Índice
4. La modernización y sus secuaces, 1884-1930 - p.241
Se alquilan militares - p. 244
El Contrato Grace - p.257
El legado del Califa - p.265
Leguía y los civilistas - p.276
Escándalos del Oncenio de Leguía - p.296
Sanciones ineptas - p.306
Legados duraderos - p.310
Personas
-- Manuel González Prada:
https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_González_Prada
-- Miguel Iglesias:
https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Iglesias
-- un militar corrupto como presidente: Andrés Avelino
Cáceres:
https://es.wikipedia.org/wiki/Andrés_Avelino_Cáceres
-- guerrillero criminal corrupto y después presidente
feliz Nicolas de Piérola:
https://es.wikipedia.org/wiki/Nicolás_de_Piérola
-- 11 años de dictadura y corrupción con Leguía:
https://es.wikipedia.org/wiki/Oncenio_de_Leguía
-- el presidente más corrupto 1919-1930 con ferrocarriles,
submarinos contra Chile, nuevos puertos y edificios, pero
también torturas, asesinatos políticos + deportaciones, y
al final los bonos "estadounidenses" para el Perú
fracasaron: Augusto Leguía:
https://es.wikipedia.org/wiki/Augusto_Leguía
-- finanzas: Antony Gibbs & Hijos (Antony Gibbs &
Sons) de Inglaterra:
https://es.wikipedia.org/wiki/Anthony_Gibbs_&_Sons
-- finanzas: Auguste Dreyfus de París:
https://es.wikipedia.org/wiki/Auguste_Dreyfus
-- finanzas y presidente: Guillermo Billinghurst, colega
de Dreyfus:
https://es.wikipedia.org/wiki/Guillermo_Billinghurst
-- construcción de ferrovías: Henry Meiggs:
https://es.wikipedia.org/wiki/Henry_Meiggs
-- construcción de ferrovías: Michael P. Grace:
https://es.wikipedia.org/wiki/Michael_P._Grace
-- idioma perdida Sechura (norte del Perú):
https://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_sec
Empresas
-- Electric Boat Company (sumarinos "americanos" contra
Chile): ESP:
https://en.wikipedia.org/wiki/General_Dynamics_Electric_Boat
INGL.: https://en.wikipedia.org/wiki/Electric_Boat_Company
- ALEM.: https://de.wikipedia.org/wiki/Electric_Boat
Capítulo 4. La
modernización y sus secuaces, 1884-1930
[La caída de Lima 1881: Las memorias del terrateniente
Manuel González Prada: tropas peruanas desertan -
católicos "cristianos" criminales cometen saqueos contra
residentes chinos]
Manuel González Prada (1844-1918), testigo
presencial de la caída y ocu pación de Lima por el
ejército chileno, elaboró a partir de estas dolorosas
memorias una fuerte crítica literaria contra la dirigencia
política y social del país, pues las considera
responsables del desastre. Desde los últimos reductos de
defensa de la ciudad, el indómito heredero de una
conservadora familia terrateniente observó la
deserción
de las bisoñas tropas peruanas ante el avance
de curtidos soldados chilenos. En medio de los
improvisados preparativos de último minuto,
varios
oficiales de reserva abandonaron sus puestos
por noches de disipación.
Vándalos y soldados
descarriados saquearon tiendas y casas de residentes
chinos tras la ignominiosa derrota militar.
Ileso pero amargado, González Prada retornó a su hogar
limeño, donde permaneció encerrado durante los dos años y
medio que duró la ocupación militar hasta la firma del
oneroso tratado de paz de Ancón, el 20 de octubre de 1883.
[1]
[desde 1884: Manuel González Prada contra la corrupción
- Los políticos católicos peruanos "cristianos" venden
su conciencia como en una bolsa de valores - nepotismo
en el Congreso]
Al finalizar la guerra, González Prada forjó su acerba
crítica en diversos discursos, artículos periodísticos,
libros y manuscritos inéditos. El escritor se convirtió
así en
uno de los luchadores y críticos más
implacables contra la corrupción en la
historia moderna peruana. Ofreciendo romper el «pacto
infame i tácito» de insinceridad e hipocresía, González
Prada expuso con claridad el [p.241] legado y las raíces
históricas del
liderazgo corrupto, inepto e
irresponsable. En notable similitud con la
postura que su distinguido ancestro materno Antonio de
Ulloa tomara contra la corrupción, González Prada sostuvo
que los políticos habían vendido su conciencia y
pluma al más alto postor. Familias enteras
habían vivido del tesoro nacional como si se tratara de un
derecho heredado sin implementar los cambios realmente
necesarios y patrióticos. Esta forma de ganarse la vida
generaba
mediocridad y cobardía moral.
Todos pretendían ser lo que no eran como actores de una
farsa colosal. Las recurrentes luchas por el poder
brindaban recompensas inmerecidas a los partidarios
políticos, mediante
favores ilícitos y el abuso de
las finanzas gubernamentales. Los partidos
políticos eran meros clubes electorales de malsanas
ambiciones mercantiles. «¿Qué era el Poder Judicial?
Almoneda pública, desde la Corte Suprema hasta el Juzgado
de Paz.» El Congreso, un grupo envilecido conformado por
los
parientes, amigos y criados del presidente.
[2] El Perú era un organismo enfermo, «donde se aplica el
dedo brota pus». [3]
[Perú 1840-1884: Expertos financieros corruptos quieren
financiar préstamos con más y más préstamos - todas las
ganancias del guano van al servicio de la deuda -
soborno en proyectos importantes - se extiende una
"neurosis metálica" - prostitución moral para Dreyfus,
Meiggs, Grace - los jefes militares traicionan al país]
En su impotencia y rabia ante el estado calamitoso del
país, González Prada lanzó un ataque radical contra
múltiples instituciones y personalidades. Creía que en el
país no había una sola persona honrada. Una sombría
interpretación histórica sustentaba su crítica. Desde la
década de 1840, los «hacendistas criollos», supuestamente
expertos nativos en finanzas, habían
intentado balancear los crónicos déficits presupuestarios
con empréstitos de altos intereses contraídos con los
consignatarios de la riqueza guanera. El país [p.242] se
había beneficiado muy poco o nada con los ingresos
provenientes de las
exportaciones de guano y
salitre: calculaba que apenas un 2 por ciento
del valor total de tales exportaciones había sido
invertido en obras públicas genuinas. Argüía a
continuación que los «mercaderes políticos» habían
saqueado los activos nacionales y que la «riqueza nos
sirvió de elemento corruptor, no de progreso material».
Escandalosos
gatuperios tuvieron lugar en la adquisición de
préstamos públicos, la construcción de ferrocarriles, las
emisiones de papel moneda y la expropiación de las
salitreras.
Los contratos Dreyfus, Meiggs y Grace
fueron grandes ferias en las cuales la prensa, empleados
públicos, diplomáticos, tribunales de justicia, cámaras
del Congreso, ministros y presidentes se ponían a la
venta. Todas las clases buscaban un enriquecimiento rápido
para el cual no parecía haber medios ilícitos. Estaban
infectadas por una «
neurosis metálica» que
hacía que los esposos vendieran a sus esposas, los padres
a sus hijas y los hermanos a sus hermanas.
Conformando un extenso harén para Meiggs, las familias
«decentes» eran parte del ambiente general de
prostitución
moral. Aún más, en medio de la guerra, los
jefes
militares, «eternos succionadores de los jugos
nacionales», hurtaban fondos destinados a las tropas,
jugaban, bebían y se disipaban en lugar de combatir. [4]
[Propuestas de reforma de González Prada: ideas
anarquistas para movimientos de izquierda - desde la
década de 1890: la clase alta católica criminal se
enriquece de nuevo con corrupción]
Estas imágenes pesimistas tuvieron un profundo impacto
sobre varias generaciones de peruanos. Su inicial postura
de vengador moral llevó a González Prada a concebir
difusas alternativas de reforma y revolución social. Sus
ideas anarquistas, reforzadas durante su
estadía en Europa entre 1891 y 1898, fertilizaron, a
futuros radicales movimientos de izquierda en el Perú. Ni
siquiera la evidente recuperación económica a partir de la
década de 1890 lo disuadió de su lúgubre perspectiva, pues
el progreso económico significaba para él solo el
enriquecimiento
de la élite en medio de una extensa pobreza.
Estas ideas se adaptaban bien a una dicotomía que
impregnaba el país: o bien uno se beneficiaba del desorden
existente, o bien se luchaba por destruirlo todo. [5] A
pesar de las ideas nihilistas de González Prada, la
realidad [p.243] de recuperación y modernización se fue
imponiendo. Luego de alcanzar su nadir, la situación del
país fue mejorando. Pese a ello, los elementos notorios de
la vieja
corrupción, que en el pasado habían
debilitado las instituciones y el crecimiento,
persistieron
tercamente.
Se alquilan militares
[Guerra del Pacífico Perú: altos impuestos,
expropiaciones, bancarrotas, caos económico, nuevas
divisiones - nuevos dictadores militares luchan entre sí
- los países extranjeros NO dan préstamos a estos
católicos-"cristianos" criminales]
González Prada sostenía que la guerra, el desastre
económico y una sustancial pérdida de territorio no habían
servido de lecciones para enmendar los males heredados. La
élite civil había quedado sumamente debilitada con los
pesados gravámenes, expropiaciones, quiebras y la
perturbación económica durante la guerra y la
ocupación militar. Profundas divisiones políticas
continuaron minando la unidad y la estabilidad nacionales.
El camino hacia la recuperación inevitablemente comenzó
con el renacimiento de los feudos militares, pagados y
mantenidos por extranjeros o nacionales, hecho que reforzó
a grupos o redes de interés. En cierta medida, la Guerra
del Pacífico había contribuido a una involución que
recordaba los días más obscuros del caudillismo
inmediatamente posterior a la independencia. En forma
parecida a los primeros días de la república,
los
caudillos militares luchaban entre sí por el
poder, las finanzas públicas eran caóticas,
no
existía el crédito externo y la recaudación de
las rentas públicas semejaba un saqueo bajo el disfraz de
la causa nacional.
[Perú 1882-1885: Gobierno de Miguel Iglesias: apoyado
por tropas chilenas, reconocido desde el extranjero -
Caramelas de suministros de gracia + municiones -
apoyado por líderes piérolas]
El gobierno del
general Miguel Iglesias (1882-1885)
fue descrito como un títere de los intereses chilenos. [6]
Repudiado por la mayoría de los peruanos, su sostén en
realidad lo
proporcionaban las tropas chilenas.
El régimen de Iglesias fue
reconocido
apresuradamente por gobiernos extranjeros,
ansiosos por inyectar estabilidad en esta parte volátil
del Pacífico. Algunos de estos respaldaron el «derecho de
conquista» chileno y se opusieron a cualquier tipo de
intervencionismo de Estados Unidos. [7] Con el
consentimiento chileno, Grace [p.244] Brothers & Co.,
el principal proveedor de armas para el Perú durante la
guerra, le vendía a Iglesias
carabinas y municiones
manufacturadas en Estados Unidos, como parte de la nueva y
ambiciosa estrategia de la compañía por consolidar su
influencia y concesiones en la región. [8] Iglesias
también recibió el respaldo de
los principales
jefes pierolistas (Manuel Antonio Barinaga,
Juan Martín Echenique, así como de Joaquín y Rufino
Torrico), quienes serían ministros de su primer gabinete y
funcionarios de alto rango, y de solo un puñado de
miembros disidentes del Partido Civil (civilistas) como
Ignacio de Osma (hermano de Pedro de Osma, un seguidor
incondicional de Piérola). [9]
[Perú 1882-1885: El gobierno de Iglesias es tan
corrupto como la mayoría antes: altas tarifas,
impuestos, extorsión, soborno, etc. - Iglesias es un
agente de Piérola - un gobierno terrorista]
El Tratado de Ancón habría significado el suicidio
político de cualquier líder que hubiese aceptado
firmarlo. El movimiento de Iglesias, asistido por los
seguidores de Piérola, fue un chivo expiatorio conveniente
que rubricó la pérdida de las provincias de Iquique
y Tarapacá, así como el cautiverio temporal de Tacna y
Arica. El
gobierno de Iglesias representó
un nuevo tipo de militarismo, nacido de la derrota y
rendición. No tenía ningún futuro político, pero no dejó
de cobrar un precio por sus servicios, incluyendo
honorarios
e impuestos que lindaban con la extorsión, así
como
sobornos y sinecuras pagados por
intereses extranjeros y nacionales, comprometidos a
encontrar remedios económicos y [p.245] financieros
esenciales para la recuperación económica. El
general
Manuel de la Cotera, un viejo rival político,
caracterizó a Iglesias como un obscuro conspirador,
instrumento servil del exdictador Piérola.
Llamó a su gobierno un
régimen de terror,
violencia y malversación que atraía a los elementos más
corrompidos del país. [10]
[Agosto de 1884: Retirada de las tropas chilenas -
Batalla entre Iglesias y el general Cáceres - Piérola
lidera un "Partido Democrático" con la clase pobre y
simpatía por los soldados chilenos - no hay protestas
contra el Tratado de Ancón]
Mientras las tropas chilenas eran evacuadas del territorio
peruano en
agosto de 1884, un amargo
conflicto político y armado se libraba
entre
Iglesias y el general Andrés A. Cáceres, tenaz
héroe de la resistencia contra la ocupación chilena. Esta
lucha interna paralizó las escasas fuerzas vitales del
país. La creciente influencia de Piérola a través de su
partido, rebautizado ahora como el
Partido
Demócrata, y de sus seguidores entre las
clases bajas de Lima le prestaron un perceptible respaldo
al asediado Iglesias, así como a los oficiales chilenos
mercenarios enrolados en su ejército. [11]
Ni
Cáceres ni Piérola intentaron revertir el tratado de
Ancón, pues lo consideraron un hecho
consumado. Sus ambiciones, eran más bien, mundanamente
prácticas. Cáceres buscaba ocupar la presidencia y
reemplazar a Iglesias, quien venía perdiendo terreno
rápidamente. [12] Cáceres aspiraba a lo que González Prada
consideraba era la meta de los altos oficiales militares:
alcanzar la presidencia como el ascenso máximo en la
carrera militar. [13]
[Perú 1884: Represión del católico criminal Iglesias
contra los seguidores del general Cáceres: asesinatos
políticos, deportaciones - levantamiento en Trujillo
Oct.1884 suprimido por Echenique - con robo en casas
privadas]
Presionado por las autoridades chilenas y con la
asistencia de su
ministro de Guerra Juan Martín
Echenique, Iglesias desencadenó una cruel
represión política y militar contra los seguidores y
partidarios de Cáceres. Muchos murieron o fueron
deportados, especialmente a raíz de la represión del
levantamiento
cacerista de Trujillo en octubre de 1884. Una
década más tarde, alrededor de cuatrocientos vecinos de
Trujillo firmaron una carta en la cual se oponían
vehementemente al ascenso a rango de general de Echenique,
uno de los aliados más antiguo y cercanos de Piérola. Los
firmantes aún recordaban el
saqueo, incendio,
devastación y extorsiones causados por la
expedición punitiva que [p.246] Echenique dirigiera contra
la ciudad norteña. Se le describió como un «hijo ímprobo
del Perú», con una carrera militar notoriamente inepta e
irregular basada en favores políticos. Durante el ataque a
Trujillo, Echenique incluso se apropió de objetos valiosos
del hogar del entonces prefecto
José María de la
Puente como botín de guerra. En el país «no
existía sanción moral» contra esas infracciones, afirmaban
los vecinos trujillanos. [14]
[1884: Presidente Iglesias es un bárbaro - Septiembre
de 1885: Iglesias es 1 muñeca chilena con nuevas
deportaciones, incluso Piérola es deportado - la
justicia peruana ya no es justicia - multas altas contra
empresas extranjeras - ferrocarriles "estadounidenses"
en Perú deben trabajar gratis]
En noviembre de 1884, un diplomático español lamentó los
bárbaros actos cometidos por Iglesias contra
sus propios paisanos. [15] Temiendo la creciente oposición
en su retaguardia y la cada vez mayor presión del gobierno
chileno, Iglesias también
deportó y encarceló, en
septiembre de 1885, a los dirigentes civilistas José
María Quimper y Manuel Candamo, y bajo apremio
chileno, hasta a
Piérola y algunos de sus
seguidores. [16] Aún más, ciertos empresarios
británicos se quejaron de que la
«administración
de justicia [...] ha pasado a ser indigna de dicho
nombre», y que
fuertes multas eran
impuestas a las compañías extranjeras. [17] El
enviado estadounidense en Lima reportó el comportamiento
arbitrario del gobierno de Iglesias para con los
contratistas
ferroviarios norteamericanos, quienes sufrían
exacciones, requisas y la falta de compensación por el
transporte prestado bajo amenazas de confiscación de sus
propiedades ferrocarrileras. Iglesias había llegado al
poder con poca riqueza, y su gobierno recababa pocas
rentas y no tenía crédito alguno. [18]
[Régimen de Iglesias: 2 extranjeros ganan contra el
terror católico: Edward Du Bois y Michael P. Grace -
Tratado de Gracia para la línea ferroviaria Lima-La
Oroya a Cerro de Pasco]
En medio de estas penurias, el gobierno de Iglesias hizo
varias concesiones importantes a empresas extranjeras
mediante decretos ejecutivos firmados «en [p.247] la
obscuridad de la noche» y violando la legislación
existente. Los beneficiarios incluían a varios ciudadanos
estadounidenses, entre los cuales se encontraban
Edward
Du Bois (accionista del ferrocarril de
Trujillo) y su socio
Michael P. Grace «de
Nueva York», quienes arreglaban así sus «prolongadas y
continuas dificultades» con las autoridades peruanas. [19]
En febrero de 1885,
Hermanos Grace & Cie.
(Grace Brothers & Co.) obtuvo una
concesión de importancia estratégica. La compañía poseía
los derechos sobre la línea de
ferrocarril
Lima-Chicla (comprada por M. P. Grace a la
familia de Meiggs y otros accionistas). Sobre esta base,
Grace consiguió del gobierno el derecho adicional para la
prolongación de dicha línea a los centros mineros de
La
Oroya y Cerro de Pasco, así como a las obras
de drenaje de este último. Esta concesión le proporcionó
al consorcio Grace una influencia notable, que aprovechó
para conseguir el máximo beneficio en las negociaciones
complejas y plagadas de corruptelas que condujeron a la
firma del llamado
Contrato Grace.
[Tácticas de gracia: £ 5000 de avance con la esperanza
de nuevos acuerdos contractuales - y 1000 libras a
Piérola]
Grace había proporcionado pequeños préstamos y ayudas al
necesitado gobierno de Iglesias con el fin de obtener
ansiadas concesiones y otras retribuciones, tal como lo
explicara el mismo M. P. Grace en referencia a sus
negociaciones financieras con el gobierno: Nuestra
autorización [...] para
adelantar £5,000 al
gobierno a cambio de los poderes apropiados para forzar un
arreglo con la Peruvian Guano Company [deudora del Estado]
fue dada porque estamos convencidos que con tal poder
eventualmente forzaremos un acuerdo, que [...] nos [...]
dará fondos para obligar al gobierno a cancelar cualquier
deuda con [editor: Grace Brothers & Co., en especial
la abultada por $66,023] del ferrocarril de Trujillo. [20]
Grace también explicó en la misma carta lo siguiente:
[...] el
adelanto de mil libras a Monocle
[editor: el nombre en clave de Piérola] que autorizamos
[...] lo hicimos en vista de los muchos servicios que
hemos recibido hasta ahora de sus manos, y en general
consideramos que no sería buena política [p.248] rehusarle
este monto, siendo él el líder de un partido político
grande, y puede que vuelva en el futuro a ocupar el primer
plano. [21]
[Fin de la citación de la carta]
[Régimen Iglesias: otorga a la Société Générale de
París un contrato monopólico de 50 años para la gestión
del puerto del Callao - préstamo de 500.000 soles al
Perú - altas tarifas portuarias - probablemente
comisiones para la mafia católica de Iglesias]
Del mismo modo, la tramitación «torcida y viciosa» de un
negociado «entre las sombras de la noche» condujo, en
1885, a un contrato firmado por
Manuel Galup,
ministro de Hacienda de Iglesias, que otorgó, al [banco
francés]
Société Générale de París, la
prórroga por cincuenta años de su costosa y criticada
administración monopólica del
muelle y dársena del
Callao. (En 1869, pero implementado solo a
partir de 1877, el privilegio exclusivo inicial de cargar
y descargar naves comerciales había sido fijado en diez
años.) A cambio, el gobierno obtuvo de la Société Générale
un
préstamo de medio millón de soles,
garantizado con la renta aduanera. La compañía
francesa cobraba altas
tarifas de embarque y
desembarque, injustamente reducidas únicamente
para las compañías navieras de vapor chilena y británica.
