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Cabrera: Mensaje de las piedras

4. El misterio de Ocucaje y el secreto de los incas

4.2. [LAS MENTIRAS DE CAMPESINOS UCHUYA Y GUTIÉRREZ PARA NO SUFRIR EN LA CÁRCEL]

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Presentación de Michael Palomino (2012)


de: Javier Cabrera Darquea: El mensaje de las piedras grabadas de Ica; edición privada, quinta edición 1991; avenida Bolívar 170, plaza de Armas, Ica, Perú. tel. 231933 / 234363;


4.2. [LAS MENTIRAS DE CAMPESINOS UCHUYA Y GUTIÉRREZ PARA NO SUFRIR EN LA CÁRCEL] (p.140-149)

[Diario "Expreso" con seis artículos sobre las piedras grabadas]

El mismo diario limeño que había reproducido la noticia de la edición del libro de Charroux, al día siguiente inició la publicación de una serie de seis artículos sobre las Piedras Grabadas de Ica (22)

(22) "El mensaje de otra gran humanidad"; En: Expreso, Lima, ediciones del 21 al 26 de diciembre 1974

producto de una larga entrevista que en días anteriores me había hecho en Ica un grupo de periodistas enviados por el mencionado diario.

[El diario "Mundial" con un artículo anónimo sobre campesinos Uchuya y Gutiérrez afirmando que habrían grabado las piedras]

Pero 22 días después la revista limeña "Mundial" publicó un extenso artículo con el propósito de demostrar que las Piedras Grabadas de Ica son falsificaciones. El artículo dedicó, al propósito señalado, trece páginas de las setentidós [setenta y dos] que integraron esa edición (23).

(23)  Confróntese "... Las hizo Basilio Uchuya". En: Mundial, No. 6, Lima, 17 de enero , 1975 (Artículo sin firma ni seudónimo, lo mismo que las fotos que lo ilustran. La revista señala que el artículo fue elaborado por un equipo de sus redactores.

El artículo sostiene que las Piedras Grabadas que exhibo en mi Museo no son antiguas sino que han sido grabadas por dos campesinos residentes hace años en el caserío de Ocucaje: Basilio Uchuya e Irma Gutiérrez de Aparcana. El artículo refiere que un grupo de redactores de la revista se trasladó a la ciudad de Ica y luego a la zona de Ocucaje - situada a cuarenta minutos al sur de la ciudad de Ica -, con el propósito de entrevistar a los mencionados campesinos. En Ocucaje conversaron con el teniente gobernador a quien le solicitaron que les indicara dónde podían ubicar a los campesinos que buscaban. "Le dimos los nombres de las personas que nos había señalado alguien en Ica", dicen los autores del artículo. Luego los periodistas conversaron con la mujer de Basilio Uchuya, quien les dijo:

"Hace varios días mi esposo y la señora Aparcana fueron llevados por unos señores de la PIP (24)

(24) PIP: Policía de Investigación del Perú

para que declaren si las piedras son falsas o legítimas. Es decir, si las han grabado ellos o han huaqueado. Y ya mi esposo dijo que todas las (p.140) piedras que les vendió al doctor Cabrera fueron grabadas por él. Que no las ha desenterrado de ninguna parte. La señora Irma de Aparcana también dijo lo mismo".

[La pareja de ladrones mintió haber producido las piedras grabadas para no ir a la cárcel]

En la nota número 2, que aparece en el primer capítulo de este libro, he explicado lo que significa la palabra huaquero: el que practica clandestinamente excavaciones en busca de tesoros arqueológicos, actividad severamente penada por las leyes peruanas a fin de resguardar el patrimonio arqueológico del país; a quien se le prueba haber realizado esta actividad, se le recluye en la cárcel. Es comprensible la situación en que debieron haberse encontrado tanto Basilio Uchuya como Irma Gutiérrez de Aparcana ante los requerimientos de los miembros de la PIP para que declararan si las piedras que vendían eran falsas o legítimas. Declarar que eran legítimas significaba que las habían desenterrado, obviamente de algún yacimiento arqueológico, es decir, que habían huaqueado y por lo tanto les esperaba la cárcel. Es lógico que hayan tenido que optar por declarar que ellos eran autores de los grabados. Con esto no sólo se libraron de la cárcel y libraron también las consecuencias a su numerosa familia (el artículo de la revista dice que cada quien tiene ocho hijos) sino que además salvaron el obstáculo que les hubiera impedido continuar vendiendo las piedras.

