de:
Javier Cabrera Darquea: El mensaje de las piedras
grabadas de Ica; edición privada, quinta edición 1991;
avenida Bolívar 170, plaza de Armas, Ica, Perú. tel.
231933 / 234363;
5.2. TRANSPLANTE DE ÓRGANOS (173-200)
[Transplantaciones en la "civilización" de hoy]
Cuando la vida del hombre se encuentra en peligro por el
deficiente funcionamiento de uno o más órganos, se le
plantea a la medicina el problema de restituirle al
(p.173) órgano su normal funcionamiento. Agotados todos
los recursos conocidos que puedan conducir a alcanzar
este propósito, la medicina actual ha encontrado como
única solución la necesidad de remplazar al órgano
enfermo.
El remplazo o transplante de órganos (terapéutica
biológica), es una preocupación reciente de la medicina.
Desde hacer escasamente tres décadas la cirugía viene
aplicando esta norma terapéutica. Se hacen transplantes
de riñón, corazón, hígado, pulmón, pero los fracasos que
se dan revelan que la ciencia médica no camina muy
segura y que sólo se encuentra en la etapa inicial del
uso de este formidable recurso terapéutico.
en el mejor de los casos el individuo con órgano
transplantado no puede llevar la misma vida de antes.
Pero el principal problema que afronta la medicina es el
rechazo del órgano transplantado por parte del organismo
que los recibe. Trata de resolver el problema
recurriendo a pruebas que determinen la compatibilidad
sanguínea y la de tejidos entre el donante y el
receptor, y recurriendo también a ciertas sustancias que
atenúen las reacciones del organismo receptor
(reacciones inmunológicas) a la presencia del órgano
extraño. Hasta el momento sólo ha logrado alargar el
período previo a la manifestación del rechazo. El
transplante en que más tardíamente se presenta el
rechazo es el de riñón. La literatura médica informa
sobre varios miles de personas que viven con riñón
transplantado y cita el caso de algunas que han
sobrevivido quince años al transplante.
FASE PREVIA: HORMONA ANTIRRECHAZO
[Los hombres de la edad remota solucionaron el
problema de rechazo]
Basándome en la lectura e interpretación de algunos
Gliptolitos, puedo afirmar que los científicos de la
Humanidad Gliptolítica solucionaron el problema del
rechazo de órganos transplantados. En algunos casos de
solucionó con el uso de sangre de mujer embarazada y en
otros casos mediante el transplante adicional de los
riñones y sus glándulas suprarrenales. Ambas modalidades
se aplicaban previamente al transplante del órgano del
caso. Se transfundía sangre de mujer embarazada en el
individuo que iba a recibir el órgano y a éste - el
órgano - se le mantenía (p.174) perfundido (irrigado)
con la sangre de la misma mujer antes de ser
transplantado. Esta información aparece representada en
las figuras y símbolos de dos Gliptolitos, en uno de los
cuales se observa la transfusión y en el otro la
perfusión.
En el primer caso la información está contenida en un
Gliptolito de color negruzco, de aproximadamente noventa
centímetros de diámetro mayor y en el que las figuras y
símbolos están rechazados con la técnica del rayado
profundo. En una de sus caras se observa a una mujer
embarazada a la que se le está extrayendo sangre del
antebrazo, a la altura de los vasos radiales, mediante
un dispositivo (p.175) conectado a lo que parece ser un
depósito en forma de balón (Fig. 38).
Fig. 38: Transfusión de sangre con mujer
embarazada (p.175)
Transfusión de sangre de mujer embarazada -
fase previa al transplante de órganos - para
impedir el rechazo del órgano que se va a
transplantar. La escena representa el
momento en que se extrae sangre de la
donante (p.175).
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La presencia de pequeños círculos dentro del depósito, a
manera de burbujas, hace suponer que la sangre
depositada está recibiendo a presión un gas que
probablemente sea oxigeno, por acción de un dispositivo
especial representado simbólicamente por la figura en
forma de pera situada en la boca del balón. El oxígeno
tendría el propósito de enriquecer de este elemento la
sangre transfundida, y la presión el propósito de
facilitar la circulación sanguínea.
En la otra cara de este Gliptolito se observa al
individuo receptor de la sangre, a juzgar por la flecha
que entiendo señala la dirección de la corriente
sanguínea (Fig.39).
Fig. 39: Transfusión de sangre con otra
mujer embarazada (02) (p.176)
Transfusión de sangre de mujer embarazada -
fase previa al transplante de órganos - para
impedir el rechazo del organo que se va a
transplantar. La escena represente el
mometno en que el individuo receptor del
órgano recibe la sangre (p.176).
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La sangre la recibe en el antebrazo, a
la altura (p.176) de los vasos radiales. Obsérvese que
el individuo receptor tiene graficado a la altura de la
oreja un segmento de líneas paralelas, símbolo de vida
vegetal como quedó dicho al tratar de la clave de los
Gliptolitos. Esto lo interpreto como el signo indicador
de que el individuo receptor de la sangre se encuentra
en esos momentos con un potencial biológico mínimo, es
decir, está viviendo vegetativamente.
Esta idea se halla remarcada en la haz de líneas que
salen de la boca, pues entiendo que significa que el
individuo está perdiendo su energía biológica. En
cambio, la mujer tiene a la altura de la oreja un
segmento lleno de rombos (Fig. 38).
Recuérdese que los rombos son el símbolo de vida animal.
