de:
Javier Cabrera Darquea: El mensaje de las piedras
grabadas de Ica; edición privada, quinta edición 1991;
avenida Bolívar 170, plaza de Armas, Ica, Perú. tel.
231933 / 234363;
4.2. [LAS MENTIRAS DE CAMPESINOS UCHUYA Y GUTIÉRREZ PARA
NO SUFRIR EN LA CÁRCEL] (p.140-149)
[Diario "Expreso" con seis artículos sobre las
piedras grabadas]
El mismo diario limeño que había reproducido la noticia
de la edición del libro de Charroux, al día siguiente
inició la publicación de una serie de seis artículos
sobre las Piedras Grabadas de Ica (22)
(22)
"El mensaje de otra gran humanidad"; En: Expreso,
Lima, ediciones del 21 al 26 de diciembre 1974
producto de una larga entrevista que en días anteriores
me había hecho en Ica un grupo de periodistas enviados
por el mencionado diario.
[El diario "Mundial" con un artículo anónimo
sobre campesinos Uchuya y Gutiérrez afirmando que
habrían grabado las piedras]
Pero 22 días después la revista limeña "Mundial" publicó
un extenso artículo con el propósito de demostrar que
las Piedras Grabadas de Ica son falsificaciones. El
artículo dedicó, al propósito señalado, trece páginas de
las setentidós [setenta y dos] que integraron esa
edición (23).
(23)
Confróntese "... Las hizo Basilio Uchuya". En:
Mundial, No. 6, Lima, 17 de enero , 1975 (Artículo sin
firma ni seudónimo, lo mismo que las fotos que lo
ilustran. La revista señala que el artículo fue
elaborado por un equipo de sus redactores.
El artículo sostiene que las Piedras Grabadas que exhibo
en mi Museo no son antiguas sino que han sido grabadas
por dos campesinos residentes hace años en el caserío de
Ocucaje: Basilio Uchuya e Irma Gutiérrez de Aparcana. El
artículo refiere que un grupo de redactores de la
revista se trasladó a la ciudad de Ica y luego a la zona
de Ocucaje - situada a cuarenta minutos al sur de la
ciudad de Ica -, con el propósito de entrevistar a los
mencionados campesinos. En Ocucaje conversaron con el
teniente gobernador a quien le solicitaron que les
indicara dónde podían ubicar a los campesinos que
buscaban. "Le dimos los nombres de las personas que nos
había señalado alguien en Ica", dicen los autores del
artículo. Luego los periodistas conversaron con la mujer
de Basilio Uchuya, quien les dijo:
"Hace varios días mi esposo y la señora Aparcana fueron
llevados por unos señores de la PIP (24)
(24)
PIP: Policía de Investigación del Perú
para que declaren si las piedras son falsas o legítimas.
Es decir, si las han grabado ellos o han huaqueado. Y ya
mi esposo dijo que todas las (p.140) piedras que les
vendió al doctor Cabrera fueron grabadas por él. Que no
las ha desenterrado de ninguna parte. La señora Irma de
Aparcana también dijo lo mismo".
[La pareja de ladrones mintió haber producido
las piedras grabadas para no ir a la cárcel]
En la nota número 2, que aparece en el primer capítulo
de este libro, he explicado lo que significa la palabra
huaquero: el que practica clandestinamente excavaciones
en busca de tesoros arqueológicos, actividad severamente
penada por las leyes peruanas a fin de resguardar el
patrimonio arqueológico del país; a quien se le prueba
haber realizado esta actividad, se le recluye en la
cárcel. Es comprensible la situación en que debieron
haberse encontrado tanto Basilio Uchuya como Irma
Gutiérrez de Aparcana ante los requerimientos de los
miembros de la PIP para que declararan si las piedras
que vendían eran falsas o legítimas. Declarar que eran
legítimas significaba que las habían desenterrado,
obviamente de algún yacimiento arqueológico, es decir,
que habían huaqueado y por lo tanto les esperaba la
cárcel. Es lógico que hayan tenido que optar por
declarar que ellos eran autores de los grabados. Con
esto no sólo se libraron de la cárcel y libraron también
las consecuencias a su numerosa familia (el artículo de
la revista dice que cada quien tiene ocho hijos) sino
que además salvaron el obstáculo que les hubiera
impedido continuar vendiendo las piedras.
