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Quiroz: Historia de la corrupción en el Perú

4. Orden y rebeldes salen en la dictadura de Leguía: La modernización y sus secuaces, 1884-1930

Presidentes Prada, Iglesias, Cáceres, el guerrillero Piérola - la dictadura de Leguía 1919-1930 con ferrocarriles, submarinos contra Chile, nuevos puertos y edificios, torturas, asesinatos políticos, deportaciones - todo eso con demasiada corrupción y los bonos peruanos en los "EUA" fracasan - el censor Bontá descubre el sistema

[Coronel Gonzales sobre la capa alta de los cacólicos "cristianos" criminales en el Perú]: 
Los mismos hombres a quien usted conoce con los mismos vicios, posiblemente hasta más corruptos, conforman esta [nueva] organización política. No esperan nada de acciones a las cuales podría llamárseles enérgicas y honorables, sino que prefieren la intriga con la cual generalmente ganan más que mostrando su mano. [p.295] [166] [Fin de la advertencia].

Principio de los cacólicos "cristianos" criminales del Perú: Con el éxito político viene siempre la "extravagancia" y el hundimiento. [p.300] [187]

Lima 1919-1930: Proyectos de obras provocan que el Presidente Leguía es llamado "El gigante del Pacífico". [p.303] [197]
Oposición es deportada, su propio primo [p.305].

Lawrence Spear de la Electric Boat Company: soborno y coima de los católicos criminales es una «vieja costumbre española» de «aceitar las vías» y «cuidar de los amigos mediante negocios gubernamentales». [p.312] [220]



de Alfonso W. Quiroz (2013) - Traducción de Javier Flores Espinoza - IEP Instituto de Estudios Peruanos

Horacio Urteaga 694, Lima 11 - Telf. (511) 332-6194 - Web: www.iep.org.pe

A don Alfonso Martín y a sus ilustres abuelos - notas

presentado por Michael Palomino (2023)

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Índice

4. La modernización y sus secuaces, 1884-1930 - p.241
Se alquilan militares - p. 244
El Contrato Grace - p.257
El legado del Califa - p.265
Leguía y los civilistas - p.276
Escándalos del Oncenio de Leguía - p.296
Sanciones ineptas - p.306
Legados duraderos - p.310

Personas
-- Manuel González Prada: https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_González_Prada
-- Miguel Iglesias: https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Iglesias
-- un militar corrupto como presidente: Andrés Avelino Cáceres: https://es.wikipedia.org/wiki/Andrés_Avelino_Cáceres
-- guerrillero criminal corrupto y después presidente feliz Nicolas de Piérola: https://es.wikipedia.org/wiki/Nicolás_de_Piérola
-- 11 años de dictadura y corrupción con Leguía: https://es.wikipedia.org/wiki/Oncenio_de_Leguía
-- el presidente más corrupto 1919-1930 con ferrocarriles, submarinos contra Chile, nuevos puertos y edificios, pero también torturas, asesinatos políticos + deportaciones, y al final los bonos "estadounidenses" para el Perú fracasaron: Augusto Leguía: https://es.wikipedia.org/wiki/Augusto_Leguía
-- finanzas: Antony Gibbs & Hijos (Antony Gibbs & Sons) de Inglaterra: https://es.wikipedia.org/wiki/Anthony_Gibbs_&_Sons
-- finanzas: Auguste Dreyfus de París: https://es.wikipedia.org/wiki/Auguste_Dreyfus
-- finanzas y presidente: Guillermo Billinghurst, colega de Dreyfus: https://es.wikipedia.org/wiki/Guillermo_Billinghurst
-- construcción de ferrovías: Henry Meiggs: https://es.wikipedia.org/wiki/Henry_Meiggs
-- construcción de ferrovías: Michael P. Grace: https://es.wikipedia.org/wiki/Michael_P._Grace

-- idioma perdida Sechura (norte del Perú): https://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_sec

Empresas
-- Electric Boat Company (sumarinos "americanos" contra Chile): ESP: https://en.wikipedia.org/wiki/General_Dynamics_Electric_Boat
INGL.: https://en.wikipedia.org/wiki/Electric_Boat_Company - ALEM.: https://de.wikipedia.org/wiki/Electric_Boat


Capítulo 4. La modernización y sus secuaces, 1884-1930


[La caída de Lima 1881: Las memorias del terrateniente Manuel González Prada: tropas peruanas desertan - católicos "cristianos" criminales cometen saqueos contra residentes chinos]

Manuel González Prada (1844-1918), testigo presencial de la caída y ocu pación de Lima por el ejército chileno, elaboró a partir de estas dolorosas memorias una fuerte crítica literaria contra la dirigencia política y social del país, pues las considera responsables del desastre. Desde los últimos reductos de defensa de la ciudad, el indómito heredero de una conservadora familia terrateniente observó la deserción de las bisoñas tropas peruanas ante el avance de curtidos soldados chilenos. En medio de los improvisados preparativos de último minuto, varios oficiales de reserva abandonaron sus puestos por noches de disipación. Vándalos y soldados descarriados saquearon tiendas y casas de residentes chinos tras la ignominiosa derrota militar. Ileso pero amargado, González Prada retornó a su hogar limeño, donde permaneció encerrado durante los dos años y medio que duró la ocupación militar hasta la firma del oneroso tratado de paz de Ancón, el 20 de octubre de 1883. [1]


[desde 1884: Manuel González Prada contra la corrupción - Los políticos católicos peruanos "cristianos" venden su conciencia como en una bolsa de valores - nepotismo en el Congreso]

Al finalizar la guerra, González Prada forjó su acerba crítica en diversos discursos, artículos periodísticos, libros y manuscritos inéditos. El escritor se convirtió así en uno de los luchadores y críticos más implacables contra la corrupción en la historia moderna peruana. Ofreciendo romper el «pacto infame i tácito» de insinceridad e hipocresía, González Prada expuso con claridad el [p.241] legado y las raíces históricas del liderazgo corrupto, inepto e irresponsable. En notable similitud con la postura que su distinguido ancestro materno Antonio de Ulloa tomara contra la corrupción, González Prada sostuvo que los políticos habían vendido su conciencia y pluma al más alto postor. Familias enteras habían vivido del tesoro nacional como si se tratara de un derecho heredado sin implementar los cambios realmente necesarios y patrióticos. Esta forma de ganarse la vida generaba mediocridad y cobardía moral. Todos pretendían ser lo que no eran como actores de una farsa colosal. Las recurrentes luchas por el poder brindaban recompensas inmerecidas a los partidarios políticos, mediante favores ilícitos y el abuso de las finanzas gubernamentales. Los partidos políticos eran meros clubes electorales de malsanas ambiciones mercantiles. «¿Qué era el Poder Judicial? Almoneda pública, desde la Corte Suprema hasta el Juzgado de Paz.» El Congreso, un grupo envilecido conformado por los parientes, amigos y criados del presidente. [2] El Perú era un organismo enfermo, «donde se aplica el dedo brota pus». [3]


[Perú 1840-1884: Expertos financieros corruptos quieren financiar préstamos con más y más préstamos - todas las ganancias del guano van al servicio de la deuda - soborno en proyectos importantes - se extiende una "neurosis metálica" - prostitución moral para Dreyfus, Meiggs, Grace - los jefes militares traicionan al país]

En su impotencia y rabia ante el estado calamitoso del país, González Prada lanzó un ataque radical contra múltiples instituciones y personalidades. Creía que en el país no había una sola persona honrada. Una sombría interpretación histórica sustentaba su crítica. Desde la década de 1840, los «hacendistas criollos», supuestamente expertos nativos en finanzas, habían intentado balancear los crónicos déficits presupuestarios con empréstitos de altos intereses contraídos con los consignatarios de la riqueza guanera. El país [p.242] se había beneficiado muy poco o nada con los ingresos provenientes de las exportaciones de guano y salitre: calculaba que apenas un 2 por ciento del valor total de tales exportaciones había sido invertido en obras públicas genuinas. Argüía a continuación que los «mercaderes políticos» habían saqueado los activos nacionales y que la «riqueza nos sirvió de elemento corruptor, no de progreso material». Escandalosos gatuperios tuvieron lugar en la adquisición de préstamos públicos, la construcción de ferrocarriles, las emisiones de papel moneda y la expropiación de las salitreras. Los contratos Dreyfus, Meiggs y Grace fueron grandes ferias en las cuales la prensa, empleados públicos, diplomáticos, tribunales de justicia, cámaras del Congreso, ministros y presidentes se ponían a la venta. Todas las clases buscaban un enriquecimiento rápido para el cual no parecía haber medios ilícitos. Estaban infectadas por una «neurosis metálica» que hacía que los esposos vendieran a sus esposas, los padres a sus hijas y  los hermanos a sus hermanas. Conformando un extenso harén para Meiggs, las familias «decentes» eran parte del ambiente general de prostitución moral. Aún más, en medio de la guerra, los jefes militares, «eternos succionadores de los jugos nacionales», hurtaban fondos destinados a las tropas, jugaban, bebían y se disipaban en lugar de combatir. [4]


[Propuestas de reforma de González Prada: ideas anarquistas para movimientos de izquierda - desde la década de 1890: la clase alta católica criminal se enriquece de nuevo con corrupción]

Estas imágenes pesimistas tuvieron un profundo impacto sobre varias generaciones de peruanos. Su inicial postura de vengador moral llevó a González Prada a concebir difusas alternativas de reforma y revolución social. Sus ideas anarquistas, reforzadas durante su estadía en Europa entre 1891 y 1898, fertilizaron, a futuros radicales movimientos de izquierda en el Perú. Ni siquiera la evidente recuperación económica a partir de la década de 1890 lo disuadió de su lúgubre perspectiva, pues el progreso económico significaba para él solo el enriquecimiento de la élite en medio de una extensa pobreza. Estas ideas se adaptaban bien a una dicotomía que impregnaba el país: o bien uno se beneficiaba del desorden existente, o bien se luchaba por destruirlo todo. [5] A pesar de las ideas nihilistas de González Prada, la realidad [p.243] de recuperación y modernización se fue imponiendo. Luego de alcanzar su nadir, la situación del país fue mejorando. Pese a ello, los elementos notorios de la vieja corrupción, que en el pasado habían debilitado las instituciones y el crecimiento, persistieron tercamente.


Se alquilan militares

[Guerra del Pacífico Perú: altos impuestos, expropiaciones, bancarrotas, caos económico, nuevas divisiones - nuevos dictadores militares luchan entre sí - los países extranjeros NO dan préstamos a estos católicos-"cristianos" criminales]

González Prada sostenía que la guerra, el desastre económico y una sustancial pérdida de territorio no habían servido de lecciones para enmendar los males heredados. La élite civil había quedado sumamente debilitada con los pesados gravámenes, expropiaciones, quiebras y la perturbación económica durante la guerra y la ocupación militar. Profundas divisiones políticas continuaron minando la unidad y la estabilidad nacionales. El camino hacia la recuperación inevitablemente comenzó con el renacimiento de los feudos militares, pagados y mantenidos por extranjeros o nacionales, hecho que reforzó a grupos o redes de interés. En cierta medida, la Guerra del Pacífico había contribuido a una involución que recordaba los días más obscuros del caudillismo inmediatamente posterior a la independencia. En forma parecida a los primeros días de la república, los caudillos militares luchaban entre sí por el poder, las finanzas públicas eran caóticas, no existía el crédito externo y la recaudación de las rentas públicas semejaba un saqueo bajo el disfraz de la causa nacional.


[Perú 1882-1885: Gobierno de Miguel Iglesias: apoyado por tropas chilenas, reconocido desde el extranjero - Caramelas de suministros de gracia + municiones - apoyado por líderes piérolas]

El gobierno del general Miguel Iglesias (1882-1885) fue descrito como un títere de los intereses chilenos. [6] Repudiado por la mayoría de los peruanos, su sostén en realidad lo proporcionaban las tropas chilenas. El régimen de Iglesias fue reconocido apresuradamente por gobiernos extranjeros, ansiosos por inyectar estabilidad en esta parte volátil del Pacífico. Algunos de estos respaldaron el «derecho de conquista» chileno y se opusieron a cualquier tipo de intervencionismo de Estados Unidos. [7] Con el consentimiento chileno, Grace [p.244] Brothers & Co., el principal proveedor de armas para el Perú durante la guerra, le vendía a Iglesias carabinas y municiones manufacturadas en Estados Unidos, como parte de la nueva y ambiciosa estrategia de la compañía por consolidar su influencia y concesiones en la región. [8] Iglesias también recibió el respaldo de los principales jefes pierolistas (Manuel Antonio Barinaga, Juan Martín Echenique, así como de Joaquín y Rufino Torrico), quienes serían ministros de su primer gabinete y funcionarios de alto rango, y de solo un puñado de miembros disidentes del Partido Civil (civilistas) como Ignacio de Osma (hermano de Pedro de Osma, un seguidor incondicional de Piérola). [9]


[Perú 1882-1885: El gobierno de Iglesias es tan corrupto como la mayoría antes: altas tarifas, impuestos, extorsión, soborno, etc. - Iglesias es un agente de Piérola - un gobierno terrorista]

El Tratado de Ancón habría significado el suicidio político de cualquier  líder que hubiese aceptado firmarlo. El movimiento de Iglesias, asistido por los seguidores de Piérola, fue un chivo expiatorio conveniente que rubricó la pérdida  de las provincias de Iquique y Tarapacá, así como el cautiverio temporal de Tacna y Arica. El gobierno de Iglesias representó un nuevo tipo de militarismo, nacido de la derrota y rendición. No tenía ningún futuro político, pero no dejó de cobrar un precio por sus servicios, incluyendo honorarios e impuestos que lindaban con la extorsión, así como sobornos y sinecuras pagados por intereses extranjeros y nacionales, comprometidos a encontrar remedios económicos y [p.245] financieros esenciales para la recuperación económica. El general Manuel de la Cotera, un viejo rival político, caracterizó a Iglesias como un obscuro conspirador, instrumento servil del exdictador Piérola. Llamó a su gobierno un régimen de terror, violencia y malversación que atraía a los elementos más corrompidos del país. [10]


[Agosto de 1884: Retirada de las tropas chilenas - Batalla entre Iglesias y el general Cáceres - Piérola lidera un "Partido Democrático" con la clase pobre y simpatía por los soldados chilenos - no hay protestas contra el Tratado de Ancón]

Mientras las tropas chilenas eran evacuadas del territorio peruano en agosto de 1884, un amargo conflicto político y armado se libraba entre Iglesias y el general Andrés A. Cáceres, tenaz héroe de la resistencia contra la ocupación chilena. Esta lucha interna paralizó las escasas fuerzas vitales del país. La creciente influencia de Piérola a través de su partido, rebautizado ahora como el Partido Demócrata, y de sus seguidores entre las clases bajas de Lima le prestaron un perceptible respaldo al asediado Iglesias, así como a los oficiales chilenos mercenarios enrolados en su ejército. [11] Ni Cáceres ni Piérola intentaron revertir el tratado de Ancón, pues lo consideraron un hecho consumado. Sus ambiciones, eran más bien, mundanamente prácticas. Cáceres buscaba ocupar la presidencia y reemplazar a Iglesias, quien venía perdiendo terreno rápidamente. [12] Cáceres aspiraba a lo que González Prada consideraba era la meta de los altos oficiales militares: alcanzar la presidencia como el ascenso máximo en la carrera militar. [13]


[Perú 1884: Represión del católico criminal Iglesias contra los seguidores del general Cáceres: asesinatos políticos, deportaciones - levantamiento en Trujillo Oct.1884 suprimido por Echenique - con robo en casas privadas]

Presionado por las autoridades chilenas y con la asistencia de su ministro de Guerra Juan Martín Echenique, Iglesias desencadenó una cruel represión política y militar contra los seguidores y partidarios de Cáceres. Muchos murieron o fueron deportados, especialmente a raíz de la represión del levantamiento cacerista de Trujillo en octubre de 1884. Una década más tarde, alrededor de cuatrocientos vecinos de Trujillo firmaron una carta en la cual se oponían vehementemente al ascenso a rango de general de Echenique, uno de los aliados más antiguo y cercanos de Piérola. Los firmantes aún recordaban el saqueo, incendio, devastación y extorsiones causados por la expedición punitiva que [p.246] Echenique dirigiera contra la ciudad norteña. Se le describió como un «hijo ímprobo del Perú», con una carrera militar notoriamente inepta e irregular basada en favores políticos. Durante el ataque a Trujillo, Echenique incluso se apropió de objetos valiosos del hogar del entonces prefecto José María de la Puente como botín de guerra. En el país «no existía sanción moral» contra esas infracciones, afirmaban los vecinos trujillanos. [14]


[1884: Presidente Iglesias es un bárbaro - Septiembre de 1885: Iglesias es 1 muñeca chilena con nuevas deportaciones, incluso Piérola es deportado - la justicia peruana ya no es justicia - multas altas contra empresas extranjeras - ferrocarriles "estadounidenses" en Perú deben trabajar gratis]

En noviembre de 1884, un diplomático español lamentó los bárbaros actos cometidos por Iglesias contra sus propios paisanos. [15] Temiendo la creciente oposición en su retaguardia y la cada vez mayor presión del gobierno chileno, Iglesias también deportó y encarceló, en septiembre de 1885, a los dirigentes civilistas José María Quimper y Manuel Candamo, y bajo apremio chileno, hasta a Piérola y algunos de sus seguidores. [16] Aún más, ciertos empresarios británicos se quejaron de que la «administración de justicia [...] ha pasado a ser indigna de dicho nombre», y que fuertes multas eran impuestas a las compañías extranjeras. [17] El enviado estadounidense en Lima reportó el comportamiento arbitrario del gobierno de Iglesias para con los contratistas ferroviarios norteamericanos, quienes sufrían exacciones, requisas y la falta de compensación por el transporte prestado bajo amenazas de confiscación de sus propiedades ferrocarrileras. Iglesias había llegado al poder con poca riqueza, y su gobierno recababa pocas rentas y no tenía crédito alguno. [18]


[Régimen de Iglesias: 2 extranjeros ganan contra el terror católico: Edward Du Bois y Michael P. Grace - Tratado de Gracia para la línea ferroviaria Lima-La Oroya a Cerro de Pasco]

En medio de estas penurias, el gobierno de Iglesias hizo varias concesiones importantes a empresas extranjeras mediante decretos ejecutivos firmados «en [p.247] la obscuridad de la noche» y violando la legislación existente. Los beneficiarios incluían a varios ciudadanos estadounidenses, entre los cuales se encontraban Edward Du Bois (accionista del ferrocarril de Trujillo) y su socio Michael P. Grace «de Nueva York», quienes arreglaban así sus «prolongadas y continuas dificultades» con las autoridades peruanas. [19] En febrero de 1885, Hermanos Grace & Cie. (Grace Brothers & Co.) obtuvo una concesión de importancia estratégica. La compañía poseía los derechos sobre la línea de ferrocarril Lima-Chicla (comprada por M. P. Grace a la familia de Meiggs y otros accionistas). Sobre esta base, Grace consiguió del gobierno el derecho adicional para la prolongación de dicha línea a los centros mineros de La Oroya y Cerro de Pasco, así como a las obras de drenaje de este último. Esta concesión le proporcionó al consorcio Grace una influencia notable, que aprovechó para conseguir el máximo beneficio en las negociaciones complejas y plagadas de corruptelas que condujeron a la firma del llamado Contrato Grace.