[22] Estos acuerdos fueron cuestionados y vueltos a
negociar tras la caída del poder de Iglesias, pero
siguieron siendo piedras angulares defectuosas para la
recuperación económica y financiera del Perú. Dado el
turbio origen de estos contratos, no sorprende que
Iglesias
y su séquito se hayan beneficiado personalmente con
dichos acuerdos oficiales. Asimismo,
Michael P. Grace estableció amistades
impropias con Iglesias, así como con Piérola y Cáceres,
los dos otros contendores por el poder, a quienes Grace
cortejaba al mismo tiempo. Apenas a año y medio de su
forzado retiro de la escena política, Iglesias fue visto
gozando agradablemente de la hospitalidad de Grace en
París. [23]
[Perú 1885: Iglesias quiere posicionar al general
Cáceres en Europa - Cáceres se beneficia de los errores
cometidos por los comandantes del ejército y se apodera
de Lima - Dic.1885 Renuncia de Iglesias - Constitución
de 1860 - el caótico católico Piérola regresa del
exilio]
Durante las negociaciones de paz,
Iglesias había
intentado sobornar a Cáceres prometiéndole una
amnistía y un puesto diplomático en Europa si deponía las
armas. El «Brujo de los Andes», que es como se conocía a
Cáceres [p.249] por sus hazañas militares contra los
chilenos, rechazó indignadamente la oferta y rompió las
negociaciones. [24] A medida que el conflicto armado entre
los dos generales se intensificaba, Cáceres logró burlar a
los comandantes del ejército enviado contra sus fuerzas en
la sierra central para tomar control de la capital,
prácticamente indefensa; así
obligó a Iglesias a
renunciar en diciembre de 1885. Un consejo de
ministros interino, que contaba con el respaldo de la
comunidad empresarial y del cuerpo diplomático extranjero,
reintrodujo la
Constitución de 1860 y
convocó a elecciones, que se celebraron en junio de 1886.
En esta transición, el
ministro español Emilio de
Ojeda jugó un papel clave como mediador y pasó
a ser, también, un confidente con acceso privilegiado a
Cáceres y a una información excepcional sobre los asuntos
políticos internos.
Piérola había regresado del
exilio en enero, pero se abstuvo de presentar
su candidatura, rechazando públicamente la manipulación de
reglas electorales mientras preparaba encubiertamente su
siguiente insurrección. [25]
[Perú 1885: Consejo Transitorio - el general Cáceres
hace concesiones - gana las elecciones con el nuevo
"Partido Constitucional"]
El
consejo transitorio liderado por el
civil Antonio Arenas logró garantizar un mínimo de orden,
no obstante la multitud de soldados desmovilizados y los
continuos abusos cometidos por las autoridades militares.
Estas fueron descritas como «hombres que han estado
acostumbrados durante largo tiempo a los procesos
militares y a ignorar los métodos legales». [26]
Subsistían, sin embargo, los temores en torno de la
influencia que ejercían sobre Cáceres las personas que
exigían beneficios y recompensas a su lealtad. Se decía
que Cáceres era «demasiado aquiescente con sus amigos».
[27]
El general Cáceres ganó las elecciones
indirectas sin oposición alguna, respaldado
por el
Partido Constitucional, recién
formado, y aliado con el
Partido Civil, que
se hallaba demasiado débil como para presentar su propio
candidato.
[Perú 1886-1890: Régimen de Cáceres: cacólico criminal
con tiranía, escándalos, asesinatos políticos, bloqueo
de la justicia, robo de fondos públicos]
Una vez en el poder, Cáceres no se distinguió mucho de los
caudillos militares anteriores. González Prada era de la
opinión de que había dos [p.250] personificaciones de
Cáceres: una de ellas era el
héroe de la
resistencia contra Chile y la otra emergió
durante sus dos mandatos presidenciales (1886-1890
y1894-1895). Según González Prada, el presidente Cáceres
se dedicó a la
«rapiña casera» y a la tiranía,
violó derechos individuales y estuvo involucrado en dos
escándalos
de asesinato político, además de
interferir
con investigaciones judiciales y
malversar
fondos públicos. Así como Piérola representaba
los intereses de
Dreyfus, Cáceres
representaba los de
Grace. [28]
[La clase alta católica criminal del Perú está una vez más
desperdiciando cualquier crédito que ganó en las
elecciones, esta vez el general Cáceres. Cuando los
católicos están en el poder, juegan "Dios" contra todos
los que están debajo de ellos, así es en el Perú
harapiento y corrupto. El desastre peruano no termina].
[Perú 1886-1890: El régimen de Cáceres extorsiona
dinero de la economía - Chile quiere sobornar a Cáceres
para que Perú siga siendo pobre - Cáceres debe sobornar
a amigos políticos]
Otros observadores locales y extranjeros verificaron
algunas de las afirmaciones hechas por González Prada.
Inicialmente, la escasez de recursos financieros obligó al
gobierno de Cáceres a
forzar préstamos de la
comunidad empresarial, mediante «todo
subterfugio en su poder para obtener dinero de quien sea
[...] en muchos casos injustamente». [29] Una nota
entregada a través de la intermediación de dos
diplomáticos españoles revelaba el
intento del
gobierno chileno de sobornar a Cáceres,
ofreciéndole dinero para desbaratar acuerdos financieros
que venían siendo negociados en ese entonces en el
extranjero y que Chile consideraba contrarios a sus
intereses. Acertadamente, Cáceres percibió estos
ofrecimientos como una trampa. Sin embargo, el diplomático
británico que reveló esta información confidencial dudaba
sinceramente de un rechazo rotundo a la oferta chilena,
puesto que «la necesidad de dinero es tan urgente, y las
“camarillas” tan codiciosas, que yo no estaría dispuesto a
realizar ningún pronóstico definitivo». [30]
Para
permanecer en el poder, Cáceres debía alimentar a una
camarilla de ambiciosos asociados.
¿Quiénes conformaban esta camarilla? Fundamentalmente los
miembros del séquito militar que ayudaron a Cáceres a
capturar el poder, luego de las [p.251] legendarias
campañas contra los chilenos e Iglesias. Entre los
colaboradores más cercanos y fieles, a los que se
recompensó con altos cargos en el gobierno o escaños en el
parlamento, estuvieron
Justiniano Borgoño, Remigio
Morales Bermúdez, Hildebrando Fuentes, Luis Ibarra,
Mariano Alcázar, Manuel Patiño Zamudio, Francisco
Mendizábal, Daniel de los Heros, Teodomiro Gadea y
Manuel E. Lecca. Varios de estos oficiales
militares eran también integrantes de la junta directiva
del nuevo Centro Militar del Perú, un influyente club
social militar que, junto a varias publicaciones
militares, recibió el auspicio del gobierno de Cáceres.
Los civiles
Pedro A. del Solar, Aurelio Denegri,
Isaac Alzamora, Ántero Aspíllaga y Elías Mujica,
los principales ministros nombrados desde 1886, también
habían colaborado fundamentalmente como figuras políticas
con rango militar en las campañas dirigidas por Cáceres.
[31] Solar, en particular, era el asesor político más fiel
y cercano de Cáceres, pese a sus orígenes pierolistas.
[Perú 1886-1890: Legislatura incompetente + corruptible
- El primer ministro Solar es discutible - El ex
presidente Calderón media - Contratos públicos a amigos
que eluden la ley - El ministro de Hacienda José
Aranibar se va ya en noviembre de 1886]
Durante los primeros años de la presidencia de Cáceres se
produjo una seria ruptura entre el ejecutivo y el
legislativo. En este último, los civilistas influyentes
lamentaban la selección de Solar como primer ministro
debido a su vieja y estrecha vinculación con Piérola y su
postura clerical. Más aún,
el cuerpo legislativo
carecía de disciplina interna o de competencia.
La mayoría de sus jóvenes miembros debían su elección a
los servicios pasados prestados a Cáceres. Los diputados
caceristas, por su parte, resentían la influyente posición
de Solar y sostenían que este se había unido a Cáceres en
los últimos momentos de la lucha contra Iglesias.
En
octubre de 1886, Solar fue criticado en el Congreso y
tuvo que renunciar, pero Cáceres
posteriormente
volvió a nombrarle primer ministro
en otras dos coyunturas cruciales. En algún momento, Solar
y Cáceres consideraron cerrar el legislativo, pero un
pacto con el expresidente
García Calderón —
en ese entonces jefe de una facción parlamentaria
civilista dispuesta a colaborar con Cáceres— previno la
crisis. Fisuras más profundas surgieron debido al
favoritismo
que el ejecutivo mostraba hacia ciertos empresarios en
los contratos oficiales, así como al
incumplimiento del reglamento del presupuesto público en
cuestiones de gastos y nombramientos. Igualmente, se
produjeron fricciones entre los ministros de Cáceres:
José
Araníbar, ministro de Hacienda y primer
[p.252] ministro, renunció en noviembre de 1886,
supuestamente porque el presidente lo presionaba para
satisfacer las apremiantes demandas de su camarilla
militar. [32]
[Perú 1886-1890: Nuevo rearme, reestructuración de
filas, reapertura de la escuela militar, 3300 hombres, 3
pequeños buques de guerra, bajos salarios, deberes
policiales]
Después de la desmovilización de las guerrillas de Cáceres
y las tropas de Iglesias, el anticuado orden militar
liderado por Cáceres desde el poder tenía tareas
gigantescas que cumplir. Debía
fortalecer,
modernizar, profesionalizar y armar a las fuerzas
militares peruanas para prevenir derrotas en
guerras externas e imponer respeto a Chile. El gobierno de
Cáceres contribuyó modestamente a la reorganización del
ejército con una
restructuración básica del
caótico sistema de rangos militares y la
reapertura
de la escuela militar, creada en 1872. [33]
Este reacomodo limitado benefició fundamentalmente a los
fieles oficiales que participaron en las campañas
caceristas. [34] Cáceres mismo se había formado en la
vieja tradición de los caudillos militares del estilo de
Castilla y Prado. La falta de fondos limitaba el tamaño de
las fuerzas armadas regulares a no más de
3.300
hombres, entre ellos 3 generales de división,
8 generales de brigada, 32 coroneles, 217 tenientes
coroneles y otros oficiales menores, lo que sumaba un
total inflado de 2.131 oficiales; y
tres navíos de
guerra pequeños (solamente uno de las cuales
se compró durante el gobierno de Cáceres). [35] Además,
el
salario militar era muy bajo y los militares tenían
también funciones policiales que complicaban
las cosas. Según un testigo británico, «en el Perú la
policía [es ...] tal vez la peor de entre las así llamadas
comunidades civilizadas; la de Lima constituye una parte
integral del ejército regular». [36] Con esta escasez y
recursos tan cortos, la reforma militar se hallaba en
riesgo.
[Perú 1886-1890: Robo sistemático con dinero público -
la gente de la mafia de Cáceres quiere una recompensa
por su "patriotismo"]
El desvío sistemático de fondos públicos para el lucro
privado se encontraba al fondo de la obstinada resistencia
a la reforma y modernización militares. En [p.253]
noviembre de 1887, Aurelio Denegri, el primer ministro de
Cáceres, afirmó en un diario local que los fondos
nacionales habían sido desviados ilegalmente por sus
predecesores inmediatos en el gabinete; mencionó, en
particular, al ministro de Guerra, quien se había rehusado
a implementar las reformas necesarias en las fuerzas
armadas para superar el desorden. [37] Las extorsiones
cometidas por los oficiales militares se justificaban como
la recompensa duramente ganada por sus pasados actos
patrióticos. Con Cáceres crecieron las oportunidades para
que los oficiales obtuvieran un ingreso superior a su
salario. En respuesta a González Prada y a críticos
similares, Cáceres defendió su reputación aludiendo a su
patriotismo y buenas intenciones para restaurar el crédito
del país, atraer capitales y crear trabajo para el pobre.
[38]
[Perú de abril de 1887: El general Cáceres hace
"desaparecer" a la gente: Coronel Romero Flores -
depresión económica, desempleo, más pobreza - clase alta
con enriquecimiento + abuso sin fin - "gobierno de
ladrones"]
La popularidad de Cáceres como presidente comenzó a caer
hacia abril de 1887 debido a varios factores, entre
ellos la misteriosa desaparición del
coronel Romero
Flores, de quien se sospechaba había sido
fusilado y enterrado en secreto por orden directa del
presidente. [39] Asimismo, el descontento se debía a la
prolongada
depresión económica, el desempleo y la
extendida pobreza, todo lo cual se consideraba
en peor estado que bajo el gobierno de Iglesias. [40]
Hacia enero de 1891, el prestigio de Cáceres se había
derrumbado aún más, luego de cuatro años de gobierno
«señalados por peculaciones [sic] y abusos sin cuento»; el
más flagrante e injustificado entre ellos era la notoria
riqueza
privada de Cáceres, no obstante haber llegado
a la presidencia sin más fortuna que su intachable nombre.
[41] Dos años y medio más tarde, el ministro británico
afirmó que el tesoro peruano se encontraba inusualmente
vacío debido al
despilfarro, la malversación y el
desfalco, y a que el «general Cáceres se
encuentra del todo desacreditado por la revelación de su
corrupción durante su presidencia y las inescrupulosas
ilegalidades, etc., de su actual campaña [política]». [42]
Para completar la figura, representantes diplomáticos
franceses posteriormente [p.254] observaron que el
gobierno de Cáceres estuvo tan signado por los expolios
que lo citaban como un
"gobierno de bandidos"
(«[g]ouvernement de bandits»). [43] [p.256]
Fig. 7. Presidente Nicolás de Piérola, admirador
de Napoleon III [1]
Fig. 7. Presidente Nicolás de Piérola, admirador
de Napoleon III, en 1897. Político controversial, otrora
dictador y perenne conspirador, Piérola fue imputado
hasta por sus más cercanos seguidores por deshonestidad
y corrupción política. Colección fotográfica de Humberto
Currarino, Callao.
Fig. 8. Ministro de Hacienda Augusto B. Leguía, enredado
en asuntos y medidas sospechosas [2]
Fig. 8. Ministro de Hacienda Augusto B. Leguía, enredado
en asuntos y medidas sospechosas, intenta vender su
pesca al presidente José Pardo: «Los pulpos de Leguía».
Por Chambon. Fray K Bezón, n.° 29, 1907, p. 4.
Biblioteca Central, Pontificia Universidad Católica del
Perú, Lima. [p.255]
[Perú 1886-1890: Régimen de Cáceres con reformas para
la fachada política: moneda, bancos+seguros, registro de
inmuebles]
Ante la extrema escasez de rentas y sin crédito externo
alguno del que abusar, ¿dónde encontraban los militares y
los burócratas estatales sus esperadas recompensas? Pese a
una frustrada reforma militar y estatal, los hombres de
negocios y los financistas presionaban insistentemente
para sentar las bases legales de la recuperación
económica. Durante el primer gobierno de Cáceres, estas
incluían
-- el
repudio del depreciado papel moneda
(algo dañino para los trabajadores y personas con modestos
ahorros en papel moneda que protestaron el retiro del
billete fiscal),
-- la implantación de una
moneda bimetálica (oro y
plata),
-- el establecimiento y la
reorganización de bancos
comerciales y agencias de seguros, y, sobre
todo,
-- la creación del primer
registro público de
inmuebles (1888).
Este último resolvió dificultades para establecer derechos
de propiedad claros sobre bienes inmuebles urbanos, lo
cual contribuyó al desarrollo del crédito hipotecario a
partir de una innovadora ley de banca hipotecaria en 1889.
[44]
[Perú 1886-1890: Las reformas del régimen de Cáceres
vienen sólo a través de la presión externa - el
monopolio del guano de la Société Générale se extiende a
25 años]
Los capitalistas extranjeros y nativos, apoyados en sus
redes políticas y periodísticas, estaban dispuestos a
auspiciar a la camarilla de Cáceres a cambio de la
aprobación e implementación oficial de estas medidas
económicas y financieras, consideradas necesarias para la
recuperación. Los intereses extranjeros también requerían
de la disposición favorable de Cáceres y de su séquito en
el ejecutivo y el legislativo para concertar contratos
claves en
obras públicas, ferrocarriles y el
arreglo de la deuda externa. Las
medidas
previas tomadas por Piérola e Iglesias fueron
declaradas nulas por el régimen cacerista en
octubre de 1886, puesto que habían ignorado las normas
constitucionales y la aprobación por parte del Congreso.
Varios intereses extranjeros se vieron afectados por esta
drástica modificación. El ministro de Estados Unidos,
considerando que conflictos venideros tocarían a intereses
estadounidenses, opinaba que se necesitaba una postura
firme ante este desafío a los «derechos y principios
[p.256] internacionales». [45] Asimismo, tras un serio
incidente diplomático con Francia, el
contrato del
muelle y dársena con la Société Générale fue
renegociado para limitar la duración de su
monopolio
a apenas veinticinco años (en lugar de cincuenta),
regular las tarifas cobradas y conseguir futuros
préstamos. [46] Sin embargo, el verdadero premio para los
corruptibles funcionarios llegó con las prolongadas y
complejas negociaciones del
Contrato Grace.
El Contrato Grace
[Las tácticas de Michael P. Grace: buenos contratos con
poco espectáculo]
Michael P. Grace, el negociador y piedra
angular del arreglo con los acreedores extranjeros del
Perú conocido como el Contrato Grace, fue un verdadero y
mejorado discípulo del magnate
Henry Meiggs.
En la década de 1870, Grace había compartido fiestas
suntuosas y lucrativos convenios de negocios en Lima con
Meiggs. [47] En sus relaciones oficiales con los diversos
gobiernos peruanos de turno, Grace siguió una estrategia
similar a la de Meiggs, pero más económica. Como explicara
un viejo asociado y primo de Grace en una carta
confidencial, «durante sus muchos años de residencia en
Perú, [M. P. Grace] mantuvo nuestra casa en las relaciones
más amistosas y estrechas con cada uno y todos los
gobiernos que iban llegando». A manera de reprimenda a los
inexpertos sucesores de Grace en el mando de la oficina de
Lima, el veterano añadía:
No proponemos que ustedes incurran en gastos irrazonables
para lograr tales relaciones amistosas, e insistimos en
este punto porque sabemos por experiencia que a menos que
las insinuaciones se hagan con cautela, frecuentemente
ustedes [p.257] recibirán demandas de acomodamiento
financiero poco razonables, y vuestra habilidad consistirá
en evadir tales pedidos sin causar ofensa alguna. [48]
[Fin del contrato]
[Proyectos de Grace: quiere recuperar £ 32 millones y
terminar de construir líneas ferroviarias a las minas]
Dicha estrategia obtuvo resultados sustanciales en la
batalla cuesta arriba que Grace libró para conseguir la
aprobación del contrato que lleva su nombre por parte del
ejecutivo y legislativo. Las negociaciones del Contrato
Grace pasaron por diversas etapas entre 1886 y 1890, y
estuvieron a punto de fracasar por completo en diversos
momentos. Lo que estaba en juego era la difícil cuestión
de las
deudas impagas de 1869, 1870 y 1872 por
aproximadamente 32 millones de libras esterlinas,
debidos en su mayor parte a inversionistas representados
por el
Comité de Tenedores de Bonos Extranjeros
[Committee of Foreign Bondholders] con sede en
Londres. Bajo las condiciones de derrota y depresión
económica, el Perú era incapaz de pagar semejante deuda.
Además, los tenedores británicos se encontraban en malas
relaciones con el gobierno peruano porque habían intentado
negociar el pago de lo adeudado directamente con Chile. En
esta coyuntura, Grace ofreció sus servicios al Comité
aduciendo sus intereses ferroviarios y sus buenas
relaciones con las autoridades peruanas. [49] Un acuerdo
financiero de tal envergadura prometía facilitar el
ingreso de capital extranjero para, entre otros
propósitos, explotar y mejorar el costoso sistema
ferroviario que yacía mayormente como un enorme monumento
a la corrupción de la preguerra. El funcionamiento de
conexiones
y líneas ferroviarias, así como su extensión a los
principales centros mineros ayudarían a
realizar el potencial económico medular del país.
[Grace quiere terminar los ferrocarriles, para que el
valor de todo el Perú aumente, y así obtener ganancias]
La habilidad de Grace en mediar y presentar el acuerdo
como el vínculo entre una solución práctica a los
problemas de la deuda y la muy deseada recuperación
económica del Perú contribuyó a ganarle respaldo local a
su plan. En realidad, sin embargo, la estrategia
empresarial de Grace en el Perú era escéptica de las
posibilidades que el país tenía para conseguir inversión
de capital. Preocupado por sus grandes
pérdidas en
el Perú — unas del orden de 200.000 dólares
debido a malas deudas, privadas y públicas, así como a las
periódicas contracciones financieras internacionales a
comienzos de la década de 1880 —, Grace buscó obtener
pagos en efectivo para promover negocios en otros lugares,
inclusive
en Chile, donde abrió una nueva sucursal.
[50] Desde sus esfuerzos [p.258] iniciales por adquirir el
control de contratos ferroviarios oficiales, Grace había
reconocido en su correspondencia privada que su compromiso
legal para construir extensiones ferroviarias y obras de
drenaje de minas era una mera pieza en el juego por lograr
futuras ganancias especulativas. [51] Sus negociaciones
hacia la firma del Contrato Grace, usando derechos
contractuales ferroviarios como su principal participación
en el acuerdo, formaron
parte de un gran plan
especulativo que al final le recompensó
magníficamente.
[Resistencia al Tratado de Gracia: Chile ya ha ganado
tanto - advirtiendo contra los extranjeros en los
ferrocarriles como en la India los líderes
británico-andinos demandan a Grace como precaución (!) -
guerra religiosa contra "americanos" protestantes]
Intereses nacionalistas y locales se opusieron tenazmente
a la aprobación del contrato. Sostenían que el Perú
pagaría un precio exorbitante por una deuda que había
pasado a ser
responsabilidad exclusiva de Chile,
país que ahora controlaba los exterritorios peruanos con
los depósitos de guano y salitre hipotecados a los
acreedores extranjeros. Advertían, además, que el control
propuesto sobre el sistema ferroviario por parte de
capitalistas extranjeros significaría la ruina del Perú,
bajo un dominio similar al que sufriera la
India
en manos de la Compañía de las Indias Orientales
británica. Algunos mineros y hacendados de la sierra
central, influyentes en el Congreso, le
abrieron
juicios a Grace como parte de su oposición a los
monopolios ferroviario y minero de extranjeros
que se temía conducirían a pérdidas financieras y al
despojo de valiosos recursos minerales nativos. [52]
[Como traductor y con la experiencia de 9 años en el Perú
corrupto criminal, yo sospecho que hay una lucha religiosa
aquí: los católicos criminales conservadores corruptos de
los altos Andes no querían ver a un inglés protestante
llamado "Grace" ("decencia", "gracia")].