En relación con la vida vegetal, la vida animal tiene
mucho mayor energía biológica. En consecuencia, en este
caso los rombos señalan el aporte de energía vital que
está haciendo la sangre de la mujer embarazada. Esta
idea queda destacada por la hoja - símbolo de la vida -
que se observa en la parte inferior izquierda de la
escena en que aparece el individuo receptor (Fig. 39).
La disposición de la hoja señala que la energía vital
viene de la sangre de la mujer, mujer que se observa en
la escena anterior. La perfusión (irrigación) del órgano
con sangre de mujer embarazada antes de ser
transplantado, se observa en un Gliptolito de color
negruzco de aproximadamente un metro de diámetro mayor,
cuyas figuras y símbolos han sido trazados mediante la
modalidad del rayado profundo, con rebajes del fondo
para que destaquen las figuras y los símbolos (Fig. 40).
Fig. 40: Perfusión de corazón (p.178)
Perfusión (irrigación) de un corazón con
sangre de mujer embarazada antes de
transplantarse, a fin de impedir el rechazo
del órgano (p.178).
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Este Gliptolito integra una serie que informa sobre el
transplante del corazón, de la cual sólo poseo ocho
ejemplares. En él se observa, como figura dominante, la
representación anatómica de un corazón, conectado por
dos cánulas al abdomen de una mujer. La turgencia de los
senos de la mujer nos revela que se trata de una mujer
embarazada.
Por el lado del corazón las cánulas se unen a los
principales vasos nutricios de este órgano: arteria
coronaria y seno venoso. Los extremos inferiores de las
dos cánulas me hacen suponer que están conectados a los
grandes vasos sanguíneos abdominales: arteria aorta y
vena cava. Se trata, en consecuencia, de que se ha
establecido un circuito entre el corazón y el sistema
circulatorio de la mujer (p.177) embarazada, con el
propósito de irrigar con la sangre de ésta el corazón.
El aprovechamiento de la sangre de la mujer sólo se
posible si su corazón está funcionando. Por lo tanto, el
corazón que aparece en la escena corresponde a otro
individuo del cual ha sido extraído. El que aparezca con
sus grandes vasos seccionados (arteria aorta, arterias
pulmonares; vena cava, venas pulmonares) significa que
va a ser transplantado a otro individuo, para lo cual
precisamente se le mantiene irrigado con la sangre de la
mujer. Por debajo de los brazos de uno de los cirujanos
se observa una figura en forma de succionador conectado
al abdomen de la mujer. Esta figura sugiere la idea de
que se le está extrayendo sangre para almacenarla. Los
rombos inscritos en la figura que tiene forma de
succionador son el símbolo (p.178) de la vida animal,
como ya se dijo oportunamente. Dado que la vida animal
tiene un potencial energético mucho mayor que la vida
vegetal, pienso que los rombos tienen el propósito de
informar que la sangre que se está almacenando es
arterial y no venosa, pues se sabe que la sangre
arterial contiene un elevado porcentaje de oxígeno y
sustancias nutritivas respecto de la sangre venosa. El
fin a que se destinaba esta sangre almacenada lo daré a
conocer más adelante, al tratar de los transplantes de
órganos.
He dicho que la sangre de mujer embarazada se usaba en
la fase previa al transplante de un órgano, con la
finalidad de impedir el rechazo. La lectura e
interpretación de los Gliptolitos del caso me ha
conducido a esta afirmación, bastante extrañado yo mismo
de que se haya usado tal procedimiento, ya que la
medicina actual prohíbe que las mujeres embarazadas y
los niños donen sangre. Pero no es anticientífico pensar
que con la información que proporcionan estos
Gliptolitos y que acabo de describir, la medicina
gliptolítica nos esté dando a entender que en la sangre
de mujer embarazada existe un principio activo que
impide que se presente el fenómeno del rechazo al órgano
transplantado. Lo deduzco del hecho de que el organismo
de la mujer embarazada tolera la presencia de un
individuo - el hijo -, producto de un código genético
diferente al de ella, código que le ha llegado en los
cromosomas del núcleo del espermatozoide. Esa tolerancia
se manifiesta desde el momento en que ingresa ese
elemento extraño que es el espermatozoide. Se sabe que
el ovario de la mujer produce periódicamente un óvulo,
que sale a depositarse en la trompa de Falopio. Si el
óvulo no encuentra al espermatozoide, días después será
eliminado conjuntamente con la mucosa uterina.
El fenómeno de eliminación de la mucosa uterina produce
una hemorragia llamada menstruación. En cambio, si el
óvulo encuentra al espermatozoide, es fecundado por éste
y así se forma el huevo (cigota) que irá a anidarse en
la mucosa uterina para iniciar el proceso de gestación
del hijo. Se sabe también que cuando el óvulo sale del
ovario, éste empieza a producir progesterona, hormona
que tiene por función que el huevo sea admitido - no
rechazado - en la mucosa uterina (p.179) y se inicie la
formación (gestación) del hijo. El ovario produce
progesterona sólo en la fase de inicio de la formación
del hijo; la placenta se encarga luego de producirla
hasta que se halla completa tal formación. Pero la
progesterona tanto ovárica como placentaria cumple su
función a través del torrente sanguíneo. Todo esto me
hace pensar que es posible que los científicos de la
Humanidad Gliptolítica hayan dado a entender, a través
de los Gliptolitos descritos, que en la sangre de mujer
embarazada existe un principio activo que impide que se
presente el fenómeno del rechazo al órgano
transplantado, principio activo que, supongo, bien
pudiera ser alguna otra hormona (esteroide) desconocida
que se segrega conjuntamente con la progesterona. Me
inclino a pensar en ello porque la progesterona - que ya
ha sido sintetizada por la medicina actual y se aplica
para que actúe a través del torrente sanguíneo - no es
suficiente en todos los casos para impedir el aborto.