[Tácticas de gracia: £ 5000 de avance con la esperanza de nuevos acuerdos contractuales - y 1000 libras a Piérola]

Grace había proporcionado pequeños préstamos y ayudas al necesitado gobierno de Iglesias con el fin de obtener ansiadas concesiones y otras retribuciones, tal como lo explicara el mismo M. P. Grace en referencia a sus negociaciones financieras con el gobierno: Nuestra autorización [...] para adelantar £5,000 al gobierno a cambio de los poderes apropiados para forzar un arreglo con la Peruvian Guano Company [deudora del Estado] fue dada porque estamos convencidos que con tal poder eventualmente forzaremos un acuerdo, que [...] nos [...] dará fondos para obligar al gobierno a cancelar cualquier deuda con [editor: Grace Brothers & Co., en especial la abultada por $66,023] del ferrocarril de Trujillo. [20]

Grace también explicó en la misma carta lo siguiente:

[...] el adelanto de mil libras a Monocle [editor: el nombre en clave de Piérola] que autorizamos [...] lo hicimos en vista de los muchos servicios que hemos recibido hasta ahora de sus manos, y en general consideramos que no sería buena política [p.248] rehusarle este monto, siendo él el líder de un partido político grande, y puede que vuelva en el futuro a ocupar el primer plano. [21]
[Fin de la citación de la carta]


[Régimen Iglesias: otorga a la Société Générale de París un contrato monopólico de 50 años para la gestión del puerto del Callao - préstamo de 500.000 soles al Perú - altas tarifas portuarias - probablemente comisiones para la mafia católica de Iglesias]

Del mismo modo, la tramitación «torcida y viciosa» de un negociado «entre las sombras de la noche» condujo, en 1885, a un contrato firmado por Manuel Galup, ministro de Hacienda de Iglesias, que otorgó, al [banco francés] Société Générale de París, la prórroga por cincuenta años de su costosa y criticada administración monopólica del muelle y dársena del Callao. (En 1869, pero implementado solo a partir de 1877, el privilegio exclusivo inicial de cargar y descargar naves comerciales había sido fijado en diez años.) A cambio, el gobierno obtuvo de la Société Générale un préstamo de medio millón de soles, garantizado con  la renta aduanera. La compañía francesa cobraba altas tarifas de embarque y desembarque, injustamente reducidas únicamente para las compañías navieras de vapor chilena y británica. [22] Estos acuerdos fueron cuestionados y vueltos a negociar tras la caída del poder de Iglesias, pero siguieron siendo piedras angulares defectuosas para la recuperación económica y financiera del Perú. Dado el turbio origen de estos contratos, no sorprende que Iglesias y su séquito se hayan beneficiado personalmente con dichos acuerdos oficiales. Asimismo, Michael P. Grace estableció amistades impropias con Iglesias, así como con Piérola y Cáceres, los dos otros contendores por el poder, a quienes Grace cortejaba al mismo tiempo. Apenas a año y medio de su forzado retiro de la escena política, Iglesias fue visto gozando agradablemente de la hospitalidad de Grace en París. [23]


[Perú 1885: Iglesias quiere posicionar al general Cáceres en Europa - Cáceres se beneficia de los errores cometidos por los comandantes del ejército y se apodera de Lima - Dic.1885 Renuncia de Iglesias - Constitución de 1860 - el caótico católico Piérola regresa del exilio]

Durante las negociaciones de paz, Iglesias había intentado sobornar a Cáceres prometiéndole una amnistía y un puesto diplomático en Europa si deponía las armas. El «Brujo de los Andes», que es como se conocía a Cáceres [p.249] por sus hazañas militares contra los chilenos, rechazó indignadamente la oferta y rompió las negociaciones. [24] A medida que el conflicto armado entre los dos generales se intensificaba, Cáceres logró burlar a los comandantes del ejército enviado contra sus fuerzas en la sierra central para tomar control de la capital, prácticamente indefensa; así obligó a Iglesias a renunciar en diciembre de 1885. Un consejo de ministros interino, que contaba con el respaldo de la comunidad empresarial y del cuerpo diplomático extranjero, reintrodujo la Constitución de 1860 y convocó a elecciones, que se celebraron en junio de 1886. En esta transición, el ministro español Emilio de Ojeda jugó un papel clave como mediador y pasó a ser, también, un confidente con acceso privilegiado a Cáceres y a una información excepcional sobre los asuntos políticos internos. Piérola había regresado del exilio en enero, pero se abstuvo de presentar su candidatura, rechazando públicamente la manipulación de reglas electorales mientras preparaba encubiertamente su siguiente insurrección. [25]


[Perú 1885: Consejo Transitorio - el general Cáceres hace concesiones - gana las elecciones con el nuevo "Partido Constitucional"]

El consejo transitorio liderado por el civil Antonio Arenas logró garantizar un mínimo de orden, no obstante la multitud de soldados desmovilizados y los continuos abusos cometidos por las autoridades militares. Estas fueron descritas como «hombres que han estado acostumbrados durante largo tiempo a los procesos militares y a ignorar los métodos legales». [26] Subsistían, sin embargo, los temores en torno de la influencia que ejercían sobre Cáceres las personas que exigían beneficios y recompensas a su lealtad. Se decía que Cáceres era «demasiado aquiescente con sus amigos». [27] El general Cáceres ganó las elecciones indirectas sin oposición alguna, respaldado por el Partido Constitucional, recién formado, y aliado con el Partido Civil, que se hallaba demasiado débil como para presentar su propio candidato.


[Perú 1886-1890: Régimen de Cáceres: cacólico criminal con tiranía, escándalos, asesinatos políticos, bloqueo de la justicia, robo de fondos públicos]

Una vez en el poder, Cáceres no se distinguió mucho de los caudillos militares anteriores. González Prada era de la opinión de que había dos [p.250] personificaciones de Cáceres: una de ellas era el héroe de la resistencia contra Chile y la otra emergió durante sus dos mandatos presidenciales (1886-1890 y1894-1895). Según González Prada, el presidente Cáceres se dedicó a la «rapiña casera» y a la tiranía, violó derechos individuales y estuvo involucrado en dos escándalos de asesinato político, además de interferir con investigaciones judiciales y malversar fondos públicos. Así como Piérola representaba los intereses de Dreyfus, Cáceres representaba los de Grace. [28]

[La clase alta católica criminal del Perú está una vez más desperdiciando cualquier crédito que ganó en las elecciones, esta vez el general Cáceres. Cuando los católicos están en el poder, juegan "Dios" contra todos los que están debajo de ellos, así es en el Perú harapiento y corrupto. El desastre peruano no termina].


[Perú 1886-1890: El régimen de Cáceres extorsiona dinero de la economía - Chile quiere sobornar a Cáceres para que Perú siga siendo pobre - Cáceres debe sobornar a amigos políticos]

Otros observadores locales y extranjeros verificaron algunas de las afirmaciones hechas por González Prada. Inicialmente, la escasez de recursos financieros obligó al gobierno de Cáceres a forzar préstamos de la comunidad empresarial, mediante «todo subterfugio en su poder para obtener dinero de quien sea [...] en muchos casos injustamente». [29] Una nota entregada a través de la intermediación de dos diplomáticos españoles revelaba el intento del gobierno chileno de sobornar a Cáceres, ofreciéndole dinero para desbaratar acuerdos financieros que venían siendo negociados en ese entonces en el extranjero y que Chile consideraba contrarios a sus intereses. Acertadamente, Cáceres percibió estos ofrecimientos como una trampa. Sin embargo, el diplomático británico que reveló esta información confidencial dudaba sinceramente de un rechazo rotundo a la oferta chilena, puesto que «la necesidad de dinero es tan urgente, y las “camarillas” tan codiciosas, que yo no estaría dispuesto a realizar ningún pronóstico definitivo». [30] Para permanecer en el poder, Cáceres debía alimentar a una camarilla de ambiciosos asociados.

¿Quiénes conformaban esta camarilla? Fundamentalmente los miembros del séquito militar que ayudaron a Cáceres a capturar el poder, luego de las [p.251] legendarias campañas contra los chilenos e Iglesias. Entre los colaboradores más cercanos y fieles, a los que se recompensó con altos cargos en el gobierno o escaños en el parlamento, estuvieron Justiniano Borgoño, Remigio Morales Bermúdez, Hildebrando Fuentes, Luis Ibarra, Mariano Alcázar, Manuel Patiño Zamudio, Francisco Mendizábal, Daniel de los Heros, Teodomiro Gadea y Manuel E. Lecca. Varios de estos oficiales militares eran también integrantes de la junta directiva del nuevo Centro Militar del Perú, un influyente club social militar que, junto a varias publicaciones militares, recibió el auspicio del gobierno de Cáceres. Los civiles Pedro A. del Solar, Aurelio Denegri, Isaac Alzamora, Ántero Aspíllaga y Elías Mujica, los principales ministros nombrados desde 1886, también habían colaborado fundamentalmente como figuras políticas con rango militar en las campañas dirigidas por Cáceres. [31] Solar, en particular, era el asesor político más fiel y cercano de Cáceres, pese a sus orígenes pierolistas.


[Perú 1886-1890: Legislatura incompetente + corruptible - El primer ministro Solar es discutible - El ex presidente Calderón media - Contratos públicos a amigos que eluden la ley - El ministro de Hacienda José Aranibar se va ya en noviembre de 1886]

Durante los primeros años de la presidencia de Cáceres se produjo una seria ruptura entre el ejecutivo y el legislativo. En este último, los civilistas influyentes lamentaban la selección de Solar como primer ministro debido a su vieja y estrecha vinculación con Piérola y su postura clerical. Más aún, el cuerpo legislativo carecía de disciplina interna o de competencia. La mayoría de sus jóvenes miembros debían su elección a los servicios pasados prestados a Cáceres. Los diputados caceristas, por su parte, resentían la influyente posición de Solar y sostenían que este se había unido a Cáceres en los últimos momentos de la lucha contra Iglesias. En octubre de 1886, Solar fue criticado en el Congreso y tuvo que renunciar, pero Cáceres posteriormente volvió a nombrarle primer ministro en otras dos coyunturas cruciales. En algún momento, Solar y Cáceres consideraron cerrar el legislativo, pero un pacto con el expresidente García Calderón — en ese entonces jefe de una facción parlamentaria civilista dispuesta a colaborar con Cáceres— previno la crisis. Fisuras más profundas surgieron debido al favoritismo que el ejecutivo mostraba hacia ciertos empresarios en los contratos oficiales, así como al incumplimiento del reglamento del presupuesto público en cuestiones de gastos y nombramientos. Igualmente, se produjeron fricciones entre los ministros de Cáceres: José Araníbar, ministro de Hacienda y primer [p.252] ministro, renunció en noviembre de 1886, supuestamente porque el presidente lo presionaba para satisfacer las apremiantes demandas de su camarilla militar. [32]


[Perú 1886-1890: Nuevo rearme, reestructuración de filas, reapertura de la escuela militar, 3300 hombres, 3 pequeños buques de guerra, bajos salarios, deberes policiales]

Después de la desmovilización de las guerrillas de Cáceres y las tropas de Iglesias, el anticuado orden militar liderado por Cáceres desde el poder tenía tareas gigantescas que cumplir. Debía fortalecer, modernizar, profesionalizar y armar a las fuerzas militares peruanas para prevenir derrotas en guerras externas e imponer respeto a Chile. El gobierno de Cáceres contribuyó modestamente a la reorganización del ejército con una restructuración básica del caótico sistema de rangos militares y la reapertura de la escuela militar, creada en 1872. [33] Este reacomodo limitado benefició fundamentalmente a los fieles oficiales que participaron en las campañas caceristas. [34] Cáceres mismo se había formado en la vieja tradición de los caudillos militares del estilo de Castilla y Prado. La falta de fondos limitaba el tamaño de las fuerzas armadas regulares a no más de 3.300 hombres, entre ellos 3 generales de división, 8 generales de brigada, 32 coroneles, 217 tenientes coroneles y otros oficiales menores, lo que sumaba un total inflado de 2.131 oficiales; y tres navíos de guerra pequeños (solamente uno de las cuales se compró durante el gobierno de Cáceres). [35] Además, el salario militar era muy bajo y los militares tenían también funciones policiales que complicaban las cosas. Según un testigo británico, «en el Perú la policía [es ...] tal vez la peor de entre las así llamadas comunidades civilizadas; la de Lima constituye una parte integral del ejército regular». [36] Con esta escasez y recursos tan cortos, la reforma militar se hallaba en riesgo.


[Perú 1886-1890: Robo sistemático con dinero público - la gente de la mafia de Cáceres quiere una recompensa por su "patriotismo"]

El desvío sistemático de fondos públicos para el lucro privado se encontraba al fondo de la obstinada resistencia a la reforma y modernización militares. En [p.253] noviembre de 1887, Aurelio Denegri, el primer ministro de Cáceres, afirmó en un diario local que los fondos nacionales habían sido desviados ilegalmente por sus predecesores inmediatos en el gabinete; mencionó, en particular, al ministro de Guerra, quien se había rehusado a implementar las reformas necesarias en las fuerzas armadas para superar el desorden. [37] Las extorsiones cometidas por los oficiales militares se justificaban como la recompensa duramente ganada por sus pasados actos patrióticos. Con Cáceres crecieron las oportunidades para que los oficiales obtuvieran un ingreso superior a su salario. En respuesta a González Prada y a críticos similares, Cáceres defendió su reputación aludiendo a su patriotismo y buenas intenciones para restaurar el crédito del país, atraer capitales y crear trabajo para el pobre. [38]


[Perú de abril de 1887: El general Cáceres hace "desaparecer" a la gente: Coronel Romero Flores - depresión económica, desempleo, más pobreza - clase alta con enriquecimiento + abuso sin fin - "gobierno de ladrones"]

La popularidad de Cáceres como presidente comenzó a caer hacia abril de  1887 debido a varios factores, entre ellos la misteriosa desaparición del coronel Romero Flores, de quien se sospechaba había sido fusilado y enterrado en secreto por orden directa del presidente. [39] Asimismo, el descontento se debía a la prolongada depresión económica, el desempleo y la extendida pobreza, todo lo cual se consideraba en peor estado que bajo el gobierno de Iglesias. [40] Hacia enero de 1891, el prestigio de Cáceres se había derrumbado aún más, luego de cuatro años de gobierno «señalados por peculaciones [sic] y abusos sin cuento»; el más flagrante e injustificado entre ellos era la notoria riqueza privada de Cáceres, no obstante haber llegado a la presidencia sin más fortuna que su intachable nombre. [41] Dos años y medio más tarde, el ministro británico afirmó que el tesoro peruano se encontraba inusualmente vacío debido al despilfarro, la malversación y el desfalco, y a que el «general Cáceres se encuentra del todo desacreditado por la revelación de su corrupción durante su presidencia y las inescrupulosas ilegalidades, etc., de su actual campaña [política]». [42] Para completar la figura, representantes diplomáticos franceses posteriormente [p.254] observaron que el gobierno de Cáceres estuvo tan signado por los expolios que lo citaban como un "gobierno de bandidos" («[g]ouvernement de bandits»). [43] [p.256]


Fig. 7. Presidente
                    Nicolás de Piérola, admirador de Napoleon III
Fig. 7. Presidente Nicolás de Piérola, admirador  de Napoleon III [1]
Fig. 7. Presidente Nicolás de Piérola, admirador  de Napoleon III, en 1897. Político controversial, otrora dictador y perenne conspirador, Piérola fue imputado hasta por sus más cercanos seguidores por deshonestidad y corrupción política. Colección fotográfica de Humberto Currarino, Callao.

Fig. 8. Ministro de Hacienda Augusto B. Leguía,
                    enredado en asuntos y medidas sospechosas
Fig. 8. Ministro de Hacienda Augusto B. Leguía, enredado en asuntos y medidas sospechosas [2]
Fig. 8. Ministro de Hacienda Augusto B. Leguía, enredado en asuntos y medidas sospechosas, intenta vender su pesca al presidente José Pardo: «Los pulpos de Leguía». Por Chambon. Fray K Bezón, n.° 29, 1907,  p. 4. Biblioteca Central, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima. [p.255]



[Perú 1886-1890: Régimen de Cáceres con reformas para la fachada política: moneda, bancos+seguros, registro de inmuebles]

Ante la extrema escasez de rentas y sin crédito externo alguno del que abusar, ¿dónde encontraban los militares y los burócratas estatales sus esperadas recompensas? Pese a una frustrada reforma militar y estatal, los hombres de negocios y los financistas presionaban insistentemente para sentar las bases legales de la recuperación económica. Durante el primer gobierno de Cáceres, estas incluían
-- el repudio del depreciado papel moneda (algo dañino para los trabajadores y personas con modestos ahorros en papel moneda que protestaron el retiro del billete fiscal),
-- la implantación de una moneda bimetálica (oro y plata),
-- el establecimiento y la reorganización de bancos comerciales y agencias de seguros, y, sobre todo,
-- la creación del primer registro público de inmuebles (1888).

Este último resolvió dificultades para establecer derechos de propiedad claros sobre bienes inmuebles urbanos, lo cual contribuyó al desarrollo del crédito hipotecario a partir de una innovadora ley de banca hipotecaria en 1889. [44]

[Perú 1886-1890: Las reformas del régimen de Cáceres vienen sólo a través de la presión externa - el monopolio del guano de la Société Générale se extiende a 25 años]

Los capitalistas extranjeros y nativos, apoyados en sus redes políticas y periodísticas, estaban dispuestos a auspiciar a la camarilla de Cáceres a cambio de la aprobación e implementación oficial de estas medidas económicas y financieras, consideradas necesarias para la recuperación. Los intereses extranjeros también requerían de la disposición favorable de Cáceres y de su séquito en el ejecutivo y el legislativo para concertar contratos claves en obras públicas, ferrocarriles y el arreglo de la deuda externa. Las medidas previas tomadas por Piérola e Iglesias fueron declaradas nulas por el régimen cacerista en octubre de 1886, puesto que habían ignorado las normas constitucionales y la aprobación por parte del Congreso. Varios intereses extranjeros se vieron afectados por esta drástica modificación. El ministro de Estados Unidos, considerando que conflictos venideros tocarían a intereses estadounidenses, opinaba que se necesitaba una postura firme ante este desafío a los «derechos y principios [p.256] internacionales». [45] Asimismo, tras un serio incidente diplomático con Francia, el contrato del muelle y dársena con la Société Générale fue renegociado para limitar la duración de su monopolio a apenas veinticinco años (en lugar de cincuenta), regular las tarifas cobradas y conseguir futuros préstamos. [46] Sin embargo, el verdadero premio para los corruptibles funcionarios llegó con las prolongadas y complejas negociaciones del Contrato Grace.


El Contrato Grace

[Las tácticas de Michael P. Grace: buenos contratos con poco espectáculo]

Michael P. Grace, el negociador y piedra angular del arreglo con los acreedores extranjeros del Perú conocido como el Contrato Grace, fue un verdadero y mejorado discípulo del magnate Henry Meiggs. En la década de 1870, Grace había compartido fiestas suntuosas y lucrativos convenios de negocios en Lima con Meiggs. [47] En sus relaciones oficiales con los diversos gobiernos peruanos de turno, Grace siguió una estrategia similar a la de Meiggs, pero más económica. Como explicara un viejo asociado y primo de Grace en una carta confidencial, «durante sus muchos años de residencia en Perú, [M. P. Grace] mantuvo nuestra casa en las relaciones más amistosas y estrechas con cada uno y todos los gobiernos que iban llegando». A manera de reprimenda a los inexpertos sucesores de Grace en el mando de la oficina de Lima, el veterano añadía:

No proponemos que ustedes incurran en gastos irrazonables para lograr tales relaciones amistosas, e insistimos en este punto porque sabemos por experiencia que a menos que las insinuaciones se hagan con cautela, frecuentemente ustedes [p.257] recibirán demandas de acomodamiento financiero poco razonables, y vuestra habilidad consistirá en evadir tales pedidos sin causar ofensa alguna. [48]
[Fin del contrato]


[Proyectos de Grace: quiere recuperar £ 32 millones y terminar de construir líneas ferroviarias a las minas]

Dicha estrategia obtuvo resultados sustanciales en la batalla cuesta arriba que Grace libró para conseguir la aprobación del contrato que lleva su nombre por parte del ejecutivo y legislativo. Las negociaciones del Contrato Grace pasaron por diversas etapas entre 1886 y 1890, y estuvieron a punto de fracasar por completo en diversos momentos. Lo que estaba en juego era la difícil cuestión de las deudas impagas de 1869, 1870 y 1872 por aproximadamente 32 millones de libras esterlinas, debidos en su mayor parte a inversionistas representados por el Comité de Tenedores de Bonos Extranjeros [Committee of Foreign Bondholders] con sede en Londres. Bajo las condiciones de derrota y depresión económica, el Perú era incapaz de pagar semejante deuda. Además, los tenedores británicos se encontraban en malas relaciones con el gobierno peruano porque habían intentado negociar el pago de lo adeudado directamente con Chile. En esta coyuntura, Grace ofreció sus servicios al Comité aduciendo sus intereses ferroviarios y sus buenas relaciones con las autoridades peruanas. [49] Un acuerdo financiero de tal envergadura prometía facilitar el ingreso de capital extranjero para, entre otros propósitos,  explotar y mejorar el costoso sistema ferroviario que yacía mayormente como un enorme monumento a la corrupción de la preguerra. El funcionamiento de conexiones y líneas ferroviarias, así como su extensión a los principales centros mineros ayudarían a realizar el potencial económico medular del país.


