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Cabrera: Mensaje de las piedras

3. Testimonios de escritura gliptolítica

[Materiales de escritura, piedra, láminas, arcilla etc. - Acambaro]

3.1. POR QUÉ SE USO LA PIEDRA - 3.2. OTROS MATERIALES CON ESCRITURA GLIPTOLÍTICA - 3.3. MESTIZAJE GLIPTOLÍTICO - 3.4. EL MISTERIO DE ACAMBARO
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Presentación de Michael Palomino (2012)


de: Javier Cabrera Darquea: El mensaje de las piedras grabadas de Ica; edición privada, quinta edición 1991; avenida Bolívar 170, plaza de Armas, Ica, Perú. tel. 231933 / 234363;


TESTIMONIOS DE ESCRITURA GLIPTOLÍTICA

3.1. POR QUÉ SE USO LA PIEDRA (p.113-115)

[En Ocucaje no usaron un material más precioso - las razones]

Que oficialmente se siga sosteniendo que el hombre como ser inteligente y reflexivo apareció hace sólo 250 mil años, es causa de que erróneamente se crea que, más atrás de esta fecha, toda forma relacionada con el hombre tiene que haber sido una forma primitiva prehumana, incapaz por naturaleza de preocupaciones intelectuales. Por lo tanto, a la afirmación de que en el más remoto pasado ha existido una humanidad de avanzadísima ciencia y tecnología, que utilizó la piedra como medio para dejar mensajes, no es extraño que se haba esta objeción:

si esa humanidad fue tan avanzada como se afirma, por qué recurrió a una materia tan burda e inapropiada como es la piedra y por qué no a un material que estuviera a la altura de su tecnología. En abono de la objeción se agregaría que, ante el peligro de una hecatombe que presente la humanidad actual, los hombres de ciencia están tratando de conservar para el futuro los alcances científicos y tecnológicos más importantes, para lo cual se valen del microfilm protegido en tubos al vacío, tubos que depositan bajo tierra cubierta de una capa de hormigón. No es de extrañar tampoco que, a pesar del esfuerzo mental que implica elaborar una objeción, la incredulidad del objetante quiera impedir el derecho a responder a la objeción (p.113), recurriendo de inmediato a la idea de que todo hombre antiguo cuando ha usado la piedra lo ha hecho a lo sumo para dibujar lo único que conocía: su primitiva vida cotidiana, con la finalidad de pasar el tiempo, replegado en su soledad.

La incredulidad y por consiguiente la objeción no se justifican. La avanzada ciencia y tecnología que alcanzó la Humanidad Gliptolítica y cuyos testimonios son los Gliptolitos, fue el producto del conocimiento que practicó permanentemente esa humanidad. Pero el que haya dejado testimonios de esa ciencia y tecnología no debe interpretarse en el sentido de haber deseado vanagloriarse de sus sorprendentes logros, sino en el de entregarle un derrotero a la humanidad futura, señalándole que el conocimiento permite al hombre dominar su habitat y al mismo tiempo advirtiéndole que si se aparta del cultivo del conocimiento no hace más que operar en sí mismo la regresión hacia el estado de animalidad, estado que puede conducir a la extinción del género humano. y si se toma en cuenta la información dejada en algunos Gliptolitos sobre situaciones que en aquel remoto pasado pusieron en peligro al género humano (como se verá en el Cap. VI), el propósito que tuvo esa humanidad de dejar sus testimonios se hace más rotundo. la forma por la que el hombre puede evitar una regresión hacia el estado de animalidad y asimismo evitar que el género humano se destruya, es mediante la práctica permanente de la reflexión cognoscitiva.

Tuvo entonces que haber pensado detenidamente en el medio que asegurara la permanencia de sus testimonios a través de un tiempo que no podía prever. Sin desechar el uso de diversos materiales (metales, cerámica, madera, tejidos, arquitectura lítica, etc., a juzgar por los testimonios que han quedado y que veremos más adelante), la Humanidad Gliptolítica usó preferentemente la piedra a salvo de los usos mezquinos que la codicia induce al hombre cuando éste se acerca al estado de animalidad. Sabía que la piedra, materia de naturaleza oxidada, estaría libre de la oxidación como no lo pueden estar los metales y que, por ello, resistiría el paso del tiempo y sus grabados permanecerían (p.114) nítidos. NO obstante que dominaba su habitat, sabía que cabía la posibilidad de que en un futuro muy lejano el hombre no pudiera dominarlo y el habitat fuera fácilmente objeto de grandes modificaciones geológicas que destruyeran las piedras que contenían sus mensajes. Por esta razón, y por otra que le venía de saber que la piedra podía ser destruida por la acción del intemperismo - gases atmosféricos, lluvia, calor, frío, radiaciones, etc. -, decidió protegerlas en depósitos excavados en los suelos más estables del planeta.