Es posible que la transfusión y perfusión (irrigación),
que aparecen representadas en los Gliptolitos descritos,
no hayan sido las formas mediante las cuales la medicina
gliptolítica aplicó el principio activo u hormona
desconocida para impedir el rechazo del órgano
transplantado, sino grandes símbolos que sugieren que
aquella hormona contenida en la sangre de la mujer
embarazada había logrado ser aislada y se aplicaba
artificialmente tanto al individuo receptor del órgano
como al órgano por transplantar. Sin embargo, queda en
pie la posibilidad de que con la simple transfusión y
perfusión se haya logrado lo mismo. Y aunque el
simbolismo no lo expresa, no es desechable la idea de
que este principio activo u hormona antirrechazo haya
servido también para impedir el aborto.
[Otra Modalidad]
Para evitar el rechazo del órgano transplantado, la
medicina gliptolítica recurrió también a otra modalidad:
el transplante previo del riñón con su correspondiente
glándula suprarrenal, perteneciente al donante del
órgano que se iba a transplantar. Pero a juzgar por lo
que informan los Gliptolitos, esta modalidad se empleaba
cuando lo que se iba a transplantar eran los hemisferios
cerebrales y también cuando se iban a transplantar
códigos cognoscitivos (p.180).
Basándome en la información que sobre el transplante de
estos códigos se ha dejado en un Gliptolito y basándome
en los actuales experimentos que sobre este campo los
neurofisiológicos realizan en animales, deduzco que los
códigos cognoscitivos serían conjuntos moleculares de
ácidos nucleicos y de proteínas, que constituirían la
base física del conocimiento (Sobre el transplante de
códigos cognoscitivos véase Cap. VII).
El transplante del riñón con la glándula suprarrenal
(complejo suprarrenal-riñón) aparece gráficamente
representado en los seis primeros Gliptolitos de una
serie de once que informan sobre el transplante de los
hemisferios cerebrales. Todos los de esta serie son de
color negruzco, de diámetro mayor que varía entre un
metro y ochenta centímetros y de figuras y símbolos
trazados con la modalidad del rayado profundo. En uno de
ellos se aprecia el momento en que a un individuo se le
está transplantando el complejo suprarrenal-riñón
(Fig.41).
Fig. 41: Translante de un riñón (p.182)
Transplante del complejo
suprarrenal-riñón - fase previa al
transplante de los hemisferios cerebrales
- para impedir el rechazo (p.182).
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Por la información de los demás Gliptolitos que integran
esta serie, se trata del individuo al que se le van a
extraer sus hemisferios cerebrales para transplantarle
otros y a quien en este momento, como acto previo, se
les está transplantando el complejo suprarrenal-riñón
proveniente del mismo individuo de quien va a recibir
los hemisferios cerebrales. La figura que aparece por
encima del individuo receptor y conectada por su parte
delgada al complejo suprarrenal-riñón, sugiere un
dispositivo que ha servido para mantener irrigado con
sangre el complejo hasta el momento de transplantarlo.
Un conjunto de cuadrículas - símbolo de vida humana o
capacidad reflexiva, según se dijo al tratar de la clave
de los Gliptolitos - se ve inscrito en una sección
situada entre el complejo suprarrenal-riñón y el extremo
de la parte delgada del depósito de sangre. Esto
significa que allí hay un dispositivo manufacturado por
el hombre para conectar el depósito al sistema
arterio-venosos del complejo suprarrenal-riñón,
dispositivo que habrá de ser retirado cuando el sistema
arterio-venoso del complejo se conecte a los
correspondientes vasos sanguíneos del individuo
receptor, a fin de que el complejo suprarrenal-riñón
deje de ser irrigado artificialmente. Obsérvese la
figura (p.181) que aparece por debajo del individuo
receptor, conectada a la altura de la arteria radial del
brazo. Simbólicamente representa un riñón artificial,
obviamente con el propósito de suplir por un período las
funciones del riñón que se ha extraído para ser
reemplazado por otro.
La medicina actual ha comprobado que la corteza de la
glándula suprarrenal es esencial para la vida, porque
elabora hormonas que realizan importantísimas funciones.
Una de sus hormonas estimula a todas las células del
organismo humano y otras neutralizan las toxinas. Como
esa función de estimular a las células no es sino
propiciar que las células vivan normalmente, pienso que
aquel hecho tan natural de que los órganos de un
individuo no sean rechazados por su propio organismo se
debería a la función de esta hormona.
Esto explicaría el hecho de que la cirugía (p.182)
gliptolítica haya considerado como indispensable al
transplante de los hemisferios cerebrales de un
individuo a otro, el transplante previo del riñón con su
correspondiente glándula suprarrenal proveniente del
mismo individuo a quien se le hayan extraído los
hemisferios cerebrales. Y el que la cirugía gliptolítica
haya considerado ese transplante previo solamente para
el caso del transplante de los hemisferios cerebrales,
se explica también por el hecho tan conocido de que el
tejido nervioso es el más sensible y por lo tanto
proclive a ser rechazado con gran facilidad si se
trasplantara.