[Grace quiere terminar los ferrocarriles, para que el valor de todo el Perú aumente, y así obtener ganancias]

La habilidad de Grace en mediar y presentar el acuerdo como el vínculo entre una solución práctica a los problemas de la deuda y la muy deseada recuperación económica del Perú contribuyó a ganarle respaldo local a su plan. En realidad, sin embargo, la estrategia empresarial de Grace en el Perú era escéptica de las posibilidades que el país tenía para conseguir inversión de capital. Preocupado por sus grandes pérdidas en el Perú — unas del orden de 200.000  dólares debido a malas deudas, privadas y públicas, así como a las periódicas contracciones financieras internacionales a comienzos de la década de 1880 —, Grace buscó obtener pagos en efectivo para promover negocios en otros lugares, inclusive en Chile, donde abrió una nueva sucursal. [50] Desde sus esfuerzos [p.258] iniciales por adquirir el control de contratos ferroviarios oficiales, Grace había reconocido en su correspondencia privada que su compromiso legal para construir extensiones ferroviarias y obras de drenaje de minas era una mera pieza en el juego por lograr futuras ganancias especulativas. [51] Sus negociaciones hacia la firma del Contrato Grace, usando derechos contractuales ferroviarios como su principal participación en el acuerdo, formaron parte de un gran plan especulativo que al final le recompensó magníficamente.


[Resistencia al Tratado de Gracia: Chile ya ha ganado tanto - advirtiendo contra los extranjeros en los ferrocarriles como en la India los líderes británico-andinos demandan a Grace como precaución (!) - guerra religiosa contra "americanos" protestantes]

Intereses nacionalistas y locales se opusieron tenazmente a la aprobación del contrato. Sostenían que el Perú pagaría un precio exorbitante por una deuda que había pasado a ser responsabilidad exclusiva de Chile, país que ahora controlaba los exterritorios peruanos con los depósitos de guano y salitre hipotecados a los acreedores extranjeros. Advertían, además, que el control propuesto sobre el sistema ferroviario por parte de capitalistas extranjeros significaría la ruina del Perú, bajo un dominio similar al que sufriera la India en manos de la Compañía de las Indias Orientales británica. Algunos mineros y hacendados de la sierra central, influyentes en el Congreso, le abrieron juicios a Grace como parte de su oposición a los monopolios ferroviario y minero de extranjeros que se temía conducirían a pérdidas financieras y al despojo de valiosos recursos minerales nativos. [52]

[Como traductor y con la experiencia de 9 años en el Perú corrupto criminal, yo sospecho que hay una lucha religiosa aquí: los católicos criminales conservadores corruptos de los altos Andes no querían ver a un inglés protestante llamado "Grace" ("decencia", "gracia")].

Grace advirtió que los enemigos más importantes de su proyecto eran el senador Manuel Candamo y su facción civilista mayoritaria en ambas Cámaras del Congreso. [53] Candamo y sus correligionarios representaban a la élite nacional de empresarios, terratenientes y mineros que se oponían a la penetración económica y geopolítica estadounidense, en conformidad con el principio diplomático español de «evitar a todo trance la mínima posibilidad de una injerencia de los Estados Unidos en estos países». [54] Candamo criticó públicamente [p.259] a Grace, describiéndole como un astuto especulador de las concesiones ferroviarias, nocivas para el país y para el sector minero de Yauli. [55] Otros congresistas liderados por José María Quimper se opusieron al contrato hasta el amargo final. Se realizaron comparaciones denigrantes con contratos anteriores, negociados por Dreyfus y Meiggs. Grace fue acusado de estar motivado por un plan de negocios «grandioso» y «monstruoso», que con toda seguridad le arrojaría enormes ganancias. A pesar de todo, el negociador Grace persistió en su intento por convencer a la oposición, dentro y fuera del país, de los beneficios de su proyecto. Para persuadir a las principales figuras de la oposición llegó al uso de amistades como intermediarios, [56] al igual que otros métodos menos escrupulosos.


[Nuevo proyecto del régimen de Cáceres: nacionalizar los ferrocarriles y robar todo de los inversores extranjeros - el Secretario de Estado "estadounidense" deja el Contrato de Grace]

Con el respaldo de los civilistas de Candamo, Aurelio Denegri, el primer ministro cacerista, presionó enérgicamente para que se nacionalizara todo el sistema ferroviario movido, según el ministro estadounidense Charles Buck, por el «jingoísmo» y la sed de «expoliación». [57] Esta ofensiva nacionalista fue inicialmente afrontada con medidas a favor de una decidida intervención diplomática estadounidense, presionada por los intereses de W. R. Grace en Washington, que incluyeron planes para desplegar el poderío naval de Estados Unidos en defensa de los intereses estadounidenses en el Perú. [58] Sin embargo, el ulterior plan «especial» de M. P. Grace, asociado más bien a intereses británicos, [p.260] obligó a efectuar un embarazoso retroceso a los diplomáticos estadounidenses. Como parte de sus esfuerzos por conseguir la aprobación del contrato en el Perú, M. P. Grace intentó impedir la caída del gabinete Denegri ante las presiones ejercidas por Estados Unidos. Una baja de este fiasco fue el mismo Buck, quien había implementado la dura política de su país hacia el gobierno peruano. Mencionando la influencia política que Grace tenía en Washington, Buck se quejó directamente al secretario de Estado, el demócrata Thomas F. Bayard: Buck culpó a Bayard por no haberle apoyado y por su inconsistencia sin principios, a la que describió como dañina para «la dignidad del gobierno de Estados Unidos». Lamentó también que la «influencia y acción oficial [de su gobierno] estuviesen sujetas a un juego tan irresponsable para la conveniencia o intereses de una aventura especulativa o empresa comercial, no siendo esta tampoco norteamericana». Señaló, además, que el proyecto del Contrato Grace era visto en Lima «con gran suspicacia, y [...] gran oposición, puesto que había [...] implicado mucha reflexión pestilente en lo que toca a las influencias que hacen accionar a los miembros del gobierno y el Congreso [editor: peruanos]». [59]


[El Contrato de Grace divide al Perú - comisionados especiales Calderón, Rosas y Denegri - el Congreso rechaza el Contrato Grace en 1888]

Un feroz debate público fue librado por los partidarios y los oponentes del Contrato Grace. Convencidos por principios o por codicia mercenaria, algunos diarios y periodistas importantes o se oponían (La Época y El Amigo del Pueblo) o apoyaban (La Opinión Nacional y El Bien Público) [60] el proyecto de Grace. En noviembre de 1886, un primer informe favorable presentado por los comisionados especiales Francisco García Calderón, Francisco Rosas y Aurelio Denegri constituyó un respaldo respetable a un acuerdo que prometía oportunidades de inversión extranjera. [61] Sin embargo, Cáceres inicialmente se mostró renuente a suscribir el contrato, aunque posteriormente lo apoyó decididamente. En noviembre de 1888, la Cámara de diputados rechazó una versión final del Contrato Grace. En este punto bajo para las expectativas de éxito del contrato, un importante socio británico le escribió a W. R. Grace: [p.261]

El asunto para usted es una operación puramente mercantil. Si hubiese procedido, bien, usted habría recuperado todo desembolso, habría obtenido una considerable  ganancia o comisión, habría dominado todos los contratos de extensiones ferroviarias y habría controlado el comercio y negocios del Perú. [62]
[Fin del contrato]


[Perú abril de 1889: Estado de ánimo para el Tratado de Gracia: Cambia los términos del tratado: reduce las deudas requeridas + acorta los períodos de monopolio + agrupa a los colegas peruanos a su alrededor que ejercen influencia - recompensa con relojes de oro de Nueva York]

Sin embargo, hacia abril de 1889, la opinión se había desplazado a favor de Grace. ¿Qué había sucedido que permitió este cambio hacia la aprobación final del contrato? Grace había modificado su propuesta inicial, reduciendo la parte de la deuda que sería pagada con la enajenación temporal de los activos nacionales, sobre todo con las concesiones ferroviarias, y consintiendo periodos más cortos para tales arreglos monopólicos. Además, reclutó como «amigos» de su causa a agentes claves que ejercían influencia sobre otros, entre los cuales se encontraban Pedro del Solar, el cercano colaborador político de Cáceres y receptor de préstamos personales otorgados por el gerente de Grace en Lima; el líder parlamentario Alejandro Arenas; y el ministro y fiscal José Araníbar. [63] Los amigos de Grace se encontraban en las más altas esferas del poder ejecutivo y legislativo, así como en los mandos medios, en especial en el caso de las personas encargadas de preparar informes «técnicos» para los ministerios del gobierno como Simón Yrigoyen y Narciso Alayza, los parlamentarios Martín Álvarez Delgado (Cuzco) y Wenceslao Venegas (Callao), y los periodistas Rafael Galván y E. J. Casanave. Estas personas recibieron de Grace unos costosos relojes de oro encargados de Nueva York como recompensa por la «asistencia [que prestaron] a nuestra causa», aunque uno de ellos también recibió una «cartita de atención», reprendiéndole por sus pretensiones más ambiciosas. [64]

[Proyecto: Nuevas elecciones contra los oponentes de Grace]

La medida final que garantizó la aprobación del Contrato Grace en el Congreso fue el decreto ejecutivo del 8 de abril de 1889, firmado por el primer [p.262] ministro Solar y el presidente Cáceres. Allí se convocó a elecciones especiales para reemplazar a los diputados, liderados por Quimper, que se oponían tenazmente a la aprobación del contrato. Esta transgresión constitucional consolidó, dentro del Congreso, a las fuerzas favorables al Contrato Grace, un proceso en el cual intervinieron los sobornos o, en palabras del historiador Basadre, «corrió dinero». [65]


[El Tratado de Gracia es la base para nuevos préstamos e inversiones del exterior - principal problema: Perú pierde las provincias de guano + salitre en el sur, pero permanece sentado en las viejas deudas - sólo lenta recuperación]

A pesar de los métodos inescrupulosos y nada éticos usados para aprobar el Contrato Grace, el convenio desempeñó un papel importante en la recuperación financiera y económica del Perú, al retirar grandes obstáculos al ingreso de inversiones extranjeras directas y de cartera. Era un acuerdo muchísimo mejor que el Contrato Dreyfus y su elaboración y discusión fueron al menos públicas. El Contrato Dreyfus arruinó las finanzas peruanas por décadas. En cierta medida, el Contrato Grace era el corolario lógico e inevitable del negociado Dreyfus y la desastrosa guerra con Chile. A pesar de la derrota y pérdida de territorio, el Perú seguía siendo responsable de una parte sustancial de su vieja deuda. Por otro lado, la firma del Contrato Grace involucró la corrupción de funcionarios peruanos, lo cual, en última instancia se sumó al alto costo que el país tuvo que pagar para recuperar su calificación crediticia internacional. La firma tomó además demasiado tiempo para que los efectos positivos facilitados por el convenio se hicieran evidentes, puesto que la depresión económica y los malos manejos administrativos continuaron plagando al régimen cacerista hasta su fin. [66]

[Octubre de 1889: Contrato de gracia - 1890: Fundación de la "Compañía Peruana" con 66 años de actividad empresarial monopólica + alivio de deuda - Grace cede sus derechos a la Compañía Peruana + recibe 1/3 de las acciones del ferrocarril Lima-La Oroya + comisión de corretaje + 3% de comisión sobre nuevas acciones]

En 1890, poco después de la aprobación final del Contrato Grace en octubre de 1889 y de zanjarse las objeciones chilenas, se formó la "Corporación Peruana" ("Peruvian Corporation") para reemplazar al Comité de Tenedores de Bonos Extranjeros. En representación de sus accionistas, la corporación obtuvo el derecho a administrar los principales ferrocarriles y efectuar otros servicios financieros, empresariales y monopólicos en el Perú por 66 años. La deuda impaga del Perú se canceló a cambio de los derechos otorgados a sus antiguos acreedores mediante el Contrato Grace. Por su parte, Grace transfirió sus derechos sobre los [p.263] ferrocarriles a la Peruvian Corporation a cambio de un tercio de las acciones de la línea a La Oroya de la nueva corporación. Asimismo, recibió honorarios por su mediación y una comisión del 3 por ciento sobre las nuevas acciones repartidas a los antiguos tenedores de bonos. [67] Gracias a la corrupción de los funcionarios peruanos, Grace y sus intereses en el Perú recibieron, en parte, grandes ganancias, pero el resto de accionistas de la Peruvian Corporation obtuvo, en cambio, dividendos sumamente modestos o prácticamente nulos en el largo plazo.


[Perú 1886-1890: Cáceres con la Constitución de 1860 explota lagunas legales + inexactitudes - sucesor Bermúdez con el corrupto Ministro de Relaciones Exteriores Elmore]

A pesar de haber aceptado formalmente la Constitución de 1860 y comprometerse a dejar el poder, el presidente Cáceres aprovechó los vacíos legales, así como las imprecisiones de la legislación y la práctica electoral en beneficio de su sucesor designado, el coronel (posteriormente general) Remigio Morales Bermúdez. [68] Su gobierno se consideró una administración «sin iniciativas y sin significación pero normal y tolerablemente honrada». [69] Esta noción se mantuvo, no obstante las acusaciones de malversación de fondos contra el ministro de Relaciones Exteriores Federico Elmore, de corrupción y abuso en las elecciones municipales, y de soborno a parlamentarios disidentes en una campaña denominada «propaganda del cohecho». [70]


[1894: Gobierno corto de Borgoño: el ministro de Hacienda corrupto Ferreccio huye - Cáceres vuelve a ser presidente con fraude electoral: dinero desviado para el vapor Coya y armamento - Grace respalda a Cáceres]

El deceso inesperado de Morales Bermúdez, antes del final de su mandato presidencial y justo antes de las elecciones de 1894, impulsó a Cáceres a imponerse como presidente mediante flagrantes transgresiones constitucionales. Contó para esto con la ayuda del dócil presidente interino Justiniano Borgoño, quien había desplazado al primer vicepresidente Solar tras la muerte de Morales Bermúdez. [71] Durante el breve gobierno de Borgoño, Horacio Ferreccio, su ministro de Hacienda, fue acusado en la Cámara de diputados de hasta diez cargos [p.264] relacionados con corrupción, a los cuales respondió huyendo del país. [72] Además, en diciembre de 1894 se denunció en el Congreso, el uso ilegal de bonos municipales para financiar la compra del vapor Coya y sus aparejos de artillería (por los cuales Grace Brothers & Co. cobró hasta 15.000 libras en efectivo), entre otros convenios para el suministro de armas. [73] Grace continuó brindándole préstamos a Cáceres para «sostener su gobierno». [74] En particular, el recurso cacerista al fraude electoral contribuyó a minar aún más la maltrecha institución de las elecciones democráticas, un problema fundamental que continuaría afectando a la política peruana durante la mayor parte del siguiente siglo.


[Perú 1894: Cáceres tiene una gran oposición después del fraude electoral - el chaot católico Piérola con levantamientos interminables - Cáceres todavía tiene influencia política durante 25 años como diplomático en el extranjero]

La desatinada decisión de Cáceres de ocupar nuevamente la presidencia contribuyó a su caída. Sus errores políticos lo pusieron a merced de Nicolás de Piérola, su tenaz enemigo, a quien sus partidarios llamaban «el Califa». Junto a su socio Echenique, Piérola había venido organizando levantamientos incansablemente desde su exilio en Chile. El fracaso de sus alzamientos en 1889 provocó su encarcelación en abril de 1890 seguida por su audaz fuga seis meses más tarde. Sin embargo, en 1895, Cáceres sufrió una contundente derrota política a manos del popular exdictador, quien esta vez lideró una insurrección exitosa en Lima.

Incluso después de su retiro forzado, Cáceres retuvo su influencia políticomilitar durante las siguientes dos décadas y media. En ese lapso, Cáceres obtuvo codiciados puestos diplomáticos en el extranjero de manos de los presidentes civiles Romaña, Pardo y Leguía. Se le resarcía de este modo para asegurar que no desestabilizase el orden constitucional-civil establecido luego de 1895. En el siglo XX, este tipo de sinecura política pasó a ser una tradición en el trato con altos oficiales militares, cargados de ambiciones políticas.


El legado del Califa [Piérola]

[Perú 1895-1899: Fase de crecimiento bajo el presidente Piérola + devaluación de la moneda para exportaciones baratas]

El papel histórico del caudillo civil Nicolás de Piérola y su movimiento político sigue siendo materia de debate entre los historiadores. Una postura es aquella [p.265] sostenida por Jorge Basadre en su monumental Historia de la República del Perú, en la que se argumenta que el presidente Piérola (1895-1899) fue el auténtico héroe popular de la reconstrucción nacional de posguerra. Basadre consideró que Piérola rectificó sus errores del pasado y se reinventó a sí mismo para lidiar con un «Estado empírico», desorganizado e improvisado. [75] Asimismo, algunos historiadores económicos han alabado las políticas financieras y económicas supuestamente favorables durante su mandato, junto a la depreciación de la tasa de cambio para el desarrollo de las exportaciones y la manufactura nacional hacia finales de la década de 1890. [76] Tal vez impresionado por las evidentes mejoras económicas y financieras, el entonces encargado de negocios de Estados Unidos en Lima concluyó que el gobierno de Piérola «parece ser eficiente, conservador y honesto, y se presenta viable a los intereses de negocios del pueblo peruano en general». [77]


[El escritor Prada piensa que Piérola es un destructor]

Una perspectiva radicalmente opuesta surge de los argumentos y evidencias presentados por Manuel González Prada. El escritor distinguió a Piérola como uno de los peores líderes políticos de la historia, al no ser capaz ni esta dispuesto a cambiar sus procederes anteriores. Según la pluma apasionada de González Prada, Piérola fue uno de aquellos políticos nacidos para la ruina y vergüenza de su gente, pues con una mano dejaba manchas de sangre y, con la otra, rastros de lodo. [78]

González Prada siguió de cerca la carrera de Piérola. Casi contemporáneos, habían estudiado en el mismo colegio-seminario pero terminaron adoptando ideas diametralmente opuestas. El primero fue un librepensador, anticlerical y demócrata, mientras que el segundo, un conservador con inclinación clerical y dictatorial, que gustaba de su apodo teocrático de «el Califa» y admiraba a Napoleón III, de quien tomó su estilizada barba y bigotes. [79]  Por otro lado, el primero tuvo pocos partidarios, mientras que el segundo encabezó un [p.266] movimiento de gran escala; el uno era sincero y honesto, que el otro, engañoso y de dudosa honestidad. Para González Prada, el exdictador era un bárbaro prehistórico en medio de la civilización moderna, representante de todo lo que se hallaba torcido y deficiente en la historia peruana. [80]


[Perú 1895-1899: Piérola forma una alianza con los civilistas y con la élite económica - dictadura económica sin balances públicos]

La presidencia «legal» de Piérola, un producto de incesantes conspiraciones y violencia insurreccional, estuvo, asimismo, plagada de ataques autoritarios contra la libertad de prensa, los derechos políticos y electorales, y la probidad de la Administración Pública. [81] Gobernando desde el «núcleo purulento» del centro de negocios limeño, Piérola cultivó una nueva alianza estratégica con los civilistas, sus antiguos enemigos, les dio la espalda a sus seguidores más radicales y atendió, más bien, a la élite económica y sus nuevos tratos con el gobierno. El segundo régimen de Piérola fue, pues, una «dictadura económica» que no respetó las normas fiscales ni las cuentas transparentes del sector público. [82]


[Perú 1895-1899: Piérola obtiene límites claros con el Contrato Grace Gracia - no tiene que hacer nada]

La lógica de la recuperación de posguerra, basada en arreglos pragmáticos con reestructurados y nuevos intereses, nacionales y extranjeros, había transformado el papel del Estado como agente económico antes del segundo gobierno de Piérola. Ahora se contrataba con grupos del sector privado para que recaudaran las rentas del gobierno y se hicieran cargo de obras públicas y otros servicios. Existían, así, en teoría, menos oportunidades para que los jefes políticos manipularan el fisco y el endeudamiento extranjero. Piérola tuvo que cambiar sus vínculos con los intereses extranjeros que se beneficiaban utilizando la deuda pública peruana. Los nuevos arreglos económicos y financieros favorecían ahora a unos cuantos intereses oligopólicos, fundados principalmente en la inversión directa y las líneas de crédito de la banca local. En estas circunstancias, la vieja estrategia pierolista para financiar intentonas violentas para tomar el poder iba siendo menos efectiva.


[Levantamientos de Piérola de las décadas de 1880 y 1890: financiados por partidarios y especuladores]

El turbio financiamiento de las campañas políticas de Piérola, en la década de 1880 y comienzos de la de 1890, se apoyó en seguidores y especuladores interesados que esperaban recibir recompensas una vez que el Califa volviera al poder. Este hecho queda claramente ejemplificado en el «préstamo» [p.267] que Grace le hiciera en 1884, ya descrito, y su pertinaz y escandaloso vínculo con Dreyfus. Los críticos de Piérola, en particular González Prada y Clorinda Matto de Turner, [83] denunciaron dichas conexiones privadas y este modo de financiamiento irregular, que llevaba al abuso del interés público.


