de: María
Espósito: Leyendas Mapuches; en: Diccionario Mapuche
mapuche-español / español-mapuche; personajes de la
mitología; toponimia indígena de la Patagonia; nombres
propios del pueblo mapuche; leyendas; Editorial Guadal S.A.,
2003; ISBN 987-1134-51-7
Resumen: Una mujer pobre (Amancay) se enamoró en un
hombre rico (Quintral) y cuando el hombre cayó enfermo,
ella quería curarlo con una flor que fue indicada por una
machi (chamana). Esa flor tenía que ser buscada en el
cerro Tronador. La mujer encontró la flor, pero ahora un
cóndor quería la flor. Cuando la mujer no quería
dar, ella daba su corazón. El cóndor traía el corazón a su
nido y donde fueron gotas de sangre de su corazón, crecían
bellas flores lo que hay hasta hoy en los valles y
montañas del lago Mascardi y el Nahuel Huapi.
<En la margen derecha del río Manso y hasta su nacimiento
en el cerro Tronador, vivía una tribu de mapuches, los
Vuriloches.
Quintral, hijo del cacique, era amante del río. Durante las
mañanas gustaba recorrerlo hasta el lago Mascardi, mientras
cazaba y pescaba en la orilla. En uno de esos paseos conoció
a una humilde y hermosa mujer, Amancay. La joven se enamoró
del apuesto (de buena figura) Quintral, pero el sentimiento
de amor que sentía por él era imposible por ser ella miembro
de una familia pobre.
El tiempo fue pasando hasta que llegó al lugar una epidemia
que comenzó a diezmar (reducir) la tribu. El joven Quintral
cayó gravemente enfermo. La noticia comenzó a circular por
la tribu: el hijo del cacique no podía curarse y era casi
imposible lograr su mejoría. Cuando Amancay se enteró
(escuchó eso), consultó a una machi (chamana), quien le confió el
secreto para conseguir el remedio. La medicina consistía en
una infusión preparada con una flor que crecía en la cumbre
helada del cerro Tronador (volcán entre Chile y Argentina,
3491 m.s.n.m. [web01]).
Amancay sabía del peligro que significaba ir a buscar el
remedio sanador, pero animada por el amor que sentía hacia
Quintral, se lanzó a la temeraria (brava) empresa y logró su
cometido (proyecto). Cuando estaba descendiendo de la
montaña, feliz por haber encontrado la flor, al pie de una
hermosa cascada, vio (p.267) revolotear (volar) sobre
ella la figura amenazante del cóndor, quien le exigió que
devolviera la preciada flor.
Amancay se negó. Entonces, el cóndor le propuso (ofreció)
que le dejase como paga su corazón. Era tanto el amor de
Amancay, que la joven aceptó sin dudarlo. El ave se alejó
con el pequeño corazón entre sus garras, emprendiendo vuelo
hacia su nido, mientras teñía el camino con gotas rojas de
sangre.
En aquellos lugares regados con la sangre de Amancay, fue
floreciendo una bellísima flor de varios pétalos (hojas)
teñidos con gotas rojas de la sangre que había sido
derramada en ofrenda por tan noble sentimiento. De esa
manera, un mensaje de amor se pregona (presenta) por todos
los valles y montañas del lago Mascardi y el Nahuel
Huapi.>
(p.268)