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Cabrera: Mensaje de las piedras

1. Existió otra humanidad

1.2. EL MISTERIO DE LOS GRABADOS

Piedra grabada de Ica con figuras
                humanas
Piedra grabada de Ica con figuras humanas

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Presentación de Michael Palomino (2012)


de: Javier Cabrera Darquea: El mensaje de las piedras grabadas de Ica; edición privada, quinta edición 1991; avenida Bolívar 170, plaza de Armas, Ica, Perú. tel. 231933 / 234363;


<Capítulo I:

EXISTIÓ OTRA HUMANIDAD

1.2. EL MISTERIO DE LOS GRABADOS (p.33-41)

[Formas y pesos de las piedras grabadas en todas las variaciones]

El contacto permanente que yo tenía con las piedras me permitió adentrarme en los misterios que encerraban sus dibujos. Las piedras son de diferente tamaño, peso y color. Las más pequeñas pesan de quince a veinte gramos y las más grandes quinientos kilos aproximadamente. Son de variados colores: gris, negruzco, amarillento, rojizo. Se les confunde por su forma con los cantos rodados, aquellos guijarros que se ven en los lechos de los ríos, playas de los mares y terrenos aluvionales y que se caracterizan por ser muy resistentes a los golpes, a diferencia de las piedras grabadas que son tan frágiles que el choque entre ellas o su caída al piso las fragmenta. Esta singularidad de las piedras grabadas se sumó a la que ya había advertido cuando tomé en la mano la piedra que me obsequió mi amigo Llosa Romero. Me refiero a su mayor peso específico respecto del que tiene el canto rodado.

[La pregunta sobre el sentido de las piedras - mensajes o una escritura secreta]

Desde el principio sentí que la actitud de contemplación ante las figuras de los grabados no era suficiente para entenderlas. Frente a una obra artística tal actitud posiblemente me habría bastado. Pero la observación me producía cierta inquietud que me hacía sospechar que los grabados habían sido concebidos con otro propósito, algo para lo cual no bastaba la sola contemplación. Entonces pensé que tal vez los dibujos estuvieran expresando mensajes. Esta idea no se borraba de mi mente y llegó a un momento en que supuse que los grabados pudieran ser una forma desconocida de escritura, en la que las figuras fueran símbolos que representaran objetos, sujetos, cualidades, actitudes, circunstancias, sucesos. Desde entonces me aboqué a la tarea de hallar el sistema expresivo que yo presentía se había empleado en esta extraña forma de escritura.

[Conclusión que las piedras grabadas son mucho más antiguas que la cultura de los Incas]

Pero entonces recordé algo que me detuvo momentáneamente en mis disquisiciones: los resultados de las investigaciones históricas sobre el antiguo Perú afirmaban que los incas y preincas carecieron de un sistema de escritura. Esto me condujo a replantearme el problema bajo la (p.33) forma de una disyuntiva: ¿las figuras de las piedras grabadas de Ica son arte o una forma de escritura? Mis largas y apasionantes horas y días de observación me hicieron advertir que las figuras grabadas carecían de plano, proporcionalidad y perspectiva. Recordé que la carencia de estos elementos se advertía en los dibujos dejados por culturas como la sumeria y la egipcia (de hace 6.000 años) consideradas mucho más antiguas que las culturas inca y preincas, dibujos que han sido estimados como una forma de escritura. Me reafirmé entonces en que los dibujos de las piedras grabadas eran una forma de escritura que sólo podían haberse dado en un pasado muy anterior al de los incas y preincas.

[Series temáticas de dibujos en las piedras]

Me hallaba, pues, ante la puerta de entrada que me podía conducir al conocimiento de los extraños mensajes que aquel hombre antiguo había grabado. Esto me obligó a volver a examinar mucho más minuciosamente las piedras, de modo que después de una revisión sistemática de seis mil ejemplares que ya integraban mi colección, me di cuenta de que en muchas piedras los dibujos parecían repetirse. Un análisis comparativo me reveló, sin embargo, que la repetición era aparente porque, si bien de modo general había semejanza en las figuras, la presencia de uno o más elementos nuevos insertos en el conjunto de los dibujos o las variaciones en la actitud de personajes, animales y vegetales, así como los cambios de ubicación de los objetos, revelaban que los dibujos eran diferentes.