[El pasado de Pierrola en Francia: Participación en procesos de culpabilidad contra Perú - el presidente de Francia tiene problemas con las medallas militares vendidas debido a su yerno]

Durante su exilio en el periodo 1882-1883, el Califa fue mantenido en París por Dreyfus en «condición humillante». En esos años de vacas flacas, los servicios prestados por Piérola a Dreyfus incluyeron atestiguar a favor del financista francés en sus demandas financieras contra el Perú y sus acreedores en juicios internacionales. Las medidas dictatoriales tomadas por Piérola en 1880 habían reconocido sesgadamente todas las demandas de Dreyfus contra el Perú [84] y servían de base para las batallas judiciales entabladas en tribunales europeos. Para estas, Dreyfus también contaba con el respaldo político de su exabogado Jules Grévy, entonces presidente de la república de Francia (1879-1887). Sin embargo, tanto Dreyfus como Grévy sufrieron, en diciembre de 1887, un serio revés:

el presidente francés se vio obligado a renunciar debido a un escándalo que tocaba directamente a Daniel Wilson, yerno y protegido político de Grévy, quien, entre otras acusaciones formuladas por la prensa y la opinión pública francesas,  se vio implicado en la venta ilegal de condecoraciones militares en combinación con conocidos generales franceses y un exministro de Guerra. [85]

La prensa peruana rápidamente asoció el escándalo Wilson-Grévy con la «presión» oficial ejercida en los tribunales franceses a favor de los reclamos de Dreyfus que Piérola respaldaba. En reacción a estas revelaciones, Piérola ordenó a Manuel Pablo Olaechea, abogado y defensor legal de Dreyfus en Lima, a que abriera juicio por difamación contra el editor de El Nacional. Esta medida fue criticada como parte de los intentos previos y subsiguientes de Piérola por silenciar a la prensa local. [86] La Corte Superior dictaminó que la demanda de Piérola no daba a lugar. [p.268]


[Perú 1895: Dreyfus con la carta 1: recuerda a Piérola las reclamaciones pendientes - Dreyfus alega problemas financieros durante 10 años - Piérola debe restaurar la buena reputación de Dreyfus - Carta 2: aconseja un acuerdo entre Piérolas y el gobierno de París para pagar las reclamaciones]

Unos meses antes de morir, Dreyfus le escribió una carta dramática a Piérola  poco después de que este hubiese recuperado la presidencia. Recordando los veinticinco años de su mutua amistad, Dreyfus declaró que, en alma y corazón, él había sido para Piérola «todo lo que un ser en este mundo puede ser para otro». Invocando el bienestar de su segunda esposa e hijas, le confió a Piérola la tarea de dar solución final a los reclamos de acreencias que el francés mantenía contra el Perú. En la misma misiva Dreyfus clamaba que gran parte de su capital y muchos años de trabajo estaban ligados a las demandas pendientes, cuya indefinición era también causa de sus problemas financieros en los últimos  diez años. Encargó también a Piérola y al abogado Olaechea que guardaran su memoria y nombre «pisoteado» en el Perú, y que se aseguraran que dos o tres de los mayores diarios, así como alguien que se encargara de los detalles, restauraran su nombre para la posteridad. [87] En una carta anterior aún más imperativa, Dreyfus le había comisionado a Piérola, ahora al mando del gobierno peruano, que se realizara un acuerdo irreversible con el gobierno francés para garantizar el pago de los reclamos de Dreyfus e impedir que futuros gobiernos peruanos alteraran tal convenio. [88] Estas fueron las últimas cartas entre Dreyfus y Piérola que demuestran la larga y retorcida relación entre el financista y el político.


[Dreyfus recibe dinero de otras personas - a veces no devuelve nada - y a veces inventa deudas - y Piérola también tiene deudas antiguas]

Asimismo, la correspondencia privada de Piérola revela varias otras fuentes de financiamiento para sus aventuras y conspiraciones políticas. Muchas de estas deudas, en las que incurrió con sus seguidores políticos y otras personas jamás fueron pagadas o reconocidas. En algunos casos, la única prueba del adeudo era la enojada insistencia del acreedor. En 1897, Augusto Barrenechea sostuvo haber esperado lo suficiente sin haber oído una sola palabra de Piérola concerniente al pago de dinero sin intereses, entregado en muchas ocasiones a este, a su hijo Isaías [p.269] y a una persona no mencionada por razones de delicadeza. [89] En 1903, Piérola reconoció una deuda por 12.400 soles a los herederos de José Araníbar, funcionario clave que en el periodo 1880-1881 le había suministrado fondos a Jesús Iturbide de Piérola, la esposa del Califa, para cubrir gastos urgentes debidos a la lucha política. [90] Del mismo modo, en 1901 y 1902, Piérola se vio presionado para arreglar el pago de viejas deudas debidas a los hermanos del difunto José Francisco Canevaro (quien había sido, al igual que Grace, un importante proveedor de armas para su dictadura en 1880), así como a la viuda de Andrés Malatesta. [91]


[Perú 1895-1899: Billinghurst se queja de que Piérola traicionó al Perú - levantamiento 1894-1895 apoyado con 8700 libras - apoyo también del español Oliván a Piérola + Echenique - Billinghurst ahora quiere saber cómo se usaron los fondos]

Las acusaciones más reveladoras contra Piérola sobre responsabilidades personales y públicas entremezcladas, así como abusos financieros, provienen de la correspondencia que mantuvo con Guillermo Billinghurst, su excolaborador y vicepresidente. Indignado por la traición política de Piérola, el acaudalado de Billinghurst escribió cartas recriminatorias que fueron leídas y citadas por González Prada. [92] En las cartas originales, Billinghurst revelaba haber ayudado a cubrir los gastos de la insurrección de Piérola en el periodo 1894-1895 con hasta 8.700 libras esterlinas (monto que incluyó el pago de 2.000 libras a Pedro A. del Solar, para entonces reincidente colaborador de Piérola). También reveló que el industrial salitrero español Francisco A. Oliván hizo contribuciones que incluyeron 2.000 dólares entregados a Juan Martín Echenique, el veterano asociado político de Piérola, para la compra de una goleta. Citando una carta de Piérola en la que le pedía a Oliván un nuevo préstamo con la promesa de resarcirle luego a cuenta de gravámenes, Billinghurst le increpaba a Piérola a que presentara las cuentas claras de cómo se habían usado dichas sumas y si los gastos violaban las leyes civiles e incluso criminales. [93] [p.270]


[Piérola promete a Billinghurst la liquidación de deudas por parte del Estado - Billinghurst no cree nada y retumba en 14 páginas: Piérola ha invertido 6000 libras en Valparaíso y Lima - pago gradual de deudas]

Piérola replicó a las imputaciones de su desencantado correligionario con cautela, atribuyendo las críticas de Billinghurst a un exabrupto apasionado. Prometía, además, que el Estado pagaría las deudas en que se había incurrido durante sus actividades insurreccionales privadas según anunciaría pronto en un mensaje especial al Congreso. [94] Billinghurst aprovechó la oportunidad para responder con una mordaz carta de catorce páginas, en la que desenmascaraba esas promesas de pago obviamente insinceras e insólitas. Billinghurst añadió que, en el periodo 1894-1895, Echenique y Madame Garreaud, la amante de Piérola, habían colocado un total de 6.000 libras en emisiones clandestinas e irregulares de bonos en Valparaíso y Lima para financiar su insurrección contra Cáceres. Piérola ordenó pagar dicha suma una vez en el poder sin contar con autorización del legislativo. Este hecho formaba parte de una andanada de acusaciones en torno a la deshonestidad e hipocresía que abarcaba toda la carrera política del viejo caudillo e incluía su segundo mandato presidencial, al que Billinghurst describió como plagado por unos cuantos «logreros» que disponían de los fondos fiscales como si fueran propios. [95]


[Peru 1895-1899: Reformen unter Piérola: Steuerverteilstelle verteilt 25% an die Regierung als Barvorschuss - Projekte Salzsee und Bau einer Strasse in den Urwald (Pichis) - Piérolas Verbindungen zu Banken u.a. zu José Payán bringen ihm Beteiligungen an Immobilien- und Aktiengeschäften]

Durante su segundo gobierno (1895-1899), Piérola llevó a cabo una serie de aparentes reformas con la intención política de retener el poder. Atendiendo a los intereses financieros y económicos que respaldaban su gobierno, Piérola y un Congreso colaborador introdujeron diversas medidas. Una de ellas fue el establecimiento de una agencia de recaudación privada, la Sociedad Recaudadora de Impuestos, que retenía comisiones hasta por el 25 por ciento del total de los impuestos recaudados, luego de deducir el 15 por ciento por costos operativos, así como realizaba adelantos en efectivo al gobierno. Esta práctica, juntamente con el aborrecido estanco de la sal y los contratos para la construcción de una carretera a la selva central (la vía del Pichis), fueron criticados por González Prada como medios de corrupción y «gatuperios» concertados con aliados civilistas. [96] El ilustre radical también atacó la nueva legislación para la reforma de la moneda nacional, el sistema bancario y la industria de seguros. Las nuevas y sólidas conexiones con la élite financiera en rápido crecimiento le dieron a  [p.271] Piérola tanto ventajas políticas como una participación personal en tratos especulativos de bienes raíces y acciones. Ello le brindó un ingreso considerable, incluso después de dejar el mando. José Payán, un emigrado cubano y una figura central en las esferas financieras peruanas, fue un cercano amigo y asesor de Piérola en cuestiones financieras. [97]


[Peru 1895-1899: Französische Militärmission - Armee "professionalisieren" und ausmisten - Wahreform: Opposition kapert den Walapparat und gewinnt]

Durante su presidencia, Piérola también estableció una misión militar francesa para implementar la profesionalización del ejército peruano. Esta medida implicó principalmente la reducción del ejército a la mitad de su tamaño y la erradicación del personal cacerista. La resistencia y las conspiraciones militares contra el gobierno de Piérola se vieron así sustancialmente reducidas. Sin embargo, estas fuerzas militares más obedientes e institucionalizadas resultaron ser fatídicas para las futuras aventuras insurreccionales pierolistas. De igual modo, la tan publicada reforma electoral para prevenir los abusos que a menudo se producían en la elección fraudulenta del candidato oficialista no aseguró la elección subsiguiente de Piérola, luego de que sus aliados civilistas capturaron la nueva maquinaria electoral.


[Perú 1897: Piérola piensa que las carreteras y los ferrocarriles en la selva son importantes: nepotismo, comisiones, periodistas comprados, fraude a funcionarios públicos, violación de las normas fiscales y contables, soborno del poder judicial - Billinghurst se aísla con críticas constantes]

A pesar de estos cambios, en 1897 Piérola intentó lanzar una nueva «orgía» de fabulosos préstamos externos para la construcción de carreteras y ferrocarriles, esta vez hacia la selva. Evidentemente, estas estrategias eran muy similares a las que habían favorecido a los especuladores de la pasada era del guano. Se crearon puestos y cargos en el gobierno para los amigos, se pagaron enormes comisiones oficiales, se compraron periódicos para volverlos serviles o se les cerraba si sus periodistas permanecían críticos, se ignoraron acusaciones de fraude en el sector público, no se guardaron los requisitos fiscales y contables y se malinterpretaron las leyes o no se las aplicó como era debido. [98] Todo esto se hizo muy obvio cuando Billinghurst vio frustradas sus esperanzas de que Piérola respaldara incondicionalmente su candidatura presidencial y que el Partido Demócrata permaneciera en el poder.

La recalcitrante postura anticivilista de Billinghurst contradecía la nueva y oportunista amistad de Piérola con Candamo y su partido. Actuando como plenipotenciario en las negociaciones con Chile sobre Tacna y Arica, Billinghurst [p.272] se rehusó a subordinar su política a la del ministro de Relaciones Exteriores y primer ministro, el civilista Enrique de la Riva-Agüero. Las intrigas políticas subsiguientes contribuyeron a que Piérola abandonara a Billinghurst y pasara a apoyar a Eduardo López de Romaña, el candidato presidencial de compromiso, un político proclerical, paisano arequipeño y exministro. [99]


[Billinghurst maldice contra Piérola - escisión de los "demócratas" - los civilistas obtienen influencia sobre los "demócratas" de Piérola]

En airada respuesta, Billinghurst atacó la inflada vanidad de Piérola y su duplicidad política como la fuente de sus descaminados defectos políticos: «la hipocrecía [sic] política es mil veces más funesta que la hipocrecía [sic] religiosa, y Ud. Sor. D. Nicolás, posee la primera en grado que nadie que no lo conozca íntimamente podría imaginarse». [100] Piérola había usado a Billinghurst mientras lo necesitó, prometiéndole que le sucedería como presidente para luego incumplir. Sus partidarios demócratas solo sirvieron de peldaño para que Piérola llegara al poder. Se trató de una larga lucha, que fue causa de «tanto derramamiento de sangre, de la pérdida de tantos millones y del estancamiento del progreso material del Perú». [101] Sin embargo, y tal como González Prada anotara, Billinghurst tenía responsabilidad directa en esta tradición de violencia política que tanto le costó al pueblo y a las instituciones del país.

La división de los demócratas socavó una cierta ventaja política que se les atribuía en consideración de la «corrupción y la naturaleza dictatorial del partido militarista [cacerista] de un lado, y la supuesta composición aristocrática del Partido Civil, del otro». [102] La elección de López de Romaña permitió a los civilistas desplazar políticamente al partido y a la influencia pierolistas. Para 1902, los escollos electorales frustraron consistentemente las ambiciones presidenciales de los demócratas. [103]


[Perú desde 1899: Piérola pierde las elecciones y los "demócratas" perjudican al Perú - abstenciones y levantamientos - Piérola está en la gestión de empresas y contactos financieros - el enriquecimiento es el premio de consolación]

Piérola y su círculo más íntimo continuaron resistiendo y criticando a los que llegaban al poder a partir de 1899, mas no lograron conseguir otro mandato presidencial. Su partido decayó marcadamente, pero sin dejar de ocasionar serios daños a la estabilidad institucional y la recuperación del país. Una política de abstención en sucesivas elecciones e interminables conspiraciones [p.273] insurreccionales agravaron el creciente aislamiento del anciano caudillo. Sin embargo, entre 1900 y 1908, Piérola fue gerente nominal o miembro de la junta de directores de varias compañías, y eso le permitió enriquecerse con el respaldo de algunos de los más conocidos financistas de Lima. Este hecho parece haber representado un premio consuelo para contenerlo a que llevara a cabo dañinas intervenciones políticas e insurrecciones.


[Perú desde 1900: Piérola como jefe de la empresa constructora "La Colmena" - edificios en Lima, quiebra 1909 - la empresa "Azufre Sechura" está buscando capital social, quiebra 1909 - persecución de los directores gerentes, incluido Piérola]

La compañía constructora y de ahorros "La Colmena", fundada en 1900, proyectó abrir una nueva calle principal en el centro de Lima, construir edificios de lujo financiados con el ahorro local y vender las nuevas propiedades al público. Piérola fue el presidente de la firma y varios de los empresarios y financistas más prominentes formaron parte de su junta de directores con el designio de obtener altas ganancias. La municipalidad de Lima brindó a La Colmena los permisos necesarios para una construcción que transformaría sustancialmente una sección importante de la ciudad. [104] Asimismo, la Azufrera Sechura era una sociedad anónima que buscaba captar capital a gran escala para  desarrollar y comercializar productos de azufre. Sin embargo, ambas empresas habían quebrado hacia 1909, debido a excesos especulativos en una coyuntura de recesión. Un juez incluso ordenó infructuosamente la detención de los responsables, incluido el mismo Piérola, por una quiebra irregular que afectó a muchos ahorristas e inversionistas locales. [105] Las sinecuras económicas proporcionadas por la élite a Piérola habían llegado a su fin. En consecuencia, una nueva oleada de ardor insurrecto agitó a Piérola y a sus seguidores.


[Perú 1908: El plan revolucionario de Raoul de Saint-Seine para Piérola con 5000 liras no se ejecuta debido a las compañías mineras extranjeras en la Sierra - faltan 400.000 libras]

El 28 de abril de 1908, Raoul de Saint-Seine, el gerente francés de la importante Empresa Muelle y Dársena y representante de la Société Générale visitó a Pierre Merlou, el encargado de negocios de Francia en Lima, portando una revelación sensacional. El día anterior el expresidente Piérola se había reunido con Saint-Seine, y luego de explicarle la situación política como una de creciente descontento contra los esfuerzos civilistas por elegir a su candidato presidencial, le pidió sin rodeos 5.000 libras para financiar una revolución programada a estallar antes de las próximas elecciones. El plan consistía en que los demócratas de Piérola controlaran Lima, aprovechando al mismo tiempo los alzamientos que como distracción estallarían en provincias al mando del aliado liberal radical Augusto [p.274] Durand. Al enterarse de ello, Merlou telegrafió y escribió de inmediato una carta detallada a sus superiores en París, en la que les informaba de la situación y ofrecía sus ideas en torno a esta cuestión y el curso que proponía sugerir al perplejo Saint-Seine. [106] A pesar de considerar a Piérola un gran y recto líder popular, además de un «ami sincère de France», Merlou intentó disuadir vigorosamente a Saint-Seine de proporcionar el donativo solicitado por Piérola.  [107]

Según Merlou, las cosas habían cambiado y las condiciones ya no eran favorables para las insurrecciones pierolistas. Las grandes corporaciones extranjeras como la Cerro de Pasco Mining Company, Peruvian Corporation, Grace, Duncan Fox, Graham Rowe, Lockett y otras se opondrían fuertemente a una insurrección que perturbaría la posición crediticia internacional peruana tan penosamente reconstruida. José Pardo, el líder civilista, y el candidato de su partido, Augusto B. Leguía, jefe del gabinete y ministro de Hacienda, habían ampliado las oportunidades para la inversión del capital extranjero. Además, los oficiales militares ahora tenían mejores salarios y pensiones, razón por la cual no serían fácilmente convencidos para que tomaran parte en un levantamiento. Además, Piérola ya no gozaba del respaldo de patrocinadores acaudalados: Merlou había sido informado por fuentes confiables que su grupo había intentado reunir 10.000 libras mediante una emisión de bonos que había fracasado. Según Merlou, dado que algunos calculaban que al menos 400.000 libras eran necesarias para organizar una revolución, el fracaso en reunir solo 10.000 era una prueba concluyente del apoyo decreciente a los pierolistas. Saint-Seine eventualmente estuvo de acuerdo con Merlou pero, considerando que el Perú era un lugar donde «las cosas más inverosímiles a veces se vuelven realidad», continuó preguntándole a Merlou si no sería prudente pagar una suerte de prima de seguro, ofreciéndole a Piérola un «adelanto» por acciones de La  Colmena y la Azufrera Sechura, mayoritariamente propiedad de los amigos del Califa. [108] Merlou replicó que las acciones de esta última compañía no valían nada y que las de La Colmena estaban muy depreciadas. No solamente sería difícil mantener semejante arreglo en secreto ante la mirada de tantos [p.275] accionistas, sino que, además, sería casi imposible ocultar al público que semejante préstamo sobre las acciones de dichas compañías no era más que un subsidio directo para la insurrección. Por último, se le comunicó a Saint-Seine que la legación francesa no podría defenderle de forma adecuada contra cualquier represalia y peligro a los cuales quedaría sujeto si financiaba de cualquier manera la revolución de Piérola. [109]


[Perú 1.5.1908: Levantamiento de Durand en Huánuco y otras provincias SIN la participación de Piérola en Lima - Durand detenido - puede huir - las redes de la empresa + las administraciones son estables - traidor Leguía]

La insurrección de Durand estalló el 1 de mayo de 1908, en Huánuco y en otras provincias, no así la acción concertada de Piérola en Lima. La represión fue eficaz; Durand fue arrestado, aunque pronto logró escapar para seguir armando conspiraciones. [110] Merlou había estado en lo cierto: hasta Grace & Co. se había vuelto más cautelosa al tratar con Piérola desde finales de la década de 1890, debido en parte a los acuerdos financieros incumplidos con la Peruvian Corporation y a otros conflictos que Piérola tuvo con intereses extranjeros durante su mandato. [111] En el temprano siglo XX, el país había sido parcialmente modernizado e institucionalizado. En consecuencia, el patrón violento y venal del pierolismo se había debilitado. [112] Para remozar los medios obscuros con que conseguir y conservar el poder, es decir, para reinventar las estrategias corruptas del Califa, era necesario que apareciera un nuevo tipo de líder. El único político que mostraba semejante perfil era Augusto B. Leguía, en varios sentidos un discípulo aventajado de Piérola.