Grace advirtió que los enemigos más importantes de su
proyecto eran el
senador Manuel Candamo y
su facción civilista mayoritaria en ambas Cámaras del
Congreso. [53]
Candamo y sus correligionarios
representaban a la élite nacional de empresarios,
terratenientes y mineros que se oponían a la penetración
económica y geopolítica estadounidense, en conformidad con
el principio diplomático español de «evitar a todo trance
la mínima posibilidad de una injerencia de los Estados
Unidos en estos países». [54] Candamo criticó públicamente
[p.259] a Grace, describiéndole como un astuto especulador
de las concesiones ferroviarias, nocivas para el país y
para el sector minero de
Yauli. [55] Otros
congresistas liderados por
José María Quimper
se opusieron al contrato hasta el amargo final. Se
realizaron comparaciones denigrantes con contratos
anteriores, negociados por Dreyfus y Meiggs. Grace fue
acusado de estar motivado por un plan de negocios
«grandioso» y «monstruoso», que con toda seguridad le
arrojaría enormes ganancias. A pesar de todo, el
negociador Grace persistió en su intento por convencer a
la oposición, dentro y fuera del país, de los beneficios
de su proyecto. Para persuadir a las principales figuras
de la oposición llegó al uso de amistades como
intermediarios, [56] al igual que otros métodos menos
escrupulosos.
[Nuevo proyecto del régimen de Cáceres: nacionalizar
los ferrocarriles y robar todo de los inversores
extranjeros - el Secretario de Estado "estadounidense"
deja el Contrato de Grace]
Con el respaldo de los civilistas de Candamo,
Aurelio
Denegri, el primer ministro cacerista,
presionó enérgicamente para que se nacionalizara todo el
sistema ferroviario movido, según el ministro
estadounidense
Charles Buck, por el
«jingoísmo» y la sed de «expoliación». [57] Esta ofensiva
nacionalista fue inicialmente afrontada con medidas a
favor de una decidida intervención diplomática
estadounidense, presionada por los intereses de
W.
R. Grace en Washington, que incluyeron planes
para desplegar el poderío naval de Estados Unidos en
defensa de los intereses estadounidenses en el Perú. [58]
Sin embargo, el ulterior plan «especial» de M. P. Grace,
asociado más bien a intereses británicos, [p.260] obligó a
efectuar un embarazoso retroceso a los diplomáticos
estadounidenses. Como parte de sus esfuerzos por conseguir
la aprobación del contrato en el Perú, M. P. Grace intentó
impedir la caída del gabinete Denegri ante las presiones
ejercidas por Estados Unidos. Una baja de este fiasco fue
el mismo
Buck, quien había implementado la
dura política de su país hacia el gobierno peruano.
Mencionando la influencia política que Grace tenía en
Washington, Buck se quejó directamente al secretario de
Estado, el demócrata
Thomas F. Bayard: Buck
culpó a Bayard por no haberle apoyado y por su
inconsistencia sin principios, a la que describió como
dañina para «la dignidad del gobierno de Estados Unidos».
Lamentó también que la «influencia y acción oficial [de su
gobierno] estuviesen sujetas a un juego tan irresponsable
para la conveniencia o intereses de una aventura
especulativa o empresa comercial, no siendo esta tampoco
norteamericana». Señaló, además, que el proyecto del
Contrato Grace era visto en Lima «con gran suspicacia, y
[...] gran oposición, puesto que había [...] implicado
mucha reflexión pestilente en lo que toca a las
influencias que hacen accionar a los miembros del gobierno
y el Congreso [editor: peruanos]». [59]
[El Contrato de Grace divide al Perú - comisionados
especiales Calderón, Rosas y Denegri - el Congreso
rechaza el Contrato Grace en 1888]
Un feroz debate público fue librado por los partidarios y
los oponentes del Contrato Grace. Convencidos por
principios o por codicia mercenaria, algunos diarios y
periodistas importantes o se oponían (La Época y El Amigo
del Pueblo) o apoyaban (La Opinión Nacional y El Bien
Público) [60] el proyecto de Grace. En noviembre de 1886,
un primer informe favorable presentado por los
comisionados especiales
Francisco García Calderón,
Francisco Rosas y Aurelio Denegri constituyó
un respaldo respetable a un acuerdo que prometía
oportunidades de inversión extranjera. [61] Sin embargo,
Cáceres inicialmente se mostró renuente a suscribir el
contrato, aunque posteriormente lo apoyó decididamente.
En
noviembre de 1888, la Cámara de diputados rechazó una
versión final del Contrato Grace. En este
punto bajo para las expectativas de éxito del contrato, un
importante socio británico le escribió a W. R. Grace:
[p.261]
El asunto para usted es una operación puramente mercantil.
Si hubiese procedido, bien, usted habría recuperado todo
desembolso, habría obtenido una considerable
ganancia o comisión, habría dominado todos los contratos
de extensiones ferroviarias y habría controlado el
comercio y negocios del Perú. [62]
[Fin del contrato]
[Perú abril de 1889: Estado de ánimo para el Tratado de
Gracia: Cambia los términos del tratado: reduce las
deudas requeridas + acorta los períodos de monopolio +
agrupa a los colegas peruanos a su alrededor que ejercen
influencia - recompensa con relojes de oro de Nueva
York]
Sin embargo, hacia abril de 1889, la opinión se había
desplazado a favor de Grace. ¿Qué había sucedido que
permitió este cambio hacia la aprobación final del
contrato? Grace había modificado su propuesta inicial,
reduciendo la parte de la deuda que sería
pagada con la enajenación temporal de los activos
nacionales, sobre todo con las concesiones ferroviarias, y
consintiendo
periodos más cortos para tales
arreglos monopólicos. Además, reclutó como
«amigos» de su causa a
agentes claves que
ejercían influencia sobre otros, entre los cuales se
encontraban
Pedro del Solar, el cercano
colaborador político de Cáceres y receptor de préstamos
personales otorgados por el gerente de Grace en Lima; el
líder parlamentario
Alejandro Arenas; y el
ministro y fiscal
José Araníbar. [63] Los
amigos de Grace se encontraban en las más altas esferas
del poder ejecutivo y legislativo, así como en los mandos
medios, en especial en el caso de las personas encargadas
de
preparar informes «técnicos» para los
ministerios del gobierno como
Simón
Yrigoyen y Narciso Alayza, los parlamentarios
Martín Álvarez Delgado (Cuzco) y Wenceslao Venegas
(Callao), y los periodistas
Rafael
Galván y E. J. Casanave. Estas personas
recibieron de Grace unos costosos
relojes de oro
encargados de Nueva York como recompensa por la
«asistencia [que prestaron] a nuestra causa», aunque uno
de ellos también recibió una «cartita de atención»,
reprendiéndole por sus pretensiones más ambiciosas. [64]
[Proyecto: Nuevas elecciones contra los oponentes de
Grace]
La medida final que garantizó la aprobación del Contrato
Grace en el Congreso fue el
decreto ejecutivo del 8
de abril de 1889, firmado por el
primer
[p.262] ministro Solar y el presidente Cáceres.
Allí se convocó a elecciones especiales para reemplazar a
los diputados, liderados por
Quimper, que
se oponían tenazmente a la aprobación del contrato. Esta
transgresión constitucional consolidó, dentro del
Congreso, a las fuerzas favorables al Contrato Grace, un
proceso en el cual intervinieron los sobornos o, en
palabras del historiador Basadre, «corrió dinero». [65]
[El Tratado de Gracia es la base para nuevos préstamos
e inversiones del exterior - principal problema: Perú
pierde las provincias de guano + salitre en el sur, pero
permanece sentado en las viejas deudas - sólo lenta
recuperación]
A pesar de los métodos inescrupulosos y nada éticos usados
para aprobar el Contrato Grace, el convenio desempeñó un
papel importante en la recuperación financiera y económica
del Perú, al retirar grandes obstáculos al
ingreso
de inversiones extranjeras directas y de cartera.
Era un acuerdo muchísimo mejor que el Contrato Dreyfus y
su elaboración y discusión fueron al menos públicas. El
Contrato Dreyfus arruinó las finanzas peruanas por
décadas. En cierta medida, el Contrato Grace era el
corolario lógico e inevitable del negociado Dreyfus y la
desastrosa guerra con Chile.
A pesar de la derrota
y pérdida de territorio, el Perú seguía siendo
responsable de una parte sustancial de su vieja deuda.
Por otro lado, la firma del Contrato Grace involucró la
corrupción de funcionarios peruanos, lo cual, en última
instancia se sumó al alto costo que el país tuvo que pagar
para recuperar su calificación crediticia internacional.
La firma tomó además demasiado tiempo para que los efectos
positivos facilitados por el convenio se hicieran
evidentes, puesto que la depresión económica y los
malos
manejos administrativos continuaron plagando
al régimen cacerista hasta su fin. [66]
[Octubre de 1889: Contrato de gracia - 1890: Fundación
de la "Compañía Peruana" con 66 años de actividad
empresarial monopólica + alivio de deuda - Grace cede
sus derechos a la Compañía Peruana + recibe 1/3 de las
acciones del ferrocarril Lima-La Oroya + comisión de
corretaje + 3% de comisión sobre nuevas acciones]
En 1890, poco después de la aprobación final del Contrato
Grace en octubre de 1889 y de zanjarse las objeciones
chilenas, se formó la
"Corporación Peruana"
("Peruvian Corporation") para reemplazar al
Comité de Tenedores de Bonos Extranjeros. En
representación de sus accionistas, la corporación obtuvo
el derecho a
administrar los principales
ferrocarriles y efectuar otros servicios financieros,
empresariales y monopólicos en el Perú por 66 años.
La deuda impaga del Perú se canceló a cambio
de los derechos otorgados a sus antiguos acreedores
mediante el Contrato Grace. Por su parte, Grace transfirió
sus derechos sobre los [p.263] ferrocarriles a la Peruvian
Corporation a cambio de
un tercio de las acciones
de la línea a La Oroya de la nueva
corporación. Asimismo, recibió
honorarios por su
mediación y
una comisión del 3 por
ciento sobre las nuevas acciones repartidas a
los antiguos tenedores de bonos. [67] Gracias a la
corrupción de los funcionarios peruanos, Grace y sus
intereses en el Perú recibieron, en parte, grandes
ganancias, pero el resto de accionistas de la Peruvian
Corporation obtuvo, en cambio, dividendos sumamente
modestos o prácticamente nulos en el largo plazo.
[Perú 1886-1890: Cáceres con la Constitución de 1860
explota lagunas legales + inexactitudes - sucesor
Bermúdez con el corrupto Ministro de Relaciones
Exteriores Elmore]
A pesar de haber aceptado formalmente la Constitución de
1860 y comprometerse a dejar el poder, el presidente
Cáceres aprovechó los
vacíos legales, así
como las
imprecisiones de la legislación y la
práctica electoral en beneficio de su sucesor
designado, el
coronel (posteriormente general)
Remigio Morales Bermúdez. [68] Su gobierno se
consideró una administración «sin iniciativas y sin
significación pero normal y tolerablemente honrada». [69]
Esta noción se mantuvo, no obstante las acusaciones de
malversación de fondos contra el ministro de Relaciones
Exteriores
Federico Elmore, de corrupción y
abuso en las elecciones municipales, y de soborno a
parlamentarios disidentes en una campaña denominada
«propaganda del cohecho». [70]
[1894: Gobierno corto de Borgoño: el ministro de
Hacienda corrupto Ferreccio huye - Cáceres vuelve a ser
presidente con fraude electoral: dinero desviado para el
vapor Coya y armamento - Grace respalda a Cáceres]
El deceso inesperado de Morales Bermúdez, antes del final
de su mandato presidencial y justo antes de las elecciones
de 1894, impulsó a Cáceres a imponerse como presidente
mediante flagrantes transgresiones constitucionales. Contó
para esto con la ayuda del dócil presidente interino
Justiniano
Borgoño, quien había desplazado al primer
vicepresidente Solar tras la muerte de Morales Bermúdez.
[71] Durante el breve gobierno de Borgoño,
Horacio
Ferreccio, su ministro de Hacienda, fue
acusado en la Cámara de diputados de hasta diez cargos
[p.264] relacionados con corrupción, a los cuales
respondió
huyendo del país. [72] Además,
en diciembre de 1894 se denunció en el Congreso, el uso
ilegal de bonos municipales para financiar la compra del
vapor
Coya y sus aparejos de artillería (por los
cuales Grace Brothers & Co. cobró hasta 15.000 libras
en efectivo), entre otros convenios para el suministro de
armas. [73] Grace continuó brindándole préstamos a Cáceres
para «sostener su gobierno». [74] En particular, el
recurso cacerista al
fraude electoral
contribuyó a minar aún más la maltrecha institución de las
elecciones democráticas, un problema fundamental que
continuaría afectando a la política peruana durante la
mayor parte del siguiente siglo.
[Perú 1894: Cáceres tiene una gran oposición después
del fraude electoral - el chaot católico Piérola con
levantamientos interminables - Cáceres todavía tiene
influencia política durante 25 años como diplomático en
el extranjero]
La desatinada decisión de Cáceres de ocupar nuevamente la
presidencia contribuyó a su caída. Sus errores políticos
lo pusieron a merced de
Nicolás de Piérola,
su tenaz enemigo, a quien sus partidarios llamaban «
el
Califa». Junto a su socio
Echenique,
Piérola había venido organizando levantamientos
incansablemente desde su exilio en Chile. El fracaso de
sus alzamientos en 1889 provocó su encarcelación en abril
de 1890 seguida por su audaz fuga seis meses más tarde.
Sin embargo, en 1895, Cáceres sufrió una contundente
derrota política a manos del popular exdictador, quien
esta vez lideró una insurrección exitosa en Lima.
Incluso después de su retiro forzado, Cáceres retuvo su
influencia políticomilitar
durante las siguientes
dos décadas y media. En ese lapso, Cáceres
obtuvo codiciados puestos diplomáticos en el extranjero de
manos de los presidentes civiles
Romaña, Pardo y
Leguía. Se le resarcía de este modo para
asegurar que no desestabilizase el orden
constitucional-civil establecido luego de 1895. En el
siglo XX, este tipo de sinecura política pasó a ser una
tradición en el trato con altos oficiales militares,
cargados de ambiciones políticas.
El legado del Califa [Piérola]
[Perú 1895-1899: Fase de crecimiento bajo el
presidente Piérola + devaluación de la moneda para
exportaciones baratas]
El papel histórico del caudillo civil Nicolás de Piérola y
su movimiento político sigue siendo materia de debate
entre los historiadores. Una postura es aquella [p.265]
sostenida por
Jorge Basadre en su
monumental
Historia de la República del Perú,
en la que se argumenta que el presidente Piérola
(1895-1899) fue el auténtico héroe popular de la
reconstrucción nacional de posguerra. Basadre consideró
que Piérola rectificó sus errores del pasado y se
reinventó a sí mismo para lidiar con un «Estado empírico»,
desorganizado e improvisado. [75] Asimismo, algunos
historiadores económicos han alabado las
políticas
financieras y económicas supuestamente favorables
durante su mandato, junto a la
depreciación de la
tasa de cambio para el desarrollo de las
exportaciones y la manufactura nacional hacia finales de
la década de 1890. [76] Tal vez impresionado por las
evidentes mejoras económicas y financieras, el entonces
encargado de negocios de Estados Unidos en Lima concluyó
que el gobierno de Piérola «parece ser eficiente,
conservador y honesto, y se presenta viable a los
intereses de negocios del pueblo peruano en general». [77]
[El escritor Prada piensa que Piérola es un destructor]
Una perspectiva radicalmente opuesta surge de los
argumentos y evidencias presentados por Manuel González
Prada. El escritor distinguió a Piérola como uno de los
peores líderes políticos de la historia, al no ser capaz
ni esta dispuesto a cambiar sus procederes anteriores.
Según la pluma apasionada de González Prada, Piérola fue
uno de aquellos políticos nacidos para la ruina y
vergüenza de su gente, pues con una mano dejaba manchas de
sangre y, con la otra, rastros de lodo. [78]
González Prada siguió de cerca la carrera de
Piérola. Casi contemporáneos, habían estudiado en el mismo
colegio-seminario pero terminaron adoptando ideas
diametralmente opuestas.
El primero fue un
librepensador, anticlerical y demócrata,
mientras que el
segundo, un conservador con
inclinación clerical y dictatorial, que
gustaba de su apodo teocrático de «el Califa» y admiraba a
Napoleón III, de quien tomó su estilizada barba y bigotes.
[79] Por otro lado, el primero tuvo pocos
partidarios, mientras que el segundo encabezó un [p.266]
movimiento de gran escala; el uno era sincero y honesto,
que el otro, engañoso y de dudosa honestidad. Para
González Prada, el exdictador era un
bárbaro
prehistórico en medio de la civilización
moderna, representante de todo lo que se hallaba torcido y
deficiente en la historia peruana. [80]
[Perú 1895-1899: Piérola forma una alianza con los
civilistas y con la élite económica - dictadura
económica sin balances públicos]
La presidencia «legal» de Piérola, un producto de
incesantes conspiraciones y violencia insurreccional,
estuvo, asimismo, plagada de
ataques autoritarios
contra la libertad de prensa, los derechos políticos y
electorales, y la probidad de la Administración
Pública. [81] Gobernando desde el «núcleo
purulento» del centro de negocios limeño, Piérola cultivó
una nueva
alianza estratégica con los civilistas,
sus antiguos enemigos, les dio la espalda a sus seguidores
más radicales y atendió, más bien, a la
élite
económica y sus nuevos tratos con el gobierno.
El segundo régimen de Piérola fue, pues, una «dictadura
económica» que no respetó las normas fiscales ni las
cuentas transparentes del sector público. [82]
[Perú 1895-1899: Piérola obtiene límites claros con el
Contrato Grace Gracia - no tiene que hacer nada]
La lógica de la recuperación de posguerra, basada en
arreglos pragmáticos con reestructurados y nuevos
intereses, nacionales y extranjeros, había transformado el
papel del Estado como agente económico antes del segundo
gobierno de Piérola. Ahora se contrataba con grupos del
sector privado para que recaudaran las rentas del gobierno
y se hicieran cargo de obras públicas y otros servicios.
Existían, así, en teoría, menos oportunidades para que los
jefes políticos manipularan el fisco y el endeudamiento
extranjero. Piérola tuvo que cambiar sus vínculos con los
intereses extranjeros que se beneficiaban utilizando la
deuda pública peruana. Los nuevos arreglos económicos y
financieros favorecían ahora a unos cuantos intereses
oligopólicos, fundados principalmente en la inversión
directa y las líneas de crédito de la banca local. En
estas circunstancias, la vieja estrategia pierolista para
financiar intentonas violentas para tomar el poder iba
siendo menos efectiva.
[Levantamientos de Piérola de las décadas de 1880 y
1890: financiados por partidarios y especuladores]
El turbio financiamiento de las campañas políticas de
Piérola, en la década de 1880 y comienzos de la de 1890,
se apoyó en
seguidores y especuladores interesados
que
esperaban recibir recompensas una vez
que el Califa volviera al poder. Este hecho queda
claramente ejemplificado en el «préstamo» [p.267] que
Grace le hiciera en 1884, ya descrito, y su pertinaz y
escandaloso vínculo con Dreyfus. Los críticos de Piérola,
en particular
González Prada y Clorinda Matto de
Turner, [83] denunciaron dichas conexiones
privadas y este modo de financiamiento irregular, que
llevaba al abuso del interés público.
[El pasado de Pierrola en Francia: Participación en
procesos de culpabilidad contra Perú - el presidente de
Francia tiene problemas con las medallas militares
vendidas debido a su yerno]
Durante su exilio en el periodo 1882-1883, el Califa fue
mantenido en París por Dreyfus en «condición humillante».
En esos años de vacas flacas, los servicios prestados por
Piérola a Dreyfus incluyeron atestiguar a favor del
financista francés en sus demandas financieras contra el
Perú y sus acreedores en juicios internacionales. Las
medidas dictatoriales tomadas por Piérola en 1880 habían
reconocido sesgadamente todas las demandas de Dreyfus
contra el Perú [84] y servían de base para las batallas
judiciales entabladas en tribunales europeos. Para estas,
Dreyfus también contaba con el respaldo político de su
exabogado
Jules Grévy, entonces presidente
de la república de Francia (1879-1887). Sin embargo, tanto
Dreyfus como Grévy sufrieron, en diciembre de 1887, un
serio revés:
el presidente francés se vio obligado a renunciar debido a
un escándalo que tocaba directamente a
Daniel
Wilson, yerno y protegido político de Grévy,
quien, entre otras acusaciones formuladas por la prensa y
la opinión pública francesas, se vio implicado en la
venta ilegal de condecoraciones militares en
combinación con conocidos generales franceses y un
exministro de Guerra. [85]
La prensa peruana rápidamente asoció el escándalo
Wilson-Grévy con la «presión» oficial ejercida en los
tribunales franceses a favor de los reclamos de Dreyfus
que Piérola respaldaba. En reacción a estas revelaciones,
Piérola ordenó a
Manuel Pablo Olaechea,
abogado y defensor legal de Dreyfus en Lima, a que abriera
juicio por difamación contra el editor de El Nacional.
