de: María Espósito; en:
Diccionario Mapuche mapuche-español / español-mapuche;
personajes de la mitología; toponimia indígena de la
Patagonia; nombres propios del pueblo mapuche; leyendas;
Editorial Guadal S.A., 2003; ISBN 987-1134-51-7
Desde ayer hasta hoy
En la primera mitad de 1500, el conquistador Pedro de
Valdivia salió desde Perú y comenzó la conquista del actual
territorio chileno. Para subsistir, los españoles
necesitaban esclavos indígenas. Pero los araucanos eran un
pueblo luchador y el estado de guerra fue casi permanente.
Hacia fines del siglo XVI los aborígenes se hicieron
realmente fuertes y los españoles decidieron que sería muy
difícil conquistarlos. Comenzaron entonces las expediciones
esclavistas del otro lado de la Cordillera de los Andes,
aunque algunos exploradores ya se habían internado en el
actual territorio argentino. En 1620, Juan Fernández y Diego
Flores llegaron hasta el Nahuel Huapi.
Los misioneros
Desde mediados del siglo XVII, tras los esclavistas
comenzaron a llegar los misioneros, quienes intentaron
recorrer la zona e instalar misiones itinerantes y
reducciones. Su objetivo era convertir a los indígenas al
cristianismo y mediar entre éstos y los españoles. Hasta
fines de 1700, los jesuitas y franciscanos recorrieron la
zona, establecieron algunas misiones (aunque sin mucha
continuidad) y recogieron datos acerca de los grupos
indígenas.
Colonos, exploradores,
científicos
Desde fines de 1700 hasta las campañas militares, llegaron a
la Patagonia personas muy distintas, con objetivos diversos.
Desde Chile, por ejemplo, fueron entrando colonos (p.242)
alemanes, que ya se habían establecido del otro lado de la
Cordillera y, desde cerca de 1850, fueron ingresando en
nuestro territorio.
También se hicieron presentes muchos viajeros y científicos,
quienes se interesaban por ese espacio enorme e inexplorado,
con posibilidades abiertas tanto para la investigación como
para los negocios.
En 1829, el naturalista francés Alcide d'Orbigny se
estableció en Carmen de Patagones y desde allí estudió los
aborígenes de la Pampa y la Patagonia.
También George Musters, un capitán de la marina inglesa,
recorrió el centro de la región, acompañando la caravana de
los caciques tehuelches Casimiro y Orkeke. Otros viajeros
fueron el perito Moreno, quien a partir de 1875 visitó la
Patagonia muchas veces, junto con el científico Carlos
Moyano; y el mayor mariano Bejarano, quien viajó por la
cuenca del río Negro y conoció a gran parte de los caciques
de la zona (p.243).
En la frontera
Al comenzar el siglo XIX las estancias de la "frontera" de
La Pampa se establecieron definitivamente, y creció a buen
paso la industria del saladero. Esto hizo que aumentara el
interés de los "blancos" por dominar el espacio del norte de
la Patagonia y sus recursos. Mientras científicos, viajeros,
aventureros, colonos y misioneros recorrían la Patagonia, se
iba gestando una industria ganadera que necesitaba del
territorio sur para sus negocios.
Sin embargo, los malones se sucedían y, aunque existía una
línea de fortines desde la costa hasta casi los Andes, éstos
no lograban contenerlos. Se otorgaban subsidios a las
tribus, pero no siempre eran suficientes.
En 1829, Juan Manuel de Rosas fue elegido gobernador de
Buenos Aires. Durante su primer gobierno se propuso llevar a
cabo un plan ofensivo contra los indios, para lo cual
solicitó ayuda a varias provincias (p.243).
Avance hacia el desierto
En 1833, Rosas marchó hacia el "desierto": junto con Ruiz
Huidobro, de San Luis, y José Félix Aldao, de Mendoza,
comandaban tres divisiones que sumaban más de 3,000 hombres.
Rosas llegó al valle del río Colorado, donde fundó el fortín
"Médano Redondo" (más tarde, Fortín Mercedes), y desde allí,
sus columnas llegaron hasta el Río Negro y Choele-Choel. La
campaña fue un éxito total. Se extendió la frontera hacia el
Oeste y el Sudeste, y se hicieron tratados con varios grupos
aborígenes, quienes a cambio de algunas raciones y yeguas se
comprometían a no entrar sin permiso a la provincia de
Buenos Aires y a suspenderlos malones (ataques rápidos
[web01]).