Leguía y los civilistas

Los herederos de la organización política fundada por Manuel Pardo en la década de 1860 fueron capaces de derrotar a Piérola a largo plazo. A comienzos [p.276] del siglo veinte, los civilistas se encontraban liderados por una nueva generación de hombres como Manuel Candamo y José Pardo, lo que contribuyó a que el país alcanzara un grado de modernización institucional. Pese a ello, los civilistas han sido criticados desde entonces y de manera implacable por formar parte de una élite acaudalada y retrógrada, un pequeño grupo de «gente decente» que incluía a propietarios urbanos y rurales, a profesionales y a sus aliados «gamonales». Analistas, diplomáticos e historiadores han descrito y examinado este conglomerado sociopolítico que supuestamente gobernó como una «oligarquía», por lo menos, desde finales de la década de 1870. [113]

[Presuntamente menos corrupción en el Partido Civilista que en otros]

En su vieja cruzada contra los civilistas, Piérola recibió un apoyo importante de la multitud exaltada que gritaba en ocasiones lo siguiente: «¡Abajo la argolla!». A los civilistas también se les ha acusado de usar el poder del dinero para comprar votantes, arreglar elecciones, controlar el sistema electoral, distorsionar y corromper la ley y marginar a los líderes populares. [114] Los civilistas formaron «el partido de los inteligentes y pudientes pero desafortunadamente este siempre ha sido atacado como aristocrático y [por] estar desprovisto de una simpatía apropiada para con las masas del pueblo». [115] Sin embargo, en comparación con los gobiernos de Piérola y Cáceres, los gobiernos civilistas tuvieron niveles de corrupción marcadamente inferiores hasta el ascenso de Leguía y la interferencia desafortunada de militares «protectores» de los intereses políticos de la élite.


[Perú 1899-1903: gobierno Romaña con el ministro de Hacienda Belaúnde: quiere usar 500.000 francos privados para comprar armas en Europa para Perú - los agentes en Europa bloquean el negocio - sale un escándalo en Lima, sus bienes son confiscados - manifestaciones contra Belaúnde + Piérola]

Unos cuantos casos de flagrante corrupción fueron hechos públicos durante el gobierno de transición de López de Romaña (1899-1903). Tal vez el [p.277] más importante y mejor documentado sea el que involucró al empresario arequipeño Mariano A. Belaúnde, un cercano amigo del presidente y su ministro de Hacienda, además de amigo político de Piérola y vínculo sólido entre López de Romaña y el expresidente demócrata. Actuando oficialmente como ministro de Hacienda, Belaúnde usó en 1899 letras de cambio de su propia compañía para transferir a Europa fondos oficiales hasta por 500.000 francos, con el objeto de comprar armas para el ejército peruano. Los corresponsales  europeos de Belaúnde no aceptaron sus letras, desatando un gran escándalo político y financiero. El procedimiento usado por el ministro no solamente era irregular, sino que, además, combinaba ilícitamente intereses privados y públicos. Belaúnde fue acusado de «malversación por imprudencia temeraria», se le arrestó y sus bienes se confiscaron en medio de un extenso proceso judicial que solo terminó en 1904. Alrededor de unas tres mil personas organizaron una protesta pública para exigir que el presidente asegurara el encarcelamiento de Belaúnde y, dadas sus conocidas conexiones con Piérola, también se manifestaron frente a la oficina central de La Colmena, donde varios protestantes fueron heridos por los sables de la policía. [116]


[Ahora viene la orden oficial: Compra de armas para Perú en Francia - Romaña gobierna con el pueblo de Cáceres para protegerse de Piérola - Elecciones 1903 con compra de votos para Manuel Candamo - Elecciones 1905 con manipulaciones para José Pardo - Cáceres se convierte en embajador en Roma]

La fisura entre Piérola y López de Romaña se intensificó con las recompensas y concesiones hechas al general Cáceres en el exilio, así como a sus seguidores militares en el Perú. López de Romaña le encargó oficialmente a Cáceres la compra de armas para el ejército peruano en Francia. Era «prácticamente seguro» que parte de los fondos puestos a su disposición sirvió «como un soborno a Cáceres para que permaneciera tranquilamente en un cómodo exilio». [117] Según un diplomático francés que recordaba las «exacciones» cometidas durante el anterior régimen de Cáceres, López de Romaña se había rodeado imprudentemente de caceristas a los cuales otorgó puestos militares importantes para contrarrestar a Piérola. [118] Cáceres regresó al Perú para [p.278] desempeñar un papel político importante en las disputadas elecciones de 1903, que habrían sufrido de «fraudes incalculables» y compra de votos por parte de los civilistas en Lima y provincias. [119] El civilista Manuel Candamo fue elegido presidente luego de establecer una alianza estratégica con el militarista y cacerista Partido Constitucionalista. [120] Igualmente, en 1905, el civilista José Pardo, elegido presidente en las controversiales elecciones que se organizaron tras la repentina muerte de Candamo, recompensó a Cáceres por el respaldo prestado con una generosa representación diplomática plenipotenciaria en Roma. [121]


[Perú desde 1896: Un "consejo electoral" observa las elecciones - en 1902 se cambia el consejo electoral: 4 miembros del Congreso, 4 miembros del poder judicial, 1 miembro del gobierno]

El mal funcionamiento de las instituciones electorales era la principal fuente de conflictos políticos, así como de acusaciones de corrupción política por parte de los partidos que controlaban la maquinaria electoral. En 1902, durante la presidencia de López de Romaña, se modificó la composición política de la Junta Electoral Nacional, entidad que desde la dación de la ley electoral de 1896 regulaba los asuntos electorales del país. Aquella estaba compuesta por nueve miembros, cuatro elegidos por el Congreso (dos por cada cámara), cuatro por el poder judicial y uno por el gobierno.


[Perú 1899-1902: El pueblo Piérola todavía tiene mayoría en el Congreso - abusos por el funcionario electoral Carlos de Piérola - fraude electoral de 1902 para el Partido Civil]

En agosto de 1902, los congresistas demócratas intentaron influir en la renovación de la junta electoral enfrentándose al gobierno y a los civilistas. Los demócratas de Piérola aún conservaban la mayoría en la Cámara de Diputados y se daban conspicuos abusos por parte de Carlos de Piérola, el entonces jefe de la junta electoral y hermano del Califa. [122] Con su renovación en 1902, a pesar de la airada oposición y tacha de los demócratas, los civilistas obtuvieron la mayoría en la composición de la junta electoral.


[Acusaciones de fraude electoral en 1903, 1904, 1908, 1912: las abstenciones tienen efecto: Piérola no es reelegido]

Graves debates en torno a la composición y representación de la junta electoral y sus decisiones continuaron dándose en prácticamente todas las coyunturas electorales del siglo XX. En la primera parte del siglo, tanto los civilistas como Billinghurst y Leguía fueron acusados de cometer transgresiones [p.279] electorales, especialmente en 1903, 1904, 1908 y 1912. Juntamente con la autodestructiva estrategia de abstención y violencia electoral practicada por Piérola y sus seguidores, estos cambios electorales impidieron efectivamente la reelección del Califa. [123]


[Asesinatos políticos, ataques políticos, Piérola contra Pardo, la población es manipulada en ataques a villas, duelos de honor, boicots de bodas]

La animosidad visceral entre las familias y grupos inmersos en la lucha política produjo sonadas conspiraciones y acciones para asesinar o agredir personas, como los ataques de los rencorosos Piérola contra los altivos Pardo, la acción de turbas contra hogares respetables, los sangrientos duelos de honor e, incluso, el boicot del matrimonio de un Durand por discriminatorias familias civilistas. Los mezquinos intereses personales o de grupo, concluyó un diplomático francés, prevalecían sobre el interés público más amplio. [124]


[Los gobiernos de Candamo y Pardo siguen financieramente sanos - Leguía con nuevos impuestos y argumentos: Militares + ferrocarril opera nueva deuda]

Pese a estas circunstancias, Candamo y Pardo desarrollaron una estrategia financiera común, diseñada por Augusto B. Leguía, el ministro de Hacienda y primer ministro quien sirviera a ambos gobiernos. Bajo la bandera de «orden y progreso», estos dos gobiernos se vieron constreñidos por limitaciones fiscales y presupuestarias, así como por el pánico financiero internacional de 1907, circunstancias que efectivamente limitaron el gasto público expansivo que generalmente llevaba al endeudamiento externo y a la corrupción administrativa.

La recuperación económica del país se intensificó, especialmente bajo el gobierno de Pardo. De hecho, menos casos de corrupción fueron denunciados en el Congreso. [125] Sin embargo, Leguía presionaba cada vez más para que se aplicaran nuevos impuestos al alcohol, el azúcar y los fósforos con el objetivo de incrementar las rentas y justificar así un gasto público mayor,  fundamentalmente en las áreas de defensa y construcción de ferrocarriles, obedeciendo a supuestas necesidades de seguridad internacional y de mejorar [p.280] las riquezas naturales del país. En consecuencia, la deuda externa comenzó a crecer.


[Leguía quiere un ferrocarril selvático al río Ucayali - Préstamo de 3 millones de libras del Deutsche Bank es rechazado por el Congreso en 1906 - Contrato privado con banqueros "estadounidenses" para el ferrocarril a Ucayali]

Las políticas expansivas de Leguía provocaron fricciones con la fiscalmente austera dirigencia civilista y con la oposición. Las medidas para la construcción ferroviaria aprobadas en 1904 estimularon el ambicioso proyecto de un costoso ferrocarril que uniría la sierra central con un puerto en el río Ucayali, en el umbral de la selva amazónica. En el Congreso, civilistas y demócratas por igual se opusieron a este proyecto financieramente irresponsable y mal diseñado. Una propuesta para un préstamo externo de tres millones de libras del Banco Alemán (Deutsche Bank), promovida por el ministro Leguía para financiar el proyecto ferroviario del Ucayali y otros cuatro más, fue rechazada por el Congreso en 1906. [126]

Pero en abril de 1907 un controversial contrato para financiar la construcción de la línea a Ucayali por etapas fue firmado por funcionarios peruanos y el empresario estadounidense Alfred W. McCune, gerente y socio de la Cerro de Pasco Mining Co., que contaba con el apoyo de los legendarios financistas Morgan, Vanderbilt, Frick y Hearst. McCune no logró iniciar las obras debido al pánico financiero de 1906, que pospuso temporalmente todo debate sobre el tema.


[División del Partido Civilista por asuntos financieros]

La eventual división del civilismo en las facciones leguiísta y el «Bloque» obedeció a los profundos desacuerdos en torno a cuestiones financieras y administrativas, antes que a cualquier rencor que Leguía guardara por la forma en que los líderes civilistas lo habían tratado. Estos, supuestamente le habían dado un trato semejante al que un hacendado daba a su administrador provinciano o mayordomo. [127]


[Leguía con educación, inglés, voluntad y ambición - experiencia en comercio y seguros - contactos en Nueva York y Washington - monopolios - Los niños estudian en el extranjero acompañados por diplomáticos]

Al igual que Piérola, Leguía se esforzaba por atender los intereses extranjeros que pudieran ofrecerle bases efectivas de poder. Así, mientras que Piérola despertaba comentarios favorables de parte de agentes franceses y españoles, Leguía era muy admirado por empresarios y diplomáticos británicos y, sobre todo, estadounidenses. Se le consideraba una persona que había avanzado por sus propios méritos, aunque en realidad se trataba del heredero de una familia terrateniente en la provincia norteña de Lambayeque. Leguía tenía [p.281] experiencia en administración de empresas y hablaba muy bien el inglés. Poseía además un cierto encanto, una fuerte voluntad y la ambición del aspirante a magnate. Aparentemente cautivó a muchos extranjeros. Antes de su carrera política, Leguía había administrado haciendas azucareras y trabajado para la casa importadora y exportadora estadounidense de Charles Prevost & Co., así como para la Seguro de Vida de Nueva York (New York Life Insurance Company). Los contactos empresariales y políticos de Leguía en Nueva York y Washington resultaron invalorables en  su carrera política. Contemporáneo de los legendarios robber barons, magnates monopolistas estadounidenses, Leguía se nutrió del clima cultural de los monopolios y trusts internacionales en expansión. Admiraba, además, a Porfirio Díaz como «brillante figura [...] a quien se debe por entero la reorganización social y económica de» México. [128] Através de su matrimonio y el de sus tres hijos, Leguía estuvo estrechamente emparentado con importantes familias. Augusto, José y Juan, sus tres hijos, adolescentes en 1909, estudiaron en el extranjero bajo la supervisión de parientes, amigos y diplomáticos en servicio activo. [129]


[Perú 1908-1912: El gobierno de Leguía debe sobrevivir al golpe de estado y al levantamiento del 29.5.1909 - Leguía debe gobernar represivamente contra el terrorista criminal-católico-"cristiano" Piérola]

Bajo las condiciones modernizantes del Perú [suministro de luz etc.] en el temprano siglo XX, Leguía encajaba mejor que Piérola en el rol de árbitro político dispuesto a ofrecer o permitir recompensas impropias, favorecer intereses extranjeros o romper reglas a fin de alcanzar y conservar el poder. Habiendo asegurado su elección a la presidencia como el sucesor oficial de Pardo en 1908, Leguía concibió la política aparentemente conciliadora de «ubicaciones» o escaños parlamentarios asignados a pierolistas como estrategia para neutralizar a la facción civilista que se oponía a sus medidas en el Congreso. Sin embargo, Leguía pronto aprendió duras lecciones políticas por parte de insurgentes demócratas y de sus aliados los liberales. El golpe del 1 de mayo de 1908, urdido por el anciano Piérola y Durand, y, sobre todo, la aventura insurreccional del 29 de mayo de 1909, encabezada por su hermano Carlos y sus hijos Isaías y Amadeo Piérola, apoyada por Orestes Ferro y Enrique Llosa, casi le costaron a Leguía la presidencia y la vida. Estos acontecimientos inyectaron un nuevo [p.282] matiz en su decisión personal de seguir y afirmar metas autoritarias durante su primer gobierno. [130] La subsiguiente represión y el endurecimiento de su régimen esbozaron una estrategia política y económica, formal e informal, que caracterizó no solo los restantes años de su primer gobierno (1908-1912) sino, también, sus once años de dictadura (1919-1930).


[Perú 1908-1912: Leguía continúa grandes proyectos - resistencia de la burguesía contra altos gastos - política exterior pragmática con los "Estados Unidos" debido a disputas fronterizas - Leguía todavía quiere construir el ferrocarril a la selva]

El presidente Leguía amplió los proyectos económicos y financieros que había introducido cuando sirvió como primer ministro de Pardo. Se enfrentó, entonces, a una renovada y feroz oposición parlamentaria civilista, que no estaba dispuesta a aprobar gastos públicos expansivos que pudieran llevar a un enorme déficit presupuestal. Los civilistas, asimismo, se oponían fuertemente a la pragmática política exterior de Leguía, conducida por su ministro Melitón Porras. Este último, para ganar tiempo ante una costosa recuperación militar, propuso efectuar concesiones territoriales, así como la intermediación diplomática de Estados Unidos en el transcurso de negociaciones sobre disputas limítrofes simultáneas que casi llevaron al Perú a la guerra con varios de sus vecinos. [131] Leguía presionó a favor de su política exterior, su ambicioso programa de gasto militar y naval, y una coalición de intereses estadounidenses y locales decididos a construir el grandioso y mal diseñado proyecto ferroviario de Ucayali. [132] En realidad, esta concesión ferroviaria fue, en el periodo 1911-1912, el principal punto en disputa entre el «Bloque» civilista en el Congreso y Leguía, quien continuaba defendiéndola «debido a motivos que distan de ser desinteresados». [133] Este conflicto político subyace a la criticada injerencia de [p.283] Leguía en asuntos de normas y elecciones parlamentarias con el fin de lograr la mayoría en el Congreso de 1912 para sus seguidores.


[Perú 1908-1912: Red de Leguía con disidentes de la clase media + nuevos ricos - nepotismo en las oficinas ministeriales - los "leguiístas"]

A partir de sus extensas relaciones familiares, y sin contar con un partido o alianza política, Leguía construyó una red de apoyo político disidente entre políticos oportunistas de clase media y nuevos ricos, quienes exigían recompensas ligadas a obras públicas, malversación de fondos, contratos para suministros y cargos gubernamentales. Varios de sus parientes y amigos cercanos fueron nombrados en cargos ministeriales importantes y lideraron la facción parlamentaria leguiísta. Entre ellos se pueden contar a Eulogio Romero, Enrique Oyanguren, Enrique C. Basadre, Germán Leguía y Martínez, y Roberto Leguía. 


[Perú 1908-1912: Ministro de Desarrollo Aguirre para el ferrocarril de la selva - plantaciones de caucho en Putumayo bajo Julio C. Arana supuestamente con esclavitud contra los indígenas]

Julio Ego-Aguirre, ministro de Fomento (1909-1911) y uno de los más cercanos colaboradores de Leguía, además de promotor clave del ferrocarril de Ucayali, tuvo una relación duradera como abogado y socio de Julio C. Arana, el mayor terrateniente y magnate del caucho en la región del Putumayo, en el departamento amazónico de Loreto. Durante el primer gobierno de Leguía, la prensa internacional y local denunció a Arana y sus capataces por explotar, esclavizar y causar la muerte de miles de indígenas amazónicos en sus extensas propiedades caucheras. Ego-Aguirre y el prefecto de Loreto y amigo de Leguía, Francisco Alayza Paz Soldán, trataron con lenidad al cacique regional Arana y le ayudaron a superar el escándalo, tras lograr que lo exoneraran de responsabilidad directa luego de varias investigaciones oficiales y diplomáticas. [134] Leguía aceptó el argumento de Arana de que tales cargos eran producto del chantaje de sus enemigos. [135]


[Perú 1908-1912: El presidente Leguía actúa con el periódico "Per To-Day" provocando un "buen ambiente" en el extranjero]

[El diario] Peru To-Day [Perú Hoy], una publicación [p.284] en lengua inglesa financiada por el gobierno peruano y con un personal de periodistas estadounidenses contratados en Lima, contribuyó a difundir internacionalmente la sesgada política del gobierno en el Putumayo como parte de la innovadora estrategia de Leguía por influir la opinión pública extranjera. [136]


[Perú 1908-1912: Leguía es invadida por mendigos]

La correspondencia personal de Leguía en su primer gobierno revela un flujo incesante de pedidos de cargos oficiales y favores, provenientes de una amplia gama de personas que recomendaban a sus parientes o favoritos. Algunos de estos pedidos fueron concedidos y otros rechazados o pospuestos según las cambiantes necesidades políticas de Leguía: sus parientes (su tío Bernardino Salcedo y hermano Eduardo S. Leguía) y amigos políticos (el exjuez Jorge Polar de Arequipa, Juan Antonio Trelles de Abancay y Víctor Larco Herrera de Trujillo) fueron rápidamente satisfechos o se les prometió que pronto lo serían; a Alejandro Garland, quien solicitó un cargo para su hijo, se le invitó a que escribiera sobre finanzas en El Diario, publicación periódica bajo el control del gobierno; el pedido hecho por Mariano Ignacio Prado Ugarteche, jefe civilista e hijo mayor del expresidente, a nombre de un tal señor Pérez, fue cortésmente pospuesto. [137]


[Perú 1908-1912: Cáceres sale como embajador en Roma y Berlín - el sobrino del general sale como subprefecto de Jauja - Cáceres es el garante del ejército contra los levantamientos del católico criminal Piérola - hay indicaciones que Cáceres no tiene moral]

El general Cáceres, bien recompensado por Leguía como embajador peruano en Roma y posteriormente en Berlín, mantuvo una correspondencia muy amistosa con el presidente, quien accedió a promover a Ignacio Dianderas, sobrino del general, al puesto de subprefecto de Jauja. [138] La influencia que Cáceres aún tenía en las fuerzas armadas le dio a Leguía la confianza necesaria para proceder con sus políticas agresivas contra la oposición [de Piérola] sin tener que preocuparse por golpes militares. [139] De hecho, según un diplomático francés, a pesar de la generosa actitud que el presidente tenía para con los intereses anglofranceses, uno de sus principales defectos era «el patrocinar al general Cáceres, quien simboliza la corrupción cínica y la ausencia de todo sentido moral». [140] [p.285]


[Perú 1908-1912: Nuevo armamento con rifles Mauser y buques de guerra franceses - algunos planes de armamento no se realizan - la educación se descuida]

En efecto, Leguía accedió a los pedidos militares para incrementar el gasto de defensa, que alimentó las comisiones ilegales y coimas a oficiales y proveedores extranjeros. En 1909, el ministro de Guerra Pedro Muñiz, un integrante de los constitucionalistas caceristas, logró que se mantuviera el máuser como el rifle oficial del ejército en contra de la propuesta por reemplazarlo con el japonés arizaka. Asimismo, se compraron varios buques torpederos y submarinos franceses, siguiendo el consejo de la misión naval francesa contratada para que organizara la marina peruana. Algunas de estas compras se cuestionaron en el Congreso por irregularidades y falta de autorizació legislativa, así como por  contribuir al incremento innecesario de la deuda externa, según los diputados de la minoría civilista José Matías Manzanilla y Luis Miró Quesada.