Pero hay otros hechos conocidos por la medicina actual
que vendrían a justificar aún más el transplante
adicional del riñón con su glándula suprarrenal: el
aumento de volumen de esta glándula durante el comienzo
del ciclo menstrual y durante el embarazo. Deduzco, que
este aumento de volumen significa que la glándula
suprarrenal incrementa el nivel de producción de la
hormona que estimula a las células del organismo, con el
propósito no sólo de que éste acepte la presencia de una
célula extraña, el espermatozoide y su correspondiente
código genético, sino también durante el embarazo la
presencia de un organismo extraño, el hijo, producto de
dos códigos genéticos distintos.
Por otro lado, la inclusión del riñón en este
transplante adicional se encontraría justificada no sólo
porque el riñón es el órgano encargado de eliminar los
productos finales del metabolismo, es decir, los
desechos (tóxicos), sino también porque de todos los
órganos que se transplantan actualmente, el riñón es el
que responde más favorablemente. Esto y el que la
glándula suprarrenal elabore hormonas antitóxicas,
permiten comprender por qué la medicina gliptolítica
consideró, como elementos indesligables, a estos dos
órganos; ambos se complementan en sus funciones por lo
que forman un complejo, el complejo suprarrenal-riñón.
[Artritis, reuma etc. ]
Uno de los grandes problemas que afronta la medicina
actual es el de las enfermedades autoinmunológicas,
tales como glomérulo-nefritis, artritis-reumatoide,
reumatismo, esclerodermia, lupus eritematoso, etc. Es
conocido que cuando un elemento extraño (antígeno)
ingresa al organismo, éste se defiende produciendo
elementos contrarios (p.183) (anticuerpos). A esto se le
llama reacción inmunológica y así actúa el organismo
frente a multitud de antígenos. Pero por causas que aún
no conoce la medicina actual, hay casos en que un
órgano, comportándose como un elemento extraño a su
propio organismo, produce antígenos, lo que obliga al
organismo a producir los anticuerpos respectivos para
defenderse.
Se diría entonces que el individuo dueño de este órgano
padece de una enfermedad autoinmunológica. Los
anticuerpos que produce el organismo actúan entonces
contra el órgano a fin de anular esa fuente de
antígenos. Esta lucha se prolongará hasta el momento en
que el órgano quedará inutilizado. Y si es un órgano
fundamental, comprometerá la vida del individuo.
[El cortisol]
Si se toma en cuenta que la corteza de la glándula
suprarrenal produce una hormona (cortisol) que estimula
las células de todo el organismo, y si se toma en cuenca
que esta estimulación no es sino propiciar que las
células vivan normalmente, pienso que la causa de las
enfermedades inmunológicas bien pudiera estar vinculada
a un funcionamiento deficiente del complejo
suprarrenal-riñón. De ser correcta esta deducción, la
terapéutica de las enfermedades autoinmunológicas sería
el transplante del complejo suprarrenal-riñón, sin
descartar la posibilidad de que se descubran nuevas
hormonas de este complejo que den el mismo resultado.
TRANSPLANTE DE LOS HEMISFERIOS CEREBRALES
La medicina actual no ha logrado aún transplantar un
cerebro humano. Los experimentos que se realizan en este
campo se limitan a la escala animal. Se ha conseguido
aislar un cerebro de simio y mantenerlo vivo durante un
lapso relativamente prolongado. Y asimismo se han hecho
transplantes de cabeza de simios, pero con resultados
desalentadores. Hasta hace poco tiempo, el gran problema
de estos experimentos radicaba en saber cómo lograr que
la fibra nerviosa, después de ser seccionada, pudiera
regenerarse y recuperar su funcionamiento.
[Experimento para regenerar la fibra nerviosa
con ratas hembras]
Es verdad que se han dado casos de sutura de nervios
humanos, sobre todo en heridos por accidente, pero las
suturas se han hecho entre nervios del mismo individuo y
aun así las técnicas (p.184) empleadas no ha sido
eficaces en otros casos. Una reciente experiencia hace
vislumbrar un horizonte promisor: en ratas sometidas a
tratamiento especial antes y después del corte de la
médula espinal, se ha comprobado - después de la unión
de los segmentos de la médula del mismo animal - la
regeneración de la fibra nerviosa (axón) y el
restablecimiento de la transmisión del impulso nervioso.
El experimento fue realizado por cinco investigadores
dela Universidad de Michigan, EE.UU., grupo integrado
por Earl R. Feringa, Gary G. Gurden, William Strodel,
William Chandler y james Knake (36).
(36)
"Descending spinal motor tract regeneration after
spinal cord transection". En: The year book of
Neurology and Neurosurgery, 1975. year Book Medical
Publishers, Inc., Chicago, 1975
Las ratas utilizadas en el experimento eran hembras,
albinas, cruzadas entre hermanos por más de sesentidós
[sesenta y dos] generaciones, y fueron inmunizadas
mediante la aplicación de un antígeno de médula espinal
proveniente de ratas consanguíneas. El acceso a la
fuente escrita que contiene la información de este
experimento se la debo a la valiosa gentileza del Dr.
