comercial más libre y directo con Europa por la vía del
cabo de Hornos. Diversificaron sus intereses,
concentrándose en los rentables
mercados cautivos
de Chile y Quito [Ecuador], y aprovechando las
nuevas oportunidades ofrecidas por el contrabando. En
efecto, la élite mercantil de Lima florecía económica y
socialmente,
incrementando sus operaciones
crediticias comerciales y sus redes de corresponsales,
y
comprando títulos de nobleza e importantes cargos
oficiales. Estos comerciantes fueron
beneficiarios del difundido contrabando que ahora ya
formaba parte integral de la economía peruana. Los
mercaderes más acaudalados y sus herederos estuvieron
involucrados en casos de comercio ilícito (por ejemplo, el
peninsular [de España] montañés
José Bernardo de
Tagle Bracho, marqués de Torre Tagle,
habitualmente estuvo [p.97] vinculado a los comerciantes
contrabandistas franceses, a los cuales también les
compraba costosas naves). La documentación adicional
destaca a otros prominentes comerciantes españoles como
participantes en operaciones de contrabando, entre ellos
Pedro
Gómez de Balbuena y
Bernardo de Quirós.
Antonio Hermenejildo de Querejazu, el hijo
criollo de un comerciante vasco enriquecido en Lima,
consiguió dispensas especiales para ejercer autoridad y
contraer matrimonio mientras dirigía actividades
comerciales y tenía propiedades en la localidad: este
flagrante conflicto de intereses estaba prohibido por las
leyes hispanas. Del mismo modo, la élite mercantil
incorporada al Consulado incrementó su influencia con las
autoridades imperiales haciendo
donativos y
préstamos al Rey. [85]
[Como se puede ver: a los "altos católicos" no les
importan las leyes de todo, porque todos los negocios son
coordinados en los estudios bíblicos, y el Dios de
fantasía vaya a proteger esos negocios criminales].
[El "Tribunal de Comercio" en Lima: fachada y oficina
de quejas - demanda de los monopolios antiguos]
El
Consulado de Comercio de Lima actuaba
como fachada para comercios ilícitos, al tiempo que
presentaba quejas contra el contrabando y el relajamiento
de las restricciones monopólicas.
Dionisio de
Alsedo y Herrera, diputado del Consulado en
Madrid, usó esta doble estrategia exigiendo la restitución
de los privilegios de recaudación de impuestos y monopolio
afectados por las ilícitas introducciones francesas bajo
la protección de autoridades locales. Al mismo tiempo,
Alsedo alababa el comercio con otras naciones a través de
Panamá y defendía el secreto comercial como un derecho
mercantil. [86]
[1747: Informe de Machado de Chaves con la propuesta de
comercio navegando por el Cap Horn - caen el contrabando
y la corrupción en Panamá - nuevas posibilidades de
contrabando a través de la fundación de Argentina en
1776 y regulaciones del comercio libre a partir de 1778:
se abren nuevos puertos]
En 1759,
Machado de Chaves, en un revelador
reciclaje de su propuesta reformista de 1747, proponía las
ventajas de la
ruta alternativa y más barata por la
vía de Buenos Aires y el cabo de Hornos, en
lugar de la de Cartagena y Panamá-Portobelo. [87] Esta
propuesta era visionaria en cuanto a enfrentar la [p.98]
antigua política comercial que sustentaba la difundida
corrupción. Sin embargo, el
establecimiento del
virreinato de La Plata en 1776, a través del
cual el competitivo comercio con Europa pasó a abastecer
el mercado del Alto Perú (antes parte del virreinato
peruano), así como la promulgación del
Reglamento
de Comercio Libre de 1778, que
abrió
más puertos al tráfico oficial, no impidieron
el contrabando desde el Brasil y Buenos Aires. [88]
["América" Latina: Contrabando y corrupción siempre es
normal con los católicos altos y criminales - además hay
redes de patronazgo - la pobreza de las masas y de los
pueblos indígenas NO les importa DE TODO a los católicos
"altos" "cristianos"]
Así, el
contrabando contribuyó
significativamente a que la
corrupción pública y
privada formaran parte integral del liderazgo
económico y político del virreinato peruano. [89] Al igual
que en el caso del Río de la Plata, el origen y la
formación de la élite mercantil y burocrática colonial
estuvieron entrelazados con prácticas corruptas y de
contrabando. [90] Estos y otros intereses sentaron las
bases de las
redes de patronazgo
coloniales, que se hallaban controladas en la cima por
autoridades políticas que buscaban ganancias privadas
a
costa del bien público. [p.99]
[Comparación: El contrabando y la corrupción se repiten
una y otra vez entre los grandes ricos, como hoy (2023) en
la UE criminal con el corrupto parlamento del centro sonso
en Gruselas. Es por eso que es mejor vivir en estructuras
pequeñas con el principio de "pequeño pero agradable"].
Círculos de patronazgo virreinales
[Colonialistas de Europa en el Perú: siempre quieren
robar el Perú para hacerse "ricos" rápidamente -
formación de un ejército a partir del siglo XVIII como
fachada con clientelismo+sobornos]
Un problema político primordial que enfrentaron los
líderes de la conquista española, los primeros enviados
reales y los virreyes, era cómo conciliar la diversidad de
ambiciones de
enriquecimiento rápido que
atraía a sucesivas olas de conquistadores y colonos. Estos
grupos disparejos y díscolos eran difíciles de controlar
en ausencia de un
ejército regular y disciplinado,
que surgió recién en el siglo XVIII. Como lo
comprueban las distintas experiencias de Cristóbal Colón,
Hernán Cortés y los hermanos Pizarro, el
uso de la
fuerza era combinado con un hábil patronazgo y con
sobornos, para crear así una semblanza de
gobierno estable y aceptable para los reales ministros en
España. [91]
[Virreyes con justicia española en el Perú desde 1543:
son rechazados rotundamente por los terratenientes - un
estado central no se puede imponer - negociaciones y
virreyes corruptos]
Los primeros virreyes del Perú,
Blasco Núñez de
Vela (1543-1544 [web02]) y el
marqués
de Cañete (virrey García Hurdado de Mendoza,
1590-1596 [web03]), no pudieron imponer las leyes y planes
de centralización sin desatar grandes conflictos.
[Suplemento: El conflicto en el Perú entre
colonizadores, clérigos de Jesús de fantasía y virreyes
católicos-criminales
El gobierno arbitrario ya había sido establecido, primero
por los colonizadores y luego por los clérigos de fantasía
de Jesús. Perú había experimentado una epidemia de viruela
que había sido provocado por los colonos del Vaticano, y
Cusco había sido ocupado por los españoles bajo Pizarro
contra los incas (vikingos que huían del Vaticano) en
1533, neutralizando muchas injusticias incas contra los
habitantes. Luego vinieron los clérigos de Jesús de
fantasía con sus neurosis y fantasías obsesivo-compulsivas
con el objetivo final de obligar a todos los nativos a
creer en un Jesús de fantasía de Asia. Ahora todo ya
estaba "resuelto", y por lo tanto los terratenientes
rechazaron vehementemente a los virreyes de España y al
poder judicial español. Los virreyes mismos eran muy
diferentes, a veces contra la esclavitud, pero muchas
veces eran solo ladrones con corrupción, etc.].
La rebeldía y el descontento entre los antiguos
conquistadores y encomenderos, desposeídos de sus mercedes
de trabajo indígena, se incubaron en algunos centros
mineros estratégicos. Sin embargo, las hábiles
negociaciones del «pacificador»
Pedro de la Gasca
y las corruptelas durante el gobierno del
virrey
conde de Nieva condujeron a un relativo
acomodamiento de intereses. Este tipo de acomodación
sirvió como base de una estabilidad virreinal que duraría
casi dos siglos y medio, interrumpida ocasionalmente, por
reavivados conflictos entre facciones y por rebeliones
indígenas. [92] [p.100]
[Corrupción es un requisito para mantener estable la
triada en Perú para los virreyes]
La estabilidad virreinal a través del patronazgo implicaba
un costo alto. Este sistema iba acompañado por la
corrupción que, a veces, lograba suavizar las fricciones
inmediatas, pero que, en última instancia, ofrecía
beneficios solo para unos cuantos, a expensas de las leyes
e instituciones que garantizaban el bien común. [93] Esta
solución venal al conflicto político sobreviviría en el
Perú como un obstáculo arcaico, pero significativo, al
desarrollo institucional.
A través de medios corruptos a veces sofisticados, el
poder de los virreyes prevaleció en medio de conflictos de
jurisdicción avivados por autoridades judiciales y
eclesiásticas. Los virreyes patrocinaban facciones que los
respaldaban en el poder y neutralizaban a grupos hostiles.
El virrey se rodeaba inicialmente de numerosos miembros de
su familia, parientes, clientes y criados que viajaban con
él desde España. Este
séquito cercano era
crucial para la obtención de beneficios no oficiales para
el virrey. La red virreinal se expandía luego para atraer
a intereses locales ansiosos por cortejar al nuevo virrey.