Por ejemplo, la adquisición, a la larga frustrada, del anticuado acorazado francés "Dupuy de Lôme" a un precio excesivo ocasionó fuertes acusaciones contra Leguía. Del mismo modo, generó suspicacias que la compra de ocho submarinos, sujeta a la aprobación parlamentaria de bonos del tesoro de corto plazo por un total de 862.500 dólares, se concertara en 1912 con la Electric Boat Company de Estados Unidos, un proveedor naval que acostumbraba pagar «comisiones locales» (un eufemismo para referirse a sobornos) para asegurar sus ventas. La compra de estos submarinos fue también cancelada debido a su alto costo por el sucesor de Leguía. En realidad, las transferencias presupuestarias irregulares y el gasto excesivo inflaron el déficit de los ministerios de Defensa, Gobierno (que incluía a la policía secreta) y Fomento, en tanto que se descuidaba otros sectores como el de Educación.


[Perú 1908-1912: Leguía instala una nueva policía secreta que actúa por la fuerza - Leguía pierde su reputación por completo]

En particular, el financiamiento irregular de la policía secreta (encabezada por Enrique Iza, célebre por el uso excesivo de la fuerza) se denunció como una perniciosa innovación del primer gobierno de Leguía. (Acabado su primer mandato, esta y otras acusaciones llevaron a la formación de una comisión  parlamentaria encargada de investigar varias de las medidas y procedimientos seguidos por Leguía. Tras diversas tácticas dilatorias, la comisión compuesta por una mayoría leguiísta no logró cumplir con esta tarea.) [141] [p.286]



Fig. 9. Presidente
                    Augusto B. Leguía durmiendo con sus robos
Fig. 9. Presidente Augusto B. Leguía durmiendo con sus robos [3]
Fig. 9. Presidente Augusto B. Leguía gozando de impunidad ante la falta de juicio de responsabilidad por múltiples transgresiones y malversaciones al final de su primera administración. «Sueño tranquilo». Por González Gamarra. Variedades 8, n.° 240, 1912, p. 1. Biblioteca Nacional del Perú, Lima.


Fig. 10. Presidente
                    Augusto B. Leguía con sus ministros en fraques
Fig. 10. Presidente Augusto B. Leguía con sus ministros en fraques [3]
Fig. 10. Presidente Augusto B. Leguía con sus ministros saliendo de la Catedral de Lima durante su larga y hondamente corrupta segunda administración, 1919-1930. Foto de José L. Avilés, ca. 1921. Colección fotográfica de Humberto Currarino, Callao. [p.287]


[Perú 1908-1912: Policía del estado de Leguía con vigilancia de sospechosos y autoridades provinciales contra el soborno - las autoridades provinciales son altamente corruptibles]

La creciente oposición nunca dejó de preocupar a Leguía: su correspondencia refleja los esfuerzos realizados para controlar la sedición política mediante la vigilancia secreta de sospechosos y autoridades provinciales que no seguían los patrones tolerados por la administración. [142] De esta forma, Leguía se iba haciendo cada vez más impopular. [143] Dicha situación coincidió con la descripción de un diplomático británico en 1911:

El Perú se encuentra actualmente en una de esas fases, tristemente bastante común en las repúblicas hispanoamericanas, en la cual el gobierno central es débil, una condición que permite a cualquier autoridad menor actuar de modo prepotente, lo que puede llevar a las situaciones más infortunadas. En la mayoría de los casos el motivo es lo que en Estados Unidos se conoce como «graft» [editor: corruptela] y estos funcionarios menores esperan la exacción o chantaje de sus víctimas sabiendo muy bien que tienen muy poco que temer de los poderes por encima de ellos. Por muchas fuentes [editor: nos hemos enterado de] pedidos de sumas de dinero para que las cosas puedan funcionar, pedidos que en ocasiones son lamentablemente accedidos y alientan aún más extorsiones. [144]
[Fin de la descripción]


[Perú 1911: Leguía con maniobras para las elecciones de 1912: cierre del consejo electoral - espiar a la población con la policía secreta - aumentar los salarios de los militares - se amplía la corrupción]

Con el fin de afirmar su autoridad en los últimos dos años de su presidencia, Leguía empleó medidas escandalosas para subvertir las reglas electorales y los procedimientos parlamentarios. Su régimen pasó a depender cada vez más [p.288] de la vigilancia policial y el espionaje. [145] Los intentos de influir sobre la Junta Electoral Nacional culminaron en un decreto ejecutivo que la clausuró inmediatamente antes de las elecciones parlamentarias de 1911. Esta medida condujo a la instalación ilegítima de nuevos congresistas y le dio a Leguía el control de la mayoría parlamentaria en medio de la violencia de turbas dirigidas por agentes de la policía secreta. [146] Los civilistas, en cambio, conformaban ahora una minoría, y el presidente acababa de subir los sueldos de las fuerzas armadas poco antes. [147] Estos procedimientos políticos, que minaban las instituciones electorales, legislativas y militares, le permitieron a Leguía consolidar un grupo de respaldo cuya principal recompensa era la corrupción institucionalizada.


[Perú 1912-1914: elecciones amañadas con el demagogo Billinghurst, huelga general y anulación - Billinghurst tiene problemas financieros]

Las elecciones presidenciales de 1912 le ofrecieron a Leguía otra oportunidad de aplazar su salida del poder y asestarle otro golpe devastador a su exagrupación, el Partido Civil. Los civilistas confiaban en que Ántero Aspíllaga, su candidato, vencería fácilmente en las elecciones. Mas un nuevo y amenazante candidato apareció repentinamente en escena, el expierolista Guillermo Billinghurst, que fue ganando el respaldo popular por medio de la demagogia populista. Con la clara intención de impedir las elecciones que calificaba anticipadamente como fraudulentas, Billinghurst logró interrumpir la votación, asistido por multitudes violentas azuzadas por un paro general. Ante la nulidad forzada del proceso electoral, la decisión sobre la sucesión presidencial recayó entonces en el Congreso, donde la mayoría pro leguiísta refrendó un acuerdo entre Leguía y Billinghurst para que Roberto Leguía, hermano del presidente saliente, y el hacendado leguiísta Miguel Echenique fueran nominados primer y segundo vicepresidente, respectivamente. El nuevo mandatario pronto denunció el catastrófico estado de las finanzas nacionales que heredó; se rehusó, así, a honrar contratos y acuerdos que Leguía había iniciado y  esperaba que Billinghurst concluyera. La deuda pública sumaba 82 millones de soles y era necesario efectuar grandes recortes en el gasto. [148] [p.289]


[Perú 1912-1914: Billinghurst detiene ferrocarriles, riego y armamentos - las empresas "estadounidenses" pierden pedidos]

Este serio desacuerdo entre Billinghurst y Leguía tuvo muchas ramificaciones. Inicialmente llevó, luego de algunas dudas iniciales, a la cancelación de varios proyectos ferroviarios y de irrigación, así como de contratos de compra de armas, con los cuales Leguía había estado profundamente comprometido. Entre los acuerdos cancelados figuraba la línea a Ucayali que esperaba la concreción de préstamos extranjeros, fundamentalmente del National City Bank y otros financistas de Estados Unidos, así como la compra de los submarinos de la Electric Boat Company. En consecuencia, Billinghurst fue considerado antiestadounidense por los diplomáticos de dicho país, que informaban, además, que el presidente prefería tratar con empresas anglofrancesas. [149]


[Perú 1912-1914: Ataque a la casa de Leguía - huida al exilio - Billinghurst con dictadura con el "Comité de Salud Pública" - ministros corruptos]

Leguía mismo se exilió luego de que una turba atacara su residencia, la que el expresidente y un puñado de amigos defendieron con revólveres. Billinghurst gobernó con un estilo dictatorial que evocaba el radicalismo jacobino con el apoyo del comité de Salud Pública, institución vinculada a una oficina de obras públicas urbanas dirigida por el militante Lauro A. Curletti, un sujeto proclive al soborno. El gobierno procedió a expropiar la compañía de agua potable, la "Empresa del Agua de Lima", y propuso armar al pueblo. Asimismo, tuvo que enfrentar a la corrupción dentro de su propio gobierno: a un miembro de su gabinete se le pidió la renuncia al encontrarse que estaba lucrando con la venta de carbón a la marina. [150]


[Perú 1914: Billinghurst quiere cerrar el Congreso - Durand planea un levantamiento militar debido a "oficiales militares descontentos" y proyectos ferroviarios bloqueados, y Benavides - golpe + derrocamiento de von Billinghurst 4-2-1914]

A comienzos de 1914, Billinghurst planeaba cerrar el Congreso para librar a su gobierno de la mayoría leguiísta. El eterno conspirador Augusto Durand diseñaba un levantamiento que contaba con el respaldo de militares descontentos. Graves desacuerdos entre el presidente y el coronel Óscar R. Benavides llevaron a la renuncia de este último a la jefatura del Estado Mayor. Estos ominosos acontecimientos culminaron en un golpe cívico-militar instigado por Durand pero ejecutado por Benavides y sus cercanos amigos Jorge y Manuel Prado Ugarteche, partícipes del asalto al palacio presidencial. El golpe resultó en la muerte del ministro de Guerra, el general Enrique Varela, y el derrocamiento de Billinghurst el 4 de febrero de 1914. [151] En un manifiesto escrito tras ser depuesto, Billinghurst [p.290] denunció una conspiración de «logreros políticos» interesados personalmente en los turbios proyectos ferroviarios de Ucayali y Huacho, plagados por la malversación de fondos públicos. [152] Según fuentes estadounidenses, Durand, quien poseía extensos cocales en la provincia de Huánuco, era uno de los partidarios de que el ferrocarril a Ucayali pasara por dicha circunscripción política. [153]


[Perú 1914: El coronel Benavides reina durante 3 meses - protesta del escritor González Prada]

Después del golpe, el coronel Benavides asumió un rol protagónico. Siendo uno de los primeros graduados de la instrucción militar francesa iniciada en 1895, quedaba en claro que la reforma militar, que buscaba mantener a los militares fuera de la política, había fracasado. [154] Los hermanos Prado Ugarteche (Mariano Ignacio, Javier, Jorge y Manuel), jefes de una facción ascendente entre los civilistas, apoyaron a Benavides como presidente provisional. En protesta, González Prada renunció al cargo de director de la Biblioteca Nacional que había ocupado desde 1911. El escritor procedió entonces a criticar a Benavides por su militarismo o «corporalismo sudamericano», que amenazaba con instaurar otra ronda de degradante servidumbre, favoritismo y malversación fiscal. Arriesgándose a las represalias, González Prada denunció el enriquecimiento sorprendente de Benavides que permitió a su familia cancelar simultáneamente varias hipotecas, insinuando así que esa fortuna provenía de fuentes civilistas o del mal uso de fondos públicos. (A pesar de su larga cruzada contra la corrupción, González Prada se encontró, al final de su vida, defendiendo a Leguía de sus críticos.) [155] [p.291]


[Perú 1914: Coronel Benavides con nepotismo+alta corrupción - compra de préstamos contra el erario - mal uso de fondos militares - intento de Javier prado de vender máuseres a España con un precio barato]

Debido a los problemas financieros internacionales durante los años iniciales de la primera guerra mundial, el gobierno provisional de Benavides no pudo valerse del endeudamiento externo, aunque sí le fue posible echar mano del crédito interno. Se notaba un creciente militarismo, a medida que el presidente colocaba a sus parientes en lucrativos puestos públicos y su entorno se dedicaba a «negocios tan poco delicados como la compra de créditos contra el fisco», todo lo cual contribuía a la impopularidad del régimen. [156] Se sospechaba, además, que el creciente gasto militar servía para «recompensar servicios no muy correctos» [¿financiando prostitución con gastos militares?]. [157]

Javier Prado Ugarteche, íntimo aliado de Benavides, estuvo envuelto en un intento de venta encubierta de miles de rifles máuser de sistema moderno al gobierno español a un precio más ventajoso que el de la misma casa manufacturera. Prado mismo había recomendado personalmente a Manuel Valladares, el agente de la sinuosa transacción, ante el jefe de la misión diplomática española en Lima. [158] (En 1910, Benavides casualmente estuvo de agregado en la fábrica Máuser en Alemania durante varios meses. [159]) Mariano Ignacio, hermano mayor y cabeza acaudalada del clan Prado, también fue descrito como un empresario inescrupuloso y un político de dudosa moral. [160]

La primera fase del juicio llevado a cabo para esclarecer el asesinato del general Varela durante el golpe se declaró viciada debido a irregularidades procesales. Al finalizar su impopular mandato, Benavides fue despedido con pifias por grupos que le gritaban «ladrón y asesino». [161] José Pardo, electo en 1915 para su segundo mandato presidencial, recompensó a Benavides con un puesto diplomático en Europa. [p.292]


[Perú 1915-1919: Presidente Pardo - Asesinato de Rafael Grau - división del Partido Cívico - Los campos petroleros provocan problemas fiscales - Pardo mantiene relaciones diplomáticas con Alemania - La reputación de Pardo se hunde]

Pardo gobernó el país con su tradicional conservadurismo fiscal. Las acostumbradas disputas y manipulaciones electorales se caldearon tras el asesinato del leguiísta Rafael Grau. La familia de Grau y la oposición política responsa bilizaron al gobierno de su muerte. Las ambiciones políticas de Javier Prado, respaldadas por sus hermanos y un grupo considerable de civilistas, llevaron a una división de facto del Partido Civil, que debilitó la posición de Pardo.

Además, la controversial cuestión tributaria concerniente a los campos petrolíferos de La Brea y Pariñas acosó al ejecutivo y al legislativo durante todo el gobierno de Pardo. En medio de la primera guerra mundial, agentes británicos y estadounidenses presionaron para que se alcanzara una resolución judicial internacional de la disputa, librada en torno a los impuestos ridículamente bajos que pagaba la London & Pacific Petroleum Co., una subsidiaria de la Standard Oil Corporation de Estados Unidos. Los críticos posteriormente culparon al gobierno de Pardo y a la mayoría civilista en el Congreso por haber cedido a estas demandas. Para completar este panorama internacional adverso, el gobierno de Pardo demoró innecesariamente la ruptura de relaciones diplomáticas con Alemania, incluso después de que Estados Unidos entrase a la guerra en 1917. La oposición explotó esta descaminada política exterior seguida por el conservador Enrique de la Riva-Agüero.


[Perú 1915-1919: Leguía en Londres intriga en Perú para su regreso con intento de golpe de Estado en Lima - El gobierno de Londres espía a Leguía - Leguía planea levantamientos en Perú contra Pardo con viejos militares]

Leguía, entretanto, conspiraba desde su exilio. Tras su partida del Perú en 1912, se estableció en Londres, desde donde conducía sus negocios personales y una campaña política orientada a devolverle al poder. En su residencia en 28 Holland Park, Leguía recibía consejos políticos de su colaborador y exministro Julio Ego-Aguirre. Durante la mayor parte de 1917, la Home Office británica tuvo a Leguía bajo vigilancia, en caso violara la Foreign Enlistment Act y contratara ciudadanos británicos para derrocar al gobierno peruano. No se detectó ningún acto semejante. Sin embargo, la Foreign Office recibió información detallada sobre los movimientos de Leguía, sus contactos y una copiosa correspondencia personal entre el expresidente, partidarios políticos y militares en el Perú, que incluía copias fotográficas y traducciones de cartas interceptadas. [162] [p.293]

Gracias a esta fuente extraordinaria, podemos afirmar que Leguía efectivamente estaba planeando su retorno político y que, para este fin, contaba con el fuerte apoyo, tanto de oficiales militares retirados, como en servicio activo en el Perú. Los más decididos en la planificación práctica de levantamientos simultáneos de tropas en ciudades estratégicas del Perú fueron el coronel César Gonzales y los oficiales Pedro A. Ríos y Francisco La Rosa, quienes, junto con muchos otros oficiales, aborrecían la política de recortes a las fuerzas armadas seguida por Pardo.

En sus cartas, Leguía incitaba vivamente a Víctor Larco Herrera y otros candidatos parlamentarios a que se unieran a este «movimiento reaccionario» contra Pardo. El abogado José Manuel García fue puesto a cargo de la organización política y el financiamiento del movimiento en el Perú, así como de la propaganda en la prensa. Este recibió fondos en Lima de Augusto Leguía Swayne, el hijo mayor del expresidente y administrador de la empresa exportadora de azúcar y algodón de la familia. Las negociaciones políticas llevadas a cabo por García incluyeron contactos con Cáceres. El viejo general había sido rechazado por los civilistas cuando regresó al Perú en 1915 y había prometido (pero no pudo cumplir) el respaldo de su partido militarista a la insurrección leguiísta. Del mismo modo, Carlos de Piérola, el jefe opositor del casi extinto Partido Demócrata, manifestó su respaldo a la causa y liderazgo de Leguía. [163]


[Leguía se vuelve de izquierda radical como Piérola: destruye todo, renueva todo, reorganiza todas las instituciones, destruye el liderazgo corrupto]

La causa insurreccional de Leguía heredó la tradición ideológica y política de los viejos movimientos anticivilistas que habían jurado cambiar radicalmente el «estado feudal» del Perú. Al narrar una conversación confidencial con Piérola, uno de los conjurados con Leguía manifestó vívidamente unas ambiciosas metas políticas que Leguía posteriormente pondría a su manera en práctica:

Necesitamos a un hombre que encabece una reacción sangrienta que destruya todo lo que al presente existe. Todo debe ser renovado. Los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Las universidades, el ejército y todas las instituciones y su personal deben ser reorganizadas, y como complemento, este grupo de hombres, cuya existencia es peligrosa para la república, debe ser destruido. [164] [p.294]
[Fin de la conversación].

Este corresponsal se encontraba animado por el creciente descontento de aquellos que, abandonando el campo de Leguía, se habían visto obligados a tocar las puertas de los poderosos de la «civilización pardista» con el objetivo de saciar su apetito de poder. Estas personas «furiosas y desilusionadas», bien conocidas por Leguía, regresaban a su antiguo bando a pedir venganza. Un nuevo partido debía ser formado entre estos y otros actores políticos.


[Leguía tiene aún más potencial para la rebelión: Billinghurst + Regalar a los expropiados puestos de embajadores - comenzar la campaña electoral equivocada para engañar a Pardo - con intrigas se gana más que con honestidad]

Otro amigo político sugirió a Leguía seguir el ejemplo de Billinghurst de elevar las expectativas de los desposeídos con «esperanzas concretas de beneficio personal» como el ofrecer puestos en consulados peruanos del extranjero. Este mismo personaje maquiavélico también propuso encargarle a Julio Ego-Aguirre lanzase una falsa campaña electoral para engañar a Pardo y permitir el regreso de Leguía al Perú. [165] Sin embargo, el coronel Gonzales advirtió a Leguía que el creciente apoyo a su causa no era suficiente en el Perú, donde la «decadencia moral» era grande y no podía confiarse demasiado en estos partidarios y asesores políticos que carecían de «honestidad política»:

[Coronel Gonzales advierte de la capa alta católica criminal del Perú]:
Los mismos hombres a quien usted conoce con los mismos vicios, posiblemente hasta más corruptos, conforman esta [nueva] organización política. No esperan nada de acciones a las cuales podría llamárseles enérgicas y honorables, sino que prefieren la intriga con la cual generalmente ganan más que mostrando su mano. [166]
[Fin de la advertencia].