Esta medida fue criticada como parte de los intentos
previos y subsiguientes de Piérola por silenciar a la
prensa local. [86] La Corte Superior dictaminó que la
demanda de Piérola no daba a lugar. [p.268]
[Perú 1895: Dreyfus con la carta 1: recuerda a Piérola
las reclamaciones pendientes - Dreyfus alega problemas
financieros durante 10 años - Piérola debe restaurar la
buena reputación de Dreyfus - Carta 2: aconseja un
acuerdo entre Piérolas y el gobierno de París para pagar
las reclamaciones]
Unos meses antes de morir, Dreyfus le escribió una carta
dramática a Piérola poco después de que este hubiese
recuperado la presidencia. Recordando los veinticinco años
de su mutua amistad, Dreyfus declaró que, en alma y
corazón, él había sido para Piérola «todo lo que un ser en
este mundo puede ser para otro». Invocando el bienestar de
su segunda esposa e hijas, le confió a Piérola la tarea de
dar
solución final a los reclamos de acreencias que
el francés mantenía contra el Perú. En la
misma misiva Dreyfus clamaba que gran parte de su capital
y muchos años de trabajo estaban ligados a las demandas
pendientes, cuya indefinición era también causa de sus
problemas
financieros en los últimos diez años.
Encargó también a Piérola y al abogado Olaechea que
guardaran su memoria y nombre «pisoteado» en el Perú, y
que se aseguraran que dos o tres de los mayores diarios,
así como alguien que se encargara de los detalles,
restauraran
su nombre para la posteridad. [87] En una
carta anterior aún más imperativa, Dreyfus le había
comisionado a Piérola, ahora al mando del gobierno
peruano, que se realizara un acuerdo irreversible con el
gobierno francés
para garantizar el pago de los
reclamos de Dreyfus e impedir que futuros
gobiernos peruanos alteraran tal convenio. [88] Estas
fueron las últimas cartas entre Dreyfus y Piérola que
demuestran la larga y retorcida relación entre el
financista y el político.
[Dreyfus recibe dinero de otras personas - a veces no
devuelve nada - y a veces inventa deudas - y Piérola
también tiene deudas antiguas]
Asimismo, la correspondencia privada de Piérola revela
varias otras fuentes de financiamiento para sus aventuras
y conspiraciones políticas. Muchas de estas deudas, en las
que incurrió con sus seguidores políticos y otras personas
jamás fueron pagadas o reconocidas. En algunos casos, la
única prueba del adeudo era la enojada insistencia del
acreedor. En 1897,
Augusto Barrenechea
sostuvo haber esperado lo suficiente sin haber oído una
sola palabra de Piérola concerniente al pago de dinero sin
intereses, entregado en muchas ocasiones a este, a su hijo
Isaías [p.269] y a una persona no mencionada por razones
de delicadeza. [89] En 1903, Piérola reconoció una deuda
por 12.400 soles a los herederos de
José Araníbar,
funcionario clave que en el periodo 1880-1881 le había
suministrado fondos a
Jesús Iturbide de Piérola,
la esposa del Califa, para cubrir gastos urgentes debidos
a la lucha política. [90] Del mismo modo, en 1901 y 1902,
Piérola se vio presionado para arreglar el pago de viejas
deudas debidas a los hermanos del difunto José Francisco
Canevaro (quien había sido, al igual que Grace, un
importante proveedor de armas para su dictadura en 1880),
así como a la viuda de
Andrés Malatesta.
[91]
[Perú 1895-1899: Billinghurst se queja de que Piérola
traicionó al Perú - levantamiento 1894-1895 apoyado con
8700 libras - apoyo también del español Oliván a Piérola
+ Echenique - Billinghurst ahora quiere saber cómo se
usaron los fondos]
Las acusaciones más reveladoras contra Piérola sobre
responsabilidades personales y públicas entremezcladas,
así como abusos financieros, provienen de la
correspondencia que mantuvo con
Guillermo
Billinghurst, su excolaborador y
vicepresidente. Indignado por la
traición política
de Piérola, el acaudalado de Billinghurst
escribió cartas recriminatorias que fueron leídas y
citadas por González Prada. [92] En las cartas originales,
Billinghurst revelaba haber ayudado a cubrir los gastos de
la insurrección de Piérola en el periodo 1894-1895 con
hasta
8.700 libras esterlinas (monto que
incluyó el pago de 2.000 libras a
Pedro A. del
Solar, para entonces reincidente colaborador
de Piérola). También reveló que el industrial salitrero
español Francisco A. Oliván hizo contribuciones que
incluyeron
2.000 dólares entregados a Juan Martín
Echenique, el veterano asociado político de
Piérola, para la compra de una goleta. Citando una carta
de Piérola en la que le pedía a Oliván un nuevo préstamo
con la promesa de resarcirle luego a cuenta de gravámenes,
Billinghurst le increpaba a Piérola a que presentara las
cuentas claras de cómo se habían usado dichas sumas y si
los gastos violaban las leyes civiles e incluso
criminales. [93] [p.270]
[Piérola promete a Billinghurst la liquidación de
deudas por parte del Estado - Billinghurst no cree nada
y retumba en 14 páginas: Piérola ha invertido 6000
libras en Valparaíso y Lima - pago gradual de deudas]
Piérola replicó a las imputaciones de su desencantado
correligionario con cautela, atribuyendo las críticas de
Billinghurst a un exabrupto apasionado. Prometía, además,
que el Estado pagaría las deudas en que se había incurrido
durante sus actividades insurreccionales privadas según
anunciaría pronto en un mensaje especial al Congreso. [94]
Billinghurst aprovechó la oportunidad para responder con
una mordaz
carta de catorce páginas, en la
que desenmascaraba esas
promesas de pago obviamente
insinceras e insólitas. Billinghurst añadió
que, en el periodo 1894-1895, Echenique y Madame Garreaud,
la amante de Piérola, habían colocado un total de
6.000
libras en emisiones clandestinas e irregulares de
bonos en Valparaíso y Lima para financiar su
insurrección contra Cáceres. Piérola ordenó pagar dicha
suma una vez en el poder sin contar con autorización del
legislativo. Este hecho formaba parte de una andanada de
acusaciones en torno a la deshonestidad e hipocresía que
abarcaba toda la carrera política del viejo caudillo e
incluía su segundo mandato presidencial, al que
Billinghurst describió como plagado por unos cuantos
«logreros» que disponían de los fondos fiscales como si
fueran propios. [95]
[Peru 1895-1899: Reformen unter Piérola:
Steuerverteilstelle verteilt 25% an die Regierung als
Barvorschuss - Projekte Salzsee und Bau einer Strasse in
den Urwald (Pichis) - Piérolas Verbindungen zu Banken
u.a. zu José Payán bringen ihm Beteiligungen an
Immobilien- und Aktiengeschäften]
Durante su segundo gobierno (1895-1899), Piérola llevó a
cabo una serie de aparentes reformas con la intención
política de retener el poder. Atendiendo a los intereses
financieros y económicos que respaldaban su gobierno,
Piérola y un Congreso colaborador introdujeron diversas
medidas. Una de ellas fue el establecimiento de una
agencia de recaudación privada, la
Sociedad
Recaudadora de Impuestos, que retenía
comisiones hasta por el
25 por ciento del
total de los impuestos recaudados, luego de deducir el
15
por ciento por costos operativos, así como
realizaba
adelantos en efectivo al gobierno.
Esta práctica, juntamente con el aborrecido
estanco
de la sal y los contratos para la construcción
de una
carretera a la selva central (la vía del
Pichis), fueron criticados por González Prada
como medios de corrupción y «gatuperios» concertados con
aliados civilistas. [96] El ilustre radical también atacó
la nueva legislación para la reforma de la moneda
nacional, el sistema bancario y la industria de seguros.
Las nuevas y sólidas conexiones con la élite financiera en
rápido crecimiento le dieron a [p.271] Piérola tanto
ventajas políticas como una
participación personal
en tratos especulativos de bienes raíces y acciones.
Ello le brindó un ingreso considerable, incluso después de
dejar el mando.
José Payán, un emigrado
cubano y una figura central en las esferas financieras
peruanas, fue un cercano amigo y asesor de Piérola en
cuestiones financieras. [97]
[Peru 1895-1899: Französische Militärmission - Armee
"professionalisieren" und ausmisten - Wahreform:
Opposition kapert den Walapparat und gewinnt]
Durante su presidencia, Piérola también estableció una
misión
militar francesa para implementar la
profesionalización del ejército peruano. Esta medida
implicó principalmente la reducción del ejército a la
mitad de su tamaño y la erradicación del personal
cacerista. La resistencia y las conspiraciones militares
contra el gobierno de Piérola se vieron así
sustancialmente reducidas. Sin embargo, estas fuerzas
militares más obedientes e institucionalizadas resultaron
ser fatídicas para las futuras aventuras insurreccionales
pierolistas. De igual modo, la tan publicada
reforma
electoral para prevenir los abusos que a
menudo se producían en la elección fraudulenta del
candidato oficialista no aseguró la elección subsiguiente
de Piérola, luego de que sus aliados civilistas capturaron
la nueva maquinaria electoral.
[Perú 1897: Piérola piensa que las carreteras y los
ferrocarriles en la selva son importantes: nepotismo,
comisiones, periodistas comprados, fraude a funcionarios
públicos, violación de las normas fiscales y contables,
soborno del poder judicial - Billinghurst se aísla con
críticas constantes]
A pesar de estos cambios, en 1897 Piérola intentó lanzar
una nueva «orgía» de fabulosos préstamos externos para la
construcción de carreteras y ferrocarriles, esta vez hacia
la selva. Evidentemente, estas estrategias eran muy
similares a las que habían favorecido a los especuladores
de la pasada era del guano. Se crearon puestos y cargos en
el gobierno para los amigos, se pagaron enormes comisiones
oficiales, se compraron periódicos para volverlos serviles
o se les cerraba si sus periodistas permanecían críticos,
se ignoraron acusaciones de fraude en el sector público,
no se guardaron los requisitos fiscales y contables y se
malinterpretaron las leyes o no se las aplicó como era
debido. [98] Todo esto se hizo muy obvio cuando
Billinghurst vio frustradas sus esperanzas de que Piérola
respaldara incondicionalmente su candidatura presidencial
y que el Partido Demócrata permaneciera en el poder.
La recalcitrante postura anticivilista de Billinghurst
contradecía la nueva y oportunista amistad de Piérola con
Candamo y su partido. Actuando como plenipotenciario en
las
negociaciones con Chile sobre Tacna y Arica,
Billinghurst [p.272] se rehusó a subordinar su política a
la del ministro de Relaciones Exteriores y primer
ministro, el civilista
Enrique de la Riva-Agüero.
Las intrigas políticas subsiguientes contribuyeron a que
Piérola abandonara a Billinghurst y pasara a apoyar a
Eduardo
López de Romaña, el candidato presidencial de
compromiso, un político proclerical, paisano arequipeño y
exministro. [99]
[Billinghurst maldice contra Piérola - escisión de los
"demócratas" - los civilistas obtienen influencia sobre
los "demócratas" de Piérola]
En airada respuesta,
Billinghurst atacó la
inflada vanidad de Piérola y su duplicidad política como
la fuente de sus descaminados defectos políticos: «la
hipocrecía [sic] política es mil veces más funesta que la
hipocrecía [sic] religiosa, y Ud. Sor. D. Nicolás, posee
la primera en grado que nadie que no lo conozca
íntimamente podría imaginarse». [100] Piérola había usado
a Billinghurst mientras lo necesitó, prometiéndole que le
sucedería como presidente para luego incumplir. Sus
partidarios demócratas solo sirvieron de peldaño para que
Piérola llegara al poder. Se trató de una larga lucha, que
fue causa de «tanto derramamiento de sangre, de la pérdida
de tantos millones y del estancamiento del progreso
material del Perú». [101] Sin embargo, y tal como González
Prada anotara, Billinghurst tenía responsabilidad directa
en esta tradición de violencia política que tanto le costó
al pueblo y a las instituciones del país.
La
división de los demócratas socavó una
cierta ventaja política que se les atribuía en
consideración de la «corrupción y la naturaleza
dictatorial del partido militarista [cacerista] de un
lado, y la supuesta composición aristocrática del Partido
Civil, del otro». [102] La elección de
López de
Romaña permitió a los civilistas desplazar
políticamente al partido y a la influencia pierolistas.
Para 1902, los escollos electorales frustraron
consistentemente las ambiciones presidenciales de los
demócratas. [103]
[Perú desde 1899: Piérola pierde las elecciones y los
"demócratas" perjudican al Perú - abstenciones y
levantamientos - Piérola está en la gestión de empresas
y contactos financieros - el enriquecimiento es el
premio de consolación]
Piérola y su círculo más íntimo continuaron resistiendo y
criticando a los que llegaban al poder a partir de 1899,
mas no lograron conseguir otro mandato presidencial. Su
partido decayó marcadamente, pero sin dejar de ocasionar
serios daños a la estabilidad institucional y
la recuperación del país. Una política de abstención en
sucesivas elecciones e interminables conspiraciones
[p.273] insurreccionales agravaron el creciente
aislamiento del anciano caudillo. Sin embargo, entre 1900
y 1908,
Piérola fue gerente nominal o miembro de la
junta de directores de varias compañías, y eso le
permitió enriquecerse con el respaldo de algunos de
los más conocidos financistas de Lima. Este
hecho parece haber representado un premio consuelo para
contenerlo a que llevara a cabo dañinas intervenciones
políticas e insurrecciones.
[Perú desde 1900: Piérola como jefe de la empresa
constructora "La Colmena" - edificios en Lima, quiebra
1909 - la empresa "Azufre Sechura" está buscando capital
social, quiebra 1909 - persecución de los directores
gerentes, incluido Piérola]
La
compañía constructora y de ahorros "La Colmena",
fundada en 1900, proyectó abrir una nueva calle principal
en el centro de Lima, construir edificios de lujo
financiados con el ahorro local y vender las nuevas
propiedades al público. Piérola fue el presidente de la
firma y varios de los empresarios y financistas más
prominentes formaron parte de su junta de directores con
el designio de obtener altas ganancias. La municipalidad
de Lima brindó a La Colmena los permisos necesarios para
una construcción que transformaría sustancialmente una
sección importante de la ciudad. [104] Asimismo, la
Azufrera
Sechura era una sociedad anónima que buscaba
captar capital a gran escala para desarrollar y
comercializar productos de azufre. Sin embargo, ambas
empresas habían
quebrado hacia
1909,
debido a excesos especulativos en una coyuntura de
recesión.
Un juez incluso ordenó infructuosamente
la detención de los responsables, incluido el mismo
Piérola, por una quiebra irregular que afectó
a muchos ahorristas e inversionistas locales. [105] Las
sinecuras económicas proporcionadas por la élite a Piérola
habían llegado a su fin. En consecuencia, una nueva oleada
de ardor insurrecto agitó a Piérola y a sus seguidores.
[Perú 1908: El plan revolucionario de Raoul de
Saint-Seine para Piérola con 5000 liras no se ejecuta
debido a las compañías mineras extranjeras en la Sierra
- faltan 400.000 libras]
El 28 de abril de 1908,
Raoul de
Saint-Seine, el gerente francés de la
importante Empresa Muelle y Dársena y representante de la
Société Générale visitó a
Pierre Merlou, el
encargado de negocios de Francia en Lima, portando una
revelación sensacional. El día anterior el expresidente
Piérola se había reunido con Saint-Seine, y luego de
explicarle la situación política como una de creciente
descontento contra los esfuerzos civilistas por elegir a
su candidato presidencial, le pidió sin rodeos
5.000
libras para financiar una revolución
programada a estallar antes de las próximas elecciones. El
plan consistía en que los demócratas de Piérola
controlaran Lima, aprovechando al mismo tiempo los
alzamientos que como distracción estallarían en provincias
al mando del aliado liberal radical
Augusto [p.274]
Durand. Al enterarse de ello, Merlou
telegrafió y escribió de inmediato una carta detallada a
sus superiores en París, en la que les informaba de la
situación y ofrecía sus ideas en torno a esta cuestión y
el curso que proponía sugerir al perplejo Saint-Seine.
[106] A pesar de considerar a Piérola un gran y recto
líder popular, además de un «ami sincère de France»,
Merlou intentó disuadir vigorosamente a Saint-Seine de
proporcionar el donativo solicitado por Piérola.
[107]
Según Merlou, las cosas habían cambiado y las condiciones
ya no eran favorables para las insurrecciones pierolistas.
Las
grandes corporaciones extranjeras como la Cerro
de Pasco Mining Company, Peruvian Corporation, Grace,
Duncan Fox, Graham Rowe, Lockett y otras se
opondrían fuertemente a una insurrección que perturbaría
la posición crediticia internacional peruana tan
penosamente reconstruida. José Pardo, el líder civilista,
y el candidato de su partido,
Augusto B. Leguía,
jefe del gabinete y ministro de Hacienda, habían ampliado
las oportunidades para la inversión del capital
extranjero. Además, los oficiales militares ahora tenían
mejores salarios y pensiones, razón por la cual no serían
fácilmente convencidos para que tomaran parte en un
levantamiento. Además, Piérola ya no gozaba del respaldo
de patrocinadores acaudalados: Merlou había sido informado
por fuentes confiables que su grupo había intentado reunir
10.000 libras mediante una emisión de bonos que había
fracasado. Según Merlou, dado que algunos calculaban que
al
menos 400.000 libras eran necesarias para organizar
una revolución, el fracaso en reunir solo
10.000 era una prueba concluyente del apoyo decreciente a
los pierolistas. Saint-Seine eventualmente estuvo de
acuerdo con Merlou pero, considerando que el Perú era un
lugar donde «las cosas más inverosímiles a veces se
vuelven realidad», continuó preguntándole a Merlou si no
sería prudente pagar una suerte de prima de seguro,
ofreciéndole a Piérola un «adelanto» por acciones de
La Colmena y la Azufrera Sechura, mayoritariamente
propiedad de los amigos del Califa. [108] Merlou replicó
que las acciones de esta última compañía no valían nada y
que las de La Colmena estaban muy depreciadas. No
solamente sería difícil mantener semejante arreglo en
secreto ante la mirada de tantos [p.275] accionistas, sino
que, además, sería casi imposible ocultar al público que
semejante préstamo sobre las acciones de dichas compañías
no era más que un subsidio directo para la insurrección.
Por último, se le comunicó a Saint-Seine que la legación
francesa no podría defenderle de forma adecuada contra
cualquier represalia y peligro a los cuales quedaría
sujeto si financiaba de cualquier manera la revolución de
Piérola. [109]
[Perú 1.5.1908: Levantamiento de Durand en Huánuco y
otras provincias SIN la participación de Piérola en Lima
- Durand detenido - puede huir - las redes de la empresa
+ las administraciones son estables - traidor Leguía]
La
insurrección de Durand estalló el 1 de mayo de
1908, en Huánuco y en otras provincias, no así
la acción concertada de Piérola en Lima. La represión fue
eficaz; Durand fue arrestado, aunque pronto logró escapar
para seguir armando conspiraciones. [110] Merlou había
estado en lo cierto: hasta Grace & Co. se había vuelto
más cautelosa al tratar con Piérola desde finales de la
década de 1890, debido en parte a los acuerdos financieros
incumplidos con la Peruvian Corporation y a otros
conflictos que Piérola tuvo con intereses extranjeros
durante su mandato. [111] En el temprano siglo XX, el país
había sido parcialmente modernizado e institucionalizado.
En consecuencia, el patrón violento y venal del pierolismo
se había debilitado. [112] Para remozar los medios
obscuros con que conseguir y conservar el poder, es decir,
para reinventar las estrategias corruptas del Califa, era
necesario que apareciera un nuevo tipo de líder. El único
político que mostraba semejante perfil era
Augusto
B. Leguía, en varios sentidos un discípulo
aventajado de Piérola.
Leguía y los civilistas
Los herederos de la organización política fundada por
Manuel Pardo en la década de 1860 fueron capaces de
derrotar a Piérola a largo plazo. A comienzos [p.276] del
siglo veinte, los civilistas se encontraban liderados por
una nueva generación de hombres como Manuel Candamo y José
Pardo, lo que contribuyó a que el país alcanzara un grado
de modernización institucional. Pese a ello, los
civilistas han sido criticados desde entonces y de manera
implacable por formar parte de una élite acaudalada y
retrógrada, un pequeño grupo de «gente decente» que
incluía a propietarios urbanos y rurales, a profesionales
y a sus aliados «gamonales». Analistas, diplomáticos e
historiadores han descrito y examinado este conglomerado
sociopolítico que supuestamente gobernó como una
«oligarquía», por lo menos, desde finales de la década de
1870. [113]
[Presuntamente menos corrupción en el Partido Civilista
que en otros]
En su vieja cruzada contra los civilistas, Piérola recibió
un apoyo importante de la multitud exaltada que gritaba en
ocasiones lo siguiente: «¡Abajo la argolla!». A los
civilistas también se les ha acusado de usar el poder del
dinero para comprar votantes, arreglar elecciones,
controlar el sistema electoral, distorsionar y corromper
la ley y marginar a los líderes populares. [114] Los
civilistas formaron «el partido de los inteligentes y
pudientes pero desafortunadamente este siempre ha sido
atacado como aristocrático y [por] estar desprovisto de
una simpatía apropiada para con las masas del pueblo».
[115] Sin embargo, en comparación con los gobiernos de
Piérola y Cáceres, los gobiernos civilistas tuvieron
niveles de corrupción marcadamente inferiores hasta el
ascenso de Leguía y la interferencia desafortunada de
militares «protectores» de los intereses políticos de la
élite.
