de:
Javier Cabrera Darquea: El mensaje de las piedras
grabadas de Ica; edición privada, quinta edición 1991;
avenida Bolívar 170, plaza de Armas, Ica, Perú. tel.
231933 / 234363;
5.5. [INSTRUMENTOS DE OPERACIONES EN TIEMPOS REMOTOS - Y
UN TUMI CON EL CICLO FEMENINO] (p.211-219)
[Tiempos remotos: instrumentos de operaciones
de una aleación de oro, plata y cobre - tumis - metal
"champi"]
En diferentes lugares del mundo se han encontrado
cráneos trepanados de hombres antiguos, lo que ha hecho
suponer que el hombre antiguo se alimentaba de cerebros
o que tal vez las trepanaciones obedecían a propósitos
de hechicería, a prácticas rituales o a posibles
curaciones (p.211) de traumatismos óseos. Pero como en
tumbas del antiguo Perú se han encontrado - además de
cráneos trepanados - instrumentos de metal cortantes y
resistentes tales como tumis, escalpelos, cinceles,
separadores, pinzas, etc. (hechos todos de aquel metal
llamado champi, aleación de oro, plata y cobre), ha
servido para suponer que tanto incas como preincas
conocieron avanzadas técnicas quirúrgicas y profundos
conocimientos científicos de anatomía y neurofisiología,
que les permitió trepanar cráneos para intervenir el
cerebro.
Al tratar de otros materiales usados por la Humanidad
Gliptolítica para dejar mensajes, me referí al oro. Dije
que este metal lo utilizó primero en forma de planchas
luego bajo la forma de diferentes objetos y que un tipo
de éstos lo constituyen los tumis de oro con
incrustaciones de piedras preciosas. Dije asimismo que
los tumis hechos de aquel durísimo metal llamado champi
fueron confeccionados por la Humanidad Gliptolítica, y
quiero añadir que todos los instrumentos hechos de este
metal (escalpelos, cinceles, separadores, pinzas, etc.)
pertenecieron a esa humanidad.
[Cráneos con trepanaciones en Parácas]
Por excavaciones practicadas en tumbas incas y preincas
- sobre todo en tumbas de la cultura Parácas - se han
encontrado cráneos con orificios, otros cuyos orificios
aparecen cubiertos en algunos casos con placas de oro,
en otros casos con placas de plata, en otros casos con
fragmentos de calabaza; y muchos cráneos que revelan que
se ha dado el proceso de regeneración ósea y por
consiguiente que el individuo ha sobrevivido a la
trepanación.
[La cirugía "actual" con sus "técnicas]
La cirugía actual trepana el cráneo con el propósito de
diagnosticar y tratar las enfermedades de los huesos del
cráneo y de los órganos contenidos en la cavidad
craneana. Para alcanzar estos objetivos dispone de un
avanzadísimo conocimiento de la estructura y
funcionamiento del cerebro, de las membranas que lo
recubren del liquido contenido en la cavidad craneana y
de los huesos que conforman el cráneo. También dispone
de avanzadas técnicas quirúrgicas que se ven facilitadas
por el empleo de un especializado instrumental, en el
que son imprescindibles (p.212) la sierra eléctrica para
la trepanación, delicadísimos instrumentos mecánicos y
eléctricos para manipular órganos, seccionar y suturar
vasos. A esto se suma la eficacia de los nuevos
anestésicos, que son de escasa toxicidad, y que permiten
la prolongación del tiempo operatorio, tan necesaria
ésta para las operaciones del cerebro.
Las culturas inca y preincas estuvieron muy lejos de
alcanzar siquiera un mediano avance científico y
tecnológico en general, menos aún en este campo tan
especializado como esta neurocirugía. En consecuencia,
las trepanaciones que efectuaron, si tuvieron un
propósito quirúrgico, a lo sumo no pasaron de ser
simples intervenciones en el nivel del hueso,
posiblemente para restablecer la integridad de la bóveda
craneana. Afirmar que dichos orificios se hacían para
intervenir en la mesa encefálica es pues, absurdo.