Entonces me puse a ordenar en grupos las piedras cuyos dibujos ofrecían esa aparente igualdad. Y me di con un hallazgo que vino a significar un gran paso en mis investigaciones: cada grupo de piedras formaban una serie acerca de un tema y, en la serie, el dibujo contenido en cada piedra era un aspecto diferente del tema. Examinando los temas que ofrecían las series, encontré que éstos se referían a aspectos del conocimiento humano. Si bien la índole del tema podía determinarse a simple vista, la presencia de signos complementarios en los dibujos dificultaba conocer a cabalidad el significado. Se hacía, por lo tanto, imperioso encontrar no sólo el sistema expresivo sino también disponer de la mayor cantidad de piedras grabadas para poseer series completas y evitar así que la información de la serie estuviera mutilada.

Para (p.34) alcanzar estos propósitos proseguí, de un lado, incrementando las piedras de mi colección con nuevas adquisiciones y, de otro lado, ahondando mis investigaciones en busca del sistema expresivo que me permitiera conocer la información que encerraban los grabados.

[Las series en las repisas con temas de astronomía, botánica, zoología, antropología, etc.]

Con las nuevas adquisiciones y el ordenamiento de las piedras en series, mi colección empezó a ofrecer una visión más ordenada de los grabados, pues destiné en las estanterías compartimientos específicos que albergarán las piedras de cada serie. Las series ofrecían temas referentes a Astronomía, Botánica, Zoología, Antropología, transportes, rituales, pesca, caza, etc. Era de notar el hecho singular de que las figuras humanas representadas mostraban una conformación física diferente a la del hombre actual y por lo tanto a la de los hombres inca y preinca - éstos formaron parte de la actual humanidad -, aunque ciertos adornos que las figuras detentaban en la cabeza parecían las dos plumas que los incas usaron como distintivo de poder y nobleza (Fig.3).

Piedra
                    grabada de Ica con figuras humanas
Piedra grabada de Ica con figuras humanas

Era de destacarse asimismo que los animales representados, si bien parecían ser semejantes a los actuales, tenían rasgos que los diferenciaban. Esto me llevó a consultar manuales de Paleontología (6)

(6) Paleontología: ciencia que trata del hallazgo, clasificación e interpretación de los diversos testimonios de la existencia de la vida en tiempos pasados. La palabra fósil se refiere no sólo a los huesos, dientes, conchas y otras partes duras de un animal o una planta que han sido preservadas, sino también a cualquier huella o impresión dejada por un organismo que existió en época remota.

para salir de dudas. y encontré que tenían una identidad morfológica con animales prehistóricos, aquellos que vivieron en épocas remotas. Las piedras mostraban, por ejemplo, caballos y llamas de cinco dedos (Figs. 4 y 5)

Piedra
                    grabada con un caballo de 5 dedos y con hombre
                    encima
Piedra grabada con un caballo de 5 dedos y con hombre encima (p.37)

Caballo de cinco dedos (Phenacodus), extinguido hace 40 millones de años (p.37)

Piedra grabada con una llama de
                    5 dedos
Piedra grabada con una llama de 5 dedos (p.37)

Llama (Lama Auchenia) de cinco dedos, extinguida hace 40 millones de años (p.37)

megaterios (osos perezosos gigantes, Fig.6)

Piedra
                    grabada con un oso gigante
Piedra grabada con un oso gigante (p.37)

Megaterio (Megatherium), oso perezoso gigante, extinguido hace un millón de años (p.37)


alticamellus (mamífero con cabeza y cuello de jirafa y cuerpo de camello, Fig.7),

Piedra
                    grabada con camello-jirafa con hombre encima
Piedra grabada con camello-jirafa con hombre encima (p.37)

Alticamellus, mamífero con cabeza y cuello de jirafa y cuerpo de camello, extinguido hace 13 millones de años (p.37).

megaceros (ciervos gigantes, Fig.8),

Piedra
                    grabada con un ciervo gigante
Piedra grabada con un ciervo gigante (p.38)

Megacero, ciervo gigante, extinguido hace un millón de años (p.38)

mamuts (elefantes primitivos (p.35) Fig.9)

Piedra
                    grabada con un mamut antiguo
Piedra grabada con un mamut antiguo (p.38)

Mamut, elefante primitivo, extinguido hace un millón de años (p.38)


diatrymas (aves carnívoras gigantes, Fig.10)

Piedra grabada con aves
                    gigantes
Piedra grabada con aves gigantes (p.38)

Diatryma, ave carnívora gigante, extinguida hace 40 millones de años (p.38)


y otros animales más. Esto sólo podía significar que el hombre que había grabado estas piedras remontaban su existencia a un pasado tan lejano que era evidente que las piedras grabadas de Ica no podían haber sido hechura de incas o preincas.