El artículo de la revista agrega que Irma Gutiérrez de
Aparcana manifestó a los periodistas que ella y Basilio
Uchuya grababan las piedras y que la mayor parte de las
que ella había grabado se las había vendido a Cabrear
Darquea, pero que hacía un buen tiempo ya no le vendía
nada; el resto lo vendía a los turistas que llegaban a
Ocucaje en busca de las piedras. Por otra parte, el
artículo señala que Basilio Uchuya declaró a los
periodistas que él también grababa las piedras y que las
había vendido a Cabrera Darquea. Preguntado Basilio
Uchuya por los periodistas si Irma Gutiérrez de Aparcana
y él eran también autores de las piedras grabadas que se
habían llevado los turistas y de las que se seguían
vendiendo en la ciudad de Ica, contestó:
"También, pues. Todititas las hemos hecho nosotros".
Irma Gutiérrez de Aparcana. refiere el artículo (p.141),
mostró a los periodistas el lugar de donde extraía las
piedras para trabajarlas. Sobre este punto, el artículo
dice:
"La piedra grabable se extrae de un promontorio de unos
50 metros de elevación, ubicado a unos dos kilómetros de
su casa. Al llegar al sitio vimos dos perforaciones.
Cada una tendría unos 2 metros de diámetro y 1 de
profundidad, más o menos. Después de media hora de picar
en el suelo con la barretilla, Irma de Aparcana logró
hacer un hoyo de 1 metro de diámetro, aproximadamente, y
de unos cincuenta centímetros de profundidad, hasta que,
al fin, nos dijo:
'Aquí hay una'.
Era una piedra de unos 500 gramos de peso, casi del
tamaño de una mandarina.
'Sólo ésta?, le preguntamos. 'Ya les dije que son muy
escasas' nos respondió, limpiándose el sudor del
rostro".
Se sabe que los ejemplares de piedras grabadas que
existen en mi Museo alcanzan la cifra de once mil. En
las colecciones particulares que he visitado debe haber
- si no han sido incrementadas con nuevas adquisiciones
- no menos de diez mil ejemplares. Si a estas cantidades
se agregan los ejemplares que - según declaración de los
autores del artículo de la revista - se han llevado los
turistas y los que se siguen vendiendo en la ciudad de
Ica, así como también los ejemplares que se exportan - a
juzgar por las declaraciones del exportador Marino T.
Carcelén, que manifiesta haber exportado unas 600
piedras desde 1973 (25)
(25)
Confróntese "Exportador de Gliptolitos dice que son
artesanía"; En: La Prensa, Lima, 7 de enero 1975
y a juzgar también por un diario de la localidad de Ica
que en 1973 decía que era sabido que había cuantiosos
pedidos de los EE.UU. (26) -
(26)
Confróntese: "Piedras blandas de Ocucaje"; en: La Voz
de Ica; Ica, 19 de noviembre 1973
puede estimarse en la cifra total de 50 mil las piedras
grabadas de Ocucaje que han sido vendidas. llama
notablemente la atención que el lugar de donde Irma
Gutiérrez de Aparcana dice obtener las piedras para
luego grabarlas, tenga dos pequeñas cavidades, sin
contar la cavidad que ella hizo en presencia de los
periodistas. Y llama la atención, porque si fueran
ciertas (p.142) sus afirmaciones en el sentido de que ha
grabado la inmensa cantidad de piedras que se deduce de
sus declaraciones, ¿cómo explica que las haya extraído
de tan pequeñas cavidades? yo mismo poseo once mil
ejemplares. Para extraer esta cantidad - sin contar los
demás ejemplares que he mencionado - se hubiera
requerido de una excavación gigantesca como la que se
suele hacer para trabajar minas a tajo abierto. Por otro
lado, si se toma en cuenta la dimensión tan pequeña de
la piedra - del tamaño de una mandarina, como dice el
artículo - que después de media hora de excavar extrajo
en presencia de los periodistas, diciendo ella misma que
eran muy escasas, ¿cómo podría ella explicar no sólo el
hallazgo de mis once mil ejemplares sino también la
incompatibilidad que existe entre la dimensión de esa
piedra y el tamaño de la mayoría que poseo, muchas de
las cuales exceden en cientos de veces la dimensión de
la piedra que ella encontró y otras en miles de veces?