Diversos amigos epistolares de Leguía en esta época le pidieron dinero para gastos o para su sustento, luego de perder su cargo o ver vencida su postulación al parlamento. [167] Así, un diplomático que seguía de cerca la política peruana en ese entonces consideraba que la mayoría de estos partidarios que urgían el derrocamiento de Pardo era un grupo de «aprovechados decepcionados». [168] [p.295]


[Leguía quiere fundar al mismo tiempo un nuevo partido - Agosto de 1918 : Rebelión de la guarnición de Ancón - Leguía se convierte en presidente 1919 - intriga con golpe de estado INVENTADO - desde 1919 solo dictadura + reglas de corrupción en Perú - asesinato + robar = católicos criminales en su máxima expresión]

La estrategia política de Leguía evolucionó hacia un plan secreto para regresar al Perú, respaldado por el nuevo partido en formación, y exigir un gobierno provisional y la convocatoria a una convención nacional, objetivos todos que serían apuntalados por un levantamiento militar. [169] La prematura rebelión de la guarnición de Ancón en agosto de 1918 estuvo vinculada a las  redes militares de Cáceres que apoyaban a Leguía. [170] Las condiciones para el retorno del expresidente coincidieron con el lanzamiento de su campaña presidencial para las elecciones de 1919, en las cuales salió vencedor. Pero su victoria electoral no bastaba para el aspirante a dictador. Leguía llevó a cabo un golpe «sagaz» antes de la ceremonia de investidura, argumentando haber descubierto una conspiración para impedirle asumir el mando (cargo sobre el cual testigos extranjeros no encontraron evidencia alguna). El golpe contó con un amplio respaldo militar que puso abrupto fin al relativamente honesto gobierno de Pardo, el último del civilismo, y destrozó la oposición organizada, iniciando así una nueva era de dictadura y corrupción. [171]


Escándalos del Oncenio de Leguía

[Perú 1919-1930: El gobierno de Leguía con nueva constitución de 1920 es un retroceso - con el pretexto de "conspiraciones" todas las personas del Partido Civilistas están encarceladas, hay deportaciones, ataques a casas y oficinas de prensa - policía secreta + sistema de espionaje + tortura]

Así, Leguía comenzó su segundo gobierno (1919-1930) sin oposición institucionalizada. Fiel a su plan original, interfirió en la instalación del Congreso y a cambio, convocó una asamblea constitucional para que reformara la vieja Carta de 1860. Mariano H. Cornejo, antiguo parlamentario demócrata y ministro de Billinghurst, fue el arquitecto de la «reforma» constitucional que apoyaba un régimen dictatorial eufemísticamente conocido como la «Patria [p.296] Nueva». [172] Los hermanos Prado colaboraron en este proyecto leguiísta durante un tiempo. La Constitución resultante de 1920 significó un revés histórico para las débiles instituciones y normas de la democracia republicana peruana y la coexistencia política, construidas dolorosamente durante décadas. [173]

Justificando su proceder con la excusa de combatir conspiraciones recurrentes, Leguía destruyó a la dirigencia civilista mediante encarcelamientos en  la isla de San Lorenzo, deportación y ataques de turbas contra casas y oficinas de prensa. [174] Siguió entonces una devastadora agresión contra otros grupos políticos. El gasto de la policía secreta creció significativamente para formar un extenso sistema de espionaje. El «doctor» Bernardo Fernández Oliva, un jefe particularmente temido de la policía secreta, fue acusado de torturar a los prisioneros políticos. [175] La represión desatada contra todo opositor por el ministro de Gobierno Germán Leguía y Martínez, primo del presidente, forzó una estabilidad política beneficiosa para la dictadura.


[Perú 1919-1930: El terror de Leguía perturba la economía + bancos + amenazas a la propiedad privada - censura de prensa - universidades bajo censura - propaganda de prensa celebra dictadura]

Sin embargo, las drásticas medidas punitivas dictadas por Leguía y Martínez causaron conflictos entre el poder ejecutivo y el poder judicial, alarmaron a empresarios y banqueros locales, así como preocuparon a la comunidad internacional por la violación de derechos civiles fundamentales. El requisito legal del habeas corpus se ignoró y la propiedad privada se vio amenazada [p.297] por un decreto de confiscación políticamente motivado y retroactivo. [176] La prensa independiente fue cerrada o mantenida bajo la constante amenaza de  ser clausurada; y la libertad de expresión en las universidades quedó limitada drásticamente. Una maquinaria propagandística bien aceitada que incluía al diario La Prensa (expropiado al exiliado Augusto Durand en 1921) y el West Coast Leader, publicación en inglés sucesora del Peru To-Day, alababa los «logros» del gobierno y confundía a la opinión pública nacional e internacional.


[Perú 1919-1930: Leguía con grandes proyectos ferroviarios, riego, construcción de carreteras, nuevos puertos - financiados y dirigidos por estadounidenses - la oposición advierte de una "americanización"]

Una vez que los contrapesos políticos fueron violentamente desmantelados, Leguía pudo dedicarse a sus anchas a su querida política de grandes obras públicas plagadas de corrupción y financiadas con un masivo endeudamiento externo. El difunto plan de la línea férrea a Ucayali se reemplazó con una nueva obsesión por la urbanización, los proyectos de irrigación y la construcción de carreteras. Los masivos préstamos de la banca estadounidense financiaron obras públicas asignadas a contratistas norteamericanos: el monopolio de las obras urbanas y de salubridad por la Foundation Company, la construcción de carreteras y puertos por Snare & Co., y los proyectos públicos de irrigación (entre ellos, el gran proyecto de Pampas Imperial en Cañete y de Olmos en Lambayeque, en los que Leguía tenía sustanciales intereses) a cargo del ingeniero Charles W. Sutton. Estos préstamos, privilegios y monopolios causaron críticas por parte de otras compañías y representantes extranjeros, en los que  generó suspicacia el impacto de la «insaciable codicia yanqui» para la soberanía del Perú. [177]


[Perú 1921: Celebración de los 100 años de independencia - Regalos a España y "USA"]

Las suntuosas celebraciones por el centenario de la independencia acarrearon gastos excesivos y derroche de fondos públicos a gran escala, no obstante la caída de los precios de las exportaciones en 1921. Se erigieron nuevos edificios públicos y monumentos patrióticos. Para ganarse la buena fe de diversos intereses extranjeros, el gobierno de Leguía le regaló a la embajada española un edificio que valía 45.000 libras peruanas, contrató profesionales estadounidenses [p.298] como administradores públicos y estableció una misión policial española y otra naval estadounidense. [178]


[Perú 1919-1930: Monopolios de correo y telégrafo a los estadounidenses y Gran Bretaña - ineficiencia y corrupción - misión de la policía española entrena personas, pero expone la corrupción política - corrupción y enriquecimiento bajo Leguía en toda la administración - política+beneficio]

Del mismo modo, se otorgaron concesiones importantes a la Peruvian Corporation, a la London & Pacific Petroleum Co. y a la British Marconi Wireless Co. para el monopolio de los servicios locales de correo y telégrafo. Casi todos estos acuerdos y contratos con empresas foráneas tuvieron resultados negativos. El contrato con la Marconi fue objeto de una investigación parlamentaria por ineficiencia y corrupción, debidas a los problemas causados por empleados nativos que, según un informante extranjero, «consideran que el servicio público es una sinecura permanente y una oportunidad para la “corruptela”». [179] La misión policial española inicialmente mejoró la posición profesional de la policía peruana, pero inevitablemente chocó con autoridades consideradas corruptas, como el prefecto de Lima Octavio Casanave. [180]

El desorden y la venalidad se evidenciaron desde el inicio mismo del nuevo régimen. [181] La corrupción prevaleció en todo ámbito administrativo: el mal ejemplo fue dado por los ministros y empleados públicos de alto rango, que llegaron a su cargo sin riqueza personal y, en corto tiempo, aparecían amasando fortunas. Destacaron, en este desarrollo, Julio Ego-Aguirre, ministro de Fomento y posteriormente de Relaciones Exteriores y primer ministro; Alberto Salomón, ministro de Relaciones Exteriores; [182] y Pedro José Rada y Gamio, primer ministro. [183] [p.299]

El doctor Lauro A. Curletti, ministro de Fomento en 1923, se vio obligado a renunciar solamente cuando exageró sus propias ambiciones presidenciales, no obstante habérsele permitido antes usar su cargo para cometer «malversaciones flagrantes» de fondos públicos. [184] Un informe biográfico confidencial del servicio diplomático estadounidense sobre Alejandrino Maguiña, ministro de Justicia y Educación y primer ministro en 1926, explicaba que su principal motivación para tomar parte en la política gubernamental era «hacer dinero». En efecto, Maguiña renunció después de ignorar repetidos pedidos del Congreso para que presentara cuentas claras de los gastos que había efectuado desde 1923 para la construcción de escuelas primarias. Fue incluido en «el grupo de políticos de clase media, inteligentes pero frecuentemente inescrupulosos, a los cuales el Presidente ha llevado al gobierno». De igual modo, el «ambicioso y de sangre fría» Celestino Manchego Muñoz encabezaba un «fuerte séquito de aprovechados». [185]


[Perú 1919-1930: Grandes edificios y gobierno familiar de Leguía: Banco de Reserva, empresas constructoras y monopolio del cemento - la extravagancia total provoca un "déficit inmanejable" ya en 1922 - el "americano" Cumberland]

Los parientes cercanos y amigos de Leguía se encontraban en la cima de esta cadena informal. Su primo Eulogio Romero, presidente del nuevo Banco de Reserva, su yerno Pedro Larrañaga y su antiguo amigo político Miguel Echenique se beneficiaron con el auge de la construcción como contratistas (Cía. de Autovías y Pavimentos) y socios privilegiados del monopolio del cemento (la Cía. Portland Peruana).

El economista estadounidense William W. Cumberland fue testigo privilegiado de la difundida corrupción del gobierno de Leguía y de su círculo más íntimo. A pedido de Leguía, Cumberland, funcionario del Departamento de Estado de EE. UU, fue nombrado, en 1921, jefe de la Administración de Aduanas y Presupuesto; y, en 1922, director del primer banco central, el Banco de Reserva del Perú. [186] Cumberland pronto descubrió que el gasto fiscal ascendía a aproximadamente el doble de las rentas, lo cual ejercía fuerte presión para la devaluación de la moneda. Hacia la segunda mitad de 1922, la «grosera extravagancia» [p.300] del gasto fiscal mediante «créditos especiales» y malversaciones había generado un déficit inmanejable en casi todos los ministerios. [187]


[Perú 1919-1930: Ejemplo de corrupción en la administración aduanera - reducción del contenido de plata en monedas peruanas - 1923 Cumberland - Leguía permite toda corrupción y arruina las finanzas del Perú]

Años más tarde, Cumberland contó que, en la Administración de Aduanas, la «corrupción proliferaba pues pocos eran los que pagaban los aranceles como era debido [editor: y por tanto] la cuestión era negociar [editor: el pago] con los funcionarios peruanos». [188] Un funcionario de aduanas despedido por participar en dicha corruptela llegó incluso a retar a Cumberland a duelo. Además, Cumberland no pudo evitar la interferencia del gobierno en el manejo del banco central, pues Eulogio Romero, presidente del banco entre 1922 y 1925, era «un político muy astuto y sumamente inescrupuloso». Para cubrir las necesidades de fondos del gobierno, Romero diseñó y llevó a cabo un plan para reducir el contenido de plata de las monedas peruanas. En consecuencia, en 1923 Cumberland renunció como director del banco. Reveló después que Leguía «permitió a todos sus asociados aprovecharse de la corrupción a sus anchas [... Leguía] arruinó las finanzas del Perú tan exhaustivamente como si él mismo hubiese sido el corrupto». [189]


[Perú de 1922: Católicos criminales con corrupción bloquean crecimiento + ingresos fiscales - salarios de profes con vales - intercambio de vales por dinero con congresistas con comisión del 25% - Cumberland sigue siendo incorruptible - el hijo de Leguía, Juan Leguía Swayne, es el que roba más]

La creciente falta de recursos fiscales obligaba a pagar los magros salarios de los profesores de colegio con vales. Se hizo una costumbre intercambiar estos últimos por dinero a través de la mediación política de congresistas que cobraban una «comisión» del 25 por ciento. Al verse cuestionados por Cumberland, hubo quienes intentaron ofrecerle una tajada de tal ganancia abusiva. Según el funcionario estadounidense, esta confabulación «era una de las mayores fuentes de corrupción en Perú y una de las principales motivaciones para ser senador o diputado. Cada uno cobraba una parte sustancial de los salarios de los profesores de su distrito». [190] Sin embargo, Juan Leguía Swayne, el más joven de los hijos del presidente, superó a todos los demás asociados cercanos a Leguía en el cobro de «comisiones» y sobornos por diversos tratos oficiales, especialmente en la contratación de préstamos extranjeros y compra  de equipos militares, navales y aviones de guerra.


[Perú 1919-1930: Militares reciben "regalos" y ascensos del presidente Leguía - algunos oficiales protestan]

El presidente Leguía había recompensado a los oficiales militares y navales en un grado sin precedentes, corrompiendo profundamente a las fuerzas armadas. [p.301] Varios oficiales fueron ascendidos luego del golpe del 4 de julio de 1919. El viejo general Cáceres, un influyente partidario de la aventura dictatorial de Leguía, fue glorificado y ascendido al rango máximo y exaltado de mariscal. En declaraciones clandestinas, oficiales descontentos con la creciente corrupción de las instituciones militares denunciaban el uso de los ascensos militares por políticos inescrupulosos. [191] La explotación política de los militares continuaría siendo un problema principal para el desarrollo de las fuerzas armadas.


[Perú 1919-1930: Armar al Perú con armas "estadounidenses" contra Chile - negociaciones sobre Tacna y Arica con Chile - compras de armas con grave corrupción]

La negociación de la cuestión de Tacna y Arica con Chile, el asunto más importante en materia de Relaciones Exteriores, tenía como base una política de rearme que implicaba mayores gastos fiscales. La iniciativa de Leguía de comprar las armas más nuevas de ese entonces, los submarinos y aeroplanos, le brindó fuerte apoyo entre los militares y sus seguidores nacionalistas. Sin embargo, los contratos de estas compras estuvieron expuestos a la reinante corrupción. Juan Leguía ostentaba el rango de coronel y el cargo oficial de inspector en jefe de la Aviación Naval y Militar. Esta condición lo vinculó directamente a la negociación de los contratos con la Electric Boat Company y el fabricante de aviones Curtiss. Juan Leguía viajaba frecuentemente a los Estados Unidos, donde en una oportunidad lanzó acusaciones alarmantes contra los asesores militares franceses y alemanes en el Perú, y brindó su apoyo a las misiones naval y militar estadounidenses. La vieja misión militar francesa en el Perú llegaba a su fin en medio de escándalos y acusaciones de insubordinación, irregularidades en las adquisiciones y corrupción. Por otro lado, dirigentes políticos alababan a los asesores navales y de aviación de Estados Unidos. [192] Los diplomáticos estadounidenses reconocieron el papel que Juan Leguía tuvo en asegurar compras de material bélico estadounidense y la cooperación naval y militar de los Estados Unidos, en competencia con otros intereses extranjeros. [193] [p.302]

En 1928, el embajador británico en el Perú reportó serias irregularidades en la venta de destructores navales y material de guerra al Perú por valor de cinco millones de libras esterlinas. El negocio implicaba al general Wilhelm von Faupel, el jefe del ejército peruano en ese entonces, quien «ponía reparos a muchas cuestiones de detalle, y no estaba por encima de las sospechas desde una perspectiva venal». Este militar mantenía, además, frecuentes altercados con Juan Leguía, mientras que el capitán Charles G. Davy (exmiembro de la marina de Estados Unidos), jefe en funciones de la misión naval estadounidense, negociaba una «comisión» o soborno inicialmente fijado en 2,5 por ciento y luego reducido al 1,5 por ciento del valor total de la compra. [194] Los principales comandantes y el mismo presidente Leguía reconocían, además, la difundida apropiación ilícita de carbón, armas y materiales de algunos oficiales para su ganancia privada. [195]


[Perú 1919-1930: Se celebra oficialmente la dictadura de Leguía - Leguía = "Gigante del Pacífico" - Leguía tiene sus redes de propaganda]

Un pilar fundamental de los abusos de Leguía fue el respaldo inquebrantable y a veces descaminado de bancos, corporaciones e, incluso, diplomáticos estadounidenses. Una admiración casi ciega por Leguía hizo que algunos de estos diplomáticos sostuvieran que, bajo el estado actual de la civilización en el Perú, su régimen «progresivo, aunque autocrático» era tal vez la mejor opción. [196] La amistad y el respaldo de estos representantes llegó incluso a hacerlos declarar que Leguía era uno de los hombres más notables del hemisferio occidental, un «gigante del Pacífico» digno de un premio Nobel. [197] En efecto, William Gonzales, un exembajador en Perú favorable a Leguía, fue acusado por un  exiliado peruano de actuar como agente de propaganda, remunerado por el dictador, en Nueva York. [198] [p.303]


[Perú 1919-1930: Los "EUA" negocian contratos con Chile y Colombia: Perú pierde Putumayo a Colombia y Arica a Chile - fracaso de préstamos en los "EUA"]

A pesar de las señales de un creciente sentimiento antiestadounidense en Perú, el endose diplomático de Estados Unidos a sus programas financieros y de inversión sostuvo a Leguía en el poder durante prácticamente los once años de su régimen. El arreglo de las disputas limítrofes con Chile y Colombia a través de tratados mediados por "Estados Unidos" consolidó la posición internacional de Leguía. Sin embargo, la oposición doméstica a estos tratados internacionales le causó problemas políticos internos que resultaron muy serios. Es el caso del senador Julio C. Arana, antiguo aliado político que buscaba una compensación privada por sus tierras cedidas a Colombia en el territorio  cauchero del Putumayo. Hubo también una reacción de descontento militar por la entrega de Arica a Chile. [199]

Mientras tanto, representantes estadounidenses urgían el otorgamiento de más préstamos al régimen leguiísta, afirmando que era beneficioso para los intereses empresariales de Estados Unidos en el Perú. Las crecientes evidencias de una extensa corrupción en el gobierno de Leguía se ignoraron o justificaron. [200] La penosa consecuencia de esta descarriada simpatía oficial hacia el dictatorial régimen leguiísta fue el fracaso de préstamos claramente mal aconsejados y mal manejados, financiados mediante la emisión de bonos en el mercado de capitales de EE. U.U. En realidad, la corrupción desalentaba a los inversionistas honestos de desarrollar negocios en el Perú.


[Lima 1919-1930: Leguía deja deportar la oposición: su primo Germán Leguía y Martínez "El Tigre"]

Al igual que otros dictadores latinoamericanos, las dificultades más serias que Leguía tenía para prolongar su régimen emanaban de su ambición por una continua reelección. En 1923, las intenciones de Leguía chocaron con las ambiciones presidenciales de su propio primo Germán Leguía y Martínez, «El Tigre». El aguerrido primo denunció las nocivas implicaciones de una reelección y juró corregir vicios inveterados y combatir el monopolio [p.304] antidemocrático del poder fomentado por aquellos que medraban a su sombra. [201] A pesar de su poder vertical represivo durante sus tres años como ministro de Gobierno, «El Tigre» aparentemente no siguió el ejemplo de otros funcionarios de alto rango que acumularon fortunas mal habidas. [202] Temeroso del creciente y oportunista apoyo a la quijotesca causa de su primo, el presidente Leguía lo encarceló y posteriormente lo deportó.

Indicación de la Wikipedia del Mossad (16-6-2023):
Deportación a la isla de San Lorenzo y a Panamá
https://es.wikipedia.org/wiki/Germán_Leguía_y_Martínez

Su tenaz oposición a la reelección presidencial, llevó a que el 15 de diciembre de 1923 fuera apresado junto con sus hijos. Llevado a la isla de San Lorenzo y desterrado a Panamá. La Corte Suprema del Perú protestó contra la deportación de uno de sus miembros. En todo caso, Germán Leguía resultó víctima del régimen represivo que él mismo había ayudado a construir. Por motivos de salud, se le permitió volver al Perú en 1927. Muy enfermo, se recluyó en Magdalena del Mar [Lima del Sur, costa], donde falleció al año siguiente.1718

[Suplemento: La clase alta peruana católica "cristiana" es la más criminal que cualquier otro
Los peruanos criminales "cristianos" católicos del Perú NO conocen límites para defender su corrupción criminal pero siguen deportaciones de sabios de la verdad. Entonces, un crimen provoca al siguiente. Perú es un montón de basura moral, y terminaron convirtiendo al Perú de nuevo en un montón de basura].