Aún así, añadió otras medidas de protección: no modificó la forma natural de la piedra para evitar que perdiera su resistencia y, con el propósito de impedir que algún movimiento tectónico las hiciera chocar y se destruyeran, las depositó entre capas de arena. De otro modo no se explica que, viniendo desde el más remoto pasado, se hayan conservado tan nítidamente sus grabados.


3.2. OTROS MATERIALES CON ESCRITURA GLIPTOLÍTICA (p.115-120)

Si se comparan los dibujos y signos de los Gliptolitos con los de algunos antiguos objetos de porcelana, cerámica, madera y con los de algunas telas, esparcidos por el mundo, no cabe duda que el Hombre Gliptolítico se valió de estos materiales para dejar mensajes. Son figuras que en algunos casos representan animales fabulosos que se parecen notablemente a muchos de los que la Paleontología asegura que existieron en un remoto pasado, como por ejemplo las figuras de dragones en objetos de porcelana china, animal fabuloso pero al mismo tiempo perfectamente identificable con el dinosaurio pterodáctilo (dinosaurio alado);

asimismo, la figura de un dinosaurio de la especie estegosaurio que aparece dibujado en un ceramio encontrado en una tumba del conjunto arqueológico correspondiente a la cultura Pachacámac - cultura preinca -, en el sur de Lima (Fig.25);


Fig.
                                25: cerámica de la cultura Pachacámac
                                con un estegosaurio
Fig. 25: cerámica de la cultura Pachacámac con un estegosaurio (p.116)

Ceramio con la figura de un dinosaurio de la especie estegosaurio. El ceramio ha sido encontrado al sur de la ciudad de Lima, en una tumba del conjunto arqueológico de la cultura Pachacámac - cultura preinca, por lo que los arqueólogos atribuyen la figura a la imaginación de los hombres de Pachacámac. Corresponde a la Humanidad Gliptolítica.



[Maderas talladas]

Igualmente, las maderas talladas "extraídas del desierto" que hay al sur de Ocucaje, Ica, en las que se han representado varias especies de animales prehistóricos, una de las cuales muestra, aparte de (p.115) figuras humanas, dinosaurios (Fig.26).


Fig.
                                26: Sr. Cabrera con una madera tallada
                                de Ocucaje
Fig. 26: Sr. Cabrera con una madera tallada de Ocucaje (p.117)

Una de las innumerables maderas talladas provenientes del sur de Ocucaje, Ica. La de la figura revela un aspecto del ciclo reproductivo del dinosaurio, conocimiento de la Humanidad Gliptolítica.


En otros las figuras y signos revelan aspectos de la ciencia y la tecnología  que alcanzó el Hombre Gliptolítico, como por ejemplo (p.116) al representación simbólica de la tecnología de vuelo espacial en muchísimos ceramios hallados en tumbas correspondientes a la cultura Nasca - cultura preinca -, en el departamento de Ica (Véase figuras de ceramios, Cap. IX);

[Mantos]

también representaciones simbólicas hechas en innumerables (p.117) mantos de Parácas - cultura preinca -, en el departamento de Ica, que revelan profundos conocimientos de biología humana microfísica (Véase figura de manto de Parácas, Cap. VII). En un ceramio mochica - cultura preinca - han quedado representadas las diferentes fases por las que atravesaba un animal para adquirir su forma completa. Sin lugar a dudas, se trata del dinosaurio de la especie estegosaurio y las fases no son otras que las de la metamorfosis. Esto revela que el hombre coexistió con el dinosaurio, que este animal no nacía completo del huevo - a diferencia de lo que afirma la Paleontología - y que el hombre era un ser tan evolucionado que poseía conocimientos de biología (Véase las figuras del ceramio).