[Perú 1899-1903: gobierno Romaña con el ministro de
Hacienda Belaúnde: quiere usar 500.000 francos privados
para comprar armas en Europa para Perú - los agentes en
Europa bloquean el negocio - sale un escándalo en Lima,
sus bienes son confiscados - manifestaciones contra
Belaúnde + Piérola]
Unos cuantos casos de flagrante corrupción fueron hechos
públicos durante el gobierno de transición de
López
de Romaña (1899-1903). Tal vez el [p.277] más
importante y mejor documentado sea el que involucró al
empresario arequipeño
Mariano A. Belaúnde,
un cercano amigo del presidente y su ministro de Hacienda,
además de amigo político de
Piérola y
vínculo sólido entre López de Romaña y el expresidente
demócrata. Actuando oficialmente como ministro de
Hacienda, Belaúnde usó en 1899 letras de cambio de su
propia compañía para
transferir a Europa fondos
oficiales hasta por 500.000 francos, con el
objeto de
comprar armas para el ejército peruano.
Los corresponsales europeos de Belaúnde no aceptaron
sus letras, desatando un gran escándalo político y
financiero. El procedimiento usado por el ministro no
solamente era irregular, sino que, además, combinaba
ilícitamente intereses privados y públicos. Belaúnde fue
acusado de «malversación por imprudencia temeraria»,
se
le arrestó y sus bienes se confiscaron en
medio de un extenso proceso judicial que solo terminó en
1904. Alrededor de unas tres mil personas organizaron una
protesta pública para exigir que el presidente asegurara
el encarcelamiento de Belaúnde y, dadas sus conocidas
conexiones
con Piérola, también se manifestaron frente a
la oficina central de La Colmena, donde varios
protestantes fueron heridos por los sables de la policía.
[116]
[Ahora viene la orden oficial: Compra de armas para
Perú en Francia - Romaña gobierna con el pueblo de
Cáceres para protegerse de Piérola - Elecciones 1903 con
compra de votos para Manuel Candamo - Elecciones 1905
con manipulaciones para José Pardo - Cáceres se
convierte en embajador en Roma]
La
fisura entre Piérola y López de Romaña
se intensificó con las recompensas y concesiones hechas al
general Cáceres en el exilio, así como a sus
seguidores militares en el Perú.
López de Romaña le
encargó oficialmente a Cáceres la compra de armas para
el ejército peruano en Francia. Era
«prácticamente seguro» que parte de los fondos puestos a
su disposición sirvió «como un soborno a Cáceres para que
permaneciera tranquilamente en un cómodo exilio». [117]
Según un diplomático francés que recordaba las
«exacciones» cometidas durante el anterior régimen de
Cáceres,
López de Romaña se había rodeado
imprudentemente de caceristas a los cuales otorgó
puestos militares importantes para contrarrestar a
Piérola. [118] Cáceres regresó al Perú para
[p.278] desempeñar un papel político importante en las
disputadas elecciones de 1903, que habrían sufrido de
«fraudes incalculables» y compra de votos por parte de los
civilistas en Lima y provincias. [119] El civilista
Manuel
Candamo fue elegido presidente luego de
establecer una alianza estratégica con el militarista y
cacerista Partido Constitucionalista. [120] Igualmente, en
1905, el civilista
José Pardo, elegido
presidente en las controversiales elecciones que se
organizaron tras la repentina muerte de Candamo,
recompensó a Cáceres por el respaldo prestado con una
generosa representación diplomática plenipotenciaria en
Roma. [121]
[Perú desde 1896: Un "consejo electoral" observa las
elecciones - en 1902 se cambia el consejo electoral: 4
miembros del Congreso, 4 miembros del poder judicial, 1
miembro del gobierno]
El mal funcionamiento de las instituciones electorales era
la principal fuente de conflictos políticos, así como de
acusaciones de corrupción política por parte de los
partidos que controlaban la maquinaria electoral. En 1902,
durante la presidencia de López de Romaña, se
modificó
la composición política de la Junta Electoral Nacional,
entidad que desde la dación de la ley electoral de 1896
regulaba los asuntos electorales del país. Aquella
estaba
compuesta por nueve miembros, cuatro elegidos por el
Congreso (dos por cada cámara), cuatro por el poder
judicial y uno por el gobierno.
[Perú 1899-1902: El pueblo Piérola todavía tiene
mayoría en el Congreso - abusos por el funcionario
electoral Carlos de Piérola - fraude electoral de 1902
para el Partido Civil]
En agosto de 1902, los congresistas demócratas intentaron
influir en la renovación de la junta electoral
enfrentándose al gobierno y a los civilistas. Los
demócratas de Piérola aún conservaban la mayoría en la
Cámara de Diputados y se daban conspicuos
abusos
por parte de Carlos de Piérola, el entonces jefe de la
junta electoral y hermano del Califa. [122]
Con su renovación en 1902, a pesar de la airada oposición
y tacha de los demócratas, los civilistas obtuvieron la
mayoría en la composición de la junta electoral.
[Acusaciones de fraude electoral en 1903, 1904, 1908,
1912: las abstenciones tienen efecto: Piérola no es
reelegido]
Graves debates en torno a la composición y representación
de la junta electoral y sus decisiones continuaron dándose
en prácticamente todas las coyunturas electorales del
siglo XX. En la primera parte del siglo, tanto los
civilistas como Billinghurst y Leguía fueron acusados de
cometer transgresiones [p.279] electorales, especialmente
en
1903, 1904, 1908 y 1912. Juntamente con
la autodestructiva estrategia de abstención y violencia
electoral practicada por Piérola y sus seguidores, estos
cambios electorales impidieron efectivamente la reelección
del Califa. [123]
[Asesinatos políticos, ataques políticos, Piérola
contra Pardo, la población es manipulada en ataques a
villas, duelos de honor, boicots de bodas]
La animosidad visceral entre las familias y grupos
inmersos en la lucha política produjo sonadas
conspiraciones y acciones para asesinar o agredir
personas, como los ataques de los rencorosos Piérola
contra los altivos Pardo, la acción de turbas contra
hogares respetables, los sangrientos duelos de honor e,
incluso, el boicot del matrimonio de un Durand por
discriminatorias familias civilistas. Los mezquinos
intereses personales o de grupo, concluyó un diplomático
francés, prevalecían sobre el interés público más amplio.
[124]
[Los gobiernos de Candamo y Pardo siguen
financieramente sanos - Leguía con nuevos impuestos y
argumentos: Militares + ferrocarril opera nueva deuda]
Pese a estas circunstancias,
Candamo y Pardo
desarrollaron una estrategia financiera común, diseñada
por
Augusto B. Leguía, el ministro de
Hacienda y primer ministro quien sirviera a ambos
gobiernos. Bajo
la bandera de «orden y progreso»,
estos dos gobiernos se vieron constreñidos por
limitaciones fiscales y presupuestarias, así como por el
pánico financiero internacional de 1907, circunstancias
que efectivamente limitaron el gasto público expansivo que
generalmente llevaba al endeudamiento externo y a la
corrupción administrativa.
La recuperación económica del país se intensificó,
especialmente bajo el gobierno de Pardo. De hecho, menos
casos de corrupción fueron denunciados en el Congreso.
[125] Sin embargo, Leguía presionaba cada vez más para que
se aplicaran
nuevos impuestos al alcohol, el azúcar
y los fósforos con el objetivo de incrementar
las rentas y justificar así un gasto público mayor,
fundamentalmente en las áreas de
defensa y
construcción de ferrocarriles, obedeciendo a
supuestas necesidades de seguridad internacional y de
mejorar [p.280] las riquezas naturales del país. En
consecuencia, la
deuda externa comenzó a crecer.
[Leguía quiere un ferrocarril selvático al río Ucayali
- Préstamo de 3 millones de libras del Deutsche Bank es
rechazado por el Congreso en 1906 - Contrato privado con
banqueros "estadounidenses" para el ferrocarril a
Ucayali]
Las políticas expansivas de Leguía provocaron fricciones
con la fiscalmente austera dirigencia civilista y con la
oposición. Las medidas para la construcción ferroviaria
aprobadas en 1904 estimularon el ambicioso proyecto de un
costoso ferrocarril que uniría la sierra central con un
puerto
en el río Ucayali, en el umbral de la selva
amazónica. En el Congreso, civilistas y demócratas por
igual se opusieron a este proyecto financieramente
irresponsable y mal diseñado. Una propuesta para un
préstamo
externo de tres millones de libras del Banco Alemán
(Deutsche Bank), promovida por el ministro
Leguía para financiar el proyecto ferroviario del Ucayali
y otros cuatro más, fue
rechazada por el Congreso
en 1906. [126]
Pero en abril de 1907 un controversial contrato para
financiar la construcción de la línea a Ucayali por etapas
fue firmado por funcionarios peruanos y el empresario
estadounidense
Alfred W. McCune, gerente y
socio de la
Cerro de Pasco Mining Co., que
contaba con el apoyo de los legendarios financistas
Morgan,
Vanderbilt, Frick y Hearst. McCune no logró
iniciar las obras debido al pánico financiero de 1906, que
pospuso temporalmente todo debate sobre el tema.
[División del Partido Civilista por asuntos
financieros]
La eventual
división del civilismo en las facciones
leguiísta y el «Bloque» obedeció a los profundos
desacuerdos en torno a cuestiones financieras y
administrativas, antes que a cualquier rencor
que Leguía guardara por la forma en que los líderes
civilistas lo habían tratado. Estos, supuestamente le
habían dado un trato semejante al que un hacendado daba a
su administrador provinciano o mayordomo. [127]
[Leguía con educación, inglés, voluntad y ambición -
experiencia en comercio y seguros - contactos en Nueva
York y Washington - monopolios - Los niños estudian en
el extranjero acompañados por diplomáticos]
Al igual que Piérola, Leguía se esforzaba por atender los
intereses extranjeros que pudieran ofrecerle bases
efectivas de poder. Así, mientras que Piérola despertaba
comentarios favorables de parte de agentes franceses y
españoles, Leguía era muy admirado por empresarios y
diplomáticos británicos y, sobre todo, estadounidenses. Se
le consideraba una persona que había avanzado por sus
propios méritos, aunque en realidad se trataba del
heredero de una familia terrateniente en la provincia
norteña de Lambayeque. Leguía tenía [p.281] experiencia en
administración de empresas y hablaba muy bien el
inglés.
Poseía además un cierto encanto,
una fuerte
voluntad y la ambición del aspirante a
magnate. Aparentemente cautivó a muchos extranjeros. Antes
de su carrera política, Leguía había administrado
haciendas azucareras y trabajado para la casa importadora
y exportadora estadounidense de
Charles Prevost
& Co., así como para la
Seguro de
Vida de Nueva York (New York Life Insurance Company).
Los contactos empresariales y políticos de Leguía en Nueva
York y Washington resultaron invalorables en su
carrera política. Contemporáneo de los legendarios robber
barons, magnates monopolistas estadounidenses, Leguía se
nutrió del clima cultural de los
monopolios y
trusts internacionales en expansión. Admiraba,
además, a
Porfirio Díaz como «brillante
figura [...] a quien se debe por entero la reorganización
social y económica de» México. [128] Através de su
matrimonio y el de sus tres hijos, Leguía estuvo
estrechamente emparentado con importantes familias.
Augusto,
José y Juan, sus tres hijos, adolescentes en
1909, estudiaron en el extranjero bajo la supervisión de
parientes, amigos y diplomáticos en servicio activo. [129]
[Perú 1908-1912: El gobierno de Leguía debe sobrevivir
al golpe de estado y al levantamiento del 29.5.1909 -
Leguía debe gobernar represivamente contra el terrorista
criminal-católico-"cristiano" Piérola]
Bajo las condiciones modernizantes del Perú [suministro de
luz etc.] en el temprano siglo XX, Leguía encajaba mejor
que Piérola en el rol de árbitro político dispuesto a
ofrecer o permitir recompensas impropias, favorecer
intereses extranjeros o romper reglas a fin de alcanzar y
conservar el poder. Habiendo asegurado su
elección
a la presidencia como el sucesor oficial de Pardo en
1908, Leguía concibió la política
aparentemente conciliadora de «ubicaciones» o escaños
parlamentarios asignados a pierolistas como estrategia
para neutralizar a la facción civilista que se oponía a
sus medidas en el Congreso. Sin embargo, Leguía pronto
aprendió duras lecciones políticas por parte de
insurgentes demócratas y de sus aliados los liberales.
El
golpe del 1 de mayo de 1908, urdido por
el anciano Piérola y Durand, y, sobre todo, la
aventura
insurreccional del 29 de mayo de 1909,
encabezada por su
hermano Carlos y sus hijos Isaías
y Amadeo Piérola, apoyada por Orestes Ferro y
Enrique Llosa, casi le costaron a Leguía la presidencia y
la vida. Estos acontecimientos inyectaron un nuevo [p.282]
matiz en su decisión personal de seguir y afirmar metas
autoritarias durante su primer gobierno. [130] La
subsiguiente
represión y el endurecimiento de su
régimen esbozaron una estrategia política y
económica, formal e informal, que caracterizó no solo los
restantes años de su primer gobierno (1908-1912) sino,
también, sus once años de dictadura (1919-1930).
[Perú 1908-1912: Leguía continúa grandes proyectos -
resistencia de la burguesía contra altos gastos -
política exterior pragmática con los "Estados Unidos"
debido a disputas fronterizas - Leguía todavía quiere
construir el ferrocarril a la selva]
El presidente Leguía amplió los proyectos económicos y
financieros que había introducido cuando sirvió como
primer ministro de Pardo. Se enfrentó, entonces, a una
renovada y feroz oposición parlamentaria civilista, que no
estaba dispuesta a aprobar gastos públicos expansivos que
pudieran llevar a un enorme déficit presupuestal. Los
civilistas, asimismo, se oponían fuertemente a la
pragmática política exterior de Leguía, conducida por su
ministro Melitón Porras. Este último, para ganar tiempo
ante una costosa recuperación militar, propuso efectuar
concesiones territoriales, así como la intermediación
diplomática de Estados Unidos en el transcurso de
negociaciones sobre disputas limítrofes simultáneas que
casi llevaron al Perú a la guerra con varios de sus
vecinos. [131] Leguía presionó a favor de su política
exterior, su ambicioso programa de gasto militar y naval,
y una coalición de intereses estadounidenses y locales
decididos a construir el grandioso y mal diseñado proyecto
ferroviario de Ucayali. [132] En realidad, esta concesión
ferroviaria fue, en el periodo 1911-1912, el principal
punto en disputa entre el «Bloque» civilista en el
Congreso y Leguía, quien continuaba defendiéndola «debido
a motivos que distan de ser desinteresados». [133] Este
conflicto político subyace a la criticada injerencia de
[p.283] Leguía en asuntos de normas y elecciones
parlamentarias con el fin de lograr la mayoría en el
Congreso de 1912 para sus seguidores.
[Perú 1908-1912: Red de Leguía con disidentes de la
clase media + nuevos ricos - nepotismo en las oficinas
ministeriales - los "leguiístas"]
A partir de sus extensas relaciones familiares, y sin
contar con un partido o alianza política, Leguía construyó
una
red de apoyo político disidente entre
políticos oportunistas de clase media y nuevos ricos,
quienes exigían recompensas ligadas a obras públicas,
malversación de fondos, contratos para suministros y
cargos gubernamentales. Varios de sus parientes y amigos
cercanos fueron nombrados en cargos ministeriales
importantes y lideraron la facción parlamentaria
leguiísta.
Entre ellos se pueden contar a Eulogio Romero, Enrique
Oyanguren, Enrique C. Basadre, Germán Leguía y Martínez, y
Roberto Leguía.
[Perú 1908-1912: Ministro de Desarrollo Aguirre para el
ferrocarril de la selva - plantaciones de caucho en
Putumayo bajo Julio C. Arana supuestamente con
esclavitud contra los indígenas]
Julio Ego-Aguirre, ministro de Fomento
(1909-1911) y uno de los más cercanos colaboradores de
Leguía, además de
promotor clave del ferrocarril de
Ucayali, tuvo una relación duradera como
abogado y socio de
Julio C. Arana, el mayor
terrateniente y magnate del caucho en la región del
Putumayo,
en el departamento amazónico de Loreto. Durante el primer
gobierno de Leguía, la prensa internacional y local
denunció a Arana y sus capataces por explotar, esclavizar
y causar la muerte de miles de indígenas amazónicos en sus
extensas propiedades caucheras. Ego-Aguirre y el
prefecto
de Loreto y amigo de Leguía,
Francisco
Alayza Paz Soldán, trataron con lenidad al
cacique
regional Arana y le ayudaron a superar el
escándalo, tras lograr que lo exoneraran de
responsabilidad directa luego de varias investigaciones
oficiales y diplomáticas. [134] Leguía aceptó el argumento
de Arana de que tales cargos eran producto del chantaje de
sus enemigos. [135]
[Perú 1908-1912: El presidente Leguía actúa con el
periódico "Per To-Day" provocando un "buen ambiente" en
el extranjero]
[El diario]
Peru To-Day [Perú Hoy], una
publicación [p.284] en lengua inglesa financiada por el
gobierno peruano y con un personal de periodistas
estadounidenses contratados en Lima, contribuyó a difundir
internacionalmente la sesgada política del gobierno en el
Putumayo como parte de la innovadora estrategia de Leguía
por influir la opinión pública extranjera. [136]
[Perú 1908-1912: Leguía es invadida por mendigos]
La correspondencia personal de Leguía en su primer
gobierno revela un flujo incesante de pedidos de cargos
oficiales y favores, provenientes de una amplia gama de
personas que recomendaban a sus parientes o favoritos.
Algunos de estos pedidos fueron concedidos y otros
rechazados o pospuestos según las cambiantes necesidades
políticas de Leguía: sus parientes (su tío Bernardino
Salcedo y hermano Eduardo S. Leguía) y amigos políticos
(el exjuez Jorge Polar de Arequipa, Juan Antonio Trelles
de Abancay y Víctor Larco Herrera de Trujillo) fueron
rápidamente satisfechos o se les prometió que pronto lo
serían; a Alejandro Garland, quien solicitó un cargo para
su hijo, se le invitó a que escribiera sobre finanzas en
El Diario, publicación periódica bajo el control del
gobierno; el pedido hecho por Mariano Ignacio Prado
Ugarteche, jefe civilista e hijo mayor del expresidente, a
nombre de un tal señor Pérez, fue cortésmente pospuesto.
[137]
[Perú 1908-1912: Cáceres sale como embajador en Roma y
Berlín - el sobrino del general sale como subprefecto de
Jauja - Cáceres es el garante del ejército contra los
levantamientos del católico criminal Piérola - hay
indicaciones que Cáceres no tiene moral]
El general Cáceres, bien recompensado por
Leguía como embajador peruano en
Roma y
posteriormente en
Berlín, mantuvo una
correspondencia muy amistosa con el presidente, quien
accedió a promover a
Ignacio Dianderas,
sobrino del general, al puesto de subprefecto de
Jauja.
[138]
La influencia que Cáceres aún tenía en las
fuerzas armadas le dio a Leguía la confianza
necesaria para proceder con sus políticas agresivas contra
la oposición [de Piérola] sin tener que preocuparse por
golpes militares. [139] De hecho, según un diplomático
francés, a pesar de la generosa actitud que el presidente
tenía para con los intereses anglofranceses, uno de sus
principales defectos era «el patrocinar al general
Cáceres, quien simboliza la corrupción cínica y la
ausencia de todo sentido moral». [140] [p.285]
[Perú 1908-1912: Nuevo armamento con rifles Mauser y
buques de guerra franceses - algunos planes de armamento
no se realizan - la educación se descuida]
En efecto, Leguía accedió a los pedidos militares para
incrementar el gasto de defensa, que alimentó las
comisiones ilegales y coimas a oficiales y proveedores
extranjeros. En 1909, el
ministro de Guerra Pedro
Muñiz, un integrante de los
constitucionalistas caceristas, logró que se mantuviera el
máuser como el rifle oficial del ejército en
contra de la propuesta por reemplazarlo con el japonés
arizaka. Asimismo, se compraron varios
buques
torpederos y submarinos franceses, siguiendo
el consejo de la misión naval francesa contratada para que
organizara la marina peruana. Algunas de estas compras se
cuestionaron en el Congreso por irregularidades y falta de
autorizació legislativa, así como por contribuir al
incremento innecesario de la deuda externa, según los
diputados de la minoría civilista José Matías Manzanilla y
Luis Miró Quesada.
Por ejemplo, la adquisición, a la larga frustrada, del
anticuado
acorazado francés "Dupuy de Lôme" a un precio
excesivo ocasionó fuertes acusaciones contra Leguía. Del
mismo modo, generó suspicacias que la compra de ocho
submarinos, sujeta a la aprobación parlamentaria de bonos
del tesoro de corto plazo por un total de 862.500 dólares,
se concertara en 1912 con la
Electric Boat Company
de Estados Unidos, un proveedor naval que
acostumbraba pagar «comisiones locales» (un eufemismo para
referirse a sobornos) para asegurar sus ventas. La compra
de estos submarinos fue también cancelada debido a su alto
costo por el sucesor de Leguía. En realidad, las
transferencias presupuestarias irregulares y el gasto
excesivo inflaron el déficit de los ministerios de
Defensa, Gobierno (que incluía a la policía secreta) y
Fomento, en tanto que
se descuidaba otros sectores
como el de Educación.
[Perú 1908-1912: Leguía instala una nueva policía
secreta que actúa por la fuerza - Leguía pierde su
reputación por completo]
En particular, el financiamiento irregular de la policía
secreta (encabezada por
Enrique Iza,
célebre por el uso excesivo de la fuerza) se denunció como
una perniciosa innovación del primer gobierno de Leguía.
(Acabado su primer mandato, esta y otras acusaciones
llevaron a la formación de una comisión
parlamentaria encargada de investigar varias de las
medidas y procedimientos seguidos por Leguía. Tras
diversas tácticas dilatorias, la comisión compuesta por
una mayoría leguiísta no logró cumplir con esta tarea.)