El artículo de la revista agrega que Irma Gutiérrez de Aparcana manifestó a los periodistas que ella y Basilio Uchuya grababan las piedras y que la mayor parte de las que ella había grabado se las había vendido a Cabrear Darquea, pero que hacía un buen tiempo ya no le vendía nada; el resto lo vendía a los turistas que llegaban a Ocucaje en busca de las piedras. Por otra parte, el artículo señala que Basilio Uchuya declaró a los periodistas que él también grababa las piedras y que las había vendido a Cabrera Darquea. Preguntado Basilio Uchuya por los periodistas si Irma Gutiérrez de Aparcana y él eran también autores de las piedras grabadas que se habían llevado los turistas y de las que se seguían vendiendo en la ciudad de Ica, contestó:

"También, pues. Todititas las hemos hecho nosotros".

Irma Gutiérrez de Aparcana. refiere el artículo (p.141), mostró a los periodistas el lugar de donde extraía las piedras para trabajarlas. Sobre este punto, el artículo dice:

"La piedra grabable se extrae de un promontorio de unos 50 metros de elevación, ubicado a unos dos kilómetros de su casa. Al llegar al sitio vimos dos perforaciones. Cada una tendría unos 2 metros de diámetro y 1 de profundidad, más o menos. Después de media hora de picar en el suelo con la barretilla, Irma de Aparcana logró hacer un hoyo de 1 metro de diámetro, aproximadamente, y de unos cincuenta centímetros de profundidad, hasta que, al fin, nos dijo:

'Aquí hay una'.

Era una piedra de unos 500 gramos de peso, casi del tamaño de una mandarina.

'Sólo ésta?, le preguntamos. 'Ya les dije que son muy escasas' nos respondió, limpiándose el sudor del rostro".

Se sabe que los ejemplares de piedras grabadas que existen en mi Museo alcanzan la cifra de once mil. En las colecciones particulares que he visitado debe haber - si no han sido incrementadas con nuevas adquisiciones - no menos de diez mil ejemplares. Si a estas cantidades se agregan los ejemplares que - según declaración de los autores del artículo de la revista - se han llevado los turistas y los que se siguen vendiendo en la ciudad de Ica, así como también los ejemplares que se exportan - a juzgar por las declaraciones del exportador Marino T. Carcelén, que manifiesta haber exportado unas 600 piedras desde 1973 (25)

(25) Confróntese "Exportador de Gliptolitos dice que son artesanía"; En: La Prensa, Lima, 7 de enero 1975

y a juzgar también por un diario de la localidad de Ica que en 1973 decía que era sabido que había cuantiosos pedidos de los EE.UU. (26) -

(26) Confróntese: "Piedras blandas de Ocucaje"; en: La Voz de Ica; Ica, 19 de noviembre 1973

puede estimarse en la cifra total de 50 mil las piedras grabadas de Ocucaje que han sido vendidas. llama notablemente la atención que el lugar de donde Irma Gutiérrez de Aparcana dice obtener las piedras para luego grabarlas, tenga dos pequeñas cavidades, sin contar la cavidad que ella hizo en presencia de los periodistas. Y llama la atención, porque si fueran ciertas (p.142) sus afirmaciones en el sentido de que ha grabado la inmensa cantidad de piedras que se deduce de sus declaraciones, ¿cómo explica que las haya extraído de tan pequeñas cavidades? yo mismo poseo once mil ejemplares. Para extraer esta cantidad - sin contar los demás ejemplares que he mencionado - se hubiera requerido de una excavación gigantesca como la que se suele hacer para trabajar minas a tajo abierto. Por otro lado, si se toma en cuenta la dimensión tan pequeña de la piedra - del tamaño de una mandarina, como dice el artículo - que después de media hora de excavar extrajo en presencia de los periodistas, diciendo ella misma que eran muy escasas, ¿cómo podría ella explicar no sólo el hallazgo de mis once mil ejemplares sino también la incompatibilidad que existe entre la dimensión de esa piedra y el tamaño de la mayoría que poseo, muchas de las cuales exceden en cientos de veces la dimensión de la piedra que ella encontró y otras en miles de veces?

[Falta un cráter de lo cual hubieran sacado las piedras]

El artículo no exhibe información alguna sobre el lugar de donde Basilio Uchuya extrae las supuestas piedras para grabarlas. Pero como Basilio Uchuya e Irma Gutiérrez de Aparcana se declaran, según el artículo, autores de las Piedras Grabadas de Ica, es de suponer que Basilio Uchuya también las extraiga del mismo promontorio señalado por ella. En consecuencia, los reparos que acabo de exponer son extensivos también al caso de Basilio Uchuya. Es más: si ambos extrajeran las supuestas piedras del mismo promontorio, y considerando que en este caso la cantidad de piedras extraídas sería mucho mayor de la que podría corresponderle solamente a Irma Gutiérrez de Aparcana, el promontorio del caso debió haber estado con un inmenso cráter, y no con sólo dos pequeñas cavidades como fue lo vieron los periodistas.