[Y también en la costa del norte del Perú hay cerámicas con dinosaurios como muestra la foto siguiente de la p.118 del libro]:


Cerámica Mochica mostrando el
                                desarrollo de un estegosaurio
Cerámica Mochica mostrando el desarrollo de un estegosaurio (p.118)

Metamorfosis del dinosaurio de la especie estegosaurio, en un ceramio mochica - cultura preinca, costa norte del Perú -. Indudablemente, la representación revela conocimiento de la biología de este animal y la coexistencia del hombre con el dinosaurio, todo lo cual es incompatible con el primitivismo y la existencia en el pasado reciente de los hombres preincas. Esta representación es un testimonio dejado por la Humanidad Gliptolítica (p.118).



[Mensajes en planchas de metales - con Padre Crespi en Ecuador en Cuenca]

Pienso que también grabó mensajes en lanchas de metales resistentes al tiempo, tales como el oro y la plata. Las extrañas planchas de oro encontradas en el Ecuador y cuyos signos, figuras de animales fabulosos y de hombres se parecen a los de los Gliptolitos, me permiten hacer esta afirmación. Estas planchas forman parte de la colección del sacerdote Carlo Crespi y se conservan en la Iglesia de María Auxiliadora, en Cuenca, Ecuador.

[En el año 2012 esas láminas de la humanidad antigua que Sr. Crespi había recolectado no fueron accesibles más pero fueron indicaciones que están escondidas con los salesianos en su templo en Cuenca o también están en otras casas privadas como "recuerdo". El museo de Padre Crespi es perdido desde su muerte lo que es provocado por el Banco Central de Ecuador que "compró" el museo para distribuir muchas de las partes en todo el Ecuador. Han destruido el museo Crespi sin saber lo que destruyen los locos banqueros...].

El origen de las planchas no ha podido ser ubicado en el tiempo (Fig.27). [El origen es la cueva de los Tallos].


Fig.
                                27: Lámina de oro de Cuenca en Ecuador
                                del museo Crespi, en 2012 imposible de
                                hallar
Fig. 27: Lámina de oro de Cuenca en Ecuador del museo Crespi, en 2012 imposible de hallar (p.121)

Una de las extrañas planchas de oro halladas en Ecuador, cuyo origen no han podido determinar los arqueólogos [probablemente de la cueva de los Tallos]. Corresponde a la Humanidad Gliptolítica y actualmente forma parte de la colección que el sacerdote Carlo Crespi conserva en la iglesia María Auxiliadora, en Cuenca, Ecuador.

[Así fueron accesible esas láminas en los años 1970s, pero ya antes de la muerte de Crespi los salesianos vendieron su Museo Crespi al Banco Central del Ecuador - y ese banco criminal parcialmente distribuyó los objetos en todo Ecuador. Y ¡¡¡en 2012 cuando yo fui DOS VECES EN CUENCA (en febrero 2012 dos semanas y otra vez una semana en mayo 2012) no se encontró NINGUNA lámina más en Cuenca para ver o tomar foto!!!].

Foto publicado en [el libro] "The gold of the gods" de Erich [von] Daniken.

[Cuando yo quería ver las láminas en 2012 un criminal salesiano responsable para la bendición de Crespi me indicó en febrero 2012 que Daniken sería un mentiroso y todo sería falso y los turistas viniendo para láminas serían todos engañados. Pero tenemos muchas indicaciones sobre esas láminas, también de Cabrera y de otros autores. Pero los salesianos mentirosos de Cuenca no me dejaron ver ninguna lámina y no muestran las láminas a ninguna persona que tienen todavía en sus corredores - hay testigos en la familia local del fotógrafo Vincente Tello, sus hijos. No hay explicaciones para el comportamiento de los salesianos con las láminas. En Cuenca en Ecuador buscan un museo...]


Es posible que la Humanidad Gliptolítica, sabiendo que el hombre podía desviar la finalidad de su existencia y con tal desvío se acercará al estado de animalidad en el que afloraría aquella tendencia instintiva que es el egoísmo, haya temido que la codicia del hombre no diera importancia a las figuras y símbolos y en cambio otorgara mucho valor al material para usarlo con fines egoístas. Es posible también que haya utilizado planchas de algún material desconocido que su desarrollada tecnología le permitía fabricar, pero probablemente tuvo luego el mismo temor sobre el destino de sus mensajes.