Jorge Voto Bernales, eminente neurólogo peruano, de
quien tengo el honor de haber sido su alumno en la
Universidad nacional Mayor de San Marcos y el de ser
compañero suyo en las actividades médicas en el Seguro
Social del Perú. Si bien la regeneración de la fibra
nerviosa (axón) se logró en la médula espinal propia de
cada espécimen, creo que la importancia del experimento
radica en que ha sido en la médula espinal en donde se
logró la regeneración - lo que nunca antes se había dado
-, pues la médula espinal está constituida por un
conjunto muy numeroso de fibras nerviosas; y radica
también en el tratamiento empleado, puesto que hace
suponer que se está en camino de implementar una técnica
que posibilite el control de los factores que permitan
seccionar y regenerar las fibras nerviosas.
Hay algo que me parece muy singular en este experimento:
el empleo de animales hembras. Lo investigadores no
señalan el motivo de esta elección. Es oportuno recordar
lo que se dijo en páginas anteriores: que la (p.185)
medicina actual conoce que la glándula suprarrenal
aumenta de volumen durante el comienzo del ciclo
menstrual y durante el embarazo. Recuérdese, asimismo,
que este fenómeno lo atribuyo al aumento de la
producción de la hormona que estimula a las células del
organismo, a fin de que éste sea tolerante a la
recepción de un elemento extraño, el espermatozoide, y
luego el hijo. Creo, en consecuencia, que el éxito
alcanzado en aquel experimento se debe a que las ratas
hembras, por su gran fecundidad y corto período de
gestación, deben tener en la sangre un alto nivel de esa
hormona, pues si debido a esta hormona la hembra acepta
un tejido extraño, con mucha mayor razón estará en
condiciones de regenerar sus propias células, en este
caso las fibras nerviosas que no son sino grandes
prolongaciones de una parte (citoplasma) de las células
nerviosas.
Es más: si la gestación del hijo se toma en cierto modo
como la regeneración parcial de los tejidos de la madre
- dándose incluso casos de extraordinaria similitud
física entre el ser procreado y la madre - se llegaría a
la conclusión de que la glándula suprarrenal dela
hembras posee, entre otras funciones, la función
regeneradora de células y por consiguiente de tejidos.
[La medicina de la "civilización" no sabe
transplantar cerebros]
A pesar de los grandes adelantos que viene alcanzando la
neurocirugía actual, aún se está muy distante del día en
que pueda transplantarse con éxito el cerebro humano.
Para ello deberá disponerse de una técnica infalible que
impida el rechazo y permita la regeneración de la fibra
nerviosa y se deberá disponer también de un complejo
sistema de aparatos, probablemente electrónicos, no sólo
para que le posibilite al cirujano la ejecución de todos
los pasos operativos del transplante en sí, sino también
para que tal complejo sistema asuma todas las funciones
biológicas del individuo a quien se le extraiga el
cerebro para transplantarle otro.
[La medicina de la edad remota: símbolos en los
instrumentos]
Este complejo sistema de aparatos reemplazaría en sus
funciones al cerebro humano que va a ser suplantado y al
mismo tiempo al cerebro que se va a transplantar. La
cirugía gliptolítica dispuso de ese complejo sistema de
aparatos y lo utilizó en todas las intervenciones
quirúrgicas de las que dan (p.186) testimonios los
Gliptolitos. Con ello evitó todos los riesgos a que está
expuesto el individuo que es operado, tales como el paro
respiratorio, el paro cardíaco, diversas modalidades de
shocks [choques], etc. Se trata de un sistema
representado a base de símbolos inscritos en los
instrumentos, en la mesa de operaciones, en el cuerpo
del operado y de los cirujanos y en los órganos. Lo que
la cirugía gliptolítica informa sobre este complejo
sistema de aparatos se refiere a la índole y al
propósito de las funciones que realizan los aparatos,
más no a la naturaleza física de los mismos.
[El sistema nervioso]
Antes de pasar a la descripción de la técnica empleada
por los cirujanos gliptolíticos en el transplante de los
hemisferios cerebrales, creo oportuno recordar algunos
aspectos´básicos de la anatomía del sistema nervioso. En
él hay dos partes muy diferenciadas:
-- el cerebro o encéfalo - alojado en la cavidad
craneana - y
-- la médula espinal, cordón alojado en el canal - canal
raquídeo - de la columna vertebral.
El cerebro o encéfalo está constituido por los
hemisferios cerebrales, el tálamo, el cerebelo, la
protuberancia, los pedúnculos cerebrales y el bulbo
raquídeo. Los hemisferios cerebrales son dos masas
ovoideas y simétricas, cada una de las cuales tiene una
capa superficial llamada corteza cerebral, compuesta de
sustancia gris. Es en la corteza cerebral donde se
convierten en sensaciones conscientes las impresiones
que penetran por los órganos sensoriales, y es también
en ella done se encuentran los centros encargados de la
iniciación y el gobierno de los movimientos voluntarios.
Por todo lo cual se puede afirmar que en la corteza
cerebral se realizan las funciones que le permiten al
individuo adquirir y conservar el conocimiento. Está
constituida por células que tienen la particularidad de
no regenerarse. La capa profunda de los hemisferios
cerebrales, llamada también sustancia blanca, está
constituida por fibras nerviosas (prolongaciones de las
células nerviosas), vías por las que los impulsos
nerviosos van y vuelven de la corteza, y de la corteza
de un hemisferio a la corteza del otro. Las dos masas
ovoideas y simétricas que conforman los hemisferios
cerebrales están unidas por medio de un puente macizo de
(p.187) fibras nerviosas (sustancia blanca). Este puente
se denomina cuerpo calloso y por debajo de él se
encuentra el tálamo. Este y los restantes elementos que
constituyen el cerebro - cerebelo, protuberancia,
pedúnculos cerebrales y bulbo raquídeo - contienen los
centros que comandan el funcionamiento de los órganos
del individuo, es decir, la vida vegetativa. Por debajo
del bulbo - extremo inferior del cerebro o encéfalo -, y
a la altura del orificio occipital, empieza la médula
espinal. De todo el conjunto que acabo de describir
nacen los llamados pares craneales, que son doce pares
de nervios que se distribuyen principalmente por
diversos órganos y tejidos de la cabeza y del cuello.