Bien se sabe que la actual humanidad - de la que
formaron parte esas culturas, hace 3 mil años - sólo en
este siglo ha adquirido los conocimientos necesarios
para intervenir científicamente el cerebro. Lo más
probable es que las trepanaciones practicadas por incas
y preincas se hayan hecho para curar fracturas óseas
producidas por guerra o por accidentes, y otras como
prácticas de hechicería para intentar curar males
desconocidos (dolores insoportables de cabeza,
comportamientos extraños del individuo, etc.), tal vez
partiendo de la curiosa idea de que la causa de estos
males eran espíritus maléficos afincados en la cavidad
craneana.
[Los tumis y sus símbolos]
Los tumos de champi y los de oro con incrustaciones de
piedras preciosas fueron confeccionados por la Humanidad
Gliptolítica con el propósito de dejar en ellos
informaciones de tipo quirúrgico. No contienen escenas
quirúrgicas.
En los tumis de oro con incrustaciones de piedras
preciosas, la parte superior - formada en algunos
casos por una figura humana completa y en otros sólo por
la cabeza, pero en ambos casos con adornos y filigrana -
contiene la información inscrita con figuras y símbolos.
La parte inferior tiene forma de un instrumento
cortante. Como ese instrumento cortante aparece como
símbolo de uno de los instrumentos quirúrgicos en las
escenas de los (p.213) Gliptolitos que informan sobre
cirugía (véase Fig. 44),

Fig. 44: Extracción de un cerebro (p.195)

Fig. 58: El tumi con la indicación de un
ritmo femenino (p.218)
Tumi de oro con
incrustaciones de piedras preciosas. Al
igual que los de champi (durísima aleación
de oro, plata y cobre), los tumis de oro
fueron confeccionados por la Humanidad
Gliptolítica con el proósito de dejar en
(p.218) ellos informaciones de tipo
quirurgico. Las figuras y símbolos del
presente tumi informan sobre el ciclo
mentrual de la mujer. Este tumi forma
parte de una serie sobre patología
quirúrgica del ovario. Han sido
encontrados en tumbas precolombinas del
Perú, pero no pertenecen a hombres de
estas culturas (p.219).
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en el tumi reaparece para dar a
entender que la información contenida es de índole
quirúrgica. El tumi no es, pues, uno de los instrumentos
quirúrgicos que empleo la Humanidad gliptolítica; mal
podía serlo con los aparentes adornos y filigranas que
impiden asirlo. Los tumis de obsidiana fueron
confeccionados por las culturas inca y preincas, pero
como simples réplicas de los de oro y de champi, que
debieron haber encontrado por acceso a los depósitos de
materiales gliptolíticos. Pero los tumis de obsidiana no
tienen los aparentes adornos ni la figura humana; están
conformados sólo por una réplica del instrumento
cortante protegido en la parte superior por un mango de
madura sujeto con amarras de cuerda.
Esto me hace pensar que, a diferencia delos tumis de la
Humanidad Gliptolítica, los de los incas y preincas
fueron confeccionados con el propósito de usarlos como
instrumentos cortantes, una modalidad más del ya
descrito mestizaje gliptolítico. Y es posible que fueron
los instrumentos con que efectuaron las simples
trepanaciones a que me he referido.
Por otra parte, con los tumis de oro y de champi debe
haber sucedido lo mismo que con muchos testimonios de la
Humanidad gliptolítica encontrados por las llamadas
culturas antiguas: los incas y preincas no pudieron ni
siquiera imaginar que los tumis contuvieran información
científica. Pero como la presencia de los tumis
significaba que habían sido hechos por seres a quienes
no podían conocer, pensaron que esos seres eran dioses y
entonces consideraron a los tumis como objetos sagrados.
Las réplicas de estos tumis y su presencia en las
tumbas, fueron una forma de acercarse a esos supuestos
dioses. Por eso me inclino a pensar que las
trepanaciones hayan sido, en unos casos, prácticas
ceremoniales en honor de esos dioses y, en otros casos,
hechos que obedecían al propósito de curar enfermedades
con la intervención del supuesto poder divino encerrado
en el tumi.