[141] [p.286]
Fig. 9. Presidente Augusto B. Leguía durmiendo con sus
robos [3]
Fig. 9. Presidente Augusto B. Leguía gozando de
impunidad ante la falta de juicio de responsabilidad por
múltiples transgresiones y malversaciones al final de su
primera administración. «Sueño tranquilo». Por González
Gamarra. Variedades 8, n.° 240, 1912, p. 1. Biblioteca
Nacional del Perú, Lima.
Fig. 10. Presidente Augusto B. Leguía con sus ministros
en fraques [3]
Fig. 10. Presidente Augusto B. Leguía con sus ministros
saliendo de la Catedral de Lima durante su larga y
hondamente corrupta segunda administración, 1919-1930.
Foto de José L. Avilés, ca. 1921. Colección fotográfica
de Humberto Currarino, Callao. [p.287]
[Perú 1908-1912: Policía del estado de Leguía con
vigilancia de sospechosos y autoridades provinciales
contra el soborno - las autoridades provinciales son
altamente corruptibles]
La creciente oposición nunca dejó de preocupar a Leguía:
su correspondencia refleja los esfuerzos realizados para
controlar la sedición política mediante la
vigilancia
secreta de sospechosos y autoridades provinciales
que no seguían los patrones tolerados por la
administración. [142] De esta forma, Leguía se iba
haciendo cada vez más impopular. [143] Dicha situación
coincidió con la descripción de un diplomático británico
en 1911:
El Perú se encuentra actualmente en una de esas fases,
tristemente bastante común en las repúblicas
hispanoamericanas, en la cual el gobierno central es
débil, una condición que permite a cualquier autoridad
menor actuar de modo prepotente, lo que puede llevar a las
situaciones más infortunadas. En la mayoría de los casos
el motivo es lo que en Estados Unidos se conoce como
«graft»
[editor: corruptela] y estos funcionarios
menores esperan la exacción o chantaje de sus víctimas
sabiendo muy bien que tienen muy poco que temer de los
poderes por encima de ellos. Por muchas fuentes [editor:
nos hemos enterado de] pedidos de sumas de dinero para que
las cosas puedan funcionar, pedidos que en ocasiones son
lamentablemente accedidos y alientan aún más extorsiones.
[144]
[Fin de la descripción]
[Perú 1911: Leguía con maniobras para las elecciones de
1912: cierre del consejo electoral - espiar a la
población con la policía secreta - aumentar los salarios
de los militares - se amplía la corrupción]
Con el fin de afirmar su autoridad en los últimos dos años
de su presidencia, Leguía empleó medidas escandalosas para
subvertir las reglas electorales y los procedimientos
parlamentarios. Su régimen pasó a depender cada vez más
[p.288] de la
vigilancia policial y el espionaje.
[145] Los intentos de
influir sobre la Junta
Electoral Nacional culminaron en un decreto
ejecutivo que la clausuró inmediatamente antes de las
elecciones parlamentarias de 1911. Esta medida condujo a
la instalación ilegítima de nuevos congresistas y le dio a
Leguía el control de la mayoría parlamentaria en medio de
la violencia de turbas dirigidas por agentes de la policía
secreta. [146] Los civilistas, en cambio, conformaban
ahora una minoría, y el presidente acababa de subir los
sueldos de las fuerzas armadas poco antes. [147] Estos
procedimientos políticos, que minaban las instituciones
electorales, legislativas y militares, le permitieron a
Leguía consolidar un grupo de respaldo cuya principal
recompensa era la
corrupción institucionalizada.
[Perú 1912-1914: elecciones amañadas con el demagogo
Billinghurst, huelga general y anulación - Billinghurst
tiene problemas financieros]
Las elecciones presidenciales de 1912 le ofrecieron a
Leguía otra oportunidad de aplazar su salida del poder y
asestarle otro golpe devastador a su exagrupación, el
Partido Civil. Los civilistas confiaban en que
Ántero
Aspíllaga, su candidato, vencería fácilmente
en las elecciones. Mas un nuevo y amenazante candidato
apareció repentinamente en escena, el expierolista
Guillermo
Billinghurst, que fue ganando el respaldo
popular por medio de la demagogia populista. Con la clara
intención de impedir las elecciones que calificaba
anticipadamente como fraudulentas, Billinghurst logró
interrumpir la votación, asistido por multitudes violentas
azuzadas por un
paro general. Ante la
nulidad
forzada del proceso electoral, la decisión
sobre la sucesión presidencial recayó entonces en el
Congreso, donde la mayoría pro leguiísta refrendó un
acuerdo entre Leguía y Billinghurst para que
Roberto
Leguía, hermano del presidente saliente, y el
hacendado leguiísta
Miguel Echenique fueran
nominados primer y segundo vicepresidente,
respectivamente. El nuevo mandatario pronto denunció el
catastrófico estado de las finanzas nacionales que heredó;
se rehusó, así, a honrar contratos y acuerdos que Leguía
había iniciado y esperaba que Billinghurst
concluyera. La deuda pública sumaba
82 millones de
soles y era necesario efectuar grandes
recortes en el gasto. [148] [p.289]
[Perú 1912-1914: Billinghurst detiene ferrocarriles,
riego y armamentos - las empresas "estadounidenses"
pierden pedidos]
Este serio desacuerdo entre Billinghurst y Leguía tuvo
muchas ramificaciones. Inicialmente llevó, luego de
algunas dudas iniciales, a la
cancelación de varios
proyectos ferroviarios y de irrigación, así como de
contratos de compra de armas, con los cuales
Leguía había estado profundamente comprometido. Entre los
acuerdos cancelados figuraba la línea a Ucayali que
esperaba la concreción de préstamos extranjeros,
fundamentalmente del National City Bank y otros
financistas de Estados Unidos, así como la compra de los
submarinos de la Electric Boat Company. En consecuencia,
Billinghurst fue considerado antiestadounidense por los
diplomáticos de dicho país, que informaban, además, que el
presidente prefería tratar con empresas anglofrancesas.
[149]
[Perú 1912-1914: Ataque a la casa de Leguía - huida al
exilio - Billinghurst con dictadura con el "Comité de
Salud Pública" - ministros corruptos]
Leguía mismo se exilió luego de que una
turba atacara su residencia, la que el expresidente y un
puñado de amigos defendieron con revólveres. Billinghurst
gobernó con un estilo dictatorial que evocaba el
radicalismo jacobino con el apoyo del
comité de
Salud Pública, institución vinculada a una
oficina de obras públicas urbanas dirigida por el
militante
Lauro A. Curletti, un sujeto
proclive al soborno. El gobierno procedió a
expropiar
la compañía de agua potable, la "Empresa del Agua de
Lima", y propuso armar al pueblo. Asimismo,
tuvo que enfrentar a la corrupción dentro de su propio
gobierno: a un miembro de su gabinete se le pidió la
renuncia al encontrarse que estaba lucrando con la venta
de carbón a la marina. [150]
[Perú 1914: Billinghurst quiere cerrar el Congreso -
Durand planea un levantamiento militar debido a
"oficiales militares descontentos" y proyectos
ferroviarios bloqueados, y Benavides - golpe +
derrocamiento de von Billinghurst 4-2-1914]
A comienzos de 1914,
Billinghurst planeaba
cerrar el Congreso para librar a su gobierno de la mayoría
leguiísta. El eterno conspirador
Augusto Durand
diseñaba un levantamiento que contaba con el respaldo de
militares
descontentos. Graves desacuerdos entre el
presidente y el
coronel Óscar R. Benavides
llevaron a la renuncia de este último a la jefatura del
Estado Mayor. Estos ominosos acontecimientos culminaron en
un
golpe cívico-militar instigado por
Durand pero ejecutado por Benavides y sus cercanos amigos
Jorge y Manuel Prado Ugarteche, partícipes
del asalto al palacio presidencial. El golpe resultó en la
muerte del ministro de Guerra, el general
Enrique
Varela, y el
derrocamiento de
Billinghurst el 4 de febrero de 1914. [151] En
un manifiesto escrito tras ser depuesto, Billinghurst
[p.290] denunció una conspiración de «logreros políticos»
interesados personalmente en los turbios
proyectos
ferroviarios de Ucayali y Huacho, plagados por
la malversación de fondos públicos. [152] Según fuentes
estadounidenses,
Durand, quien poseía extensos
cocales en la provincia de Huánuco, era uno de
los partidarios de que el ferrocarril a Ucayali pasara por
dicha circunscripción política. [153]
[Perú 1914: El coronel Benavides reina durante 3 meses
- protesta del escritor González Prada]
Después del golpe, el coronel Benavides asumió un rol
protagónico. Siendo uno de los primeros graduados de la
instrucción militar francesa iniciada en 1895, quedaba en
claro que la reforma militar, que buscaba mantener a los
militares fuera de la política, había fracasado. [154] Los
hermanos Prado Ugarteche (Mariano Ignacio, Javier, Jorge y
Manuel), jefes de una facción ascendente entre los
civilistas, apoyaron a
Benavides como presidente
provisional. En protesta,
González
Prada renunció al cargo de
director de
la Biblioteca Nacional que había ocupado desde
1911. El escritor procedió entonces a criticar a Benavides
por su militarismo o «corporalismo sudamericano», que
amenazaba con instaurar otra ronda de degradante
servidumbre, favoritismo y malversación fiscal.
Arriesgándose a las represalias, González Prada denunció
el
enriquecimiento sorprendente de Benavides
que permitió a su familia cancelar simultáneamente varias
hipotecas, insinuando así que esa fortuna provenía de
fuentes civilistas o del mal uso de fondos públicos. (A
pesar de su larga cruzada contra la corrupción, González
Prada se encontró, al final de su vida, defendiendo a
Leguía de sus críticos.) [155] [p.291]
[Perú 1914: Coronel Benavides con nepotismo+alta
corrupción - compra de préstamos contra el erario - mal
uso de fondos militares - intento de Javier prado de
vender máuseres a España con un precio barato]
Debido a los problemas financieros internacionales durante
los años iniciales de la primera guerra mundial, el
gobierno provisional de Benavides no pudo valerse del
endeudamiento externo, aunque sí le fue posible echar mano
del crédito interno. Se notaba un creciente militarismo, a
medida que el presidente colocaba a sus
parientes
en lucrativos puestos públicos y su entorno se
dedicaba a «negocios tan poco delicados como la compra de
créditos contra el fisco», todo lo cual contribuía a la
impopularidad del régimen. [156] Se sospechaba, además,
que el creciente gasto militar servía para «recompensar
servicios no muy correctos» [¿financiando prostitución con
gastos militares?]. [157]
Javier Prado Ugarteche, íntimo aliado de
Benavides, estuvo envuelto en un intento de
venta
encubierta de miles de rifles máuser de sistema
moderno al gobierno español a un precio más ventajoso
que el de la misma casa manufacturera. Prado
mismo había recomendado personalmente a
Manuel
Valladares, el agente de la sinuosa
transacción, ante el jefe de la misión diplomática
española en Lima. [158] (En 1910, Benavides casualmente
estuvo de agregado en la fábrica Máuser en Alemania
durante varios meses. [159]) Mariano Ignacio, hermano
mayor y cabeza acaudalada del clan Prado, también fue
descrito como un empresario inescrupuloso y un político de
dudosa moral. [160]
La primera fase del juicio llevado a cabo para esclarecer
el asesinato del general Varela durante el golpe se
declaró viciada debido a irregularidades procesales. Al
finalizar su impopular mandato, Benavides fue despedido
con pifias por grupos que le gritaban «ladrón y asesino».
[161] José Pardo, electo en 1915 para su segundo mandato
presidencial, recompensó a Benavides con un puesto
diplomático en Europa. [p.292]
[Perú 1915-1919: Presidente Pardo - Asesinato de Rafael
Grau - división del Partido Cívico - Los campos
petroleros provocan problemas fiscales - Pardo mantiene
relaciones diplomáticas con Alemania - La reputación de
Pardo se hunde]
Pardo gobernó el país con su tradicional
conservadurismo fiscal. Las acostumbradas disputas y
manipulaciones electorales se caldearon tras el
asesinato
del leguiísta Rafael Grau. La familia de Grau
y la oposición política responsa bilizaron al gobierno de
su muerte. Las ambiciones políticas de Javier Prado,
respaldadas por sus hermanos y un grupo considerable de
civilistas, llevaron a una
división de facto del
Partido Civil, que debilitó la posición de
Pardo.
Además, la controversial cuestión tributaria concerniente
a los
campos petrolíferos de La Brea y Pariñas
acosó al ejecutivo y al legislativo durante todo el
gobierno de Pardo. En medio de la primera guerra mundial,
agentes británicos y estadounidenses presionaron para que
se alcanzara una resolución judicial internacional de la
disputa, librada en torno a los impuestos ridículamente
bajos que pagaba la London & Pacific Petroleum Co.,
una subsidiaria de la
Standard Oil Corporation
de Estados Unidos. Los críticos posteriormente culparon al
gobierno de Pardo y a la mayoría civilista en el Congreso
por haber cedido a estas demandas. Para completar este
panorama internacional adverso, el gobierno de Pardo
demoró innecesariamente la ruptura de
relaciones
diplomáticas con Alemania, incluso después de
que Estados Unidos entrase a la guerra en 1917. La
oposición explotó esta descaminada política exterior
seguida por el conservador Enrique de la Riva-Agüero.
[Perú 1915-1919: Leguía en Londres intriga en Perú para
su regreso con intento de golpe de Estado en Lima - El
gobierno de Londres espía a Leguía - Leguía planea
levantamientos en Perú contra Pardo con viejos
militares]
Leguía, entretanto, conspiraba desde su exilio. Tras su
partida del Perú en 1912, se estableció en
Londres,
desde donde conducía sus negocios personales y una campaña
política orientada a devolverle al poder. En su residencia
en 28 Holland Park, Leguía recibía consejos políticos de
su colaborador y exministro
Julio Ego-Aguirre.
Durante la mayor parte de 1917, la Home Office británica
tuvo a Leguía bajo vigilancia, en caso violara la Foreign
Enlistment Act y contratara ciudadanos británicos para
derrocar al gobierno peruano. No se detectó ningún acto
semejante. Sin embargo, la Foreign Office recibió
información detallada sobre los movimientos de Leguía, sus
contactos y una copiosa correspondencia personal entre el
expresidente, partidarios políticos y militares en el
Perú, que incluía copias fotográficas y
traducciones
de cartas interceptadas. [162] [p.293]
Gracias a esta fuente extraordinaria, podemos afirmar que
Leguía efectivamente estaba planeando su retorno político
y que, para este fin, contaba con el fuerte apoyo, tanto
de oficiales militares retirados, como en servicio activo
en el Perú. Los más decididos en la
planificación
práctica de levantamientos simultáneos de tropas en
ciudades estratégicas del Perú fueron el
coronel César Gonzales y los oficiales Pedro A. Ríos y
Francisco La Rosa, quienes, junto con muchos otros
oficiales, aborrecían la política de recortes a las
fuerzas armadas seguida por Pardo.
En sus cartas, Leguía incitaba vivamente a Víctor Larco
Herrera y otros candidatos parlamentarios a que se unieran
a este
«movimiento reaccionario» contra Pardo.
El abogado
José Manuel García fue puesto a
cargo de la organización política y el financiamiento del
movimiento en el Perú, así como de la propaganda en la
prensa. Este recibió fondos en Lima de
Augusto
Leguía Swayne, el hijo mayor del expresidente
y administrador de la empresa exportadora de azúcar y
algodón de la familia. Las negociaciones políticas
llevadas a cabo por García incluyeron contactos con
Cáceres. El viejo general había sido rechazado por los
civilistas cuando regresó al Perú en 1915 y había
prometido (pero no pudo cumplir) el respaldo de su partido
militarista a la insurrección leguiísta. Del mismo modo,
Carlos de Piérola, el jefe opositor del casi
extinto Partido Demócrata, manifestó su respaldo a la
causa y liderazgo de Leguía. [163]
[Leguía se vuelve de izquierda radical como Piérola:
destruye todo, renueva todo, reorganiza todas las
instituciones, destruye el liderazgo corrupto]
La causa insurreccional de Leguía heredó la tradición
ideológica y política de los viejos movimientos
anticivilistas que habían jurado cambiar radicalmente el
«estado feudal» del Perú. Al narrar una conversación
confidencial con Piérola, uno de los conjurados con Leguía
manifestó vívidamente unas ambiciosas metas políticas que
Leguía posteriormente pondría a su manera en práctica:
Necesitamos a un hombre que encabece una reacción
sangrienta que destruya todo lo que al presente existe.
Todo debe ser renovado. Los poderes ejecutivo, legislativo
y judicial. Las universidades, el ejército y todas las
instituciones y su personal deben ser reorganizadas, y
como complemento, este grupo de hombres, cuya existencia
es peligrosa para la república, debe ser destruido. [164]
[p.294]
[Fin de la conversación].
Este corresponsal se encontraba animado por el creciente
descontento de aquellos que, abandonando el campo de
Leguía, se habían visto obligados a tocar las puertas de
los poderosos de la «civilización pardista» con el
objetivo de saciar su apetito de poder. Estas personas
«furiosas y desilusionadas», bien conocidas por Leguía,
regresaban a su antiguo bando a pedir venganza. Un nuevo
partido debía ser formado entre estos y otros actores
políticos.
[Leguía tiene aún más potencial para la rebelión:
Billinghurst + Regalar a los expropiados puestos de
embajadores - comenzar la campaña electoral equivocada
para engañar a Pardo - con intrigas se gana más que con
honestidad]
Otro amigo político sugirió a Leguía seguir el ejemplo de
Billinghurst de elevar las expectativas de los desposeídos
con «esperanzas concretas de beneficio personal» como el
ofrecer puestos en consulados peruanos del extranjero.
Este mismo personaje maquiavélico también propuso
encargarle a Julio Ego-Aguirre lanzase una falsa campaña
electoral para engañar a
Pardo y permitir
el
regreso de Leguía al Perú. [165] Sin
embargo, el
coronel Gonzales advirtió a
Leguía que el creciente apoyo a su causa no era suficiente
en el Perú, donde la «decadencia moral» era grande y no
podía confiarse demasiado en estos partidarios y asesores
políticos que carecían de «honestidad política»:
[Coronel Gonzales advierte de la capa alta católica
criminal del Perú]:
Los mismos hombres a quien usted conoce con los mismos
vicios, posiblemente hasta más corruptos, conforman esta
[nueva] organización política. No esperan nada de acciones
a las cuales podría llamárseles enérgicas y honorables,
sino que
prefieren la intriga con la cual
generalmente ganan más que mostrando su mano.
[166]
[Fin de la advertencia].
Diversos amigos epistolares de Leguía en esta época le
pidieron dinero para gastos o para su sustento, luego de
perder su cargo o ver vencida su postulación al
parlamento. [167] Así, un diplomático que seguía de cerca
la política peruana en ese entonces consideraba que la
mayoría de estos partidarios que urgían el derrocamiento
de Pardo era un grupo de «aprovechados decepcionados».
[168] [p.295]
[Leguía quiere fundar al mismo tiempo un nuevo partido
- Agosto de 1918 : Rebelión de la guarnición de Ancón -
Leguía se convierte en presidente 1919 - intriga con
golpe de estado INVENTADO - desde 1919 solo dictadura +
reglas de corrupción en Perú - asesinato + robar =
católicos criminales en su máxima expresión]
La estrategia política de Leguía evolucionó hacia un plan
secreto para regresar al Perú, respaldado por el
nuevo
partido en formación, y exigir un gobierno
provisional y la convocatoria a una convención nacional,
objetivos todos que serían apuntalados por un
levantamiento militar. [169] La
prematura rebelión
de la guarnición de Ancón en agosto de 1918
estuvo vinculada a las redes militares de
Cáceres
que apoyaban a
Leguía. [170] Las
condiciones para el retorno del expresidente coincidieron
con el lanzamiento de su campaña presidencial para las
elecciones
de 1919, en las cuales salió vencedor. Pero su
victoria electoral no bastaba para el aspirante a
dictador. Leguía llevó a cabo un
golpe
«sagaz» antes de la ceremonia de investidura, argumentando
haber descubierto una conspiración para impedirle asumir
el mando (cargo sobre el cual testigos extranjeros no
encontraron evidencia alguna). El golpe contó con un
amplio respaldo militar que
puso abrupto fin al
relativamente honesto gobierno de Pardo, el último del
civilismo, y destrozó la oposición organizada,
iniciando así una nueva era de
dictadura y
corrupción. [171]
Escándalos del Oncenio de Leguía
[Perú 1919-1930: El gobierno de Leguía con nueva
constitución de 1920 es un retroceso - con el pretexto
de "conspiraciones" todas las personas del Partido
Civilistas están encarceladas, hay deportaciones,
ataques a casas y oficinas de prensa - policía secreta +
sistema de espionaje + tortura]
Así, Leguía comenzó su segundo gobierno (1919-1930) sin
oposición institucionalizada. Fiel a su plan original,
interfirió en la instalación del Congreso y a cambio,
convocó una asamblea constitucional para que reformara la
vieja Carta de 1860.
Mariano H. Cornejo,
antiguo parlamentario demócrata y ministro de
Billinghurst, fue el arquitecto de la «reforma»
constitucional que apoyaba un régimen dictatorial
eufemísticamente conocido como la «Patria [p.296] Nueva».
[172] Los hermanos Prado colaboraron en este proyecto
leguiísta durante un tiempo.
La Constitución
resultante de 1920 significó un revés
histórico para las débiles instituciones y normas de la
democracia republicana peruana y la coexistencia política,
construidas dolorosamente durante décadas. [173]
Justificando su proceder con la excusa de combatir
conspiraciones recurrentes, Leguía destruyó a la
dirigencia civilista mediante
encarcelamientos
en la isla de San Lorenzo, deportación y ataques
de turbas contra casas y oficinas de prensa.