Pienso que entonces decidió contrarrestar la codicia, grabando mensajes ya no en planchas sino en objetos que, al ofrecer una aparente imagen de belleza y adorno, estimularan el espíritu del hombre por conservarlos, de modo que los dibujos y símbolos permanecieran y pudieran ser entendidos en algún momento.

[Resumen: mensajes en oro, plata, champi]

Así, la Humanidad Gliptolítica grabó mensajes en diferentes tipos de vajillas, instrumentos y (p.119) diversidad de objetos, preferentemente de oro y plata, cuya forma y dibujos hasta hoy han sido materia de interpretación ingenuas y en algunos casos arbitrarias. Tal el caso de los conocidísimos tumis de oro con incrustaciones de piedras preciosas y objetos diversos hechos de un durísimo material llamado champi (aleación de oro, plata y cobre, aunque se desconoce la técnica aleatoria), encontrados en tumbas incas y preincas.

Los arqueólogos sostienen que estos tumis fueron hechos por hombres incas y preincas y piensan que se usaban en ritos ceremoniales y también como instrumentos quirurgicos. Los tumis de oro con incrustaciones de piedras preciosas y los objetos de champi fueron hechos por la Humanidad Gliptolítica y sus figuras y adornos no son sino un complejo simbolismo que se puede descifrar (Véase Cap. V).


3.3. MESTIZAJE GLIPTOLÍTICO (p.120-128)

[Recuerdos en más materiales: ¿Por qué usaron muchos materiales y no solo uno para inmortalizar sus recuerdos?]

Que algunos antiguos objetos de oro, ceramios, madera tallada y tejidos, a que me he venido refiriendo, hayan sido encontrados en zonas donde habitaron hombres de diferentes culturas preincas y posteriormente los incas, pudiera hacer creer que fueron hechos por ellos y que, en consecuencia, sean objetos que no tengan más de 3 mil años de antigüedad, como podría afirmar la Arqueología tradicional. Pero entre todo el conjunto de objetos atribuidos a estas culturas, cabe hacer distingos [contradicciones]. Se observan especímenes diferentes por la calidad de la confección y por los conceptos que sugieren los dibujos. Se sabe que tanto incas como preincas carecieron de un conocimiento científico y una tecnología avanzados. Esto es indiscutible.

Por lo tanto, es incompatible con su modesta tecnología el contenido conceptual que revelan algunos de los objetos mencionados:

-- hay ceramios Nasca que informan simbólicamente sobre técnica de vuelo espacial;

-- hay mantos de Paracas cuyas figuras dan a conocer profundos conocimientos de biología humana microfísica;

-- hay objetos de oro y de champi - los tumis - que refieren simbólicamente aspectos de la patología quirúrgica humana.

Estos objetos, lo mismo que las (p.120) telas y tallas en madera, muestran una depurada confección, acorde con una elevada tecnología que no puede corresponder a la incipiente de incas y preincas. Frente a estos objetos hay otros confeccionados burdamente:

-- objetos de oro hechos por simple adición de piezas y a fuerza de martilleo;

-- ceramios de arcilla gruesa, cocción defectuosa y coloreado rudimentario;

-- telas de urdimbre rústica y teñidas con tintes de muy poca fijeza;

-- maderas talladas toscamente.

Algunos de estos burdos objetos tienen dibujos con evidente propósito decorativo y otros mezclan, insólitamente, figuras de adorno con figuras y símbolos que dan cuenta de profundos conocimientos científicos. Esta mezcla insólita no sólo se da en las representaciones existentes en un mismo objeto, sino también de objeto a objeto. Curiosamente, en una misma tumba inca o preinca suelen encontrarse ceramios, objetos de oro, mantos, maderas talladas, etc., cuya figura y simbolismo hacen referencia a un profundo conocimiento científico o a una avanzada tecnología, junto a cosas que revelan que el ocupante de la tumba llevaba una vida primitiva, tales como maíces, calabazas, utensilios de madera, puntas de lanza de obsidiana, collares hechos de caracoles o de trocitos de huesos y modestísimas agujas hechas de espinas vegetales.