Este patrón se repitió en los gobiernos de sucesivos
virreyes desde los primeros tiempos de la Colonia.
Existen ejemplos muy bien documentados de redes
patrón-cliente que tuvieron un impacto significativo en el
virreinato. Los miembros del entorno familiar y séquito
del virrey Fernando de Torres y Portugal, conde del Villar
(1584-1589), fueron acusados de tráfico de influencias por
súbditos contrariados. Entre los cargos, que fueron
materia de una investigación posterior y de una visita
general, se acusaba a Villar de haber recibido sobornos a
través de la mediación de parientes cercanos
(principalmente su hijo Jerónimo de Torres y su sobrino
Diego de Portugal) y de clientes (Juan Bello, su
secretario y chivo expiatorio) para otorgar nombramientos
oficiales y conceder otros favores. El patronazgo de
Villar había infiltrado y dominado a la Audiencia de Lima
y al cabildo de la ciudad, que invariablemente respaldaban
sus decisiones prepotentes. Su caída sin precedentes
comenzó con la excomunión que el indómito Santo Oficio de
la Inquisición le fulminó. A este golpe le siguieron
acusaciones [p.101] de abuso de poder, actividades
ilegales y amargas disputas en torno a precedencia y
jurisdicción, que incluían, entre ellas, el derecho de
encarcelar al testigo Bello. [94]
[Corrupción y abuso de poder en el Perú: ejemplo Virrey
Pedro Álvarez de Toldeo (1639-1648): regala puestos
políticos a familiares con altos sueldos - distribuye
tierras comunales indígenas a españoles y mestizos,
p.ej. en las provincias de Jauja y Cuzco - soborno de
clanes, Bravo de Lagunas]
En un extenso juicio de residencia, el exvirrey
Pedro
Álvarez de Toledo, marqués de Mancera
(1639-1648), fue acusado por testigos confiables de haber
cometido transgresiones similares a las de Villar. Había
asignado altos salarios a muchos de sus criados y
ministros por un total de 343.000 pesos. Les concedió
empleo como corregidores, oficiales reales de hacienda y
oidores, y les encomendó efectuar visitas en la venta de
tierras públicas y arreglo de linderos de propiedad
(composición de tierras) en diversas provincias.
Lázaro
Julca Guamán, un representante indio de las
tierras comunales cerca de la ciudad de Cajamarca [ciudad
andina en el norte del Perú], se quejó amargamente de que
Pedro Meneses, enviado de Mancera [del
virrey Pedro álvarez de Toledo], en colaboración con
Matheo
Bravo de Lagunas, teniente de corregidor
local, y el curaca [líder de comunidades indígenas],
habían despojado a varios indios de sus tierras para
favorecer intereses particulares de españoles y mestizos.
Abusos similares contra tierras comunales de indios fueron
perpetrados en las provincias de
Jauja [al
este de Lima en los Andes] y
Cuzco [centro
andino del Perú]. Por otro lado,
don Fernando,
otro miembro del clan criollo de los
Bravo de
Lagunas y contador del Tribunal de Cuentas,
consiguió cuestionables pagos adicionales. [95]
[Carta anónima a la corte real de Madrid: cartas con
quejas sobre agravios no tienen ningún efecto porque las
autoridades en España también son criminalmente
corruptas + funcionarios incompetentes y contables en el
ministerio real de finanzas sufren grandes pérdidas]
En 1662, una
carta anónima detallada y
extensa desde Lima reportaba flagrantes irregularidades en
la administración de la hacienda virreinal. La carta iba
dirigida al rey
Felipe IV por mediación de
una persona de buen crédito y celo a su servicio. El Rey
ordenó al gobernador del Consejo de Indias la
investigación [p.102] del asunto. [96] El informante
anónimo se quejaba de
que las cartas que informaban
al Rey sobre malos administradores no llegaban a su
destino porque eran entregadas a las mismas
autoridades a las que denunciaban. Estos altos
funcionarios, corrompidos por dádivas, faltaban a la
lealtad y fe pública sobre las cuales se erigían los
intercambios entre las personas. [97] Más aún, según esta
reveladora carta, la
ignorancia e incompetencia de
los oficiales y contadores de la real hacienda
y la total confusión contable que éstos dejaban reflejaban
el daño causado por la venta de oficios, pues aquel que
compraba también vendía. [98]
[Personal incompetente en las tesorerías de Potosí,
Cuzco, Huancavelica etc. provocan pérdidas de millones -
demanda de administradores financieros competentes - los
virreyes y sus hijos son una grupo problemático por
objetivos contrapuestos]
Estos cargos deberían haber sido asignados a personas
experimentadas que los merecieran.
La malversación,
la falta de informes periódicos, los crecientes
déficits y deudas sin cobrar eran tema común
en las cajas de
Potosí, Cuzco, Huancavelica y demás.
Fraudes fiscales adicionales incluían los malos manejos en
el cobro del quinto real de la plata y el impuesto de
avería a las mercancías embarcadas. [99] El informante
afirmaba que
el manejo bueno o malo de la hacienda
dependía del resorte principal de la burocracia: los
virreyes. Dado que los funcionarios, al igual que los
camaleones, adoptaban los colores del virrey en apariencia
más «absoluto» que el mismo Rey, era necesario contar con
administradores autónomos para mejorar el manejo del
tesoro.
Los virreyes, además, no deberían llegar
acompañados por sus hijos, pues parecía haber
tantos virreyes gobernando como el número de hijos que
buscaban alcanzar sus propios fines. [100]
[El Consejo de Indias recomienda al virrey una
"visita", a la Audiencia de Lima y al Tribunal de
Cuentas]
Presionados por un real mandato, la reacción del
Consejo
de Indias ante cargos tan serios fue rápida.
El gobernador y dos ministros comisionados reconocieron
que el alarmante informe sobre la real hacienda peruana
era obra de alguien con gran conocimiento, inteligencia y
experiencia. La mayoría de los puntos referidos a la
calidad de los virreyes, los daños que sus hijos causaban,
[p.103] la necesidad de resolver los casos de fraude y
tener informes regulares, fueron aceptados como ciertos
por los ministros del Consejo (no así la cuestión de la
venta de cargos, que permaneció mayormente ignorada). Los
ministros incluso señalaron casos similares ocurridos en
la Nueva España que habrían conducido a una visita de la
real hacienda mexicana. Añadieron, también, un punto
referido a la conducta de los oidores de la Audiencia de
Lima, varios de los cuales eran criollos nacidos en dicha
ciudad o habían contraído matrimonio con mujeres locales,
comprometiendo así la administración imparcial de
justicia. Los ministros del Consejo, asimismo, afirmaron
que ya se habían emitido reales cédulas específicas contra
estas prácticas, sin que se alcanzaran los resultados
deseados. En consecuencia, luego de considerar la
necesidad de alcanzar un universal remedio,
los
ministros del Consejo le propusieron al Rey que se
llevara a cabo una visita de la Audiencia de Lima,
que incluyera al virrey o virreyes en funciones, así como
al Tribunal de Cuentas y las cajas reales. [101]
[Visita de Cornejo a Lima: Contadores criminales del
rey son acusados de un robo de 35.285 pesos - el
funcionario Diego Ruiz de Atriaca pierde su puesto]
El oidor
Juan Cornejo, expresidente de la
Audiencia de Santa Fe de Bogotá, fue nombrado para llevar
a cabo esta compleja tarea. No se había realizado una
inspección oficial de la Audiencia de Lima desde 1622.
Entre los muchos defectos atribuidos en Lima al contador
mayor
Francisco Antonio Mansolo, Cornejo
pronto reveló una
inexplicable sustracción de
35.285 pesos de los fondos remitidos por el
oficial real
Diego Ruiz de Atriaca desde el
poblado y provincia mineros de
Cailloma [Caylloma,
Andes del Perú del Sur] en 1664. Ruiz había sido condenado
ya antes por real cédula de 1661, lo que implicó la
pérdida de su cargo oficial, la confiscación de sus
propiedades y diez años de destierro de los reinos del
Perú. Ruiz apeló al Tribunal de Cuentas en Lima, y el
virrey
conde de Santisteban (1661-1666) le permitió
conservar su puesto hasta que fuera interrogado por
Cornejo. [102]
[Visita de Cornejo a Lima: querella entre 2 grupos de
mineros en Laicacota (región de Puno): Expulsión de los
criollos de Andalusia - algunos van a Lima en busca de
justicia - el virrey Santisteban hace arrestar a sus
líderes - tras la muerte del virrey los vascos vuelven a
ser perseguidos]
Cornejo recibió noticias alarmantes desde el pueblo minero
de
Laicacota (La Ycacota, Puno [región del
Lago Titicaca]), no lejos de Cailloma, acerca de un
incidente que consideró el más serio que se produjera en
el transcurso de su visita oficial. En 1665, las
crecientes disputas entre dos facciones de mineros, los «
andaluces
criollos» y los «
vascongados»,
habían desencadenado violencia y dejado muchos muertos.