[El cálculo de la cantidad no sale con los mentirosos campesinos]

El artículo recoge estas otras declaraciones de Irma Gutiérrez de Aparcana y de Basilio Uchuya: agrega ella que en la época en que se dedicó a tiempo completo a grabar piedras produjo unas veinte o veinticinco piezas del tamaño de una naranja, por semana, y Basilio Uchuya dice que grabó piedras desde hacía diez años y que en los dos últimos años no había grabado más y por lo tanto no (p.143) le había vuelto a vender nada a Cabrera Darquea. Quiero señalar respecto de estas declaraciones el siguiente reparo.

Si fuera cierto lo que dice Irma Gutiérrez de Aparcana habría que establecer en 21 la cantidad promedio de piezas producidas semanalmente, lo que a su vez significa la producción de 3 piezas por día. Como el artículo no informa nada respecto de la cantidad de la supuesta producción de Basilio Uchuya, pienso que podría adignársele la misma cantidad por día. En consecuencia, ambos habrían producido en total 6 piezas diarias. Como ellos declaran ser autores de todas las Piedras Grabadas de Ica que salen de Ocucaje, es decir no sólo las de mi colección sino también las que se habían llevado los turistas, las que se seguían vendiendo en la ciudad de Ica y, obviamente, las que están en poder de los coleccionistas desde 1961 y las que se están exportando, habría que concluir señalando que son autores, con 25 mil cada uno, de las 50 mil piedras grabadas que han sido vendidas.

[El cálculo de los años no sale tampoco con los mentirosos campesinos]

Haciendo el cálculo correspondiente se obtiene que habrían necesitado 23 años para grabar la mencionada cantidad de piedras. Basilio Uchuya declara a los periodistas que empezó a grabar hacía 10 años. Como sus declaraciones las hace en enero de 1975, se deduce que empezó a grabar desde 1965. Pero como aclara que hace dos años dejó de hacerlo, quiere decir que ha grabado piedras hasta enero de 1973, lo que hace 8 años de trabajo. La incompatibilidad de esta cifra con los 23 años que se han deducido también se observa en que los 23 años de trabajo can como fecha de inicio del mismo en 1950, y se sabe por afirmaciones proporcionadas por los hermanos Soldi al estudioso Hermann Buse, que las piedras aparecieron en 1961. Respecto de Irma Gutiérrez de Aparcana se desprende de sus declaraciones publicadas en el artículo, que en la fecha de la entrevista periodística (enero de 1975) seguía "grabando" piedras. Los 23 años de trabajo que también le corresponden dan como fecha de inicio 1952, fecha igualmente incompatible con aquella en que aparecieron las Piedras Grabadas de Ica.

Las incongruencias de las declaraciones vertidas por ambos campesinos queda también al descubierto si se re (p.144) para en que Irma Gutiérrez de Aparcana manifiesta que las piedras que grabó, y que dice haberme vendido, eran del tamaño de una naranja. La sola visita a mi Museo de fe de lo que anteriormente he mencionado: que la mayoría de las Piedras Grabadas que poseo exceden notablemente la dimensión de una naranja, muchas en cientos de veces y otras en miles de veces.

[El diario "Mundial" con polémica populista mentirosa contra el arquitecto Santiago Agurto Calvo]

Refiriéndose a la colección de piedras grabadas del arquitecto Santiago Agurto Calvo, el artículo dice:

"Todas, absolutamente todas las piedras grabadas que obtuvo Agurto entre 1962 y 1966, año en que cerró y detuvo sus investigaciones, muestran grabados que representan motivos de la flora y la fauna regional, muy parecidos y semejantes a los motivos que aparecen en la cerámica y en la textilería de las culturas de la zona: Nazca, Paracas, Tiahuanaco, Ica e inca. Esos motivos, en todos los casos, son flores, maíz, pájaros, peces y animales de la región".

No puedo dejar de advertir en esta afirmación el propósito de no querer mostrar la verdad en torno de las Piedras Grabadas de Ica. De otro modo es inexplicable que los autores del artículo oculten que en la mencionada colección hay piedras grabadas

"representando cosas inidentificables [...] [paréntesis originales] figuras fabulosas y seres humanos, unas veces singularmente y otras mezclados en elaboradas y fantasiosas composiciones", como manifiesta el propio Agurto Calvo en su artículo periodístico publicado en 1966 y al cual ya me he referido en el capítulo I y en páginas anteriores del presente capítulo (27).