¿Cómo se explica esta mezcla insólita? Indudablemente, los objetos que contienen representaciones que sugieren una avanzada ciencia y tecnología no pueden haber sido concebidos por hombres que llevaban una vida primitiva. Se trata de los mensajes simbólicamente representados en esos objetos por la Humanidad Gliptolítica, que los depositó en lugares muy diferentes de aquellos en donde actualmente son hallados.

Es lógico suponer que tanto incas y preincas encontraron algunos de estos depósitos y de allí los extrajeron, pensando tal vez, ante lo incomprensible de las representaciones, que sus autores fueran dioses. El hecho de que actualmente se les encuentre en tumbas incas y preincas, confirma la posibilidad de que fueran considerados objetos sagrados. La mezcla de figuras de adorno con figuras y símbolos que dan cuenta de profundos conocimientos científicos, representados en (p.122) un mismo objeto, se explica por la necesidad que debieron sentir los hombres incas o preincas de imitar lo que tenían por sagrado, agregando elementos familiares para establecer un vínculo con aquellos desconocidos autores a quienes creían dioses. Naturalmente, en estas tumbas se han encontrado, entre los objetos de burda confección, muchos que contienen figuras que nada tienen que ver con las representaciones simbólicas de la Humanidad Gliptolítica; se trata de los únicos objetos que han sido concebidos enteramente por ellos.

De manera, pues, que, aparte de cosas como maíces, calabazas, utensilios de madera, puntas de lanza de obsidiana, collares hechos de caracoles o de trocitos de huesos, espinas vegetales adaptadas para coser, etc., en las tumbas incas o preincas suelen encontrarse tres tipos de objetos:

-- unos de fina confección con figuras y símbolos que revelan que fueron hechos por la Humanidad Gliptolítica,

-- otros que por las figuras y la burda confección evidencian haber sido concebidos enteramente por incas o preincas y otros igualmente de burda confección con figuras y símbolos gliptolíticos mezclados con figuras concebidas - lo mismo que los objetos - por incas o preincas. Estos últimos objetos constituyen una modalidad de mestizaje cultural de lo gliptolítico y lo inca o preinca.

[¿Cómo construyeron las fortalezas con las piedras gigantes?]

Fuera del ámbito de las tumbas, los gigantescos y antiguos conjuntos arquitectónicos pétreos esparcidos por el territorio peruano son otra prueba de este mestizaje cultural. Constituye un enigma no resuelto aún por la humanidad actual la tecnología empleada en la edificación de estos conjuntos. No solo se considera un enigma cómo se pudo movilizar a grandes alturas tan pesados bloques y cómo se logró cortarlos tan perfectamente como para que engarzaran en el conjunto sin dejar espacio alguno, sino también cómo se superpusieron los bloques sin el empleo de material alguno que los ligara. Esto no puede ser producto de la tecnología tan incipiente como fue la de incas y preincas. Los arqueólogos sostienen que algunos de estos conjuntos fueron hechos por estos hombres y que en ambos casos las dificultades de edificarlos se resolvieron con el trabajo de muchísimos hombres en un tiempo muy (p.123) largo. Pero esto no puede aceptarse, porque estos conjuntos arquitectónicos revelan incuestionablemente el empleo de una avanzadísima tecnología que no puede haber consistido en la fuerza física de muchísimos hombres aun cuando se la haya empleado en un tiempo considerable. Sólo pueden haber sido hechos por hombres que poseyeron la tecnología apropiada, los hombres de la Humanidad Gliptolítica. En estas mismas construcciones pétreas cabe distinguir, como muestra de mestizaje cultural, lo que sí corresponde al esfuerzo de incas y preincas: la adición de nuevos bloques defectuosamente cortados y unidos, que conviven superpuestos o al lado de los anteriores. Esto se puede observar - para citar sólo un caso de los que existen en el Perú - en el monumental conjunto de Machu Picchu (Fig. 28).


Fig.
                                28: Piedras cortadas en Machu Picchu
Fig. 28: Piedras cortadas en Machu Picchu (p.125)

En la formidable construcción petrea de Machu Picchu, Cusco: bloques defectuosamente cortados y unidos - pertenecientes a hombres de las culturaa inca y preíncas - se han superpuesto o aparecen al lado de bloques pertenecientes a la Humanidad Gliptolítica, que fue la que construyó Machu Picchú. La superposición y el añadido son prueba del mestizaje cultural de lo gliptolítico con lo inca y preinca (p.125).