Miles de mestizos e indios se habían aliado con uno u otro
bando. Según [p.104] Cornejo, el corregidor local,
Andrés
Flores, primero intentó contener la situación
dando rienda suelta al castigo y al destierro contra las
movidas agresivas de los
vascongados.
Presionado por sus clientes y por los miembros de su
familia, el
virrey Santisteban decidió
reemplazar a Flores con el provascongado
Ángel
Peredo, quien permitió que esta facción
regresara a Laicacota. Esta vez los andaluces criollos
fueron expulsados del pueblo en medio de gran destrucción
y pillaje. Algunos se dirigieron a Lima exigiendo
justicia. El virrey, influido por los intereses que lo
movían a prevaricar,
arrestó a los jefes de este
bando contra el parecer de Cornejo y de otros
oidores. La decisión de Santisteban exacerbó la situación.
Además, mientras que Cornejo aconsejaba separar de su
cargo a Peredo, el virrey siguió los consejos del oidor
Francisco Sarmiento, y respondió que lo mantendría aun a
costa de perderse el reino.
Santisteban falleció en
Lima unos cuantos días más tarde, en marzo de 1666.
La corriente nuevamente se volvió en contra de los
vascongados. Antes de que el conflicto pudiera ser
resuelto, la nueva administración real en Madrid, tras el
deceso de Felipe IV (en septiembre de 1665), ordenó a
Cornejo que pusiera fin a la visita. La visita, en
consecuencia, logró poco excepto documentar para la
posteridad las corruptelas subyacentes a una
administración incompetente, que tuvo que enfrentar el
despertar de rudos conflictos. [103]
[Perú con los Borbones (siglo XVIII): Los virreyes
"siguen" como antes los virreyes de la época de los
Habsburgo - cada vez más nepotismo y economía mafiosa -
redes ocultas, ejemplo Marí con virrey Castelldosrius -
ejemplo Munive con virrey Ladrón de Guevara - poca
corrupción bajo el virrey Castelfuerte - nueva
corrupción después el terremoto de 1746+empobrecimiento
de Huancavelica - virrey Superunda con su red de
patrones comete robo masivo con transferencia a España -
y aún más corrupción con los virreyes Amat y Junyent]
En el nuevo
siglo borbónico, los círculos
de patronazgo de los virreyes Castelldosrius y Ladrón de
Guevara —ya examinados en relación con el frenesí del
contrabando en el temprano siglo XVIII— no parecían
diferir mucho de los de los virreyes durante la era
Habsburgo. Sin embargo, podemos señalar una diferencia en
el papel cada vez más importante desempeñado por
asesores
u hombres de confianza del virrey fuera de su familia
inmediata. Ese fue el caso de Marí, quien
conducía una red de actividades encubiertas bajo la
protección del
virrey Castelldosrius, así
como el de
Munive, quien ayudó al
enriquecimiento privado del [virrey]
Ladrón de
Guevara. Durante el gobierno del
virrey
Castelfuerte parece haber ocurrido una caída
temporal del patronazgo corrupto. Sin embargo, la
corruptela recrudecería gradualmente durante el gobierno
del
conde de Superunda (1741-1761), otro
virrey militar. Así parecerían [p.105] indicarlo las
sospechas de una extendida corrupción, inmediatamente
después del devastador
terremoto de 1746,
[104] así como
el deterioro de la administración de
Huancavelica, del cual
Ulloa
fuera testigo. Más aún, según recientes estudios
efectuados en archivos privados, la creciente red de
patronazgo del [virrey]
Superunda le
permitió
remitir fondos privados no oficiales del
Perú a España, a través de clientes de
confianza como
Juan Bautista Casabone y,
en especial,
Martín Sáenz de Tejada, su
mano derecha. [105] Pero si el infortunado Superunda
—quien sufriera un castigo cruel tras salir del Perú por a
su papel accidental en
la fallida defensa de La
Habana en 1762 [106] — se enriqueció durante
su mandato (como se esperaba de una prolongada carrera
militar y virreinal), su sucesor Amat y Junyent contribuyó
a elevar el patronazgo y la corrupción sistemática a
nuevas alturas.
[Ejemplo Virrey Amat de Perú en Lima: El militarista
exitoso en Europa se hace muy corrupto en Perú: juicios
por fraude, corrupción, robo y hurto - la amante Micaela
Villegas - montones de funcionarios venales en la corte
o en la administración de bienes - Amat piensa que los
corruptos tienen la culpa]
A pesar de sus distinguidos servicios militares en Europa,
el
virrey Amat se vio envuelto en múltiples
corruptelas. [107] Su juicio de residencia es uno de los
más largos y complicados que se encuentran en los
archivos. [108] Los muchos cargos presentados contra su
gobierno van desde
el fraude y la corrupción
de alto vuelo a otros de poca monta, como la apropiación
de
joyas y propiedades. Su estilo de vida
privado atrajo el escándalo y la controversia moral. Amat
mantuvo un amorío público con la hermosa actriz criolla
Micaela
Villegas, a la cual apodaba
Perricholi,
una joven modesta que amasó una fortuna gracias a los
favores del virrey. [109] Al igual que
muchos
funcionarios acusados de corrupción [p.106]
administrativa o de haberla permitido, Amat culpó a los
miembros de la
élite criolla y al
entorno
virreinal por la difundida venalidad entre los
oidores locales y oficiales de la real hacienda que, como
el mismo admitía, existió durante su mandato. [110]
[Virrey Amat con medidas contra corruptos: Presidente
de la Corte Pedro Bravo suspendido por manejos ilegales
- un jurado (oidor) José de Tagle Bracho ha
presuntamente estafado unos soldados del penal del
Callao - juicio contra funcionarios por contrabando
múltiple - un administrador militar del Callao está
preso por graves errores: Antonio Navia Bolaño - demanda
contra el Virrey Superunda - todas las demandas para
proteger el grupo de Amat]
En efecto, por orden del Consejo de Indias, el presidente
de la Audiencia de Lima,
Pedro Bravo del Rivero,
fue suspendido de sus funciones en 1764 por haberse
dedicado a negocios ilegales. Asimismo, Amat acusó al
oidor jubilado
José de Tagle Bracho, marqués de
Torre Tagle, de haber defraudado a los
soldados
del presidio del Real Felipe en el Callao
[cerca de Lima] y de haber conspirado con otros oidores de
Lima. Además, les abrió causa por contrabando en varios
puertos del Pacífico a varios
oficiales del Callao
y Lima; apresó al criollo
Antonio Navia
Bolaño, conde del Valle de Oselle (nieto del
comerciante asturiano
Bernardo Solís Bango),
por sus serios defectos como administrador militar del
Callao; y apoyó los cargos hechos contra el
virrey
saliente conde de Superunda. La clave del
ataque contra estos funcionarios era que la mayoría de los
acusados
chocaban directamente con los intereses
del séquito más íntimo de Amat. [111] Sin
embargo, Amat se cuidó de no dar inicio a una campaña
moralizadora más amplia que podría haber enajenado a sus
propios partidarios. [p.107]
[El virrey Amat con el asesor jurídico José Perfecto
Salas tiene que compensar 7 años de guerra (1756-1763)
con nuevas milicias - Amat expulsa a los jesuitas
criminales del Vaticano criminal (1767) - la venta de
las tierras de Jesuitas provoca nueva corrupción]
La camarilla de la corte y la red de patronazgo de Amat,
encabezadas por su asesor legal
José Perfecto Salas,
solamente satisfacían a intereses muy restringidos. Salas
estuvo directamente implicado en varios de los juicios que
se le abrieron a Amat y sus ministros durante el
voluminoso juicio de residencia del virrey. [112] Amat
gobernó un vasto territorio durante un periodo prolongado
y difícil. Fue el virrey que activó las milicias
coloniales siguiendo reales órdenes
en respuesta a
los adversos resultados de la Guerra de los Siete Años
(1756-1763). Sin embargo, según posteriores
evaluaciones y revistas militares, hay indicios de que
infló el número de soldados bajo su mando. [113] Amat,
asimismo, estuvo a cargo de la drástica
expulsión y
expropiación de los jesuitas en 1767. La venta
pública subsiguiente de las propiedades expropiadas a los
jesuitas abrió amplias oportunidades para los malos
manejos, el desperdicio y el favoritismo. [114]
[Virrey Amat: él defrauda a mucha gente en Lima por lo
que sufre de muchos pleitos, luego huye, las víctimas
exigen una garantía de 100.000 pesos - la suma total de
los pleitos suma 750.000 pesos]
Hacia el final de su mandato, Amat había enajenado a un
importante sector de Lima. Antes de su partida, se le
exigió fiadores para garantizar la elevada suma de
100.000
pesos con que responder a los juicios que se
le siguieron. Según los expedientes de su juicio de
residencia hubo múltiples quejas de importantes intereses
criollos y locales, entre ellos el acaudalado mercader y
exoidor
marqués de Torre Tagle y su hermano
Pedro de Tagle, así como del
conde
del [p.108] Valle de Oselle y el
marqués
de Bellavista. [115] Estos y otros
particulares demandaron a Amat por más de
750.000
pesos.