Que los tumis de oro con incrustaciones de piedra
preciosas contengan información inscrita simbólicamente,
es algo que la Arqueología ni siquiera ha sospechado.
Esto es causa de que los diversos ejemplares que existen
(p.214) se encuentren diseminados en poder de
coleccionistas y en los museos del mundo. Se le
colecciona fundamentalmente como objetos artísticos. Al
igual que los Gliptolitos, estos tumis forman series.
Lamentablemente, la ignorancia de lo que significan y lo
disperso en que se encuentran impiden el acceso a ellos,
cuestión que pudiera facilitar los estudios
interpretativos y por lo tanto disponer de la
información quirúrgica que poseen.
CICLO MENSTRUAL DE LA MUJER SIMBOLIZADO EN UN TUMI
[Un tumi cuenta un ciclo menstrual de la mujer
- el ciclo]
Por el estudio que he realizado de un tumi de oro con
incrustaciones de piedras preciosas, he podido obtener
la información dejada en él por la Humanidad
Gliptolítica sobre el ciclo menstrual de la mujer. Para
que pueda entenderse más fácilmente la descripción e
interpretación de sus figuras y símbolos, creo necesario
referirme antes someramente a lo que es el ciclo
menstrual de la mujer.
Durante un tiempo determinado, en uno de los dos ovarios
madura un óvulo. Al principio se hallan los óvulos
listos para iniciar su proceso de maduración. Cada uno
se encuentra alojado dentro de una especie de bolsita
conocida con el nombre de folículo de Graaf. Dentro del
folículo se halla rodeado de un líquido, el líquido
folicular. Pero sólo un óvulo es el que logra madurar al
cabo de catorce días. La maduración del óvulo es
activada por la foliculina, hormona que segrega durante
ese lapso las células del folículo de Graaf. El óvulo ya
maduro se desprende de su folículo y es recogido por la
trompa uterina. En estos momentos y hasta los seis días
siguientes aproximadamente, si encuentra al
espermatozoide, el óvulo quedará fecundado y se
convertirá en huevo (cigota).
Por su parte, el folículo que envolvía al óvulo se
transformará en lo que se denomina cuerpo amarillo y
producirá la progesterona, hormona que favorece el
crecimiento de la mucosa uterina a fin de que ésta
reciba al huevo y prosiga la formación del nuevo ser.
pero si el óvulo maduro no encuentra al espermatozoide,
días después se destruirá. El óvulo destruido será
entonces eliminado conjuntamente con la mucosa uterina;
la eliminación de la mucosa uterina se produce
veintiocho días después de haberse iniciado el proceso
de maduración del óvulo. La eliminación de la mucosa
uterina origina la (p.215) hemorragia menstrual. Luego
de este período de veintiocho días se inicia el proceso
de maduración de un nuevo óvulo.
Todo este proceso que se realiza en forma periódica en
el ovario, con el propósito de que madure un óvulo, sea
para encontrar su fecundación y convertirse en huevo,
sea para destruirse al cabo de veintiocho días cuando no
ha encontrado al espermatozoide, constituye el ciclo
menstrual de la mujer. La hemorragia menstrual se
produce normalmente al término de los veintiocho días y
se considera igualmente normal que dure cinco días. La
fecundación del óvulo para convertirse en huevo se puede
producir desde la mitad del ciclo hasta los seis días
siguientes. Sin embargo, si el espermatozoide ha sido
depositado no más allá de dos días anteriores a la mitad
del ciclo, puede mantenerse vivo hasta el momento en que
se desprenda el óvulo ya maduro y encontrarse con éste y
fecundarlo.
[El tumi]
El tumi a que me he referido describe con figuras y
símbolos el ciclo menstrual de la mujer. Sobre la frente
de la figura humana hay una especie de casquete
semicircular, que no es más que la representación
microscópica del tejido del ovario (5 en Fig. 58).