[Se puede encontrar esa clase de muros de piedras cortadas en toda la región de Cusco].


[Sumerios: encontraron hígados en arcilla]

Fuera del territorio peruano, ciertos objetos antiguos de arcilla revelan también lo que vengo sosteniendo: el mestizaje cultural de lo típicamente gliptolítico con lo propio de las clásicas culturas antiguas. Tal el caso de modelos de hígado hechos de arcilla que han sido desenterrados en zonas que estuvieron bajo influencia cultural de los sumerios. Los arqueólogos han señalado que estos modelos están relacionados con la práctica de la adivinación que realizaban los sumerios mediante la inspección del hígado de animales sacrificados a los dioses, siendo el hígado preferido el de la oveja. Uno de estos modelos aparece compartimentado en cuarenta pequeños cuadrados, la mayoría de los cuales con un orificio; cada uno de los cuadrados posee la típica escritura cuneiforme de los sumerios (Fig. 29).


Fig.
                                29: Hígado humano en un modelo de
                                arcilla
Fig. 29: Hígado humano en un modelo de arcilla (p.127)

Modelo esquemático de hígado humano hecho de arcilla por los sumerios, existente en el Museo Británico de Londres. La representación de las células hepáticas - los cuadrados - y del corte transversa del capilar billar - los orificios - demuestra que se ha hecho previamente una observación microscópica del hígado, lo que denota un profundo conocimiento de la fisiología de este órgano. La observación y el conocimiento no corresponden a los sumerios, quienes han añadido al modelo signos de su escritura cuneiforme. Este modelo es una réplica alterada de lo que debió ser una serie de modelos de hígados humanos dejados por la Humanidad Gliptolítica, y que trataban de la anatomía y fisiología de este órgano. Este modelo alterado es una prueba del mestizaje gliptolítico (p.127).


Los arqueólogos han afirmado que este modelo debe haber sido usado por los sacerdotes como elemento de consulta y de enseñanza a sus discípulos para la práctica de la adivinación y que los agujeros servían para insertar palillos de madera con el propósito de ir registrando en el modelo las modificaciones que se apreciaban en el hígado del animal sacrificado. Sin embargo, la errónea idea de que el hombre, cuanto más antiguo, es un ser primitivo, no les ha permitido distinguir en el modelo lo que a simple vista se advierte: se trata del modelo esquemático del hígado humano, representado en dos (p.124) niveles de observación: un nivel macroscópico y un nivel microscópico. La representación macroscópica muestra la forma del hígado con sus lóbulos derecho e izquierdo, y con la vesícula biliar y el ligamento suspensorio. La representación (p.125) microscópica reproduce esquemáticamente los hepatocitos - los cuadrados que se observan en el modelo -, es decir, las células que componen el tejido hepático, y reproduce también el corte transversal del capilar biliar - cada agujero que aparece en el modelo -, capilar que como se sabe tiene dimensiones microscópicas y forma una red entre las células, no dentro de ella. El que en algunos casos el corte del capilar biliar esté representado dentro de la célula, obedece a la intención de señalar que la bilis, sustancia que habrá de conducir el capilar biliar, es elaborada por las células hepáticas. Estamos, pues, frente a un objeto de arcilla cuya representación revela un profundo conocimiento de la anatomía y fisiología del hígado humano, conocimientos estos que la humanidad actual ha alcanzado recientemente. Es un conocimiento que no puede corresponder a los sumerios, sino a una humanidad mucho más avanzada, la Humanidad Gliptolítica.

Este mensaje científico debe haberle llegado a los sumerios o a sus antecesores en una representación semejante, a través de alguno de los objetos que empleó la Humanidad gliptolítica para dejar testimonios y transmitir mensajes. Al no entender de qué se trataba, los sumerios deben haber asumido una actitud parecida a la que he señalado asumieron incas y preincas cuando estuvieron ante mensajes de la Humanidad Gliptolítica: atribuyeron a dioses la paternidad de las figuras, los símbolos y el objeto mismo, y a partir de entonces lo tuvieron por sagrado.