(27) Artículo citado (Confróntese "... Las hizo Basilio Uchuya". En: Mundial, No. 6, Lima, 17 de enero , 1975 (Artículo sin firma ni seudónimo, lo mismo que las fotos que lo ilustran. La revista señala que el artículo fue elaborado por un equipo de sus redactores)

El propósito señalado se hace más evidente cuando los autores del artículo, luego de afirmar que "Agurto Calvo no quiere aventurar ningún comentario respecto a la autenticidad de las piedras grabadas del doctor Cabrera Darquea", manifiestan que "las opiniones de reputadas personalidades como las doctoras maría Reiche y Rosa Fung y el arquitecto Santiago Agurto Calvo, demuestran que tales piedras han sido grabadas por hábiles artesanos de nuestra época".

Aparte de hacer partícipe al arquitecto Agurto Calvo de una opinión que según los mismos (p.145) periodistas no quiso aventurar, debo señalar que las doctoras maría Reiche y Rosa Fung ni nadie puede sostener que las piedras de mi Museo han sido grabadas en nuestra época porque hasta el presente, pese a mi insistencia y a la de otras personas de reconocida solvencia intelectual porque se estudien las Piedras Grabadas de mi Museo, ningún científico peruano ha mostrado interés por hacerlo.

[El campesino mentiroso da una "confesión" haber hecho todas las piedras grabadas]

Que los lectores del artículo de esta revista queden convencidos, a como dé lugar, de que las Piedras Grabadas de mi Museo son de manufactura reciente, se percibe en la actitud de los autores del artículo al haberle arrancado a Basilio Uchuya una "confesión" escrita de ser autor de las piedras de mi Museo, sabiendo ellos que no podía declarar otra cosa si quería librarse de la cárcel.

El texto de la "confesión" que exhibe el artículo es el siguiente:

"Yo Basilio Uchuya Mendoza reconozco que todas las piedras del Doctor Javier Cabrera han sido trabajadas por mí bajo el sistema quemado de piedra luego trazada con sierra cable filo y luego bañadas con barro y después son limpiadas con un pequeño trapo y después son embetunadas, este trabajo lo vengo realizando desde hace 10 años y a la única personas que le ha bendido mi trabajo es al doctor Cabrera dicho sea paso lo he conocido por Doctor Sotil".

Y como si los lectores no pudieran sacar las conclusiones, los periodistas concluyen con una afirmación insólita: que así

"se puso al descubierto la existencia de un grupo de artesanos iqueños que eran los que grababan las piedras con fabulosas representaciones, por encargo del mismo Cabrera".

Afirmación esta que no existe en el texto de Basilio Uchuya, ni en las declaraciones que recogen los periodistas de Irma Gutiérrez de Aparcana.

[Un "diálogo" con el campesino mentiroso Basilio Uchuya]

En otra parte del artículo se reproduce el siguiente diálogo entre los periodistas y Basilio Uchuya:

-- ¿Él sabía que las piedras las grababa usted?
-- Bueno, sí lo sabía, Yo le dije que las grababa todas. (p.146)
-- ¿Y de todos modos las compraba?
-- Pues sí, siempre.
-- ¿Y para qué las quería si eran grabadas por usted?
-- Bueno, me decía que las quería para estudiarlas. Dijo que estaba haciendo no sé qué estudios, y me pidió que le consiguiera más.

Corto aquí el diálogo, que concluiré más adelante, para señalar sus contradicciones. En el texto de la "confesión", Basilio Uchuya no declara que yo supiera que él grababa las piedras y, no obstante, en el diálogo lo afirma. Por otro lado, en este diálogo Basilio Uchuya, refiriéndose a mí, dice:

"me pidió que le  consiguiese más".

Esto también es contradictorio, porque si antes ha dicho que yo sabía que él las grababa, lo lógico es decir

"me pidió que le hiciese más" y no "me pidió que le consiguiese más".

Se le pide a una personas que consiga más ejemplares de algo, cuando se sabe que esa persona no los hace sino que los puede conseguir. Y los periodistas, posiblemente desconcertados ante la frase que acababa de brotarle espontáneamente a Basilio Uchuya y que echaba a perder las declaraciones anteriores, le preguntaron:

-- ¿Que las consiguiera o hiciera más?
-- Que le haga más, pues. Es lo mismo, ¿no es cierto?