[174] Siguió entonces una devastadora agresión contra
otros grupos políticos. El gasto de la
policía
secreta creció significativamente para formar
un extenso
sistema de espionaje. El
«doctor»
Bernardo Fernández Oliva, un jefe
particularmente temido de la policía secreta, fue acusado
de
torturar a los prisioneros políticos.
[175] La represión desatada contra todo opositor por el
ministro de Gobierno
Germán Leguía y Martínez,
primo del presidente, forzó una estabilidad política
beneficiosa para la dictadura.
[Perú 1919-1930: El terror de Leguía perturba la
economía + bancos + amenazas a la propiedad privada -
censura de prensa - universidades bajo censura -
propaganda de prensa celebra dictadura]
Sin embargo, las drásticas medidas punitivas dictadas por
Leguía y Martínez causaron conflictos entre el poder
ejecutivo y el poder judicial,
alarmaron a
empresarios y banqueros locales, así como preocuparon
a la comunidad internacional por la violación de
derechos civiles fundamentales. El requisito
legal del habeas corpus se ignoró y la propiedad privada
se vio amenazada [p.297] por un decreto de confiscación
políticamente motivado y retroactivo. [176] La prensa
independiente fue cerrada o mantenida bajo la constante
amenaza de ser clausurada; y la libertad de
expresión en las universidades quedó limitada
drásticamente. Una maquinaria propagandística bien
aceitada que incluía al diario
La Prensa
(expropiado al exiliado Augusto Durand en 1921) y el
West
Coast Leader, publicación en inglés sucesora
del
Peru To-Day, alababa los «logros» del
gobierno y confundía a la opinión pública nacional e
internacional.
[Perú 1919-1930: Leguía con grandes proyectos
ferroviarios, riego, construcción de carreteras, nuevos
puertos - financiados y dirigidos por estadounidenses -
la oposición advierte de una "americanización"]
Una vez que los contrapesos políticos fueron violentamente
desmantelados, Leguía pudo dedicarse a sus anchas a su
querida política de grandes obras públicas plagadas de
corrupción y financiadas con un masivo endeudamiento
externo. El difunto plan de la línea férrea a Ucayali se
reemplazó con una nueva obsesión por la urbanización, los
proyectos de irrigación y la construcción de carreteras.
Los masivos préstamos de la banca estadounidense
financiaron obras públicas asignadas a contratistas
norteamericanos: el monopolio de las obras urbanas y de
salubridad por la
Foundation Company, la
construcción de
carreteras y puertos por
Snare
& Co., y los
proyectos públicos de
irrigación (entre ellos, el gran proyecto de
Pampas
Imperial en Cañete y de Olmos en Lambayeque,
en los que Leguía tenía sustanciales intereses) a cargo
del ingeniero
Charles W. Sutton. Estos
préstamos, privilegios y monopolios causaron críticas por
parte de otras compañías y representantes extranjeros, en
los que generó suspicacia el impacto de la
«insaciable codicia
yanqui» para la
soberanía del Perú. [177]
[Perú 1921: Celebración de los 100 años de
independencia - Regalos a España y "USA"]
Las suntuosas celebraciones por el centenario de la
independencia acarrearon gastos excesivos y derroche de
fondos públicos a gran escala, no obstante la caída de los
precios de las exportaciones en 1921. Se erigieron nuevos
edificios públicos y monumentos patrióticos. Para ganarse
la buena fe de diversos intereses extranjeros, el gobierno
de Leguía le regaló a la embajada española un edificio que
valía 45.000 libras peruanas, contrató profesionales
estadounidenses [p.298] como administradores públicos y
estableció una misión policial española y otra naval
estadounidense. [178]
[Perú 1919-1930: Monopolios de correo y telégrafo a los
estadounidenses y Gran Bretaña - ineficiencia y
corrupción - misión de la policía española entrena
personas, pero expone la corrupción política -
corrupción y enriquecimiento bajo Leguía en toda la
administración - política+beneficio]
Del mismo modo, se otorgaron concesiones importantes a la
Peruvian Corporation, a la London & Pacific Petroleum
Co. y a la British Marconi Wireless Co. para el monopolio
de los servicios locales de correo y telégrafo. Casi todos
estos acuerdos y contratos con empresas foráneas tuvieron
resultados negativos. El contrato con la Marconi fue
objeto de una investigación parlamentaria por ineficiencia
y corrupción, debidas a los problemas causados por
empleados nativos que, según un informante extranjero,
«consideran que el servicio público es una sinecura
permanente y una oportunidad para la “corruptela”». [179]
La misión policial española inicialmente mejoró la
posición profesional de la policía peruana, pero
inevitablemente chocó con autoridades consideradas
corruptas, como el prefecto de Lima Octavio Casanave.
[180]
El desorden y la venalidad se evidenciaron desde el inicio
mismo del nuevo régimen. [181] La
corrupción
prevaleció en todo ámbito administrativo: el
mal ejemplo fue dado por los ministros y empleados
públicos de alto rango, que llegaron a su cargo sin
riqueza personal y, en corto tiempo, aparecían amasando
fortunas. Destacaron, en este desarrollo,
Julio
Ego-Aguirre, ministro de Fomento y
posteriormente de Relaciones Exteriores y primer ministro;
Alberto Salomón, ministro de Relaciones
Exteriores; [182] y
Pedro José Rada y Gamio,
primer ministro. [183] [p.299]
El doctor Lauro A. Curletti, ministro de
Fomento en 1923, se vio obligado a renunciar solamente
cuando exageró sus propias ambiciones presidenciales, no
obstante habérsele permitido antes usar su cargo para
cometer «malversaciones flagrantes» de fondos públicos.
[184] Un informe biográfico confidencial del servicio
diplomático estadounidense sobre
Alejandrino
Maguiña, ministro de Justicia y Educación y
primer ministro en 1926, explicaba que su principal
motivación para tomar parte en la política gubernamental
era «hacer dinero». En efecto, Maguiña renunció después de
ignorar repetidos pedidos del Congreso para que presentara
cuentas claras de los
gastos que había efectuado
desde 1923 para la construcción de escuelas
primarias. Fue incluido en «el grupo de políticos de clase
media, inteligentes pero frecuentemente inescrupulosos, a
los cuales el Presidente ha llevado al gobierno». De igual
modo, el «ambicioso y de sangre fría»
Celestino
Manchego Muñoz encabezaba un «fuerte séquito
de aprovechados». [185]
[Perú 1919-1930: Grandes edificios y gobierno familiar
de Leguía: Banco de Reserva, empresas constructoras y
monopolio del cemento - la extravagancia total provoca
un "déficit inmanejable" ya en 1922 - el "americano"
Cumberland]
Los parientes cercanos y amigos de Leguía se encontraban
en la cima de esta cadena informal. Su primo
Eulogio
Romero, presidente del nuevo Banco de Reserva,
su yerno Pedro Larrañaga y su antiguo amigo político
Miguel Echenique se beneficiaron con el auge de la
construcción como
contratistas (Cía. de
Autovías y Pavimentos) y socios privilegiados del
monopolio
del cemento (la Cía. Portland Peruana).
El economista estadounidense
William W. Cumberland
fue testigo privilegiado de la difundida corrupción del
gobierno de Leguía y de su círculo más íntimo. A pedido de
Leguía, Cumberland, funcionario del Departamento de Estado
de EE. UU, fue nombrado, en 1921,
jefe de la
Administración de Aduanas y Presupuesto; y, en
1922,
director del primer banco central, el
Banco de Reserva del Perú. [186] Cumberland pronto
descubrió que el gasto fiscal ascendía a aproximadamente
el doble de las rentas, lo cual ejercía fuerte presión
para la devaluación de la moneda. Hacia la segunda mitad
de 1922, la «grosera
extravagancia» [p.300]
del gasto fiscal mediante «créditos especiales» y
malversaciones había generado un déficit inmanejable en
casi todos los ministerios. [187]
[Perú 1919-1930: Ejemplo de corrupción en la
administración aduanera - reducción del contenido de
plata en monedas peruanas - 1923 Cumberland - Leguía
permite toda corrupción y arruina las finanzas del Perú]
Años más tarde, Cumberland contó que,
en la
Administración de Aduanas, la «corrupción proliferaba
pues pocos eran los que pagaban los aranceles como era
debido [editor: y por tanto] la cuestión era negociar
[editor: el pago] con los funcionarios peruanos». [188] Un
funcionario de aduanas despedido por participar en dicha
corruptela llegó incluso a retar a Cumberland a duelo.
Además, Cumberland no pudo evitar la interferencia del
gobierno en el manejo del banco central, pues
Eulogio
Romero, presidente del banco entre 1922 y
1925, era «un político muy astuto y sumamente
inescrupuloso». Para cubrir las necesidades de fondos del
gobierno, Romero diseñó y llevó a cabo un plan para
reducir
el contenido de plata de las monedas peruanas.
En consecuencia, en 1923 Cumberland renunció como director
del banco. Reveló después
que Leguía «permitió a
todos sus asociados aprovecharse de la corrupción a
sus anchas [... Leguía] arruinó las finanzas
del Perú tan exhaustivamente como si él mismo hubiese sido
el corrupto». [189]
[Perú de 1922: Católicos criminales con corrupción
bloquean crecimiento + ingresos fiscales - salarios de
profes con vales - intercambio de vales por dinero con
congresistas con comisión del 25% - Cumberland sigue
siendo incorruptible - el hijo de Leguía, Juan Leguía
Swayne, es el que roba más]
La creciente falta de recursos fiscales obligaba a pagar
los magros salarios de los profesores de colegio con
vales. Se hizo una costumbre
intercambiar estos
últimos por dinero a través de la mediación política
de congresistas que cobraban una «comisión» del 25 por
ciento. Al verse cuestionados por Cumberland,
hubo quienes intentaron ofrecerle una tajada de tal
ganancia abusiva. Según el funcionario estadounidense,
esta confabulación «era una de las mayores fuentes de
corrupción en Perú y una de las principales motivaciones
para ser senador o diputado. Cada uno cobraba una parte
sustancial de los salarios de los profesores de su
distrito». [190] Sin embargo,
Juan Leguía Swayne,
el más joven de los hijos del presidente, superó a todos
los demás asociados cercanos a Leguía en el
cobro
de «comisiones» y sobornos por diversos tratos
oficiales, especialmente en la contratación de
préstamos extranjeros y compra de equipos militares,
navales y aviones de guerra.
[Perú 1919-1930: Militares reciben "regalos" y ascensos
del presidente Leguía - algunos oficiales protestan]
El presidente Leguía había recompensado a los oficiales
militares y navales en un grado sin precedentes,
corrompiendo profundamente a las fuerzas armadas. [p.301]
Varios oficiales fueron ascendidos luego del golpe del 4
de julio de 1919. El viejo general Cáceres, un influyente
partidario de la aventura dictatorial de Leguía, fue
glorificado y ascendido al rango máximo y exaltado de
mariscal. En declaraciones clandestinas, oficiales
descontentos con la creciente corrupción de las
instituciones militares denunciaban el uso de los ascensos
militares por políticos inescrupulosos. [191] La
explotación política de los militares continuaría siendo
un problema principal para el desarrollo de las fuerzas
armadas.
[Perú 1919-1930: Armar al Perú con armas
"estadounidenses" contra Chile - negociaciones sobre
Tacna y Arica con Chile - compras de armas con grave
corrupción]
La negociación de la cuestión de Tacna y Arica con Chile,
el asunto más importante en materia de Relaciones
Exteriores, tenía como base una política de rearme que
implicaba mayores gastos fiscales. La iniciativa de Leguía
de
comprar las armas más nuevas de ese entonces,
los submarinos y aeroplanos, le brindó fuerte
apoyo entre los militares y sus seguidores nacionalistas.
Sin embargo, los contratos de estas compras estuvieron
expuestos a la reinante corrupción. Juan Leguía ostentaba
el rango de coronel y el cargo oficial de inspector en
jefe de la Aviación Naval y Militar. Esta condición lo
vinculó directamente a la negociación de los contratos con
la
Electric Boat Company y el fabricante de
aviones
Curtiss.
Juan Leguía
viajaba frecuentemente a los Estados Unidos, donde en una
oportunidad lanzó acusaciones alarmantes contra los
asesores militares franceses y alemanes en el Perú, y
brindó su apoyo a las misiones naval y militar
estadounidenses. La vieja misión militar francesa en el
Perú llegaba a su fin en medio de escándalos y acusaciones
de insubordinación, irregularidades en las adquisiciones y
corrupción. Por otro lado, dirigentes políticos alababan a
los
asesores navales y de aviación de Estados
Unidos. [192] Los diplomáticos estadounidenses
reconocieron el papel que Juan Leguía tuvo en asegurar
compras de material bélico estadounidense y la cooperación
naval y militar de los Estados Unidos, en competencia con
otros intereses extranjeros. [193] [p.302]
En 1928, el embajador británico en el Perú reportó serias
irregularidades en
la venta de destructores navales
y material de guerra al Perú por valor de
cinco
millones de libras esterlinas. El negocio
implicaba al
general Wilhelm von Faupel, el
jefe del ejército peruano en ese entonces, quien «ponía
reparos a muchas cuestiones de detalle, y no estaba por
encima de las sospechas desde una perspectiva venal». Este
militar mantenía, además, frecuentes altercados con Juan
Leguía, mientras que el capitán
Charles G. Davy
(exmiembro de la marina de Estados Unidos), jefe en
funciones de la misión naval estadounidense, negociaba una
«comisión» o soborno inicialmente fijado en
2,5 por
ciento y luego reducido al
1,5 por
ciento del valor total de la compra. [194] Los
principales comandantes y el mismo presidente Leguía
reconocían, además, la difundida apropiación ilícita de
carbón,
armas y materiales de algunos oficiales para
su ganancia privada. [195]
[Perú 1919-1930: Se celebra oficialmente la dictadura
de Leguía - Leguía = "Gigante del Pacífico" - Leguía
tiene sus redes de propaganda]
Un pilar fundamental de los abusos de Leguía fue el
respaldo inquebrantable y a veces descaminado de bancos,
corporaciones e, incluso, diplomáticos estadounidenses.
Una
admiración casi ciega por Leguía hizo
que algunos de estos diplomáticos sostuvieran que, bajo el
estado actual de la civilización en el Perú, su régimen
«progresivo, aunque autocrático» era tal vez la mejor
opción. [196] La amistad y el respaldo de estos
representantes llegó incluso a hacerlos declarar que
Leguía era uno de los hombres más notables del hemisferio
occidental, un «
gigante del Pacífico» digno
de un premio Nobel. [197] En efecto,
William
Gonzales, un exembajador en Perú favorable a
Leguía, fue acusado por un exiliado peruano de
actuar como agente de propaganda, remunerado por el
dictador, en Nueva York. [198] [p.303]
[Perú 1919-1930: Los "EUA" negocian contratos con Chile
y Colombia: Perú pierde Putumayo a Colombia y Arica a
Chile - fracaso de préstamos en los "EUA"]
A pesar de las señales de un creciente sentimiento
antiestadounidense en Perú, el endose diplomático de
Estados Unidos a sus programas financieros y de inversión
sostuvo a Leguía en el poder durante prácticamente los
once años de su régimen. El
arreglo de las disputas
limítrofes con Chile y Colombia a través de tratados
mediados por "Estados Unidos" consolidó la
posición internacional de Leguía. Sin embargo, la
oposición doméstica a estos tratados internacionales le
causó problemas políticos internos que resultaron muy
serios. Es el caso del
senador Julio C. Arana,
antiguo aliado político que buscaba una
compensación
privada por sus tierras cedidas a Colombia en el
territorio cauchero del Putumayo. Hubo
también una reacción de descontento militar por la entrega
de Arica a Chile. [199]
Mientras tanto, representantes estadounidenses urgían el
otorgamiento de más préstamos al régimen leguiísta,
afirmando que era beneficioso para los intereses
empresariales de Estados Unidos en el Perú. Las crecientes
evidencias de una extensa corrupción en el gobierno de
Leguía se ignoraron o justificaron. [200] La penosa
consecuencia de esta descarriada simpatía oficial hacia el
dictatorial régimen leguiísta fue el
fracaso de
préstamos claramente mal aconsejados y mal manejados,
financiados mediante la emisión de bonos en el mercado de
capitales de EE. U.U. En realidad, la corrupción
desalentaba a los inversionistas honestos de desarrollar
negocios en el Perú.
[Lima 1919-1930: Leguía deja deportar la oposición: su
primo Germán Leguía y Martínez "El Tigre"]
Al igual que otros dictadores latinoamericanos, las
dificultades más serias que Leguía tenía para prolongar su
régimen emanaban de su ambición por una continua
reelección. En 1923, las intenciones de Leguía chocaron
con las ambiciones presidenciales de su propio primo
Germán
Leguía y Martínez, «
El Tigre».
El aguerrido primo denunció las nocivas implicaciones de
una reelección y juró corregir vicios inveterados y
combatir el monopolio [p.304] antidemocrático del poder
fomentado por aquellos que medraban a su sombra. [201] A
pesar de su poder vertical represivo durante sus tres años
como ministro de Gobierno, «El Tigre» aparentemente no
siguió el ejemplo de otros funcionarios de alto rango que
acumularon fortunas mal habidas. [202] Temeroso del
creciente y oportunista apoyo a la quijotesca causa de su
primo, el presidente Leguía lo encarceló y posteriormente
lo
deportó.
Indicación de la Wikipedia del Mossad (16-6-2023):
Deportación a la isla de San Lorenzo y a Panamá
https://es.wikipedia.org/wiki/Germán_Leguía_y_Martínez
Su tenaz oposición a la reelección presidencial, llevó a
que el 15 de diciembre de 1923 fuera apresado junto con
sus hijos. Llevado a la
isla de San Lorenzo
y desterrado a
Panamá. La
Corte
Suprema del Perú protestó contra la deportación de
uno de sus miembros. En todo caso, Germán Leguía resultó
víctima del régimen represivo que él mismo había ayudado a
construir. Por motivos de salud, se le permitió volver al
Perú en 1927. Muy enfermo, se recluyó en
Magdalena
del Mar [Lima del Sur, costa], donde falleció al año
siguiente.
[Suplemento: La clase alta peruana católica "cristiana"
es la más criminal que cualquier otro
Los peruanos criminales "cristianos" católicos del Perú NO
conocen límites para defender su corrupción criminal pero
siguen deportaciones de sabios de la verdad. Entonces, un
crimen provoca al siguiente. Perú es un montón de basura
moral, y terminaron convirtiendo al Perú de nuevo en un
montón de basura].
[Perú 1924: Mayor oposición a la reelección de Leguía:
Universidad de San Marcos con el Rector Villarán]
Otros críticos más dignos se opusieron valiente y
tenazmente a los abusos cometidos por Leguía y sus
subsiguientes campañas de reelección. El legendario
González
Prada había fallecido antes del inicio del
segundo mandato de Leguía en 1919. Contribuyeron a su
legado anticorrupción
Manuel Vicente Villarán,
Víctor Andrés Belaúnde y varios dirigentes de
un ascendente movimiento entre los
estudiantes
universitarios y obreros. Villarán renunció
como rector de la asediada
Universidad Nacional de
San Marcos para proseguir una oposición
subterránea al gobierno. El exrector publicó varios
volantes y panfletos ampliamente distribuidos, en los
cuales establecía la conexión entre la destrucción
institucional y el abuso, la masiva corrupción y las
necesidades políticas del régimen de Leguía. [203]
[Gran Depresión 1929: Leguía está totalmente perdido a
pesar de un cambio constitucional para una segunda
reelección - la dictadura Leguía INVENTA intentos de
asesinato - no más grandes compras en los "Estados
Unidos" - nuevos préstamos a Perú serán cancelados]
La campaña de reelección de 1929, justificada mediante una
enmienda constitucional previa, en medio de una situación
económica internacional y nacional en deterioro, selló el
destino político de Leguía. Durante los últimos meses del
Oncenio, la prensa controlada por el gobierno publicaba
noticias
sobre supuestas conjuras para asesinar al presidente.
Tales manipulaciones alarmistas se usaron recurrentemente
para justificar la represión interna. Esta vez, la
popularidad de Leguía se encontraba en su punto más bajo y
eran pocos los que creían que las noticias
sensacionalistas eran ciertas. Los préstamos extranjeros
para refinanciar la inmensa deuda pública y comprar
equipos militares fueron cancelados o reducidos en su
fuente debido a la Gran Depresión. Leguía reaccionó
airadamente ante lo que consideraba una traición de los
financistas de Estados Unidos. Uno de los asesores
militares norteamericanos en Perú intentó llamar la
atención de los funcionarios en Washington sobre la falta
[p.305] de voluntad de los
banqueros de Nueva York
para conceder nuevos préstamos al gobierno peruano para la
compra de aviones militares. [204]
[22.8.1930: Revuelta en Arequipa con militares -
Disturbios en todo el país - Renuncia de Leguía el
25.8.1930 - Encarcelamiento de Leguía y su hijo Juan
Leguía en la isla prisión de San Lorenzo - Cargos de
corrupción]
El 22 de agosto de 1930, un
levantamiento
militar en Arequipa, liderado por el
comandante Luis M. Sánchez Cerro, anterior opositor pero
también beneficiario de recompensas y ascensos concedidos
por el régimen, desató la caída de Leguía. En medio de la
inestabilidad y desorden extendidos a Lima, Leguía se vio
forzado a renunciar tres días más tarde a favor de una
junta militar. Puesto a bordo de un crucero de la armada
peruana frente a las costas de la capital, rumbo al
exilio, el achacoso exdictador y su hijo Juan fueron
pronto encarcelados, por órdenes de Sánchez Cerro,
irónicamente en el
temido penal de la isla de San
Lorenzo a donde Leguía había enviado a
innumerables presos políticos. Padre e hijo fueron
posteriormente juzgados por los más
graves cargos de
corrupción hasta ese entonces presentados
contra un presidente, su familia y sus cómplices.