[España a partir de 1770: El Consejo de Indias limita
el poder de los virreyes para que sean menos corruptos]
En la década de 1770, los virreyes fueron objeto de
creciente crítica por parte de
los reformadores
metropolitanos del Consejo de las Indias
encabezados por
José de Gálvez. En Madrid
ganaba fuerza la idea de que el poder excesivo de los
virreyes debía reducirse y contenerse para que la
administración virreinal fuese más eficiente y menos
corrupta. Otros asesores imperiales se opusieron a esta
postura reformista, pues estaban convencidos de que, para
poder gobernar los lejanos reinos americanos, era
necesario la fuerte autoridad del virrey. La disminución
del poder de los virreyes conllevó un giro importante que
afectó los alcances del patronazgo corrupto.
[Virrey Manuel Guirior (1776-1780): favorece ciertos
grupos de interés+patronazgo]
El sucesor de Amat, el
virrey Manuel Guirior
(1776-1780), cortejó a amplios intereses de la élite
local. Guirior ejercía su autoridad a través de los
favores y el patronazgo de intereses que se oponían a las
inminentes reformas de Gálvez (alza de impuestos y
desmantelamiento del viejo sistema que ligaba a los
corregidores, el reparto y la mita). Guirior se rodeó de
prominentes asesores criollos, entre ellos el
conde
de Sierrabella, Antonio de Boza, marqués de Casa Boza;
el
marqués de Sotoflorido; el oidor
Antonio
Hermenegildo de Querejazu; y el rehabilitado
Pedro
Bravo del Rivero. [116] Del favor de Guirior
también se benefició el noble criollo
José
Baquíjano y Carrillo, un jugador notorio de
quien se sospechaba había obtenido su ansiado puesto en la
Audiencia gracias al soborno. [117] Baquíjano siguió los
pasos de
Pablo de Olavide, otro notable
patricio peruano y el más joven comprador del puesto de
oidor de Lima. Olavide dejó Lima y partió a España en
desgracia, acusado y luego encontrado culpable de haber
cometido fraude privado: había falsificado una escritura
de crédito por una suma sustancial. [118] [p.109]
[Reforma fiscal - reformas territoriales - Virreinato
de la Plata (1776) - abolición del monopolio comercial
(1778) - ampliación de los poderes de los inspectores -
el inspector Antonio de Areche debe realizar las
reformas contra la corrupción]
En abierto apoyo a los terratenientes y aristócratas de
Lima, Guirior y su séquito —encabezado por su joven
esposa, la bogotana
María Ventura [de
Colombia] — se opusieron a la reforma y al alza de
impuestos. En 1778, Guirior incluso propuso moderar la
carga fiscal que pesaba sobre el comercio local y los
productos agrícolas. [119] Esta oposición se desarrollaba
al tiempo que
Gálvez lanzaba su campaña
para reformar el virreinato peruano comenzando con la
incorporación de Alto Perú y las minas de Potosí al recién
creado
virreinato de La Plata (1776),
además del desmantelamiento del sistema del monopolio
comercial (1778). [120]
Al enviado de Gálvez,
el visitador
José Antonio de Areche, se le
otorgaron amplios poderes para controlar las finanzas del
virreinato, investigar irregularidades y decidir cambios
necesarios en la administración colonial. Areche, guiado
por una copia personal del confidencial «Discurso y
reflexiones políticas» de Ulloa y Juan, informaba
detenidamente a Madrid sobre la difundida corrupción e
hipocresía con las que se había topado en Lima, así como
los intereses locales que presionaban a Guirior para
estorbar la misión reformadora del visitador. El visitador
consideraba que la nobleza criolla peruana, los
magistrados y los oficiales eran corruptos y estaban
envueltos en patentes conflictos de interés. A pesar de su
enemistad con el visitador, el peninsular [de España]
Melchor
Jacot, recién nombrado [p.110] regente de la
Audiencia de Lima, corroboró la postura de Areche en lo
que tocaba a la venalidad y las conexiones acaudaladas de
los oidores criollos. Areche exigió que Guirior despidiera
a sus asesores criollos; el virrey se rehusó a hacerlo y,
en consecuencia, Areche y Guirior se enfrentaron
decididamente. [121]
[Virrey Guirior (1776-1780): Resistencia con denuncias
y procesos judiciales - la independencia de los "EUA"
desde 1776 pone en peligro a los virreyes del Perú - el
inspector Areche exige poder total para las reformas]
En el expediente del juicio de residencia de Guirior,
Jacot y otros presentaron quejas confidenciales y agravios
privados. El
regente Jacot denunció la
oposición de Guirior a sus regulaciones, así como la
insubordinación de los oidores encabezados por el oidor
Bravo del Rivero, quien se jactó de contar con la
protección de Guirior. [122] [El visitador]
Areche
añadió que, durante el gobierno de Guirior, los asuntos
administrativos confidenciales se discutían ampliamente en
los cafés públicos, una situación caótica que ponía en
peligro el mandato reformista de Areche. El visitador
atribuía todo esto a la cansada edad de Guirior, a su
relajada carrera y educación, y a las
dañinas
lecciones de libertad dadas a unos americanos
desprovistos de probidad, desprendimiento y sentido de
obligación para pagarle al Rey lo que se le debía. Areche
opinaba que el respaldo prestado por los asesores criollos
a Guirior minaba la autoridad de su visita. Dado que el
fracaso de su misión podía conducir a procedimientos
despóticos y díscolos, [el visitador] Areche solicitó que
o bien se le retirara del cargo, o se le concedieran todos
los poderes necesarios. [123]
[El líder reformista Gálvez destituye el virrey
Guirior - los patricios del Perú no tenían nada contra
él - sucesor Agustín de Jáuregui - el inspector Areche
continúa su proceso contra Guirior]
Estos y otros argumentos convencieron al [jefe de reformes
del Consejo de las Indias]
Gálvez de
retirar a Guirior de su cargo. Para su sorpresa, el virrey
recibió la noticia de su reemplazo a través de su sucesor,
el
teniente general Agustín de Jáuregui, al
arribar este al Callao en julio de 1780. Guirior obedeció
la decisión de Madrid, pero anotó que los súbditos más
importantes y acaudalados del Perú eran los principales
testigos de su «incorruptibilidad», tanto así que incluso
se habían ofrecido como sus fiadores antes de su partida a
Chile. [124] [El inspector] Areche
posteriormente se quejaría de
Fernando [p.111]
Marquez de la Plata, juez encargado del juicio
de residencia de Guirior, por ser un cercano amigo de los
agentes del virrey saliente. Según Areche, los sesgados
procedimientos judiciales del juez Marquez erraron en
concluir que Guirior había sido un buen virrey. [125] Las
disputas entre el visitador y el virrey no cesaron con la
llegada de Jáuregui.
[Rebelión de los indígenas en Cusco 1780 bajo José
Gabriel Condorcanqui (él se llama tb. Tupac Amarú II)]
Mientras se desarrollaban estas disputas burocráticas en
1780 estalló una gran rebelión, liderada por
José
Gabriel Condorcanqui, quien asumió el nombre
de
Túpac Amaru II y afirmó tener
ascendencia incaica. Condorcanqui era un cacique indio que
poseía un sólido negocio de transporte de mulas en la
provincia
de Tinta,
obispado de Cuzco.
Educado en el colegio de indios nobles dirigido por los
jesuitas del Cuzco, absorbió la literatura de otro noble
indígena, el escritor mestizo
Inca Garcilaso de la
Vega (1539-1616), quien enaltecía el pasado
incaico. [126] A comienzos del siglo XVII,
Guamán
Poma, otro crítico indígena, también había
denunciado el mal gobierno colonial, la injusticia y los
abusos contra los indios cometidos por corregidores, curas
y criollos. [127]
[Condorcanqui contra la corrupción y contra la nobleza
inca del Cusco - el poder judicial no protege a los
indígenas - el poder judicial le niega la herencia de un
título nobiliario y un territorio señorío de la princesa
Beatriz - todas las apelaciones en Lima son rechazadas -
Condorcanqui es ejecutado - guerra civil y abolición de
los privilegios de los indígenas y Caziques]
En esta tradición,
Condorcanqui era otro
reformador que criticaba la corrupción de los funcionarios
coloniales, la de los corregidores en particular, y que se
esforzó por trastornar el orden tradicional de la nobleza
incaica del Cuzco. [128] Condorcanqui había tenido una
experiencia negativa al intentar remediar, por medios
legales, los abusos cometidos contra los indios. También
había fracasado, luego de un largo litigio, en asegurar su
derecho personal a la herencia de un título de nobleza
incaico, el mayorazgo de la
ñusta (quechua:
"princesa") Beatriz. [129] Todos sus intentos
formales terminaron frustrados, en particular sus
apelaciones, presentadas personalmente ante la Audiencia
de Lima. En términos [p.112] institucionales, la postura
reformista de
Condorcanqui contra el mal
gobierno y la mala administración abogaba por la abolición
del cargo de corregidor, el reparto, el tributo y la mita.