[Hallazgos por Julio C. Tello en 1920: esqueleto de llama de 5 dedos]

Recordé entonces que en 1920 el médico y arqueólogo peruano Julio C. Tello había estudiado queros de influencia Tiahuanaco en los que aparecían llamas no precisamente con las pezuñas partidas en dos, como son las actuales, sino con cinco dedos como fueron las llamas prehistóricas, extinguidas hace 40 millones de años, antigüedad que deduzco por analogía con la evolución de los equinos. Los estudiosos atribuyeron esas representaciones de los queros a la imaginación de los artistas precolombinos, de quienes pensaban que así habían querido humanizar a la llama actual. y es que tales estudiosos descartaban la posibilidad (p.36) de la coexistencia del hombre con animales prehistóricos. Pero posteriormente Tello encontró, en territorio peruano, esqueletos fosilizados de la llama de cinco dedos. Este hallazgo, que debió interesar a paleontólogos y arqueólogos sobre la posible coexistencia del hombre con auquénidos prehistóricos, pasó inadvertido, no obstante el hecho de que las llamas actuales son oriundas del Perú (7).

(7) Los arqueólogos [de la historiografía "cristiana" racista] rechazan la posibilidad de la coexistencia del hombre con animales prehistóricos, haciendo uso de lo que aceptan como inamovible: que el hombre apareció tardíamente, hace sólo 250 mil años. Sin embargo, cuando en subsuelos de América se encuentran vestigios humanos junto a fósiles de animales que vivieron hace millones de años, afirman arbitrariamente que en América tales animales se extinguieron muy tardíamente.

[1865: el arqueólogo Ephraim George Squier constata también una cultura de "un remoto pasado" de "alta tecnología y cultura"]

Recordé también que en 1865 el protoarqueólogo norteamericano Ephraim George Squier, después de largos y profundos estudios de las civilizaciones del antiguo Perú, había sostenido que en la cultura peruana existieron dos épocas culturalmente diferenciadas:

-- una ubicada en un remoto pasado, poseedora de alta tecnología y cultura, y

-- otra - la de los incas - muy próxima al hombre contemporáneo, de bajo nivel tecnológico y cultural.

Squier pensaba que entre ambas debía mediar un tiempo imprecisable. Consideraba asimismo que las gigantescas construcciones pétreas dispersas en el territorio peruano, eran los testimonios dela tecnología alcanzada por la cultura de aquel remoto pasado. Squier dice: "¿De qué época datan? Fueron por supuesto, el resultado de una evolución gradual; fueron los últimos jalones del progreso. Pero ¿dónde están los demás jalones, dónde los monumentos anteriores que marquen los grados antecedentes de la evolución? [...] ¿no fueron aquellas obras, edificadas, inspiradas o sugeridas por un pueblo exótico plenamente desarrollado, por inmigrantes o maestros de centros de civilización distantes y más antiguos, de civilizaciones de las cuales no sería ésta más que una copia, un reflejo o una caricatura?" (8).

(8) Ephraim George Squier: Perú incidents of travel and explorations in the lands of Incas. Harper & Brother Publishers, New York, 1887

Y responde que existen algunas evidencias (p.39) en el Perú de un paso más antiguo, como los restos de Tiahuanaco, que afirma, son tan admirables como las ruinas de Asiria, Egipto, Grecia o Roma, y que los rudos círculos solares de Sillustani son tan similares a los círculos solares de Inglaterra, Dinamarca y Tartaria que tendrá que ser muy penetrante el ojo crítico que quiera encontrar la más pequeña diferencia. y refiriéndose al caso hipotético de que los antepasados de los peruanos hubieran inmigrado de ultramar o que su civilización hubiera sido importada, manifiesta que aún en ese caso "todavía permanecería evidente que el período de su llegada al Perú antecede a todo recuerdo humano" (9).