Sanciones ineptas
[Perú 1930-1933: Dictadura militar de Sánchez Cerro -
juicio por corrupción contra Leguía - 664 cargos
formales, de los cuales el 11% se trataba, de los cuales
41 absoluciones, 16 sobreseídos por falta de pruebas, ni
siquiera 10 condenas + confiscaciones - se continúan las
autoridades corruptas]
Como postulado central para llegar al poder, el nuevo
régimen militar encabezado por Sánchez Cerro prometió
castigar la corrupción del difunto gobierno y elevar los
principios morales de la Administración Pública. [205] El
31 de agosto de 1930 se creó un tribunal especial para que
investigara, juzgara y castigara los delitos relativos al
abuso de cargos públicos, los contratos gubernamentales y
el «enriquecimiento ilícito» de los líderes y asociados
del régimen anterior. Este Tribunal de Sanción Nacional
alentó a los ciudadanos comunes a que presentaran cargos
contra empleados públicos y evidencias de sus actividades
ilegales. [206] Sin embargo, apenas el 11 por ciento de un
total aproximado de [p.306]
664 acusaciones
formales recibidas fue efectivamente procesado
por el tribunal especial. De las 75 acusaciones que
llegaron a juicio, la mayoría presentadas por oficinas
gubernamentales, 41 casos concluyeron con sentencias de no
culpabilidad; 16 se desestimaron, debido a evidencias
insuficientes; y
menos de 10 resultaron en condenas
y confiscación de propiedades mal habidas como
reparación civil. [207] Después de estos
espectaculares juicios y publicidad, la mayoría de las
exautoridades ligadas a la corrupción fueron calladamente
exoneradas, castigadas levemente o, incluso, certificadas
como inocentes.
[Enfermos mentales: la clase alta católica en el Perú:
los propagandistas de Leguía lo consideran como inocente
a pesar de la corrupción en millones para su familia y
amigos - Leguía mismo hace propaganda mentirosa: él "no
es responsable" de la corrupción]
El incumplimiento de procedimientos legales acostumbrados
de presunción de inocencia y retroactividad, la
interferencia militar y cargos de inconstitucionalidad
contra el propio tribunal, juntamente con la evidente
incapacidad para procesar tales juicios, afectaron
seriamente la capacidad y legitimidad del tribunal. Sobre
la base de tales argumentos legales,
algunos
autores han condonado o compadecido a Leguía luego de
su caída; cuestionan su participación directa
en la desenfrenada corrupción y sostienen que el Tribunal
tenía una motivación política para ejercer venganzas.
[208] Estas apreciaciones coinciden, en parte, con algunas
versiones periodísticas extranjeras del momento que
sostenían que Leguía era culpable de ambición política
antes que de corrupción, aunque le habría sido difícil
ignorar «
que sus hijos, parientes y amigos recibían
millones en comisiones y ganacias derivadas de los
préstamos extranjeros y contratos de obras públicas».
[209] Estos argumentos resonaron en la defensa póstuma que
Leguía supuestamente habría hecho de sí mismo, en la cual
sostuvo no ser responsable por la corrupción de otros a lo
largo de su gobierno. [210]
[Robo masivo + corrupción bajo Leguía: la investigación
de Ugarte: los salarios de la policía fueron desviados a
grupos políticos para campañas electorales - el rubro
"gastos reservados" son sobornos a políticos - la
corrupción y la incompetencia hacen que la deuda
nacional explote en un 100% bajo Legía]
A pesar de la ineptitud del Tribunal de Sanción Nacional,
la información que este produjo es valiosa para rastrear
los mecanismos de corrupción y sus consecuencias en el
Oncenio tardío.
José B. Ugarte, director
del Ministerio del Gobierno, sostuvo que aproximadamente
105
millones de soles habían sido mal [p.307]
utilizados en el periodo 1920-1929: fondos públicos
destinados para la policía secreta fueron más bien
desviados a grupos políticos que apoyaban al gobierno y
para cubrir los gastos electorales leguiístas, en tanto
que bajo la etiqueta de «
gastos reservados»
se pagaban salarios suplementarios a los políticos. Ugarte
concluyó que tales prácticas constituían la raíz de la
inmanejable expansión de la deuda interna y externa. [211]
Quedó claro que el ímpetu modernizador de Leguía tenía
como base el
gasto en obras públicas que no
podían explicar el incremento exponencial de la deuda
pública. Era
la corrupción y la incompetencia
las que habían elevado los costos de obras y contratos
hasta el doble de su valor real. [212]
[Abril de 1931: Solo los casos de la familia Leguía son
condenados - la venta de opio y el juego de azar
permanecen sin pena]
Al finalizar sus actividades en abril de 1931, el Tribunal
concentró las relativamente pocas condenas probadas
en Leguía y su círculo íntimo de parientes y secuaces.
Dichas condenas representaban solo un segmento de las
abundantes transgresiones en los contratos públicos,
concesión de monopolios, comisiones, préstamos externos,
obras públicas, venta fraudulenta de tierras del Estado e,
incluso, la
protección de la venta del opio y el
juego. [213] Un análisis más detallado de la
documentación original del Tribunal ilumina mejor los
escándalos de corrupción del Oncenio.
[Perú 1919-1930: Dictadura Leguía en los Andes con
montones de expropiaciones de campesinos andinos +
esclavitud en la construcción de carreteras + robo
masivo en administraciones]
La corrupción había infiltrado casi todos los aspectos del
sector público y de la vida empresarial privada. En muchas
provincias, los
campesinos indígenas
sostuvieron que los gamonales locales se habían coludido
con los prefectos, subprefectos y otros empleados públicos
para
expropiar sus tierras y abusar de los
trabajadores, lucrando con la aplicación de la ley de
conscripción vial, que implicaba el reclutamiento
auspiciado por el Estado de
trabajo forzado para
construir carreteras. En pueblos y ciudades
reinaba la malversación de los impuestos municipales y la
corrupción de inescrupulosos contratistas urbanos. La
administración de la educación pública y la construcción
de escuelas también sufrieron debido a los abusos de los
funcionarios del ramo. [214] [p.308]
[Los datos de la demanda del censor Bontá]
[Perú 1931: Se desestima la denuncia del censor Bontá -
pero los documentos se publican: Los fondos robados se
invirtieron en bolsas de valores extranjeras + se
utilizaron para la propaganda electoral de Leguía]
Un cargo en particular que el Tribunal desestimó contenía
serias revelaciones que quedaron parcialmente corroboradas
por otros juicios y condenas.
Fernando Bontá Chávez,
el acusador, había sido un empleado público que
censuraba
telegramas y redactaba propaganda gubernamental
durante el Oncenio. Bontá citó y prometió presentar
evidencias documentales; su denuncia, además,
fue
hecha pública por la prensa local. [215] Bontá
denunció actos ilegales por parte de varios peruanos y
extranjeros que colaboraron con Leguía en un sistema
encubierto de
malversación de fondos, que fueron
invertidos en bolsas extranjeras y utilizados en las
campañas para reelegir al dictador.
[Perú 1919-1930: Dictadura de Leguía con funcionarios
corruptos: tarifa del 4% para un procesamiento más
rápido de pagos y permisos - Trabajo forzado en la
Fundación Co. para Leguía - Leguía con secretarios
ingleses y "estadounidenses", bolsa y apuestas de
caballos]
Una importante fuente de fondos malversados derivó de la
colusión entre la Administración de Fomento y la
Foundation Company, el contratista urbano
dominante. Además, los
colaboradores políticos
se beneficiaban personalmente con esta colusión y
corrupción: ministros y políticos importantes (Benjamín
Huamán de los Heros, Mariano N. Barbosa, Alfredo Mendiola
y Celestino Manchego Muñoz), burócratas de alto rango
(Carlos Aramburú Salinas y Luis A. Guevara) y funcionarios
de mediano rango que cobraban
un derecho del 4 por
ciento para acelerar los pagos y permisos, e
inversionistas privados de la
Foundation Co.
tan plagada de fraudes. Muchos empleados públicos y hasta
el personal de la Foundation Co. eran obligados a trabajar
para las campañas de relección de Leguía. [216] [p.309]
Según Bontá, Leguía financió además sus campañas políticas
mediante un elaborado plan que ligaba sus negocios
privados, manejados por agentes pagados con fondos
públicos (entre ellos,
C. R. H. Shoobridge,
su secretario personal británico, y el estadounidense
C.
N. Griffis, su secretario y editor en jefe del
[periódico de propaganda]
West Coast Leader,
la publicación en lengua inglesa diseñada para desinformar
a la opinión pública internacional). Asimismo, se
contrataron los servicios de los corredores de bolsa
británicos
John Coward y H. Baum
estacionados en Lima con un servicio moderno de
cotizaciones y telegráfico a su disposición. La pasión de
Leguía por los
caballos de carrera, así
como sus crecientes pérdidas en riesgosas transacciones
con futuros papeles en el mercado de algodón, podría
también explicar el lavado de ingresos y la ruina final de
su fortuna. [217]
[Comentario:
Leguías no solo es un financista para proyectos de
construcción y un ladrón en masa y propietario de esclavos
para la construcción de carreteras, sino también un juego
de manos con un mercado de valores y caballos, y NO tenía
habilidades sociales].
Legados duraderos
[1932: Investigaciones en los "EE.UU." contra el
corrupto Perú bajo Leguía: Bonos peruanos de 106
millones de dólares fracasan]
Revelaciones surgidas en las investigaciones efectuadas
por el Tribunal de Sanción Nacional y su difusión en la
prensa local y extranjera dieron, a los senadores
estadounidenses, información clave para sus propias
investigaciones. Durante las audiencias del comité de
finanzas del Senado norteamericano en enero de 1932 se
cuestionaron varias
emisiones de bonos de préstamos
al Perú por hasta 106 millones de dólares en 1927 y
1928, negociadas por banqueros de Nueva York.
Estos préstamos permanecían impagos desde abril de 1931,
debido al sobreendeudamiento, el gasto en obras públicas
costosas e improductivas, y el declive económico en el
Perú agravado por la Gran Depresión.
Confrontados por la información confidencial a disposición
de los senadores comisionados (en particular del senador
Hiram
Johnson),
Frederick Strauss y
Henry
Breck, banqueros y jefes de
J. W.
Seligman & Co., revelaron que, a fin de
facilitar la aprobación de préstamos en Perú, habían
pagado, en efecto,
comisiones que iban de 0,5 a
0,75 por ciento del valor nominal total de los
préstamos peruanos,
alrededor de 415.000 dólares,
nada menos que a Juan Leguía, el hijo del depuesto
dictador. En realidad, un análisis detenido de la cuenta
corriente de Juan Leguía con Seligman reveló que el
tristemente célebre hijo de Leguía había recibido
depósitos por aproximadamente un millón de dólares. [218]
[p.310]
[Perú roba a los "EUA" 1919-1930: Ejemplo Juan Leguía
con 200.000 a 300.000 dólares anuales]
Al justificar este cuestionable proceder, los banqueros de
Seligman afirmaron que el negocio peruano les había
llegado con aquellas condiciones por intermedio de
F.
J. Lisman & Co. y que inicialmente
desconocían la identidad del beneficiario. Admitieron
haber contratado a exdiplomáticos estadounidenses para
facilitar la aprobación de los préstamos. Al continuar el
interrogatorio, también revelaron haber abierto una cuenta
corriente a nombre de
Juan Leguía, donde
depositaron los montos de las «comisiones». En el
transcurso de varios viajes a Nueva York, Juan Leguía fue
retirando dinero de esta cuenta o giró cheques para gastos
de hotel y otros. Según los banqueros,
Juan Leguía
llevó la gran vida, gastando hasta 200.000 o 300.000
dólares anuales durante varios años. Además,
los banqueros se vieron forzados a admitir que, si bien
las comisiones de Leguía eran algo excesivas, la
contratación de tales préstamos en países latinoamericanos
como Costa Rica y Colombia involucraba, por lo general, el
pago de una «comisión» negociada con funcionarios locales
que prometían la aprobación del gobierno. [219]
["USA" con interrogatorio 1934: Venta de armas para
Perú contra Chile - altas comisiones para los
negociadores peruanos]
En 1934 se interrogó a
Henry Carse y
Lawrence
Spear, el presidente y el vicepresidente,
respectivamente, de la
Electric Boat Company.
Ello en el transcurso de una audiencia de un comité
especial del Senado de Estados Unidos que investigaba el
negocio de municiones de guerra con el cual se sospechaba
se había lucrado en el extranjero. La Electric Boat había
tomado parte en las negociaciones para la venta de
submarinos al gobierno de Leguía en 1912, 1919 y a lo
largo del resto del Oncenio. Los fondos para dicha compra
se obtuvieron mediante un incremento de la deuda externa y
de la emisión de bonos de deuda interna. Parte de la
popularidad de modernizador del dictador se basó en sus
esfuerzos por introducir las nuevas armas anfibias para
competir en la
carrera armamentista con Chile.
La Electric Boat contaba con los servicios de un oficial
naval peruano, el comandante
Luis Aubry
(dentro y fuera del servicio activo durante el periodo en
cuestión), quien promovió la venta de submarinos, recibió
una
comisión del 3 por ciento
de las ventas y negoció las «
comisiones locales»
pagadas a tres funcionarios claves en Perú. Entre 1924 y
1926, la marina peruana adquirió
cuatro [p.311]
submarinos de la Electric Boat construidos en
Groton, Connecticut, que costaron un total de
5,8
millones de dólares. Los ejecutivos de la
Electric Boat autorizaron a Aubry a que pagara a los
funcionarios peruanos
una «comisión» de 15.000
dólares por submarino.
[Cálculo: El comandante Luis Aubry recibió el 3% del
precio de venta de 5,8 millones de dólares, que es de unos
150.000 dólares, y eso en 1934].
[Perú 1927-1929: fracasa del contrato de submarinos -
se planeó un soborno de 20,000 dólares por barco para
Juan Leguía + comisión para Aubry + 10,000 dólares cada
uno para otros 2 negociadores - Spear de Electric Boat:
la corrupción es una "vieja costumbre española"]
En el periodo 1927-1929, otro contrato a la larga
frustrado para la venta de dos submarinos por un valor de
2,5 millones de dólares incluyó una promesa de la
Electric
Boat de pagarle a
Juan Leguía
un soborno de 20.000 dólares por nave, además de la
comisión acostumbrada a
Aubry y 10.000
dólares más por nave a otros dos funcionarios. Los
miembros del comité del Senado, en particular el senador
Bennett C. Clark, obtuvieron estas confesiones
tajantes refiriéndose y mostrando en parte la
comprometedora correspondencia interna de la empresa.
Cuando se le preguntó si consideraba que la corrupción y
el soborno eran la base de sus negocios en Sudamérica,
Spear
sostuvo que lo que los estadounidenses llamaban un soborno
no era considerado así en América del Sur. Allí, esa
transacción era, más bien, una práctica general, una «
vieja
costumbre española» de «aceitar las vías» y
«cuidar de los amigos mediante negocios gubernamentales».
[220]
[Perú desde 1932: NO hay reformas contra la corrupción
en el Estado - el movimiento universitario de San Marcos
no tiene ningún chance]
Todas estas investigaciones y revelaciones causaron un
mayor escándalo público en el Perú,
pero no
lograron generar la reforma institucional efectiva,
necesaria para detener la corrupción arraigada en la
política y los negocios. [221] Algo tan difundido fue
incluso exacerbado por el régimen dictatorial de Leguía,
en forma similar al accionar de
Alberto Fujimori
en la década de 1990. Los esfuerzos anticorrupción y los
impulsos moralizadores se quedaban cortos al intentar
implantar mecanismos legales eficaces que previnieran la
proliferación de la corrupción.
* * *
Resumen: El Perú es reconstruido por
préstamos extranjeros desde la década de 1890 en
adelante, pero la clase alta corrupta católica
"cristiana" criminal del Perú destruye al Perú
nuevamente con corrupción
Para recapitular, la recuperación de la posguerra del
Pacífico y la modernización, particularmente en las
décadas de 1880 y 1890, se caracterizaron por muchos de
los mismos mecanismos de corrupción que alcanzaron su
punto máximo en la década de 1870. Al principio, los
escasos recursos fiscales y crédito [p.312] externo
limitaron el crecimiento de estas formas de corrupción
heredadas. Las gollerías que beneficiaban a una camarilla
militar tuvieron un lugar prominente en esos años, aunque
el soborno fue sumamente importante para la aprobación del
acuerdo financiero estratégico alcanzado con los
acreedores extranjeros en 1889.
Cuando Piérola asumió nuevamente la presidencia en 1895,
los cambios en las estructuras económicas e
institucionales ofrecieron algunos contrapesos al viejo
estilo caudillista de corrupción y patronazgo político.
Las fuerzas armadas fueron restructuradas y
profesionalizadas, mientras que los oficiales de alto
rango fueron comprados con recompensas financieras y
prebendas en el extranjero. Los grupos económicos
favorecieron derechos de propiedad más claros, estabilidad
y costos de transacción más bajos. Los gastos
presupuestarios y las obras públicas fueron limitados
(salvo durante el primer gobierno de Leguía, cuyos excesos
fueron contenidos por la oposición parlamentaria
civilista), mientras que los sistemas político y electoral
fueron reordenados.
Estas limitaciones impuestas a la corrupción, modestas
pero dignas de notar, perduraron a lo largo del periodo
1899-1919, aunque con algunas interrupciones importantes.
Conspiraron contra la estabilidad institucional y el
control de la corrupción, por un lado, el movimiento
insurreccional pierolista en bajada y los aspirantes a ser
sus herederos políticos, como Leguía y Billinghurst; y,
por el otro, el golpe del coronel Benavides de 1914. Este
último, al proteger aunque sea temporalmente los intereses
políticos y económicos de la élite, contribuyó sin embargo
a la dañina y reciclada participación de los militares en
política, perjudicando así las pretensiones civilistas de
legitimidad electoral. En un contexto en el que las
estructuras de los partidos populares se iban debilitando,
el patronazgo continuó recabando el respaldo que los
ambiciosos líderes políticos necesitaban para alcanzar el
poder y retenerlo. Con recursos fiscales limitados y bajos
salarios de los empleados públicos, los políticos
permitieron e incluso fomentaron la corrupción en los
niveles administrativos altos y bajos, para así
complementar las recompensas y favores políticos.
[Corrupción en elecciones con fraude, compra de votos y
violencia]
Este patrón de corrupción política persistió tenazmente en
el siglo XX. No obstante, la evolución de las elecciones
políticas, un mecanismo cada vez más popular para
legitimar los gobiernos, le complicó la vida a las redes
de patronazgo. La competencia por el control del sistema
electoral mediante la captura de juntas electorales,
fraude, compra de votos, violencia y medidas
dictatoriales, dejó una huella en las percepciones
populares de la corrupción, reduciendo su «umbral de
tolerancia» acostumbrado.El financiamiento de los partidos
políticos [p.313] y sus campañas dependía menos de
contribuyentes extranjeros a la caza de rentas, como
Dreyfus, y más de empresas nacionales y extranjeras
interesadas en lograr un entorno de estabilidad política
para la inversión directa local.
[Leguía 1919-1930 destruye todos los avances contra la
corrupción]
La prensa alcanzó un mayor grado de libertad, a pesar de
los frustrados intentos de controlarla y manipularla por
parte de Piérola, el primer gobierno de Leguía,
Billinghurst y del general Benavides. Todos estos avances,
aunque modestos, fueron radicalmente revertidos durante el
Oncenio leguiísta. La corrupción incontrolada y la
injerencia presidencial permearon todas las instituciones
claves y los medios. Los pesos y contrapesos
constitucionales quedaron destruidos. El mal manejo de la
deuda externa, el soborno en las compras civiles y
militares, además de las coimas en las inmensas obras
públicas volvieron a ser las principales formas de
corrupción, incrementando el déficit y los costos al
público.
[La corrupción de la clase alta
criminal-católica-"cristiana" del Perú desde 1900:
cuesta al menos el 25% del presupuesto - las cifras]
El promedio estimado anual de los costos de la corrupción
en la década de 1920 sumaba seis veces el del periodo
1910-1919 y quince veces el del periodo 1900-1909 (véase
el cuadro A.5). En lo que toca al costo de la corrupción
como un porcentaje del gasto gubernamental, mientras el
promedio anual
-- del periodo 1900-1909 fue de 25 por ciento y el
-- del periodo 1910-1919 de alrededor de 28 por ciento, el
-- del periodo 1920-1929 [dictadura de Leguía] alcanzó un
asombroso 72 por ciento.
El costo de la corrupción se incrementó como porcentaje
del PBI hasta un 3,8 por ciento, en comparación con el 1 y
1,1 por ciento de las dos décadas anteriores,
respectivamente (véase el cuadro A.6). El Oncenio de
Leguía fue claramente el más corrupto de la era de la
modernización y compite con los niveles de corrupción
alcanzados posteriormente por los regímenes de las décadas
de 1970 y 1990.
[Perú desde 1930: siempre corrupto]
El intento de Leguía por apañar otra relección en 1930
superó el límite de la tolerancia del pueblo y desencadenó
un levantamiento militar que prometió poner fin a la
corrupción incontrolada. Con el fin de legitimarse, el
nuevo régimen militar impuso un tribunal de sanciones para
castigar a exfuncionarios y captar el respaldo del pueblo.
Lamentablemente, las gestiones de dicho tribunal se
echaron a perder debido a sus cuestionados procedimientos
y su naturaleza inconstitucional. Una nueva era de actores
políticos populares y populistas había comenzado. Durante
ella, nuevos mecanismos de corrupción se enlazaron con
viejos legados. [p.314]