Asimismo, exigía el establecimiento de una audiencia en el
Cuzco. Los criollos e indios nobles urbanos del Cuzco se
opusieron decididamente al movimiento de Condorcanqui,
cuyo apoyo principal radicaba en los indios del campo
hartos de los abusos descritos ya antes por
Guamán
Poma y
Ulloa. Luego que
Condorcanqui fuera apresado y
ejecutado, la
rebelión radical se propagó al Alto Perú, para terminar en
un baño de sangre, represión y la
extinción final
de los privilegios de los indios y caciques nobles.
[130]
[La lógica de la nobleza española: primero sofocar la
rebelión y luego llevar a cabo las reformas]
Pese a estos hechos, el legado reformista de Condorcanqui
tuvo un impacto importante en la sierra sur del Perú, a lo
largo del eje Cuzco-Puno-Arequipa.
Areche y
el
general Jerónimo de Avilés, encargado de
aplastar el levantamiento, coincidían con Ulloa, y
paradójicamente también con Condorcanqui, en lo que tocaba
a las causas generales de las rebeliones indígenas.
Areche, Avilés y Gálvez concluyeron que el cargo de
corregidor debía abolirse, así como el reparto y la mita.
Asimismo, estuvieron de acuerdo con que sería conveniente
fundar una audiencia en el
Cuzco. Pero
antes de que alguna reforma pudiera ser implementada en la
sierra sur, la rebelión debía ser aplastada.
[Cusco: el general Avilés rechaza la amnistía para los
insurgentes - después de la demisión del inspector
(visitador) Areche, se permiten administraciones propias
en Ayacucho y Cusco]
La reforma institucional para poner coto a la corrupción
se vio así demorada una vez más. El considerable
despliegue militar y las peleas entre el
virrey
Jáuregui (establecido en Lima) y [el
inspector]
Areche y [el general]
Avilés
(ambos en el
Cuzco) continuaron bloqueando
la agenda reformista, debido a que estos últimos
consideraban que la amnistía que el virrey había ofrecido
a los parientes de los rebeldes era prematura e
imprudente. [131] Fue solo tras la partida del [inspector]
impopular
Areche cuando comenzó a plasmarse
una historia administrativa distinta en cada una de las
dos regiones más importantes del Perú:
Lima
y la sierra central [región de
Ayacucho en
Huamanga] de un lado; y la sierra sur del
otro [con
Cuzco, Puno y el Lago Titicaca].
[p.113]
Decreciente celo reformista
[1781-1787: nuevo inspector (visitador) Jorge Escobedo
- a partir de 1784: administraciones propias en los
Andes con oficiales administrativos - Corte del Cusco a
partir de 1787]
La pacificación eventual de la rebelión de Túpac Amaru II
hizo que la reforma administrativa resultara más viable en
la sierra sur [Cuzco] que en la región central de Lima.
Con la abolición de los corregimientos y el reparto, así
como con la implementación del sistema administrativo
descentralizador de las
intendencias en
1784,
la sierra meridional se benefició más ampliamente, al
menos en el corto plazo. Unos años después se creó, en
1787,
la
Audiencia del Cuzco. Estos importantes
cambios se produjeron bajo el mando de
Jorge
Escobedo (1781-1787), un nuevo visitador y
superintendente que reemplazó a
Areche.
[Reformas: los oficiales administrativos administran
ellos mismos los ingresos de la Corona SIN Virrey - las
minas tienen más éxito - se mejora la aplicación de la
ley en Lima - pero la resistencia local frena el cambio]
Escobedo fue el arquitecto principal de
reformas importantes y acertadas. Su gran logro fue la
implementación detallada y meticulosa del régimen de
intendentes. En particular, el
cobro y manejo
autónomos de las reales rentas, fuera de la
injerencia del virrey, mejoró con el nuevo sistema de
intendencias al reducir en algo la corrupción. Los
intendentes de cada una de las intendencias o provincias
creadas estaban ahora a cargo de la caja real provincial,
con lo que la recaudación creció en el periodo 1785-1795.
Del mismo modo, la
producción de mineral en
el centro [Ayacucho, Huancavelica etc.] y el norte
[Cajamarca etc.] experimentó una notable mejora en este
periodo. Hasta Huancavelica vivió un breve periodo de
mejora, aun cuando el resultado final, según un
funcionario depuesto, fuese un agotamiento minero y
tecnológico aun mayor. [132] Por otro lado, mejoró el
cumplimiento de la ley y la vigilancia de los más de
40.000 habitantes de la peligrosa ciudad de Lima.
[133] Sin embargo, estos éxitos reformistas iniciales
fueron limitados y temporales, pues los intereses locales
presentaron una fuerte
resistencia a la reforma
como lo muestran las voces contrarias al cambio. [p.114]
[Resistencia a las reformas: El comerciante y escritor
Alonso Carrió mentiroso: 1. devalúa a los indígenas y 2.
enfatiza la "herencia histórica de España en Perú" y 3.
afirma que no hubo abusos]
Alonso Carrió de la Vandera, un elocuente
defensor de los intereses criollos y peninsulares [de
España] tradicionales en Lima, manifestó los matices de la
oposición a las reformas.
Carrió era un
autor picaresco, un comerciante y oficial real de mediano
rango. Aunque nació en
Gijón, Asturias, y
había pasado una década en
México, Carrió
residía hacía tiempo en Lima y estaba casado con una
criolla con influyentes conexiones familiares. "El
lazarillo de ciegos caminantes", su clásica obra, fue
publicada en 1776, en vísperas de la reforma institucional
lanzada por
Gálvez [el jefe de reformas del
Consejo de Indias]. En ella no solo se burlaba de los
indios de la sierra sur, a quienes tenía en baja estima,
sino que además defendía el legado histórico español en el
Perú y rechazaba los cargos de abusos formulados contra
criollos y peninsulares [de España]. [134]
[Resistencia de Alonso Carrió a las reformas: Libro de
1781: Propuesta de un impuesto directo racista para los
indígenas de 16 pesos al año y los mestizos 20 pesos al
año].
En otra obra, un manuscrito de
1781 sin
título e inconcluso, publicado solo en 1966 con el título
asignado por el editor de "
Reforma del Perú",
Carrió proponía que se mantuvieran los corregidores y
repartos incluso después de la rebelión de Túpac Amaru
[II]. Sin embargo, en este mismo manuscrito propuso una
reforma alternativa. Carrió tenía en mente una capitación
directa aplicable a todos los súbditos en el Perú, en la
que solamente se distinguía entre los españoles
originarios (indios), que debían pagar
dieciséis
pesos al año, y los españoles (peninsulares,
criollos y mestizos), quienes debían pagar
veinte
pesos anuales. [135] Este impuesto universal
directo, aparentemente pensado para unir a los súbditos
peruanos sin consideración de etnicidad o de raza, habría
sido rechazado rotundamente por criollos y mestizos por
igual. Estos intereses se habían opuesto tradicionalmente
al pago de impuestos directos y continuarían haciéndolo
después de la independencia. Preferían los impuestos
indirectos a la producción de plata y el comercio, y
continuar prestándole dinero al necesitado erario, puesto
que los nuevos préstamos con intereses y un embrionario
sistema de crédito público serían recién establecidos en
1777. [136] También sostenían que la carga tributaria
directa debía continuar siendo asignada a la población
india, que en su mayoría vivía en la sierra sur. [p.115]
[Resistencia a las nuevas unidades administrativas: Los
oficiales administrativos (intendentes) se pelean con
los obispos de Jesús de fantasía - el virrey Teodoro de
Croix se pelea con el oficial administrativo Escobedo
por la gestión de los bienes reales - reversión de las
reformas relativas a los virreyes en 1787: Los virreyes
recuperan toda la autoridad].