Transplantar aquel conjunto del sistema nervioso alojado
en la cavidad craneana, es decir transplantar el cerebro
o encéfalo, es el propósito de las investigaciones que
bajo del nombre de transplante del cerebro se vienen
realizando en el campo de la neurocirugía experimental.
Esto supone la necesidad de seccionar la médula espinal
en las proximidades del bulbo raquídeo y luego lograr la
regeneración de la fibra nerviosa en el lugar del corte
después de haberse realizado el transplante. Pero
también supone - por lo que la operación se torna
sumamente difícil - seccionar y conseguir la
regeneración de las fibras correspondientes a los doce
pares de nervios craneales. Posiblemente lo complicado
de este transplante sea lo que ha conducido a
experimentar el de toda la cabeza, modalidad que ha
recibido el nombre de cefalotransplante y que se ha
realizado en simios, con resultados desalentadores como
antes dije.
[Fantasía sobre transplantes del cerebro en la
"civilización"]
Pienso que una etapa más avanzada - que aún no ha
intentado la neurocirugía de la actual humanidad - es el
transplante de los hemisferios cerebrales, lo cual
implica el tener que seccionar aquel puente que los une,
el cuerpo calloso, el que por estar constituido por
fibras nerviosas puede regenerarse (recuérdese el
experimento efectuado en ratas y que ha demostrado que
las fibras nerviosas pueden regenerarse). También
implica el tener que seccionar y suturar los troncos
arteriales y venosos que conducen la irrigación
sanguínea a los hemisferios cerebrales. El corte del
cuerpo calloso deberá (p.188) respetar el tálamo, pues
en éste radican centros nerviosos muy importantes. La
cirugía actual realiza un tipo de intervención
quirúrgica del cerebro que consiste en extraer uno de
los hemisferios cerebrales, para ello se corta a nivel
del cuerpo callosos respetando el tálamo. Esta operación
se efectúa para mejorar la capacidad mental de niños
deficientes, para restablecer los movimientos en
individuos que han sufrido la paralización de la mitad
del cuerpo por efecto de hemorragia cerebral, etc. En
muchos casos de ha logrado que el individuo mejore las
funciones afectadas.
El transplante que respecto del cerebro refieren los
Gliptolitos que obran en mi poder, es el de los
hemisferios cerebrales. Siendo la corteza cerebral parte
de los hemisferios cerebrales y en la que están
localizadas las funciones cognoscitivos, y habiendo
tenido la Humanidad Gliptolítica como finalidad de su
existencia desarrollar su capacidad reflexiva para
incrementar y conservar el conocimiento, se comprende el
que haya realizado transplantes de los hemisferios
cerebrales. La información sobre este transplante está
contenida en una serie de once Gliptolitos. Los seis
primeros corresponden al transplante del complejo
suprarrenal-riñón, fase previa al transplante de los
hemisferios cerebrales, con el propósito de impedir el
rechazo.
[Operación de cerebro en una piedra grabada]
El primer Gliptolito de los cinco restantes de esta
serie ofrece tres escenas. En la primera escena se
observa a un individuo con la cavidad craneana abierta y
a un cirujano iniciando el corte para extraer los
hemisferios cerebrales (2 en Fig.42A).
Fig. 42A: Cortes del cerebro (p.190)
Se inicia el corte de los
hemisferios cerebrales que habrán de ser
trasplantados (p.190).
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Se trata de un individuo de quien se van a aprovechar
sus hemisferios para transplantarlos a otro. La mesa de
operaciones, simbólicamente representada (1 en Fig.
42A), tiene inscritas líneas paralelas y oblicuas cuya
dirección va a cambiar en algunas escenas posteriores
sólo con el propósito de indicar que la escena
corresponde enteramente a otro individuo. Por encima de
la mesa aparecen, conectados al individuo en diferentes
partes de su cuerpo, algunos segmentos con trazos
romboidales, símbolo de vida animal, lo que se realizan
en el organismo humano sin que el hombre tenga
conciencia ni con (p.189) trol de ellas (funciones
vegetativas). Estos segmentos con trazos romboidales
representan simbólicamente elementos de ese complejo
sistema de aparatos electrónicos - al que me he referido
anteriormente - que están sirviendo en este caso para
estimular y mantener ininterrumpidamente aquellas
funciones vegetativas: estímulo y control de la
respiración, aporte de elementos nutricios, estímulo y
control del sistema cardiovascular, estímulo y control
de los sistemas digestivo y glandular (5,6,7 y 8,
respectivamente, en Fig.42A). El segmento triangular
lleno de rombos que se aprecia junto a los pies del
operado, contiene el símbolo de energía biológica animal
y, por lo tanto, de inconsciencia, lo que acá significa
que el operado está insensible y sin movimiento. Los
signos inscritos en el calzón del operado y del cirujano
indican la intensidad de la energía electrónica que va
requiriendo aquel complejo (p.190) sistema de aparatos
para que éstos puedan estimular y mantener las funciones
vegetativas a que han sido destinados en el transcurso
de la operación. De modo que si los signos son
cuadrículas, ello significará el empleo de la máxima
intensidad; si son rombos, una intensidad un poco menor
(3 y 15 en Fig. 42A).