[Falta un cráter de lo cual hubieran sacado las
piedras]
El artículo no exhibe información alguna sobre el lugar
de donde Basilio Uchuya extrae las supuestas piedras
para grabarlas. Pero como Basilio Uchuya e Irma
Gutiérrez de Aparcana se declaran, según el artículo,
autores de las Piedras Grabadas de Ica, es de suponer
que Basilio Uchuya también las extraiga del mismo
promontorio señalado por ella. En consecuencia, los
reparos que acabo de exponer son extensivos también al
caso de Basilio Uchuya. Es más: si ambos extrajeran las
supuestas piedras del mismo promontorio, y considerando
que en este caso la cantidad de piedras extraídas sería
mucho mayor de la que podría corresponderle solamente a
Irma Gutiérrez de Aparcana, el promontorio del caso
debió haber estado con un inmenso cráter, y no con sólo
dos pequeñas cavidades como fue lo vieron los
periodistas.
[El cálculo de la cantidad no sale con los
mentirosos campesinos]
El artículo recoge estas otras declaraciones de Irma
Gutiérrez de Aparcana y de Basilio Uchuya: agrega ella
que en la época en que se dedicó a tiempo completo a
grabar piedras produjo unas veinte o veinticinco piezas
del tamaño de una naranja, por semana, y Basilio Uchuya
dice que grabó piedras desde hacía diez años y que en
los dos últimos años no había grabado más y por lo tanto
no (p.143) le había vuelto a vender nada a Cabrera
Darquea. Quiero señalar respecto de estas declaraciones
el siguiente reparo.
Si fuera cierto lo que dice Irma Gutiérrez de Aparcana
habría que establecer en 21 la cantidad promedio de
piezas producidas semanalmente, lo que a su vez
significa la producción de 3 piezas por día. Como el
artículo no informa nada respecto de la cantidad de la
supuesta producción de Basilio Uchuya, pienso que podría
adignársele la misma cantidad por día. En consecuencia,
ambos habrían producido en total 6 piezas diarias. Como
ellos declaran ser autores de todas las Piedras Grabadas
de Ica que salen de Ocucaje, es decir no sólo las de mi
colección sino también las que se habían llevado los
turistas, las que se seguían vendiendo en la ciudad de
Ica y, obviamente, las que están en poder de los
coleccionistas desde 1961 y las que se están exportando,
habría que concluir señalando que son autores, con 25
mil cada uno, de las 50 mil piedras grabadas que han
sido vendidas.
[El cálculo de los años no sale tampoco con los
mentirosos campesinos]
Haciendo el cálculo correspondiente se obtiene que
habrían necesitado 23 años para grabar la mencionada
cantidad de piedras. Basilio Uchuya declara a los
periodistas que empezó a grabar hacía 10 años. Como sus
declaraciones las hace en enero de 1975, se deduce que
empezó a grabar desde 1965. Pero como aclara que hace
dos años dejó de hacerlo, quiere decir que ha grabado
piedras hasta enero de 1973, lo que hace 8 años de
trabajo. La incompatibilidad de esta cifra con los 23
años que se han deducido también se observa en que los
23 años de trabajo can como fecha de inicio del mismo en
1950, y se sabe por afirmaciones proporcionadas por los
hermanos Soldi al estudioso Hermann Buse, que las
piedras aparecieron en 1961. Respecto de Irma Gutiérrez
de Aparcana se desprende de sus declaraciones publicadas
en el artículo, que en la fecha de la entrevista
periodística (enero de 1975) seguía "grabando" piedras.