(9) Squier, obra citada

El hallazgo de Tello y lo que había sostenido Squier confirmaban lo que las piedras grabadas de Ica estaban mostrando: la existencia de una cultura peruana de insospechada antigüedad, muy lejana a la época en que vivieron los incas y preincas.

[Especulaciones: cuando el objeto no fue del período del difunto en la tumba, así fue de una edad de antes]

Esto me hizo reflexionar en la actitud que asumen los arqueólogos frente a los hallazgos que hacen en las excavaciones de tumbas incas y preincas. Los tejidos, alimentos, objetos de metal, etc., que suelen encontrar algunas veces junto a un hombre momificado, los atribuyen a éste o a sus coetáneos, aplicando arbitrariamente el criterio de asociación, instrumento básico para la interpretación arqueológica. Lo arbitrario de la aplicación de este criterio radica en que no se detienen a pensar en la posibilidad de que por lo menos alguno de los objetos encontrados no haya sido hecho por el ocupante de la tumba o sus coetáneos, pues es probable que tal objeto haya sido simplemente encontrado por el hombre de esa época, quien al no tener explicación respecto de sus verdaderos autores ni de su significado, lo haya considerado divino y entonces lo haya depositado en la tumba para que acompañe al difunto en su viaje ultraterreno. Es probable también que, aun cuando el objeto sea manufactura del hombre inca o preinca, el dibujo (p.40) o el estilo no les pertenezca conceptualmente y sólo haya sido reproducido de otro objeto que provenga - a través de sucesivas reproducciones de generación en generación - de una cultura habida en un remoto pasado.

[El problema: hay hombres con animales de antiguos tiempos antes de la existencia del "Homo Sapiens"]

Lo que me confirmaban Tello y Squier encontró su punto más alto en el asombroso hallazgo que hice al reconocer, en las nuevas adquisiciones de piedras grabadas, las figuras de animales prehistóricos de mucha mayor antigüedad que los que anteriormente había encontrado. Se trataba de megaquirópteros (murciélagos gigantes), dinosaurios (reptiles gigantes) y agnatos (peces primitivos sin maxilares), animales todos que según la Paleontología existieron en eras geológicas más antiguas que la era en que la misma Paleontología afirma que apareció el hombre: el megaquiróptero en el período Terciario (hace 63 millones de años), en la era Cenozoica; el dinosaurio en el período Jurásico (hace 181 millones de años), en la era Mesozoica y el agnato en el período Devónico (hace 405 millones de años), en la era Paleozoica.

Piedras
                    grabadas con el ciclo del agnato
Piedras grabadas con el ciclo del agnato (p.49)

Diez piedras grabadas de una serie de 205 que informan sobre el ciclo reproductivo del agnato, pez primitivo sin maxilares que vivió hace 405 millones de años. Las piedras revelan que su ciclo reproductivo - ignorado por la Paleontología ["cristiana"] - fue la metamorfosis (p.49).


Lo asombroso de este hallazgo radica en que podía deducirse que el hombre que grabó en la piedra la figura de esos animales había coexistido con ellos. Y esto entonces significaba que el hombre tenía una antigüedad de 405 millones de años, a diferencia que la establecida de 40 a 250 mil años por la Paleontología, para lo cual ésta se había basado en los hombres fósiles hallados en los últimos milenios del período Cuaternario, denominado por estos descubrimientos era Antropozoica; momentos de la historia geológica del planeta en los que se afirma apareció el "Homo Sapiens": Hombre Cromagnon, de Grimaldi y de Neanderthal, en las postremerías de la era Cenozoica. Pero lo inusitado no quedó aquí, porque en otras piedras que complementan el tema de los animales prehistóricos encontré grabados mucho más sorprendentes que denotaban un conocimiento profundo de la biología de estos animales, lo que la Paleontología no había podido ni siquiera sospechar: los ciclos reproductivos del megaquiróptero, del dinosaurio y del agnato; sus hábitos nutricios y los puntos vulnerables de su organismo (p.41).


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