Con el propósito de vincularse con aquellos desconocidos "dioses", deben haber hecho réplicas del objeto. El añadido de inscripciones y el cambio de lugar de algunos de los agujeros que ofrece la figura, prueban una modalidad de vinculación y revelan asimismo una modalidad de mestizaje cultural. En verdad, lo que señalan los arqueólogos no es equivocado: la práctica de la adivinación por medio del hígado de la oveja es antiquísima y se ha señalado el Oriente Medio como su foco de irradiación hacia zonas mediterráneas; se sabe que griegos, etruscos y romanos la tuvieron. Pero lo que los arqueólogos ignoran es que esta forma de adivinación surgió a partir del hallazgo de un mensaje científico proveniente de una humanidad avanzada (p.126) - la Humanidad Gliptolítica -, mensaje que al tomarse impenetrable ante el atraso de los sumerios derivó en una superchería, como algunas veces los hombres de la actual humanidad alteran mediante la extraña mezcla de admiración y temor el pensamiento que no entienden. Esta práctica de adivinación de los sumerios es en sí misma (p.127) otra modalidad de mestizaje cultural y pienso que las creencias mágicas de los pueblos antiguos han sido generadas en la misma forma: por el hallazgo de otros mensajes dejados por la Humanidad Gliptolítica que no fueron comprendidos (p.128).


3.4. EL MISTERIO DE ACAMBARO (p.128-133)

[1973: Charles H. Hapgood con la colección mexicana de 32.000 piezas del coleccionista Waldemar Julsrud]

El científico norteamericano Charles H. Hapgood, perseverante investigador arqueológico, dio a conocer en 1973 los resultados de su laborioso e infatigable estudio de una extraordinaria colección integrada por 32.000 piezas arqueológicas, propiedad de coleccionista alemán Waldemar Julsrud. La colección está compuesta por ceramios, objetos de madera tallada y piedras grabadas, provenientes de Acambaro, zona rural de México (15).

(15) Charles H. Hapgood: Mystery in Acambaro. An account of the ceramic collection of the late Waldemar Julsrud, in Acambaro, GTO.; México. Printed by Griswold Offset Printing, Inc.; Brattleboro, Vermont, 1973

[Láminas con hombres jamás vistos]

Observando las láminas que reproducen las imágenes de muchos de estos objetos, se encuentra la siguiente singularidad: las imágenes humanas representadas no corresponden a la imagen del habitante de la zona ni a la del indio americano, y las imágenes de los animales hacen referencia a una zoología fantástica, en la que, sin embargo, pueden identificarse algunos especímenes de animales extinguidos. Se observan figuras humanas de chinos, negroides, arios y, entre las figuras identificables de animales prehistóricos, antropoides, osos hormigueros, canguros, caballos, camellos, cocodrilos y varias especies de dinosaurios, tales como las del estegosaurio, coritiosaurio, tiranosaurio, plesiosaurio, brontosaurio, pelicosaurio (Fig. 30,31,32 y 33)


Parte de las 32 mil piezas arqueológicas encontradas en Acambaro, México, colección pertenecientes a Waldemar Julsrud y estudiada por Charles H. Hapgood. Son otra prueba del mestizaje cultural de lo gliptolítico con lo propio de culturas del pasado reciente (p.131).

Fig.
                                30: Acambaro, figuras humanas en
                                arcilla
Fig. 30: Acambaro, figuras humanas en arcilla (p.130)

Fig. 30: figuras humanas (p.131) hechas de arcilla que no corresponden a las características del hombre del continente americano (p.312)

Acambaro, animales
                                prehistóricos en arcilla
Fig. 31: Acambaro, animales prehistóricos en arcilla (p.130)

Fig. 31: animales prehistóricos representados en arcilla (p.132).

Fig. 32:
                                    Acambaro, piedra grabada [mostrando
                                    un animal prehistórico]
Fig. 32: Acambaro, piedra grabada (p.131)

Fig. 32: Una piedra grabada [de Acambaro, mostrando un animal prehistórico] (p.132)

Fig. 33: Acambaro,
                                      figura humana tallada en madera
Fig. 33: Acambaro, figura humana tallada en madera (p.131)

Fig. 33: Figura humana tallada en madera (p.132).