Gobierno de Rosas
Rosas siguió gobernando hasta la batalla de Caseros, en
1852. Desde ese momento y hasta 1860, la Confederación
Argentina, con Justo José de Urquiza como presidente, se
enfrentó a Buenos Aires. Luego de la batalla de Pavón, fue
elegido Bartolomé Mitre como Presidente de la Nación.
Durante todo este tiempo, la frontera con el indio estuvo
muy descuidada y las luchas recrudecieron.
El "problema del indio"
Hacia fines de 1800, la sociedad planteaba dos criterios
contrapuestos para resolver el tema de los indígenas, Adolfo
Alsina y Julio Argentino Roca fueron los representantes de
esas opiniones. El primero abogaba por la incorporación del
aborigen a la sociedad; el segundo era partidario de la
guerra ofensiva.
Avellaneda y Alsina
En 1874, Nicolás Avellaneda fue elegido presidente, y nombró
a Adolfo Alsina como ministro de Guerra. Su plan era avanzar
progresivamente hasta el río Negro, cavando (p.244)
una zanja paralela a la línea de frontera que impidiera el
acceso de los indígenas. Así se lograría incorporar las
nuevas tierras y también al indígena.
En 1875, Namuncurá organizó un último gran malón (ataque
rápido) contra las poblaciones del centro de la provincia de
Buenos Aires. En respuesta, Alsina ordenó a las tropas
marchar contra las tolderías. A principios de 1876, cinco
divisiones avanzaron hacia el "desierto": los indios,
derrotados, se replegaron hacia el interior; además, en toda
la línea de frontera se fundaron pueblos (Carhué, Guaminí,
Puán, Trenque Lauquen e Italó) y fortines. En las tolderías,
la vida se hizo difícil. Buscar ganado era una tarea
peligrosa y la comida escaseaba. Además, las enfermedades de
los blancos comenzaban a hacer estragos. Algunos optaron por
entregarse, como el cacique Manuel Grande; otros, huían
hacia el interior del desierto. En 1877, falleció Adolfo
Alsina. Inmediatamente, el presidente Avellaneda nombró en
su cargo a Julio A. Roca, su acérrimo opositor.
Los aborígenes en Chile
Alrededor de 1860, en Chile también se llevó a cabo una
ofensiva contra el indio, y se ocuparon progresivamente sus
tierras. Entre 1883 y 1885 se realizó una campaña militar
similar a la argentina, al mando de Cornelio Saavedra,
conocida como "la pacificación de la Araucania".
La Campaña del Desierto en
Argentina
Roca asumió el cargo de ministro de Guerra con un objetivo
claro, expresado en su mensaje al Congreso en agosto de
1878:
"Es necesario (...) ir a buscar al indio en su guarida, para
someterlo o expulsarlo, oponiendo en seguida, no una zanja
abierta en la tierra por la mano del hombre sino la grande e
insuperable barrera del río Negro (...)". (p.245)
Durante 1878, Roca envió varias columnas que debían atacar a
los indios, para ir debilitándolos. Estos preparativos para
la gran campaña fueron todo un éxito. Entonces, en abril de
1879 comenzó la Campaña del Desierto. Cinco divisiones con
aproximadamente 6,000 soldados arrasaron con las tolderías
indígenas y llevaron la frontera hasta los ríos Negro y
Neuguén. Muchos indios murieron y otros fueron tomados
prisioneros; algunos fueron enviados a la zafra a Tucumán y
las mujeres fueron entregadas como personal doméstico.
Presidencia de Roca
En 1880, y a raíz de sus victorias, Roca fue elegido
presidente. Enseguida encargó a su ministro de Guerra una
nueva ofensiva contra los indios. La campaña del Nahuel
Huapi llevó a las tropas hasta ese lago. En el trayecto,
reconocieron la zona y se prepararon para una nueva
avanzada.
Los indígenas, mientras tanto, huían hacia la cordillera y
muchos deambulaban por los valles, eludiendo a los soldados.
Sin embargo, todavía algunos grupos asaltaban fortines o
estancias.
Después de la Campaña al Desierto, la "civilización" contaba
con quince mil leguas más. La red telegráfica se extendió
hasta el valle del río Negro; se crearon colonias para los
aborígenes y se comenzaron a fundar focos de población en
los valles de los ríos Colorado, Negro, Neuquén y Santa
Cruz.
Nueva gobernación
Durante la presidencia de Sarmiento se dividió el sur del
país en dos territorios: Patagonia (desde la frontera hasta
el río Santa Cruz) y Magallanes (desde el río Santa Cruz
hacia el sur). Existía el temor de que los chilenos se
(p.246)
apropiaran de esa zona. Avellaneda, por su parte, el 11 de
octubre de 1878 creó la Gobernación de la Patagonia.