La oposición a la reforma se manifestó de diversas otras
formas. Serios problemas jurisdiccionales surgieron poco
después de la implementación del nuevo sistema de
intendentes, en particular en la intendencia de Lima. El
superintendente de Lima y los intendentes a su mando
tenían poder para ejercer poderes ejecutivos locales, y
eso incluía el real patrocinio de la Iglesia [de Jesús de
fantasía], así como el manejo de los reales caudales,
rentas y cuentas. En consecuencia, surgieron fuertes
fricciones entre intendentes y obispos [de Jesús de
fantasía]. Sin embargo, el conflicto más serio se produjo
en la intendencia de Lima, donde las prerrogativas del
virrey se superponían a las del superintendente. El
virrey
Teodoro de Croix (1784-1790) colaboró
inicialmente con el superintendente
Escobedo,
pero desestimó e ignoró sus medidas y autoridad,
especialmente aquellas concernientes a la real hacienda
que tradicionalmente había caído bajo la jurisdicción del
virrey. En
1787, un cambio en la política
imperial le devolvió la
plena autoridad
políticomilitar y fiscal a los virreyes:
Escobedo fue llamado a Madrid y tuvo que entregar la
autonomía fiscal-administrativa de su superintendencia a
Croix. [137]
[Mueren los reformadores: El principal reformador del
Consejo de Indias José de Gálvez muere en 1787 - el rey
reformador Carlos III muere en 1788 - con Carlos IV
vienen guerras y crisis - Escobedo en el Consejo de
Indias bloquea la abolición de los oficiales
administrativos (Intendencias) - Los virreyes vuelven a
ser corruptos como antes: corrupción, nepotismo, se
descuida la minería, contrabando etc.]
[El jefe de reformas del Consejo de Indias]
José de
Gálvez, el enérgico arquitecto de la reforma
imperial, había fallecido en
1787. Un
dividido Consejo de Indias revirtió entonces el
impulso reformador. Las decisiones de Madrid pasaron
a tener más en cuenta la autoridad de los virreyes que la
de los intendentes. Esta tendencia conservadora quedó
reafirmada y se consolidó con la muerte del reformista
rey
Carlos III en
1788. Su
hijo
Carlos IV, asesorado por el «preferido»
ministro
Manuel Godoy, condujo a España y a
su Imperio hacia una espiral de
guerras y crisis.
En este contexto,
Croix, el virrey del
Perú, se convirtió en el
principal defensor de la
supresión del sistema de intendencias. Sin
embargo su posición fue rechazada por el Consejo de Indias
en el periodo 1801-1802, gracias a los consejos de nada
menos que
Escobedo, quien sirvió como
miembro del Consejo hasta su muerte en 1805. Pero esta fue
una victoria pírrica para los reformadores. Como siempre,
la política colonial había retrocedido frente al consabido
e irrestricto poder de los virreyes, lo que
abrió
nuevamente las oportunidades para la corrupción
administrativa. La monarquía española vaciló
así en su celo reformista institucional. A partir de
entonces, la
corrupción administrativa virreinal,
los malos manejos en la minería, el contrabando y el
nepotismo volvieron a crecer.
[Los oficiales administrativos vuelven a ser
terroristas como los corregidores de antes: deudas,
distribución de territorios ilegales, fraudes y abusos,
compra de cargos]
En el ámbito provincial, los cargos de subdelegados o
autoridades distritales, bajo la supervisión de los
intendentes, fueron bastante codiciados por [p.116]
criollos desplazados de otros puestos administrativos. En
la práctica, los intendentes y los subdelegados comenzaron
a asumir la misma autoridad despótica que los
corregidores: dejaban
déficits y deudas, se
inmiscuían cada vez más en los
prohibidos repartos
y cometían las mismas
irregularidades y abusos
que sus predecesores. [138] Hubo quejas contra intendentes
que habían vendido el puesto de subdelegado de su
jurisdicción para su lucro personal. Asimismo, se
multiplicaron las propuestas y demandas de que se
reviviera el reparto bajo otro nombre, implementado ya
fuera por el consulado de comercio o por el gobierno.
[139]
[Persiste el terror contra los indígenas con
impuestos especiales - contrabando por "yanquis" e
ingleses por el puerto de Arequipa - las reformas de
Gálvez retroceden silenciosamente]
En efecto, la venta forzada de mercaderías a los indios
prosiguió. Del mismo modo, la carga tributaria reformada
impuesta
a los indios abrió oportunidades para que los
oficiales se dedicaran al cobro fraudulento e
intencionalmente retrasado del tributo indígena. Para los
primeros años del siglo XIX, estas autoridades
locales combinaban el cobro de tributos con el revivido
reparto que las comunidades de indígenas aborrecían. Los
mismos intereses que se beneficiaban con la recaudación
del tributo indígena derrotaron toda posibilidad de
establecer una estructura tributaria unificada que
incluyera a otros súbditos coloniales. [140] Por otro
lado, el
contrabando de mercaderías
inglesas y norteamericanas también creció, particularmente
a través de los puertos de Arequipa, no obstante los
esfuerzos realizados por el reformista intendente
Bartolomé
Salamanca para atajar a contrabandistas como
Santiago
Aguirre, quien recibía apoyo del cabildo de
Arequipa. [141] Todos estos factores dan fe de [p.117] la
acomodación de los intereses que presionaron para que las
reformas finalmente se descarrilaran.
[Suplemento: fracaso es el principio de los católicos
Los católicos "cristianos" no sueñan con observar las
leyes, pero para ellos el crimen es normal y está
"regulado" en el estudio bíblico con "perdón" por parte
del sacerdote espía. Es por eso que CADA territorio
católico es un territorio corrupto e ineficiente con un
espíritu bloqueado].
[Minería con mercurio en Huancavelica: las reformas no
sirven de nada, se reafirma la mentalidad católica
desaliñada - derrumbes de minas, robos masivos y
detenciones - a partir de 1804: cese de la venta de
mercurio a crédito - deudas de los explotadores de minas
- 1812: cierre de la mina de mercurio de Huancavelica -
importación de mercurio desde España desde Almadén]
Huancavelica continuó su declive a pesar de
los sucesivos cambios organizativos con que las
autoridades experimentaban con la administración privada,
gremial y estatal de las minas. Desde finales del decenio
de 1780, los intendentes de Huancavelica investigaban los
sospechosos
derrumbes de la mina y la «
defraudación
de [la] Real Hacienda», además de encarcelar a
los contratistas y oficiales de minas corruptos. [142] En
1804, el
virrey Gabriel de Avilés
(1801-1806) suspendió la venta de azogue a crédito a los
mineros debido a las dificultades fiscales causadas, en
parte, por la enorme acumulación de deudas impagas de los
mismos mineros. Estas deudas habían crecido y aumentado su
incumplimiento en parte gracias a la colusión de
cobradores y oficiales corruptos. [143] [El virrey]
Avilés
lamentaba el fracaso de una reforma vigorosa y universal
debido a [p.118] una sistémica oposición local. Por ello,
aconsejó a su sucesor, [virrey]
José de Abascal
(1806-1816), que aplicara más bien «operaciones tranquilas
y lentas» para hacer frente a la decadencia del Perú.
[144] Para
1812, las minas de Huancavelica habían
sido cerradas y el mercurio era
importado desde Almadén, España.
[Suplemento: El catolicismo provoca constantemente
proyectos y quiebras
El catolicismo criminal y anti-pensante provoca SIEMPRE
nuevas tumbas y suicidios a través de prohibiciones de
pensamiento e intrigas en las lecciones de Biblia - porque
NADA de la Biblia es real pero solo fantasía - y por eso
salen quiebras por fantasías sin fin - aquí el suicidio de
la mina de mercurio de Huancavelica].
[1809: Napoleón en España contra la corrupción - las
leyes de reforma de las cortes reales de Cádiz - el
virrey Abascal en Perú tiene cada vez más gastos
militares contra los levantamientos de los indígenas
oprimidos - 1777: sistema crediticio y fiscal,
reestructurado en 1815 - el virrey Abascal tiene que
tolerar la corrupción en la administración de jueces,
funcionarios de la propiedad y gobiernos provinciales]
En
1809 se daban claras señales de una
renovada intensificación de la vieja corrupción. La
incertidumbre política creada por la
invasión
napoleónica de España y la legislación liberal
en las
Cortes de Cádiz crearon confusión en
las reglas institucionales y en el financiamiento bélico
de emergencia. Los
gastos militares en ascenso
desde finales del siglo xviii fueron drenando los recursos
fiscales virreinales. [145]
El virrey Abascal
impuso un poder militar
semidictatorial y
permaneció
ocupado enfrentando sucesivas insurrecciones.
Fue capaz de recaudar fondos y rentas urgentemente
necesarios a través de una élite comercial y terrateniente
que apoyaba un embrionario
sistema crediticio y
fiscal público, introducido en 1777 y reestructurado
en 1815. [146] Este tipo de medidas y
políticas financieras constituyeron un legado prominente
para el Perú republicano. [p.119] A pesar de su honestidad
personal, Abascal se vio obligado a
condonar la
corrupción administrativa y dar cabida a unos
marcados conflictos de interés entre las autoridades
coloniales del más alto nivel. Según un informante de
Lima, los jueces, oficiales de hacienda y miembros del
cabildo se beneficiaban personalmente de sus cargos por
medio de injusticias y daños al común debido al cohecho,
vicio y otras granjerías. [147]
[Corrupción en el ejército peruano con la ampliación de
los privilegios militares a partir de 1768 - el virrey
Joaquín de la Pezuela concede montones de corrupción+las
masas se empobrecen cada vez más - rebeliones y ola de
emancipación en Chile - incompetente general de brigada
Mariano Osorio - golpe militar bajo el general José de
la Serna contra la emancipación - el contrabando+la
corrupción continúan]
Otro acomodamiento clave bajo el mandato de Abascal se dio
dentro de la organización militar. A comienzos del siglo
XIX,
los criollos comprendían aproximadamente el 50
por ciento de los oficiales del ejército
regular, a pesar de la reforma militar de la década de
1780 que redujo las milicias dominadas por ellos. La
administración corrupta de recursos en las unidades del
ejército había sido denunciada por
Ulloa,
varias décadas antes, pero se hizo notoria bajo
Amat
y, se agudizó a partir de 1768, con la expansión de los
privilegios del fuero militar. [148]
Durante el gobierno de
Joaquín de la Pezuela
(1816-1821), el penúltimo virrey español, la
corrupción
militar y el favoritismo alcanzaron nuevos niveles.
