<Epew (Historia) Wanglen (las estrellas)
Así se originó la vida según el pensamiento mapuche:
Dicen que no había tierra; agua tampoco, ni plantas ni
personas, no había nada. En el aire, el territorio
invisible vivían los constructores, los formadores, los
poderosos del cielo (ngenchen-ülchen-ngenmapunülmapun) y
con ellos vivían otros newen o fuerzas más pequeñas, los
que obedecían a los constructores del universo.
Una vez las fuerzas pequeñas quisieron mandar y
desobedecieron a los constructores. Unos dijeron que eran
más que los constructores y que ellos debían mandar; por
eso cuando los constructores supieron eso, se enojaron
mucho; mandaron a los que aún obedecían que juntaran a los
desobedientes, pero éstos no quisieron, entonces los
constructores escupieron a los desobedientes y los
convirtieron en piedras, como estaban amontonados se
convirtieron en un futxake kura (gran piedra).
Luego los constructores les pusieron un pie encima; por el
peso se partieron y les salió aire, todavía estaban vivos;
los lanzaron entonces fuera del Wenu mapu (tierra del
cielo) y al caer al vacío se reventaron quedando los
pedazos esparcidos.
Los más enojados se juntaron y formaron una gran bola de
fuego que se fue enfriando formando wingkul (cerros) y
montañas grandes al caer en el nagmapu (tierra que
heredamos); algunos quedaron atrapados y estos son
espíritus de fuego, ahora son los püllüam (malamente
nombrados pillan) estos quisieron salir hacia fuera de la
montaña y empezaron a cavar y cavar, pero no pudieron
llegar hasta arriba. Tenían tanto fuego en su cuerpo y más
aún por la rabia se comenzaban a quemar, hasta que de
repente reventaron y junto con ellos todas las montañas
donde estaban atrapados.
Entonces salieron grandes chorros de cenizas, llamas y
humo negro, pero ellos no pudieron salir; solo algunos
salieron y quedaron colgados en el wenumapu (volcanes).
Son ellos quienes se ven de noche y brillan, nosotros le
decimos wanglen (estrellas).
Se dice que aún lloran mucho por la desobediencia de las
fuerzas pequeñas, los constructores igual lloraron noches
enteras y días enteros y las lágrimas cayeron sobre las
montañas, arrastrando las piedras y las cenizas y se
formaron suelos planos y valles, se acumularon las aguas y
formaron ríos y mares, así se formó nuestro nagmapu (la
tierra que heredamos).
Cuando los constructores no vieron nada en el nagmapu
donde solo habían wingkul (cerros) y zegün (volcanes),
escupiendo llamas y cenizas, preguntaron ¿para qué nos
sirve nuestro mapu (tierra), si no tiene nada? Mientras el
futxa püllü (grande espíritu) miraba los espíritus
colgados en el Wenu mapu, que tanto alumbraban en la
noche, descubrió una wanglen (estrella) muy bonita, a la
cual le dio vida y convirtió en mujer, luego la mandó al
nagmapu (la tierra que heredamos) para que adornara el
püllü mapu (tierra grande), entonces se fue volando por el
Wenu mapu (tierra del cielo), que tanto alumbraban en la
noche, descubrió una wanglen (estrella) muy bonita, a la
cual le dio vida y convirtió en mujer, luego la mandó al
nagmapu para que adornara el püllü mapu (tierra grande)
entonces se fue volando por el Wenu mapu (tierra del
cielo) y bajó a la tierra. Al llegar comenzó a caminar,
pero las piedras que lanzaron los espíritus de la montaña
estaban esparcidos por todos lados y le hicieron crecer a
su paso kachü (hierba, pasto), pu rayen (las flores) las
que al ser alcanzadas por el küpam (el origen) de nuestra
wanglen (estrella), crecían y comenzaban a florecer cuando
wanglen (estrella) acariciaba las flores volaban hermosas
yampüzken (mariposas), y pu üñum (las aves) de todos los
tamaños y de todos los colores. Con su txekan (caminar)
emergían de la tierra enormes anümka (plantas, árboles)
convirtiéndose así en selvas vírgenes espesas y hermosas
así se formó el Itxofill Mogen [itschofil monien], nuestra
naturaleza, nuestra biodiversidad, los animales y todo lo
que tiene vida.
Femngechi pirkeenew pu kuifike che, Ilituy Mogen mapu (así
hablaron los antecedentes, y les gustaba), de esta manera
me dijeron los antiguos que se formó la tierra, nos
dijeron que debíamos respetarla.>