El final de la
conquista: la Campaña de los Andes
En 1881 se inició la tercera y última etapa de la Conquista
del Desierto: la Campaña de los Andes. Bajo las órdenes del
Coronel Villegas, tres columnas se internaron en el Neuquén
y atacaron a los indios. Para fines de 1882 toda la actual
provincia estaba incorporada a la "civilización" y se había
fundado una gran cantidad de fortines nuevos. En 1883,
Villegas afirma:
"En el territorio comprendido entre los ríos Neuquén y
Limay, la Cordillera de los Andes y el lago Nahuel Huapi, no
ha quedado un solo indio; todos han sido arrojados al
Occidente..."
Pero todavía en diciembre de 1883 algunos caciques se
resistían a rendirse: Sayhueque, Inacayal, Foyel y
Namuncurá. Sin embargo, el avance del ejército era
imparable. A principios de 1884, Namuncurá se entregó, y más
tarde se le sumaron los demás. El último fue Sayhueque,
gobernador del "país de las manzanas": el 1 de enero de 1885
se presentó junto a 3,000 hombres en el fuerte de Junín de
los Andes.
Un destino cruel:
deportación al desierto
Al finalizar la Campaña, la mayor parte de los caciques de
la zona de la cordillera fueron llevados a ciudades del
interior o a Buenos Aires. Algunos recibieron tierras en el
"desierto", pero en la mayor parte de los casos eran malas,
alejadas de su lugar de origen. Además, el papeleo siempre
fue complicado. Otros quedaron como prisioneros en la isla
Martín García, como [los caciques] Purrán y Pincén. Los
caciques Inacayal y Foyel, por ejemplo (p.247), cayeron
prisioneros en octubre de 1884. Junto con sus familias,
fueron llevados a vivir al Museo de la Plata, en 1886,
cuando todavía no se había inaugurado, asilados por el
perito Moreno.
Inacayal falleció allí en 1888. En 1994, fue llevado de
nuevo a sus tierras: sus descendientes pudieron enterrarlo
en Tecka, Chubut.
El perito Moreno logró que Foyel y su gente fueran liberados
y pudieran regresar a la Patagonia, aunque no a sus tierras,
que habían sido compradas por los blancos.
Después de la guerra:
distribución de la tierra Mapuche a los blancos
("civilización blanca" de guerra y de plata no más) -
premios para militares
Mientras finalizaban las campañas militares, el país
comenzaba a organizarse para incorporar las tierras
aborígenes a la civilización blanca.
Hacia fines del siglo XIX, el Gobierno [racista "cristiano"
de Buenos Aires] mensuró estas tierras y algunas fueron
dadas como premio a los militares que habían participado en
la campaña. Otras fueron vendidas y algunas quedaron como
tierras fiscales.
Los indios que quedaron en la Patagonia vivían en reservas o
en tierras que no eran suyas, generalmente las peores de la
zona.
Poblaciones patagónicas:
"civilización blanca" con especulación con tierra mapuche
- y con empresarios (latifundistas)
Lentamente, se fueron estableciendo algunas poblaciones.
Muchos colonos llegaron desde otras provincias y desde
Europa, para instalarse y trabajar, mayormente en la
agricultura y la ganadería. Sin embargo, muchas tierras
fueron adquiridas por especuladores y negociantes, que en
general ni siquiera conocieron esos terrenos. Esto dificultó
el poblamiento, como también el hecho de que la mayor parte
de los soldados vendiera sus lotes a los acopiadores,
formándose así enormes latifundios (p.248).
La guerra sin fin con
nuevos colonos de Europa contra los Mapuche - ahora vienen
con trenes
Los primeros años del repoblamiento de la Patagonia fueron
de gran tensión entre los aborígenes y los colonos y nuevas
autoridades. Incluso hay fuentes que afirman que algunos
estancieros neuquinos pagaban, como en Tierra del Fuego,
para que los "cazaran". En el valle inferior de los ríos
Negro y Chubut se fue formando un foco de poblamiento. En
1885, comenzó una nueva campaña para atraer inmigrantes
galeses. También fueron centros de atracción los fortines,
como Junín de los Andes o Chos Malal; además, muchos
pobladores que venían de Chile se fueron afincando en la
cordillera y en los valles. Y hacia fines del siglo XIX y
principios del XX, los puertos y estaciones de tren vieron
florecer poblados a su alrededor.
Hacia esa época, Viedma y Carmen de Patagones fueron centros
muy importantes en la Patagonia norte, tanto para el
comercio como para los servicios (p.249).
[Y ahora falta un tema importantísimo:
Persecución, prohibición de
idioma y discriminación 1930-1980 apr.]