Los 23 años de trabajo que también le corresponden dan
como fecha de inicio 1952, fecha igualmente incompatible
con aquella en que aparecieron las Piedras Grabadas de
Ica.
Las incongruencias de las declaraciones vertidas por
ambos campesinos queda también al descubierto si se re
(p.144) para en que Irma Gutiérrez de Aparcana
manifiesta que las piedras que grabó, y que dice haberme
vendido, eran del tamaño de una naranja. La sola visita
a mi Museo de fe de lo que anteriormente he mencionado:
que la mayoría de las Piedras Grabadas que poseo exceden
notablemente la dimensión de una naranja, muchas en
cientos de veces y otras en miles de veces.
[El diario "Mundial" con polémica populista
mentirosa contra el arquitecto Santiago Agurto Calvo]
Refiriéndose a la colección de piedras grabadas del
arquitecto Santiago Agurto Calvo, el artículo dice:
"Todas, absolutamente todas las piedras grabadas que
obtuvo Agurto entre 1962 y 1966, año en que cerró y
detuvo sus investigaciones, muestran grabados que
representan motivos de la flora y la fauna regional, muy
parecidos y semejantes a los motivos que aparecen en la
cerámica y en la textilería de las culturas de la zona:
Nazca, Paracas, Tiahuanaco, Ica e inca. Esos motivos, en
todos los casos, son flores, maíz, pájaros, peces y
animales de la región".
No puedo dejar de advertir en esta afirmación el
propósito de no querer mostrar la verdad en torno de las
Piedras Grabadas de Ica. De otro modo es inexplicable
que los autores del artículo oculten que en la
mencionada colección hay piedras grabadas
"representando cosas inidentificables [...] [paréntesis
originales] figuras fabulosas y seres humanos, unas
veces singularmente y otras mezclados en elaboradas y
fantasiosas composiciones", como manifiesta el propio
Agurto Calvo en su artículo periodístico publicado en
1966 y al cual ya me he referido en el capítulo I y en
páginas anteriores del presente capítulo (27).
(27)
Artículo citado (Confróntese "... Las hizo Basilio
Uchuya". En: Mundial, No. 6, Lima, 17 de enero , 1975
(Artículo sin firma ni seudónimo, lo mismo que las
fotos que lo ilustran. La revista señala que el
artículo fue elaborado por un equipo de sus
redactores)
El propósito señalado se hace más evidente cuando los
autores del artículo, luego de afirmar que "Agurto Calvo
no quiere aventurar ningún comentario respecto a la
autenticidad de las piedras grabadas del doctor Cabrera
Darquea", manifiestan que "las opiniones de reputadas
personalidades como las doctoras maría Reiche y Rosa
Fung y el arquitecto Santiago Agurto Calvo, demuestran
que tales piedras han sido grabadas por hábiles
artesanos de nuestra época".
Aparte de hacer partícipe al arquitecto Agurto Calvo de
una opinión que según los mismos (p.145) periodistas no
quiso aventurar, debo señalar que las doctoras maría
Reiche y Rosa Fung ni nadie puede sostener que las
piedras de mi Museo han sido grabadas en nuestra época
porque hasta el presente, pese a mi insistencia y a la
de otras personas de reconocida solvencia intelectual
porque se estudien las Piedras Grabadas de mi Museo,
ningún científico peruano ha mostrado interés por
hacerlo.