Pezuela, un virrey tiránico y conservador,
gratificaba con su favor a los oficiales reales que le
eran fieles y a su círculo más íntimo. [149] De hecho,
este virrey dilapidó recursos vitales, dolorosamente
exprimidos a los súbditos, en expediciones militares
fallidas que buscaban aplastar la creciente
ola
emancipadora en Chile [p.120] y en otras
provincias rebeldes. Guiado por intereses particulares, y
en medio de una situación militar cada vez más
desesperada, Pezuela se entregó a su yerno, el
brigadier
Mariano Osorio, quien demostró incompetencia
militar, así como una ambición comercial indebida. [150]
Por sus claras falencias, defectos militares y venalidad,
este virrey fue depuesto mediante el que quizás fuera el
primer
golpe militar moderno en el Perú. Estuvo
liderado por el
general liberal español José de la
Serna (1821-1824), comandante de la última
resistencia contra las invasoras fuerzas emancipadoras, y
sucedió en condiciones bélicas favorables al contrabando y
la corrupción. [151] [p.121]
Ciclos de corrupción colonial
Sobre la base de las evidencias proporcionadas por Ulloa y
otras fuentes relevantes examinadas en este capítulo, es
posible sugerir la siguiente secuencia de ciclos de
corrupción durante el maduro virreinato peruano:
(i) un nivel sumamente alto de corrupción desde al menos
la segunda mitad del siglo XVII hasta el temprano XVIII,
(ii) una caída temporal aunque ligera desde el decenio de
1720 hasta el de 1740,
(iii) un incremento marcado desde el decenio de 1750 al de
1770,
(iv) una caída breve pero significativa en las décadas de
1780 y 1790, [p.121]
(v) un ligero incremento en la primera década del XIX, y
(vi) una aguda alza en la década anterior a la
independencia.
En lo que sigue, este esbozo de ciclos sucesivos es objeto
de un análisis comparativo más detallado, que toma en
cuenta las cifras disponibles y los estimados
cuantitativos de los principales modos de corrupción
administrativa colonial, y los costos que les estaban
asociados a lo largo del tiempo. Como vemos en el cuadro
1.1, es posible cuantificar y estimar provisionalmente, de
modo conservador, cuatro costos principales de la
corrupción, subrayados por la literatura reformista y por
los expedientes de los juicios de residencia y las visitas
de la época, durante gobiernos virreinales claves. Estas
categorías o formas de corrupción fueron las siguientes:
(i) las ganancias ilegales e indebidas del virrey (es
decir, su premio), obtenidas mediante la distribución
injusta e interesada de cargos oficiales, otras comisiones
cobradas y tratos privados o granjerías que fueron
progresivamente prohibidos por reales cédulas desde el
tardío siglo xvii; [152]
(ii) las ganancias irregulares y abusivas exprimidas por
los titulares e interinos de cargos venales como los de
gobernador, corregidor y oidor (la venta de cargos fue
particularmente intensa en el siglo XVII y temprano
XVIII);
(iii) ineficiencias administrativas ligadas a la
corrupción como el retraso interesado en el cobro de
deudas y el descuido en la supervisión y el mantenimiento
de las minas;
(iv) rentas no recabadas (el quinto real y la alcabala),
perdidas debido al comercio de contrabando de bienes
extranjeros adquiridos a cambio de plata piña no gravada,
un costo que podemos clasificar como indirecto.
Todos estos eran fondos desviados de fines públicos hacia
ganancias privadas o de círculos de patronazgo. Esta
definición operativa de un costo desviado (directo e
indirecto) es útil para los estimados provisionales de los
costos de la corrupción, continuados para el periodo
posterior a la independencia en el apéndice del presente
estudio. [p.122]
Las cifras del cuadro 1.1 permiten observar que los
virreyes que amasaron las mayores ganancias privadas,
gracias a sus funciones oficiales, fueron
Castelldosrius,
Amat y Junyent, y Pezuela. A su muerte, el
virrey
Villar solamente dejó un monto moderado para
sus herederos, a pesar de las escandalosas comisiones
[cuotas de protección] cobradas por sus parientes y
secretario para permitir la corrupción y el contrabando.
Los virreyes
Monclova, Castelfuerte y Gil de
Taboada fueron los virreyes que se vieron
menos expuestos al enriquecimiento privado. Sin embargo,
otras categorías de corrupción administrativa, entre ellas
la venalidad e ineficiencia de los oficiales reales, así
como los costos indirectos del contrabando, fueron más
prominentes con
Villar, Mancera, Monclova y
Castelldosrius, fundamentalmente en el siglo
xvii y comienzos del xviii. Estos costos adicionales
fueron, asimismo, prominentes entre las décadas de 1740 y
1770 con
Superunda y Amat y Junyent. La
época de la reforma borbónica de las intendencias, bajo el
superintendente Escobedo y el virrey Gil de Taboada,
en el tardío siglo xviii, tuvo los costos más bajos de
corrupción, en tanto que estos se incrementaron
notablemente por los gastos militares interesados
realizados bajo el virrey Pezuela.
Las cifras del cuadro 1.1 permiten observar que los
virreyes que amasaron las mayores ganancias privadas,
gracias a sus funciones oficiales, fueron Castelldosrius,
Amat y Junyent, y Pezuela. A su muerte, el virrey Villar
solamente dejó un monto moderado para sus herederos, a
pesar de las escandalosas comisiones cobradas por sus
parientes y secretario para permitir la corrupción y el
contrabando. Los virreyes Monclova, Castelfuerte y Gil de
Taboada fueron los virreyes que se vieron menos expuestos
al enriquecimiento privado. Sin embargo, otras categorías
de corrupción administrativa, entre ellas la venalidad e
ineficiencia de los oficiales reales, así como los costos
indirectos del contrabando, fueron más prominentes con
Villar, Mancera, Monclova y Castelldosrius,
fundamentalmente en el siglo xvii y comienzos del xviii.
Estos costos adicionales fueron, asimismo, prominentes
entre las décadas de 1740 y 1770 con Superunda y Amat y
Junyent. La época de la reforma borbónica de las
intendencias, bajo el superintendente Escobedo y el virrey
Gil de Taboada, en el tardío siglo xviii, tuvo los costos
más bajos de corrupción, en tanto que estos se
incrementaron notablemente por los gastos militares
interesados realizados bajo el virrey Pezuela.
Para medir el impacto que los costos de la corrupción
tuvieron sobre la economía colonial a lo largo del tiempo,
el cuadro 1.2 utiliza estimados del producto bruto interno
(PBI) (en base al valor de la producción de plata), [153]
así como cifras confiables de los gastos fiscales totales,
[154] para de este modo establecer el nivel relativo de
estos costos de la corrupción (sobre la base de los
totales del cuadro 1.1) por década, entre 1690 y 1819. El
nivel más alto de corrupción, como porcentaje del gasto,
tuvo lugar en 1700-1709 y 1710-1719 (61 y 88 por ciento,
respectivamente), lo que coincidió con una mayor
corrupción administrativa heredada del tardío siglo XVII,
además de una marcada caída en la producción de plata y
las reales rentas y gastos, crisis que comenzó a ser
superada gradualmente solo a partir de mediados de siglo
XVIII. Entre 1690 [p.123]
Cuadro 1.1
Costos estimados de la corrupción según categorías
directas e indirectas,
en algunos gobiernos virreinales, Perú, 1584-1821
(promedios anuales en millones de pesos corrientes - Peso
de ocho reales = 272 maravedíes)
Gobierno
(años) |
I Ganancias
ilegales
del virrey
(premio) |
II Otras
irregularidades
de
oficiales |
III
Ineficiencia
ligada a la
corrupción |
IV Pérdida
indirecta
de rentas al
contrabando |
Total |
|
I: en
base a la riqueza total documentada del virrey.
II: en base a los costos administrativos
totales.
III: en base al estimado de deudas no cobradas.