Si el operado no tiene el calzón, ello revelará que se
está empleando el mínimo de energía, lo suficiente para
mantenerlo con vida.
En otra escena del mismo Gliptolito se aprecia el
momento en que el cirujano le extrae los hemisferios al
mismo individuo (9 en Fig. 42B).
Fig. 42B: Extracción de los hemisferios
cerebrales que habrán ser transplantados
(p.191)
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Obsérvese el sentido que siguen las
líneas paralelas inscritas en la mesa de operaciones; es
el mismo de la escena anterior, lo que revela (p.191)
que se trata del mismo individuo, pero ahora en una
actitud de profundo relajamiento a juzgar por la soltura
de los miembros superiores.
La tercera y última escena de este Gliptolito muestra
los hemisferios cerebrales ya extraídos (2 en Fig. 42C),
los que mediante un dispositivo (13 en Fig. 42C) están
siendo perfundidos (irrigados) probablemente con sangre
de mujer embarazada, a fin de estimular y mantener vivas
las células nerviosas y estimular la regeneración de las
fibras. Este dispositivo está conectado a los troncos
arteriales y venosos que van a los hemisferios. Los
rombos que llevan la base del dispositivo perfusor
significan que está siendo accionado con una intensidad
media de energía electrónica.
Este paso es de vital importancia, porque se sabe que la
célula nerviosa no puede mantenerse en estado normal más
de tres minutos sin oxígeno y glucosa, elementos
fundamentales para su metabolismo y que le llegan
(p.192) a través de la corriente sanguínea. En esta fase
de la intervención quirúrgica, la acción del complejo
sistema de aparatos electrónicos ha sido encaminada a
estimular y controla preferentemente el sistema
cardiovascular del individuo, como se deduce del
segmento lleno de rombos que se observa por debajo del
cuello (11 en Fig. 42C). Esta referencia se debe a que
el operado se halla en situación crítica al habérsele
extraído los hemisferios cerebrales. La ausencia del
calzón (14 en Fig. 42C) reitera esta situación crítica,
pues revela que se está empleando el mínimo de
intensidad de energía electrónica que pueda mantenerlo
con vida. Obsérvese el sentido que siguen las líneas
paralelas inscritas en la mesa de operaciones: expresa
que el operado es el mismo de las dos escenas
anteriores.
El siguiente Gliptolito tiene sólo una escena y
representa el instante en que el cirujano acaba de
suturar la herida del individuo a quien se le han
extraído los hemisferios cerebrales que van a ser
transplantados (2 en Fig. 43).
Fig. 43: Sutura de una herida (p.194)
Sutura de la herida del
individuo a quien se le han extraído los
hemisferios cerebrales para
transplantarlos (p.194).
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Los rombos que llenan la base del
dispositivo emplea do para la sutura revelan que el
suturador está accionado por energía electrónica de
mediana intensidad. Los segmentos llenos de cuadrículas
que se observan por debajo de la cara y el cuello del
operado (5 en Fig. 43), significan que se está empleando
el máximo de energía electrónica para que el complejo
sistema de aparatos active y mantenga todas las
funciones biológicas del individuo, ya que éste ha
quedado privado de los centros superiores de la
actividad cerebral y, por lo tanto, de la conciencia,
como lo reitera el símbolo que se aprecia junto a los
pies del operado (6 en Fig.43).
El sentido que siguen las líneas paralelas que llenan la
mesa de operaciones advierte que el operado es el mismo
de las escenas anteriores. La hoja - símbolo de la vida
- que aparece por debajo de la mesa de operaciones (1 en
Fig,.43), expresa que el individuo habrá de vivir
artificialmente.
[Más piedras de la misma operación]
Los restantes Gliptolitos de esta serie representan
escenas de las fases más avanzadas del mismo transplante
y están referidas al individuo a quien se le van a
transplantar los hemisferios cerebrales. uno de estos
Gliptolitos (p.193) expresa el instante en que se
extraen los hemisferios cerebrales a dicho individuo (1
en Fig. 44). El cambio del sentido que siguen las líneas
paralelas de la mesa de operaciones revela que el
individuo es otro. En esta fase de la operación se
advierte el peligro de un paro cardíaco, a juzgar por el
segmento de rombos graficados debajo del cuello (4 en
Fig. 44),
Fig. 44: Extracción de un cerebro (p.195)
Instante en que se extraen
los hemisferios cerebrales del individuo a
quien se le van a transplantar otros
(p.195).
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que significa que el complejo sistema de aparatos
electrónicos ha centrado su acción en la estimulación y
control del sistema cardiovascular del individuo. Los
rombos trazados en el calzón (5 en Fig.44) señalan el
empleo de una mediana intensidad de energía electrónica
en esta fase. El segmento triangular lleno de rombos (2
en Fig.44) que se observa debajo del ojo, significa que
el individuo ha quedado inconsciente no por efecto de la
anestesia sino por la extracción de sus hemisferios
cerebrales.