[El campesino mentiroso da una "confesión"
haber hecho todas las piedras grabadas]
Que los lectores del artículo de esta revista queden
convencidos, a como dé lugar, de que las Piedras
Grabadas de mi Museo son de manufactura reciente, se
percibe en la actitud de los autores del artículo al
haberle arrancado a Basilio Uchuya una "confesión"
escrita de ser autor de las piedras de mi Museo,
sabiendo ellos que no podía declarar otra cosa si quería
librarse de la cárcel.
El texto de la "confesión" que exhibe el artículo es el
siguiente:
"Yo Basilio Uchuya Mendoza reconozco que todas las
piedras del Doctor Javier Cabrera han sido trabajadas
por mí bajo el sistema quemado de piedra luego trazada
con sierra cable filo y luego bañadas con barro y
después son limpiadas con un pequeño trapo y después son
embetunadas, este trabajo lo vengo realizando desde hace
10 años y a la única personas que le ha bendido mi
trabajo es al doctor Cabrera dicho sea paso lo he
conocido por Doctor Sotil".
Y como si los lectores no pudieran sacar las
conclusiones, los periodistas concluyen con una
afirmación insólita: que así
"se puso al descubierto la existencia de un grupo de
artesanos iqueños que eran los que grababan las piedras
con fabulosas representaciones, por encargo del mismo
Cabrera".
Afirmación esta que no existe en el texto de Basilio
Uchuya, ni en las declaraciones que recogen los
periodistas de Irma Gutiérrez de Aparcana.
[Un "diálogo" con el campesino mentiroso
Basilio Uchuya]
En otra parte del artículo se reproduce el siguiente
diálogo entre los periodistas y Basilio Uchuya:
-- ¿Él
sabía que las piedras las grababa usted?
-- Bueno, sí lo sabía, Yo le dije que las grababa
todas. (p.146)
-- ¿Y de todos modos las compraba?
-- Pues sí, siempre.
-- ¿Y para qué las quería si eran grabadas por usted?
-- Bueno, me decía que las quería para estudiarlas.
Dijo que estaba haciendo no sé qué estudios, y me
pidió que le consiguiera más.
Corto aquí el diálogo, que concluiré más adelante, para
señalar sus contradicciones. En el texto de la
"confesión", Basilio Uchuya no declara que yo supiera
que él grababa las piedras y, no obstante, en el diálogo
lo afirma. Por otro lado, en este diálogo Basilio
Uchuya, refiriéndose a mí, dice:
"me
pidió que le consiguiese más".
Esto también es contradictorio, porque si antes ha dicho
que yo sabía que él las grababa, lo lógico es decir
"me
pidió que le hiciese más" y no "me pidió que le
consiguiese más".
Se le pide a una personas que consiga más ejemplares de
algo, cuando se sabe que esa persona no los hace sino
que los puede conseguir. Y los periodistas, posiblemente
desconcertados ante la frase que acababa de brotarle
espontáneamente a Basilio Uchuya y que echaba a perder
las declaraciones anteriores, le preguntaron:
-- ¿Que
las consiguiera o hiciera más?
-- Que le haga más, pues. Es lo mismo, ¿no es cierto?
No se puede dejar de advertir a través de este diálogo
una atmósfera de acoso actuando sobre estos sencillos
campesinos y al mismo tiempo la sensación de que, para
librarse de esa atmósfera opresiva, no quedaba más
remedio que responder en el diálogo de acuerdo con las
intenciones que veían en los interrogadores.
"Días después - dicen los autores del artículo -
volvimos a entrevistar a Basilio Uchuya, para repetir
unas fotos que habíamos tomado en nuestro primer viaje y
que se habían malogrado". Y agregan: "Basilio no quiso
decir si el médico Cabrera Darquea le pedía que grababa
determinados dibujos".
Y es que, posiblemente en esta nueva entrevista, Basilio
Uchuya (p.147) ya haya sentido que la atmósfera opresiva
había empezado a disiparse.