Fig. 58: El tumi con la indicación de un
ritmo femenino |
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Los ocho pequeños círculos que aparecen insertos en él
representan ocho folículos de Graaf, exactamente como se
ven al microscopio (6 en Fig. 58). El punto que se
observa (núcleo) en el centro de cada uno es un óvulo en
situación de iniciar su proceso de maduración
(recuérdese que sólo uno de los óvulos va a madurar) y
la zona que lo rodea es el líquido folicular. La argolla
de diminutas bolillas que encierran al óvulo es el
conjunto de células que tapizan las paredes del
folículo, células que, como se sabe, segregan durante
los primeros catorce días la foliculina, hormona que
activa la maduración del óvulo. Rodeando la parte
superior del casquete hay un filamento zigzagueante (4
en Fig. 58).
Si se observa los vértices del filamento, tanto los de
arriba como los de abajo, nos daremos cuenta de que el
filamento forma pirámides, catorce con el vértice hacia
arriba y catorce con el vértice hacia abajo. Como en la
simbología gliptolítica la figura de pirámide significa
el elemento captador, acumulador y distribuidor de
energía, se llega a la conclusión de que las veintiocho
pirámides expresan simbólicamente las (p.216)
variaciones energéticas que experimenta el ovario en el
ciclo menstrual, que es de veintiocho [veinte y ocho]
días. Es más: el hecho de, que catorce pirámides hayan
sido representadas con el vértice hacia arriba y catorce
con el vértice hacia abajo, sólo puede obedecer a la
intención de informar que al término de los primeros
catorce días del ciclo menstrual el óvulo ha terminado
su proceso de maduración y se encuentra listo para ser
fecundado por el espermatozoide, y que de no ser
fecundado habrán de transcurrir catorce días más para
que se inicie el proceso de maduración de un nuevo
óvulo. Por encima del filamento de pirámides hay una
zona de diez pequeños filamentos curvos, cuyos extremos
están ensortijados hacia adentro como si se "miraran"
mutuamente (2 en Fig.58).
Cada uno de estos filamentos de extremos ensortijados es
la representación esquemática de la forma que toma el
feto en la cavidad uterina. Como son en número de diez,
se ha expresado entonces que, si el óvulo fuera
fecundado, el período de gestación (embarazo) duraría
diez meses de veintiocho días (véase nota 35).
(35)
De acuerdo con el calendario de la Humanidad
Gliptolítica, el año se dividía en 13 meses de 28 días
cada uno, lo que hacia 364 días en total. Esta
información se encuentra contenida simbólicamente en
un Gliptolito cuya lectura e interpretación expongo en
el capítulo VIII. (p.173)
Coronando toda la figura se aprecia un cordón integrado
por treintitrés [treinta y tres] bolillas (1 en Fig.
58).
Esto informa que luego del ciclo menstrual (veintiocho
días) vendrá un período de cinco días como máximo de
flujo sanguíneo, lo que, como se sabe, es normal.
Finalmente, se aprecia otro símbolo inserto a uno y otro
lado de la cara. Se trata de la figura ampliada del
óvulo en su correspondiente folículo de Graaf, en
situación de iniciar su proceso de maduración. Su
tamaño, en relación con los óvulos que se observan en la
parte superior, y el hecho de que sean dos, me permiten
deducir que los ovarios de esta mujer están en capacidad
de producir óvulos, es decir, funcionan normalmente
(esta capacidad) no significa que ambos produzcan
simultáneamente óvulos para un mismo ciclo menstrual;
bien se sabe que sólo uno lo hace, cualquiera de los
dos).
Respecto de las piedras preciosas de forma cuadrangular
que se observan en la frente, en el cuello y en el
tronco de la mujer, pienso que son elementos
extragliptolíticos, agregados por los hombres preincas
como consecuencia de que no pudieron entender los tumis
dejados por aquella humanidad.
El ciclo menstrual de la mujer es un proceso normal
(p.217) que, sin embargo, puede perturbarse por
manifestaciones debidas a tumores benignos o malignos
formados en el ovario. En estos casos la terapéutica
exige la intervención quirúrgica. El tumo cuyos símbolos
informan sobre el ciclo menstrual de la mujer forma
parte de una serie de tumis sobre patología quirúrgica
del ovario como consecuencia de la presencia de tumores
en dicho órgano. Mis estudios sobre esta serie serán
dados a conocer en otra publicación (p.219).