No se puede dejar de advertir a través de este diálogo una atmósfera de acoso actuando sobre estos sencillos campesinos y al mismo tiempo la sensación de que, para librarse de esa atmósfera opresiva, no quedaba más remedio que responder en el diálogo de acuerdo con las intenciones que veían en los interrogadores.

"Días después - dicen los autores del artículo - volvimos a entrevistar a Basilio Uchuya, para repetir unas fotos que habíamos tomado en nuestro primer viaje y que se habían malogrado". Y agregan: "Basilio no quiso decir si el médico Cabrera Darquea le pedía que grababa determinados dibujos".

Y es que, posiblemente en esta nueva entrevista, Basilio Uchuya (p.147) ya haya sentido que la atmósfera opresiva había empezado a disiparse.

[El Prefecto del departamento de Ica no quiere asumir ninguna responsabilidad]

El artículo de la revista concluye con la entrevista que le hacen los periodistas al Prefecto del departamento de Ica, autoridad política que tiene bajo su mando a la policía del departamento. Refiriéndose a Basilio Uchuya y a Irma Gutiérrez de Aparcana, declara:

"Aquella es gente humilde, que se gana la vida vendiendo cosas. Nos hemos limitado a tomar sus declaraciones y nada más."

Y entonces, como quien tiene conciencia de que la investigación policiaca no es en este caso el medio para esclarecer la verdad científica, señala el verdadero camino:

"En lo otro, es decir, en la determinación de si las piedras fueron grabadas por estos campesinos de Ocucaje o por hombres que vivieron hace miles de años, nosotros no podemos pronunciarnos. Para esto existen otras entidades que son las encargadas de averiguar y establecer qué es lo verdadero en la ciencia, la historia y la cultura en general [...] Pienso que la última palabra de este espinoso asunto sólo la dirán los especialistas que designen las autoridades de la cultura si es que lo consideran necesario."

El artículo al que me acabo de referir fue publicado, como ya he dicho, el 17 de enero de 1975.

[La propaganda de Jenkins contra las piedras grabadas]

Dos días después, el 19 de enero, el suplemento del diario limeño Correo publicó las opiniones vertidas por Adolfo Bermúdez Jenkins, Director del Museo Regional de Ica (28).

(28) "Los Gliptolitos de Ica: una tesis delirante". En: Suceso del diario "Correo", Lima, 19 de enero, 1975. Entrevista de Mario Razzeto a Adolfo Bermúdez Jenkins. Fotos: Alicia Benavides.

Adolfo Bermúdez Jenkins sostiene, entre otras opiniones, que las Piedras Grabadas de Ica las hacen Basilio Uchuya y sus parientes y que nunca consideró necesario solicitar la opinión de un especialista porque su amigo el norteamericano John H. Rowe le aseguró que las piedras eran falsas. En 1966, cuando yo me desempeñaba como Director de la Casa de la Cultura de Ica, le había oído decir que las investigaciones sobre las Piedras Grabadas no eran necesarias (p.148) porque un amigo suyo le había dicho que las piedras eran grabadas por los huaqueros de Ocucaje. Pero ahora era la primera vez que, al hacer pública esta opinión, señalaba el nombre de aquel amigo suyo y el nombre del supuesto autor de los grabados. Declarar públicamente que no es necesaria la opinión de un especialista y, en consecuencia, dejar sentado a priori que las Piedras Grabadas de Ica son falsificaciones, es asumir una actitud anticientífica.

[Más manipulaciones de la revista "Mundial" y de Jenkins: solo muestran una sola piedra grabada]

Pero hay algo más. Es extraño que las trece páginas que dedica la revista "Mundial" al caso de las Piedras Grabadas de Ica ofrezcan, como muestra de las innumerables piedras que afirma graban Basilio Uchuya e Irma Gutiérrez de Aparcana, solamente la imagen gráfica de una sola piedra, imagen que se repite en siete fotos. También resulta extraño que las opiniones de Adolfo Bermúdez Jenkins publicadas sólo dos días después del artículo de Mundial, estén ilustradas por la imagen gráfica de una sola piedra, que se repite en dos fotos. Pero lo extraño empieza a disiparse y a revelarnos su verdadera fisonomía, una fisonomía de incuestionable conjura, cuando descubrimos que la piedra de la revista "Mundial" es la misma que le sirve a Bermúdez Jenkins para respaldar el propósito de sus opiniones. Es más: cuando descubrimos también que en ambas publicaciones se han utilizado las mismas fotos (p.149).


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