[El Prefecto del departamento de Ica no quiere
asumir ninguna responsabilidad]
El artículo de la revista concluye con la entrevista que
le hacen los periodistas al Prefecto del departamento de
Ica, autoridad política que tiene bajo su mando a la
policía del departamento. Refiriéndose a Basilio Uchuya
y a Irma Gutiérrez de Aparcana, declara:
"Aquella es gente humilde, que se gana la vida vendiendo
cosas. Nos hemos limitado a tomar sus declaraciones y
nada más."
Y entonces, como quien tiene conciencia de que la
investigación policiaca no es en este caso el medio para
esclarecer la verdad científica, señala el verdadero
camino:
"En lo otro, es decir, en la determinación de si las
piedras fueron grabadas por estos campesinos de Ocucaje
o por hombres que vivieron hace miles de años, nosotros
no podemos pronunciarnos. Para esto existen otras
entidades que son las encargadas de averiguar y
establecer qué es lo verdadero en la ciencia, la
historia y la cultura en general [...] Pienso que la
última palabra de este espinoso asunto sólo la dirán los
especialistas que designen las autoridades de la cultura
si es que lo consideran necesario."
El artículo al que me acabo de referir fue publicado,
como ya he dicho, el 17 de enero de 1975.
[La propaganda de Jenkins contra las piedras grabadas]
Dos días después, el 19 de enero, el suplemento del
diario limeño Correo publicó las opiniones vertidas por
Adolfo Bermúdez Jenkins, Director del Museo Regional de
Ica (28).
(28)
"Los Gliptolitos de Ica: una tesis delirante". En:
Suceso del diario "Correo", Lima, 19 de enero, 1975.
Entrevista de Mario Razzeto a Adolfo Bermúdez Jenkins.
Fotos: Alicia Benavides.
Adolfo Bermúdez Jenkins sostiene, entre otras opiniones,
que las Piedras Grabadas de Ica las hacen Basilio Uchuya
y sus parientes y que nunca consideró necesario
solicitar la opinión de un especialista porque su amigo
el norteamericano John H. Rowe le aseguró que las
piedras eran falsas. En 1966, cuando yo me desempeñaba
como Director de la Casa de la Cultura de Ica, le había
oído decir que las investigaciones sobre las Piedras
Grabadas no eran necesarias (p.148) porque un amigo suyo
le había dicho que las piedras eran grabadas por los
huaqueros de Ocucaje. Pero ahora era la primera vez que,
al hacer pública esta opinión, señalaba el nombre de
aquel amigo suyo y el nombre del supuesto autor de los
grabados. Declarar públicamente que no es necesaria la
opinión de un especialista y, en consecuencia, dejar
sentado a priori que las Piedras Grabadas de Ica son
falsificaciones, es asumir una actitud anticientífica.
[Más manipulaciones de la revista "Mundial" y
de Jenkins: solo muestran una sola piedra grabada]
Pero hay algo más. Es extraño que las trece páginas que
dedica la revista "Mundial" al caso de las Piedras
Grabadas de Ica ofrezcan, como muestra de las
innumerables piedras que afirma graban Basilio Uchuya e
Irma Gutiérrez de Aparcana, solamente la imagen gráfica
de una sola piedra, imagen que se repite en siete fotos.
También resulta extraño que las opiniones de Adolfo
Bermúdez Jenkins publicadas sólo dos días después del
artículo de Mundial, estén ilustradas por la imagen
gráfica de una sola piedra, que se repite en dos fotos.
Pero lo extraño empieza a disiparse y a revelarnos su
verdadera fisonomía, una fisonomía de incuestionable
conjura, cuando descubrimos que la piedra de la revista
"Mundial" es la misma que le sirve a Bermúdez Jenkins
para respaldar el propósito de sus opiniones. Es más:
cuando descubrimos también que en ambas publicaciones se
han utilizado las mismas fotos (p.149).