Otro Gliptolito ofrece la escena siguiente: la (p.194)
continuación de la perfusión sanguínea de las
hemisferios cerebrales que fueron extraídos al primer
individuo y que ahora van a ser transplantados (Fig.45).
Fig. 45: Perfusión de un cerebro (02)
(p.196)
Continúa la perfusión
(irrigación) sanguínea de los hemisferios
cerebrales antes de ser transplantados
(p.196).
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En esta escena se observa a un cirujano perfundiendo los
hemisferios, mediante un dispositivo (5 en Fig.45) ya
descrito en una escena anterior.
el siguiente Gliptolito de la serie tiene dos escenas.
En la primera hay un rasgo muy singular: el sentido que
siguen las líneas paralelas que llenan la mesa de
operaciones (2 en Fig. 46A)
Fig. 46A: Fin de un transplante de un
cerebro (p.197)
Los hemisferios cerebrales
acaban de ser transplantados (p.197).
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es el mismo que se aprecia en las escenas que
corresponden al individuo a quien le han extraído los
hemisferios cerebrales para transplantarlos a otro. Esto
podría hacer pensar que el individuo de la presente
escena no es el que va a recibir los hemisferios (p.195)
cerebrales. Sin embargo, el sentido de las líneas
paralelas indica que lo que en la presente escena hay
del primer individuo son sus hemisferios cerebrales, los
que justamente acaban de ser transplantados al segundo
individuo (1 en Fig. 46A). Con este uso tan particular
del símbolo de la mesa entiendo que los cirujanos
gliptolíticos han querido expresar que el hombre está
donde están sus hemisferios cerebrales. Precisamente la
presencia simbólica del primer individuo en esta escena
se halla reiterada pro la hoja que se observa en la
parte inferior (4 en Fig. 46A). En este caso la hoja -
símbolo de vida humana - adquiere el significado de vida
reflexiva, y la peculiaridad de su (p.196) trayectoria
afirma que esta vida reflexiva ha llegado en los
hemisferios cerebrales del primer individuo para unirse
a la vida biológica del segundo individuo. La hoja
trazada en la parte superior (5 en Fig.46A) significa
que el cuerpo está con vida, y los segmentos llenos de
rombos que se observan por debajo de la cara y el cuello
expresan que las funciones biológicas de este cuerpo
están siendo estimuladas y controladas por aquel
complejo sistema de aparatos electrónico.
La otra cara del ¨gliptolito que acabo de describirnos
va a informar rotundamente que el transplante ha sido de
los dos hemisferios cerebrales. Obsérvese que en toda
esta secuencia de escenas que vengo mostrando, sólo
ahora aparece el dispositivo perfusor de sangre
graficado con dos vías (7 en Fig. 46B), lo cual
significa que se están irrigando no uno sino los dos
hemisferios cerebrales.
[La última piedra con operación del cerebro]
El último Gliptolito de esta serie indica que la
operación ha llegado a su fin. Se aprecia a dos
cirujanos terminando la sutura de la herida al individuo
que ha recibido los hemisferios cerebrales (7 en Fig.
47).
Fig. 47: Suturan la herida (p.199)
El transplante de los
hemisferios cerebrales ha llegado a su
fin: los cirujanos suturan la herida
operatoria del individuo a quien se le han
transplantado los hemisferios (p.199).
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Obsérvese que el instrumento de sutura
tiene dos ramales que proceden de un dispositivo
circular conectado a la frente de (p.197) los cirujanos.
Como los cirujanos muestran en la cabeza dos semihojas -
símbolo de aquel dispositivo que le permitía al Hombre
gliptolítico captar y convertir la energía solar
8fotónica) y la energía cósmica (corpuscular) en energía
electrónica -, se entiende entonces que el instrumento
de sutura está accionado por energía electrónica. La
presencia del símbolo de la hoja en los brazos de uno de
los cirujanos quiere decir que el ramal del instrumento
de sutura que está cogiendo con las manos es el ramal
que usa la energía electrónica y que el otro ramal sirve
sólo de contacto. Los rombos que se observan en la parte
circular del instrumentos de sutura revelan que la
energía electrónica empleada es de mediana intensidad.
Obsérvese, asimismo, los segmentos de rombos conectados
a diferentes partes del operado. Son, una vez más, el
símbolo de que las funciones biológicas del operado
están siendo estimuladas y controladas por el complejo
sistema de aparatos electrónicos. Los rombos de estos
segmentos reiteran que (p.198) la energía electrónica
empleada es de mediana intensidad.
Es posible que la energía electrónica utilizada en todo
el proceso de la intervención quirúrgica haya provenido
de aquel dispositivo representado simbólicamente por las
semihojas que portan los cirujanos en la cabeza y que
ellos, los cirujanos, la hayan proyectado desde sí
mismos a todos los instrumentos y a todos los aparatos
de aquel complejo sistema que he venido señalando como
electrónico. En este caso, los cirujanos, al dosificar
la intensidad de la energía, habrán actuado de
reguladores (relay) del flujo electrónico. Esto se
confirmaría por la presencia de rombos en la faja que
tienen los cirujanos en la frente, rombos que, según se
ha podido ver en to (p.199) do el proceso de esta
intervención quirúrgica, también los tienen los
instrumentos y también aquellos segmentos que
representan simbólicamente el estímulo y el
mantenimiento de las funciones biológicas en el
individuo, a cargo de aquel complejo sistema de aparatos
electrónicos (p.200).