IV: en base al valor estimado del contrabando. |
|
Conde del Villar
(1584-1589) |
0,1 |
2,0 |
0,3 |
0,1 |
2,5 |
Marqués de Mancera
(1639-1648) |
0,2 |
1,2 |
0,5 |
0,2 |
2,1 |
Conde de Monclova
(1689-1705) |
0,1 |
1,3 |
0,5 |
0,4 |
2,3 |
Marqués de Castelldosrius
(1707-1710) |
0,4 |
1,0 |
0,5 |
0,4 |
2,3 |
Marqués de Castelfuerte
(1724-1736) |
0,1 |
0,8 |
0,3 |
0,3 |
1,5 |
Amat y Junyent
(1761-1776) |
0,3 |
1,2 |
0,5 |
0,3 |
2,3 |
Gil de Taboada
(1790-1796) |
0,1 |
0,6 |
0,3 |
0,3 |
1,3 |
Pezuela
(1816-1821) |
0,3 |
0,8 |
0,5 |
0,4 |
2,0 |
|
|
|
|
|
[p.124] |
Fuentes:
-- Juan y Ulloa, «Discurso y reflexiones políticas…»
(1749), ff. 830-835;
-- Ulloa, «Relación de gobierno» (1763), ff. 3-4v;
-- Machado de Chaves, «Estado político del Reino del
Perú…» (1747), ff. 21-22v;
-- Fiscal Ríos (1710), Gobierno, Lima, leg. 482, AGI;
-- Aponte, «Representación que en el año…» (1622), ff.
146–51;
-- Moreno Cebrián y Sala i Vila, El «premio» de ser
virrey…, pp. 45, 110-111 y 269-270;
-- Klein, The American Finances…, pp. 51 y 69;
-- Malamud, Cádiz y Saint Malo…, p. 30;
-- Costa, «Patronage and Bribery…», pp. 311-312; y
-- Holguín, Poder, corrupción y tortura…, pp. 69-70.
[p.124]
Cuadro 1.2
Costos y niveles de corrupción estimados,
virreinato del Perú, 1680-1819
(promedios anuales por década, en millones de pesos
corrientes y porcentajes)
Décadas |
I Producción
de
plata |
II Estimado del
PBI [a] (I/0,1 o
0,07) |
III Gastos
fiscales |
IV Costo
estimado de
corrupción |
V Nivel del
gasto (IV/
III %) |
VI Nivel
del PBI
(IV/II %) |
1680-1689 |
5,1 |
51 |
5,3 |
2,1 |
40 |
4 |
1690-1699 |
4,5 |
45 |
4,6 |
2,3 |
50 |
5 |
1700-1709 |
2,7 |
27 |
3,8 |
2,3 |
61 |
9 |
1710-1719 |
2,9 |
29 |
2,4 |
2,1 |
88 |
7 |
1720-1729 |
3,0 |
30 |
2,6 |
1,5 |
58 |
5 |
1730-1739 |
3,5 |
35 |
2,6 |
1,7 |
65 |
5 |
1740-1749 |
4,3 |
43 |
2,6 |
2,0 |
77 |
5 |
1750-1759 |
4,8 |
48 |
3,4 |
2,0 |
59 |
4 |
1760-1769 |
5,7
|
57 |
4,2 |
2,3 |
55 |
4 |
1770-1779 |
6,8 |
68 |
5,3 |
2,3 |
43 |
3 |
1780-1789 [b] |
2,7 |
39 |
5,3 |
2,0 |
38 |
5 |
1790-1799 |
4,4 |
63 |
4,7 |
1,3 |
28 |
2 |
1800-1809 |
4,2 |
60 |
5,2 |
1,7 |
33 |
3 |
1810-1819 |
3,3 |
47 |
4,9 |
2,0 |
41 |
4 |
|
|
|
|
|
|
[p.125] |
[a] Asumiendo que la producción de plata del Alto y Bajo
Perú ascendía al 10 por ciento del PBI (según el método de
estimado del PBI de Garner); si se considera solo Bajo
Perú (1777-1819), una economía que dependía un poco menos
de la minería y más del comercio, por ende, la producción
de plata llegaba solo al 7 por ciento del PBI.
[b] Virreinato del Perú (Bajo Perú) sin la Audiencia de
Charcas [hoy Bolivia], ca. 1777 a 1819.
Fuentes:
-- TePaske y Klein, The Royal Treasuries (1982), vol. 1;
TePaske y Garner, “Annual silver data, 1559-1821”;
-- Klein, American Finances, pp. 49 y 67; y las mismas del
cuadro 1.1.
[p.125]
y 1719, el nivel medio de corrupción, como porcentaje del
gasto, alcanzó un asombroso
66 por ciento,
en tanto que el nivel de corrupción como porcentaje del
PBI también llegó a su punto más alto con el 7 por ciento.
Otras décadas con altos niveles de corrupción fueron las
de 1730 a 1770 (en especial la de 1740), que promediaron
el
60 por ciento de los gastos pero
solamente el
4,2 por ciento del PBI. Las
décadas entre 1780 y 1809 tuvieron los niveles más bajos
(especialmente en 1790-1809), con un promedio de apenas
30
por ciento del gasto y
3,3 por ciento
del PBI. Los índices de corrupción se
incrementaron hacia la última década de dominio colonial,
alcanzando el
41 por ciento del gasto y 4 por
ciento del PBI. En general, fueron costos
importantes que en el largo plazo minaron todos los
pequeños incrementos en el crecimiento de la economía
colonial. Los costos de la corrupción implicaron una
pesada carga y un legado que agravó el colapso económico y
financiero producido durante las guerras de la
independencia y la temprana época poscolonial.
Aquellos historiadores escépticos con respecto a la
importancia de la corrupción en el virreinato del Perú o
en otras sociedades coloniales hispanoamericanas, han
dudado o ignorado la preciosa información y el análisis
proporcionados por
Ulloa y otros
reformadores coloniales examinados en este capítulo. Pero
detalladas evidencias adicionales provenientes de fuentes
judiciales, administrativas y cuantitativas corroboran la
principal afirmación sobre que la corrupción tuvo una rol
central en el sistema colonial y fue la base para la
futura corrupción sistémica. A pesar de serios intentos
por efectuar reformas, la corrupción profundamente
arraigada venció. Una evaluación general debe concluir que
en el Perú,
las reformas implementadas no lograron
alcanzar las metas de largo plazo necesarias
para remozar la ineficiencia administrativa colonial y
contener la corrupción. [155] Estas reformas fueron
minadas y en última instancia descarriladas por intereses
locales que se coludían con autoridades [p.126] corruptas.
[desde la década de 1790: corrupción continua en la
administración, en la minería y, después, aún hay
corrupción en el sector militar]
A lo largo del siglo XVIII los cambios en el liderazgo
imperial español a partir de la década de 1790 y, en
última instancia, las transgresiones cometidas en la
política fiscal y comercial, los gastos militares, las
finanzas de guerra y la administración provincial y minera
facilitaban las corruptelas. Los intereses corruptos
peninsulares [de España] y criollos continuaron sin
control, en tanto que la mayoría de los súbditos del
virreinato debía soportar los costos. En consecuencia, las
instituciones virreinales se basaron en parte en leyes y
autoridad españolas tradicionales o reformadas, y en
parte, a veces crucialmente, en intereses y prácticas
corruptos inherentes al gobierno patrimonial local. El
estudio de la corrupción resulta así esencial para
comprender el funcionamiento sistémico, real y práctico,
de las particulares instituciones coloniales en las que se
basó la desenfrenada corrupción del Perú posterior a la
independencia.
[Corruptos en la administración apoyan a corruptos en
el ejército - sin control, sin separación de poderes - a
partir de 1820 las redes corruptas siguen funcionando]
Las continuidades y legados de la corrupción, presentes en
el Perú en la transición de las instituciones coloniales a
las republicanas, hundían sus raíces en el poder
centralista y patrimonial de los virreyes militares,
respaldados por sus círculos de patronazgo. El abuso de
las políticas financieras fiscales y de las instituciones
continuó siendo un rasgo importante del legado colonial.
Al carecer de una tradición significativa de pesos y
contrapesos constitucionales y una división de poderes,
las nuevas estructuras de poder surgidas en la década de
1820 se basaron en redes de patronazgo muy bien
arraigadas, que fueron dominadas por los caudillos
militares quienes a su vez heredaron la influencia de los
oficiales militares del tardío sistema colonial. [p.127]
[Comentario:
El Virreinato del Perú se ha corrompido a morirse. La
Biblia de fantasía con las lecciones de la Biblia, donde
todo lo político está decidido, había perdido con su
ineficacia contra la verdad y contra el movimiento
emancipatorio. Sin embargo, el suicidio de los católicos
criminales con su Jesús de fantasía, que solo aprenden
algo cuando el pastor se lo lee en la lección de Biblia,
es sistemático, no solo en el Virreinato del Perú. El
catolicismo es casi SIEMPRE un fracaso y solo puede
mantenerse con fraudes y robos masivos: el Vaticano con el
narcotráfico con el Perú y con sus billones de ingresos en
el Banco del Vaticano es NUNCA mencionado aquí].