Durante más de veinte años los arqueólogos habían considerado las piezas como una falsificación. En abono de esta hipótesis se hacían los siguientes reparos: no (p.128) tenía precedentes en la historia de la Arqueología un hallazgo con tan considerable cantidad de piezas encontradas en una pequeña extensión de terreno, nunca antes se había dado el caso de que objetos tan delicados pudieran conservarse bajo tierra casi en perfecto estado, los objetos encontrados hacían referencia a culturas desconocidas, la presencia de pátina (película de oxidación), la acumulación de sales de la tierra (salitre) era inexplicable y las figuras de dinosaurios eran prueba de falsificación.

[Rumor que el productor sería Odilón Tinajero de Acambaro sin equipos - verificación de condiciones y laboratorio - el hombre de Acambaro]

Estos reparos [dudas] remitían a la idea de que las piezas eran de manufactura reciente y se creía que el autor de ellas era Odilón Tinajero, poblador de Acambaro, quien había vendido las piezas de las colección asegurando que las había desenterrado con ayuda de su familia. Pero quedaba la duda: las piezas de la colección mostraban profundos conocimientos en muchos temas, como por ejemplo costumbres y leyendas del pueblo indio, representaciones de raros y exóticos animales extinguidos y extraordinaria habilidad artística en la confección de las piezas. y en cambio, Odilón Tinajero apenas sabía leer y escribir y al igual que los demás miembros de su familia nunca había mostrado habilidades artísticas. El científico Hapgood se auxilió de los servicios de un famoso experto en detectar falsificaciones. Por el estudio de las piezas de arcilla se había llegado a la conclusión de que éstas habían sido cocidas en horno abierto, y dada la enorme cantidad de piezas era de suponer que el horno había tenido que funcionar durante mucho tiempo, para lo cual se hubiera requerido de gran cantidad de madera. De las investigaciones practicadas por el experto, por las autoridades municipales del lugar y por el profesor de esa localidad, se obtuvo lo siguiente:

Odilón Tinajero no tenía ningún horno, nadie en la comunidad había visto señales de gran cantidad de humo que revelara el funcionamiento permanente de un horno y en la zona no había la suficiente cantidad de madera que se hubiera necesitado para la cocción de los miles de ejemplares. Además, el precio con que Odilón Tinajero había estado vendiendo las piezas no compensaba ni siquiera la inversión que suponía el fabricarlas.

Hapgood recurrió a pruebas de laboratorio par verificar la posible antigüedad de las piezas. Los métodos que (p.129) se emplearon en el análisis - el radiocarbono y la termoluminiscencia - certificaron que las piezas eran antiguas. El radiocarbono estableció una antigüedad de 6.400 a 3.500 años y la termoluminiscencia 4.500 para algunas de las piezas. Así, Hapgood vino a demostrar el valor arqueológico de tan increíble colección y con ello cerró en el campo de la Arqueología una de las más largas etapas de duda e incredulidad.

Hapgood señala entre sus conclusiones que los animales extinguidos y la antigüedad obtenida sugieren que la cultura de Acambaro es anterior a todas las conocidas en América y ella debió tener influencia en los demás habitantes del continente; asimismo, que ellos pueden haber sido gente que originalmente tuvieron culto a los reptiles que aparecen en la colección.

no se pronuncia por la coexistencia de los animales extinguidos y el hombre de Acambaro. En este punto, Hapgood tiene mucha razón: pienso que esta colección ofrece claros elementos de juicio que no permiten afirmar la coexistencia de animales prehistóricos con los autores de las piezas y que, por lo tanto, la existencia de éstos no va más allá de las fechas señaladas. Por mi parte, considero que la colección es otra prueba del mestizaje cultural entre los testimonios de la Humanidad Gliptolítica y los elementos culturales del hombre de Acambaro. El hombre de Acambaro debe haber recibido por la tradición oral y a través e sus antecesores información de la existencia de una remota época en que coexistieron los hombres y aquellos animales prehistóricos. La información debe haberles llegado a los antecesores por acceso a algunos objetos gliptolíticos que contenían estos testimonios, aun cuando cabe también la posibilidad de que la información haya partido directamente de los últimos hombres que existieron en la Humanidad Gliptolítica (p.132) porque si bien esta humanidad terminó su esplendor - como se ha dicho en el capítulo I - el género humano nunca se ha extinguido. El mestizaje cultural de las piezas de Acambaro está dado por la alteración de las verdaderas morfologías de algunos hombres y animales, mediante la concepción particular de los hombres que la confeccionaron (p.133).



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