[Perú 1924: Mayor oposición a la reelección de Leguía: Universidad de San Marcos con el Rector Villarán]

Otros críticos más dignos se opusieron valiente y tenazmente a los abusos cometidos por Leguía y sus subsiguientes campañas de reelección. El legendario González Prada había fallecido antes del inicio del segundo mandato de Leguía en 1919. Contribuyeron a su legado anticorrupción Manuel Vicente Villarán, Víctor Andrés Belaúnde y varios dirigentes de un ascendente movimiento entre los estudiantes universitarios y obreros. Villarán renunció como rector de la asediada Universidad Nacional de San Marcos para proseguir una oposición subterránea al gobierno. El exrector publicó varios volantes y panfletos ampliamente distribuidos, en los cuales establecía la conexión entre la destrucción institucional y el abuso, la masiva corrupción y las necesidades políticas del régimen de Leguía. [203]


[Gran Depresión 1929: Leguía está totalmente perdido a pesar de un cambio constitucional para una segunda reelección - la dictadura Leguía INVENTA intentos de asesinato - no más grandes compras en los "Estados Unidos" - nuevos préstamos a Perú serán cancelados]

La campaña de reelección de 1929, justificada mediante una enmienda constitucional previa, en medio de una situación económica internacional y nacional en deterioro, selló el destino político de Leguía. Durante los últimos meses del Oncenio, la prensa controlada por el gobierno publicaba noticias sobre supuestas conjuras para asesinar al presidente. Tales manipulaciones alarmistas se usaron recurrentemente para justificar la represión interna. Esta vez, la popularidad de Leguía se encontraba en su punto más bajo y eran pocos los que creían que las noticias sensacionalistas eran ciertas. Los préstamos extranjeros para refinanciar la inmensa deuda pública y comprar equipos militares fueron cancelados o reducidos en su fuente debido a la Gran Depresión. Leguía reaccionó airadamente ante lo que consideraba una traición de los financistas de Estados Unidos. Uno de los asesores militares norteamericanos en Perú intentó llamar la atención de los funcionarios en Washington sobre la falta [p.305] de voluntad de los banqueros de Nueva York para conceder nuevos préstamos al gobierno peruano para la compra de aviones militares. [204]


[22.8.1930: Revuelta en Arequipa con militares - Disturbios en todo el país - Renuncia de Leguía el 25.8.1930 - Encarcelamiento de Leguía y su hijo Juan Leguía en la isla prisión de San Lorenzo - Cargos de corrupción]

El 22 de agosto de 1930, un levantamiento militar en Arequipa, liderado por el comandante Luis M. Sánchez Cerro, anterior opositor pero también beneficiario de recompensas y ascensos concedidos por el régimen, desató la caída de Leguía. En medio de la inestabilidad y desorden extendidos a Lima, Leguía se vio forzado a renunciar tres días más tarde a favor de una junta militar. Puesto a bordo de un crucero de la armada peruana frente a las costas de la capital, rumbo al exilio, el achacoso exdictador y su hijo Juan fueron pronto encarcelados, por órdenes de Sánchez Cerro, irónicamente en el temido penal de la isla de San Lorenzo a donde Leguía había enviado a innumerables presos políticos. Padre e hijo fueron posteriormente juzgados por los más graves cargos de corrupción hasta ese entonces presentados contra un presidente, su familia y sus cómplices.


Sanciones ineptas

[Perú 1930-1933: Dictadura militar de Sánchez Cerro - juicio por corrupción contra Leguía - 664 cargos formales, de los cuales el 11% se trataba, de los cuales 41 absoluciones, 16 sobreseídos por falta de pruebas, ni siquiera 10 condenas + confiscaciones - se continúan las autoridades corruptas]

Como postulado central para llegar al poder, el nuevo régimen militar encabezado por Sánchez Cerro prometió castigar la corrupción del difunto gobierno y elevar los principios morales de la Administración Pública. [205] El 31 de agosto de 1930 se creó un tribunal especial para que investigara, juzgara y castigara los delitos relativos al abuso de cargos públicos, los contratos gubernamentales y el «enriquecimiento ilícito» de los líderes y asociados del régimen anterior. Este Tribunal de Sanción Nacional alentó a los ciudadanos comunes a que presentaran cargos contra empleados públicos y evidencias de sus actividades ilegales. [206] Sin embargo, apenas el 11 por ciento de un total aproximado de [p.306] 664 acusaciones formales recibidas fue efectivamente procesado por el tribunal especial. De las 75 acusaciones que llegaron a juicio, la mayoría presentadas por oficinas gubernamentales, 41 casos concluyeron con sentencias de no culpabilidad; 16 se desestimaron, debido a evidencias insuficientes; y menos de 10 resultaron en condenas y confiscación de propiedades mal habidas como reparación civil. [207] Después de estos espectaculares juicios y publicidad, la mayoría de las exautoridades ligadas a la corrupción fueron calladamente exoneradas, castigadas levemente o, incluso, certificadas como inocentes.


[Enfermos mentales: la clase alta católica en el Perú: los propagandistas de Leguía lo consideran como inocente a pesar de la corrupción en millones para su familia y amigos - Leguía mismo hace propaganda mentirosa: él "no es responsable" de la corrupción]

El incumplimiento de procedimientos legales acostumbrados de presunción de inocencia y retroactividad, la interferencia militar y cargos de inconstitucionalidad contra el propio tribunal, juntamente con la evidente incapacidad para procesar tales juicios, afectaron seriamente la capacidad y legitimidad del tribunal. Sobre la base de tales argumentos legales, algunos autores han condonado o compadecido a Leguía luego de su caída; cuestionan su participación directa en la desenfrenada corrupción y sostienen que el Tribunal tenía una motivación política para ejercer venganzas. [208] Estas apreciaciones coinciden, en parte, con algunas versiones periodísticas extranjeras del momento que sostenían que Leguía era culpable de ambición política antes que de corrupción, aunque le habría sido difícil ignorar «que sus hijos, parientes y amigos recibían millones en comisiones y ganacias derivadas de los préstamos extranjeros y contratos de obras públicas». [209] Estos argumentos resonaron en la defensa póstuma que Leguía supuestamente habría hecho de sí mismo, en la cual sostuvo no ser responsable por la corrupción de otros a lo largo de su gobierno. [210]


[Robo masivo + corrupción bajo Leguía: la investigación de Ugarte: los salarios de la policía fueron desviados a grupos políticos para campañas electorales - el rubro "gastos reservados" son sobornos a políticos - la corrupción y la incompetencia hacen que la deuda nacional explote en un 100% bajo Legía]

A pesar de la ineptitud del Tribunal de Sanción Nacional, la información que este produjo es valiosa para rastrear los mecanismos de corrupción y sus consecuencias en el Oncenio tardío. José B. Ugarte, director del Ministerio del Gobierno, sostuvo que aproximadamente 105 millones de soles habían sido mal [p.307] utilizados en el periodo 1920-1929: fondos públicos destinados para la policía secreta fueron más bien desviados a grupos políticos que apoyaban al gobierno y para cubrir los gastos electorales leguiístas, en tanto que bajo la etiqueta de «gastos reservados» se pagaban salarios suplementarios a los políticos. Ugarte concluyó que tales prácticas constituían la raíz de la inmanejable expansión de la deuda interna y externa. [211] Quedó claro que el ímpetu modernizador de Leguía tenía como base el gasto en obras públicas que no podían explicar el incremento exponencial de la deuda pública. Era la corrupción y la incompetencia las que habían elevado los costos de obras y contratos hasta el doble de su valor real. [212]


[Abril de 1931: Solo los casos de la familia Leguía son condenados - la venta de opio y el juego de azar permanecen sin pena]

Al finalizar sus actividades en abril de 1931, el Tribunal concentró las relativamente pocas condenas probadas en Leguía y su círculo íntimo de parientes y secuaces. Dichas condenas representaban solo un segmento de las abundantes transgresiones en los contratos públicos, concesión de monopolios, comisiones, préstamos externos, obras públicas, venta fraudulenta de tierras del Estado e, incluso, la protección de la venta del opio y el juego. [213] Un análisis más detallado de la documentación original del Tribunal ilumina mejor los escándalos de corrupción del Oncenio.


[Perú 1919-1930: Dictadura Leguía en los Andes con montones de expropiaciones de campesinos andinos + esclavitud en la construcción de carreteras + robo masivo en administraciones]

La corrupción había infiltrado casi todos los aspectos del sector público y de la vida empresarial privada. En muchas provincias, los campesinos indígenas sostuvieron que los gamonales locales se habían coludido con los prefectos, subprefectos y otros empleados públicos para expropiar sus tierras y abusar de los trabajadores, lucrando con la aplicación de la ley de conscripción vial, que implicaba el reclutamiento auspiciado por el Estado de trabajo forzado para construir carreteras. En pueblos y ciudades reinaba la malversación de los impuestos municipales y la corrupción de inescrupulosos contratistas urbanos. La administración de la educación pública y la construcción de escuelas también sufrieron debido a los abusos de los funcionarios del ramo. [214] [p.308]


[Los datos de la demanda del censor Bontá]

[Perú 1931: Se desestima la denuncia del censor Bontá - pero los documentos se publican: Los fondos robados se invirtieron en bolsas de valores extranjeras + se utilizaron para la propaganda electoral de Leguía]

Un cargo en particular que el Tribunal desestimó contenía serias revelaciones que quedaron parcialmente corroboradas por otros juicios y condenas. Fernando Bontá Chávez, el acusador, había sido un empleado público que censuraba telegramas y redactaba propaganda gubernamental durante el Oncenio. Bontá citó y prometió presentar evidencias documentales; su denuncia, además, fue hecha pública por la prensa local. [215] Bontá denunció actos ilegales por parte de varios peruanos y extranjeros que colaboraron con Leguía en un sistema encubierto de malversación de fondos, que fueron invertidos en bolsas extranjeras y utilizados en las campañas para reelegir al dictador.


[Perú 1919-1930: Dictadura de Leguía con funcionarios corruptos: tarifa del 4% para un procesamiento más rápido de pagos y permisos - Trabajo forzado en la Fundación Co. para Leguía - Leguía con secretarios ingleses y "estadounidenses", bolsa y apuestas de caballos]

Una importante fuente de fondos malversados derivó de la colusión entre la Administración de Fomento y la Foundation Company, el contratista urbano dominante. Además, los colaboradores políticos se beneficiaban personalmente con esta colusión y corrupción: ministros y políticos importantes (Benjamín Huamán de los Heros, Mariano N. Barbosa, Alfredo Mendiola y Celestino Manchego Muñoz), burócratas de alto rango (Carlos Aramburú Salinas y Luis A. Guevara) y funcionarios de mediano rango que cobraban un derecho del 4 por ciento para acelerar los pagos y permisos, e inversionistas privados de la Foundation Co. tan plagada de fraudes. Muchos empleados públicos y hasta el personal de la Foundation Co. eran obligados a trabajar para las campañas de relección de Leguía. [216] [p.309]

Según Bontá, Leguía financió además sus campañas políticas mediante un elaborado plan que ligaba sus negocios privados, manejados por agentes pagados con fondos públicos (entre ellos, C. R. H. Shoobridge, su secretario personal británico, y el estadounidense C. N. Griffis, su secretario y editor en jefe del [periódico de propaganda] West Coast Leader, la publicación en lengua inglesa diseñada para desinformar a la opinión pública internacional). Asimismo, se contrataron los servicios de los corredores de bolsa británicos John Coward y H. Baum estacionados en Lima con un servicio moderno de cotizaciones y telegráfico a su disposición. La pasión de Leguía por los caballos de carrera, así como sus crecientes pérdidas en riesgosas transacciones con futuros papeles en el mercado de algodón, podría también explicar el lavado de ingresos y la ruina final de su fortuna. [217]

[Comentario:
Leguías no solo es un financista para proyectos de construcción y un ladrón en masa y propietario de esclavos para la construcción de carreteras, sino también un juego de manos con un mercado de valores y caballos, y NO tenía habilidades sociales].


Legados duraderos

[1932: Investigaciones en los "EE.UU." contra el corrupto Perú bajo Leguía: Bonos peruanos de 106 millones de dólares fracasan]

Revelaciones surgidas en las investigaciones efectuadas por el Tribunal de Sanción Nacional y su difusión en la prensa local y extranjera dieron, a los senadores estadounidenses, información clave para sus propias investigaciones. Durante las audiencias del comité de finanzas del Senado norteamericano en enero de 1932 se cuestionaron varias emisiones de bonos de préstamos al Perú por hasta 106 millones de dólares en 1927 y 1928, negociadas por banqueros de Nueva York. Estos préstamos permanecían impagos desde abril de 1931, debido al sobreendeudamiento, el gasto en obras públicas costosas e improductivas, y el declive económico en el Perú agravado por la Gran Depresión.

Confrontados por la información confidencial a disposición de los senadores comisionados (en particular del senador Hiram Johnson), Frederick Strauss y Henry Breck, banqueros y jefes de J. W. Seligman & Co., revelaron que, a fin de facilitar la aprobación de préstamos en Perú, habían pagado, en efecto, comisiones que iban de 0,5 a 0,75 por ciento del valor nominal total de los préstamos peruanos, alrededor de 415.000 dólares, nada menos que a Juan Leguía, el hijo del depuesto dictador. En realidad, un análisis detenido de la cuenta corriente de Juan Leguía con Seligman reveló que el tristemente célebre hijo de Leguía había recibido depósitos por aproximadamente un millón de dólares. [218] [p.310]


[Perú roba a los "EUA" 1919-1930: Ejemplo Juan Leguía con 200.000 a 300.000 dólares anuales]

Al justificar este cuestionable proceder, los banqueros de Seligman afirmaron que el negocio peruano les había llegado con aquellas condiciones por intermedio de F. J. Lisman & Co. y que inicialmente desconocían la identidad del beneficiario. Admitieron haber contratado a exdiplomáticos estadounidenses para facilitar la aprobación de los préstamos. Al continuar el interrogatorio, también revelaron haber abierto una cuenta corriente a nombre de Juan Leguía, donde depositaron los montos de las «comisiones». En el transcurso de varios viajes a Nueva York, Juan Leguía fue retirando dinero de esta cuenta o giró cheques para gastos de hotel y otros. Según los banqueros, Juan Leguía llevó la gran vida, gastando hasta 200.000 o 300.000 dólares anuales durante varios años. Además, los banqueros se vieron forzados a admitir que, si bien las comisiones de Leguía eran algo excesivas, la contratación de tales préstamos en países latinoamericanos como Costa Rica y Colombia involucraba, por lo general, el pago de una «comisión» negociada con funcionarios locales que prometían la aprobación del gobierno. [219]


["USA" con interrogatorio 1934: Venta de armas para Perú contra Chile - altas comisiones para los negociadores peruanos]

En 1934 se interrogó a Henry Carse y Lawrence Spear, el presidente y el vicepresidente, respectivamente, de la Electric Boat Company. Ello en el transcurso de una audiencia de un comité especial del Senado de Estados Unidos que investigaba el negocio de municiones de guerra con el cual se sospechaba se había lucrado en el extranjero. La Electric Boat había tomado parte en las negociaciones para la venta de submarinos al gobierno de Leguía en 1912, 1919 y a lo largo del resto del Oncenio. Los fondos para dicha compra se obtuvieron mediante un incremento de la deuda externa y de la emisión de bonos de deuda interna. Parte de la popularidad de modernizador del dictador se basó en sus esfuerzos por introducir las nuevas armas anfibias para competir en la carrera armamentista con Chile.

La Electric Boat contaba con los servicios de un oficial naval peruano, el comandante Luis Aubry (dentro y fuera del servicio activo durante el periodo en cuestión), quien promovió la venta de submarinos, recibió una comisión del 3 por ciento de las ventas y negoció las «comisiones locales» pagadas a tres funcionarios claves en Perú. Entre 1924 y 1926, la marina peruana adquirió cuatro [p.311] submarinos de la Electric Boat construidos en Groton, Connecticut, que costaron un total de 5,8 millones de dólares. Los ejecutivos de la Electric Boat autorizaron a Aubry a que pagara a los funcionarios peruanos una «comisión» de 15.000 dólares por submarino.

[Cálculo: El comandante Luis Aubry recibió el 3% del precio de venta de 5,8 millones de dólares, que es de unos 150.000 dólares, y eso en 1934].


[Perú 1927-1929: fracasa del contrato de submarinos - se planeó un soborno de 20,000 dólares por barco para Juan Leguía + comisión para Aubry + 10,000 dólares cada uno para otros 2 negociadores - Spear de Electric Boat: la corrupción es una "vieja costumbre española"]

En el periodo 1927-1929, otro contrato a la larga frustrado para la venta de dos submarinos por un valor de 2,5 millones de dólares incluyó una promesa de la Electric Boat de pagarle a Juan Leguía un soborno de 20.000 dólares por nave, además de la comisión acostumbrada a Aubry y 10.000 dólares más por nave a otros dos funcionarios. Los miembros del comité del Senado, en particular el senador Bennett C. Clark, obtuvieron estas confesiones tajantes refiriéndose y mostrando en parte la comprometedora correspondencia interna de la empresa. Cuando se le preguntó si consideraba que la corrupción y el soborno eran la base de sus negocios en Sudamérica, Spear sostuvo que lo que los estadounidenses llamaban un soborno no era considerado así en América del Sur. Allí, esa transacción era, más bien, una práctica general, una «vieja costumbre española» de «aceitar las vías» y «cuidar de los amigos mediante negocios gubernamentales». [220]


[Perú desde 1932: NO hay reformas contra la corrupción en el Estado - el movimiento universitario de San Marcos no tiene ningún chance]

Todas estas investigaciones y revelaciones causaron un mayor escándalo público en el Perú, pero no lograron generar la reforma institucional efectiva, necesaria para detener la corrupción arraigada en la política y los negocios. [221] Algo tan difundido fue incluso exacerbado por el régimen dictatorial de Leguía, en forma similar al accionar de Alberto Fujimori en la década de 1990. Los esfuerzos anticorrupción y los impulsos moralizadores se quedaban cortos al intentar implantar mecanismos legales eficaces que previnieran la proliferación de la corrupción.

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Resumen: El Perú es reconstruido por préstamos extranjeros desde la década de 1890 en adelante, pero la clase alta corrupta católica "cristiana" criminal del Perú destruye al Perú nuevamente con corrupción

Para recapitular, la recuperación de la posguerra del Pacífico y la modernización, particularmente en las décadas de 1880 y 1890, se caracterizaron por muchos de los mismos mecanismos de corrupción que alcanzaron su punto máximo en la década de 1870. Al principio, los escasos recursos fiscales y crédito [p.312] externo limitaron el crecimiento de estas formas de corrupción heredadas. Las gollerías que beneficiaban a una camarilla militar tuvieron un lugar prominente en esos años, aunque el soborno fue sumamente importante para la aprobación del acuerdo financiero estratégico alcanzado con los acreedores extranjeros en 1889.

Cuando Piérola asumió nuevamente la presidencia en 1895, los cambios en las estructuras económicas e institucionales ofrecieron algunos contrapesos al viejo estilo caudillista de corrupción y patronazgo político. Las fuerzas armadas fueron restructuradas y profesionalizadas, mientras que los oficiales de alto rango fueron comprados con recompensas financieras y prebendas en el extranjero. Los grupos económicos favorecieron derechos de propiedad más claros, estabilidad y costos de transacción más bajos. Los gastos presupuestarios y las obras públicas fueron limitados (salvo durante el primer gobierno de Leguía, cuyos excesos fueron contenidos por la oposición parlamentaria civilista), mientras que los sistemas político y electoral fueron reordenados.

Estas limitaciones impuestas a la corrupción, modestas pero dignas de notar, perduraron a lo largo del periodo 1899-1919, aunque con algunas interrupciones importantes. Conspiraron contra la estabilidad institucional y el control de la corrupción, por un lado, el movimiento insurreccional pierolista en bajada y los aspirantes a ser sus herederos políticos, como Leguía y Billinghurst; y, por el otro, el golpe del coronel Benavides de 1914. Este último, al proteger aunque sea temporalmente los intereses políticos y económicos de la élite, contribuyó sin embargo a la dañina y reciclada participación de los militares en política, perjudicando así las pretensiones civilistas de legitimidad electoral. En un contexto en el que las estructuras de los partidos populares se iban debilitando, el patronazgo continuó recabando el respaldo que los ambiciosos líderes políticos necesitaban para alcanzar el poder y retenerlo. Con recursos fiscales limitados y bajos salarios de los empleados públicos, los políticos permitieron e incluso fomentaron la corrupción en los niveles administrativos altos y bajos, para así complementar las recompensas y favores políticos.


[Corrupción en elecciones con fraude, compra de votos y violencia]

Este patrón de corrupción política persistió tenazmente en el siglo XX. No obstante, la evolución de las elecciones políticas, un mecanismo cada vez más popular para legitimar los gobiernos, le complicó la vida a las redes de patronazgo. La competencia por el control del sistema electoral mediante la captura de juntas electorales, fraude, compra de votos, violencia y medidas dictatoriales, dejó una huella en las percepciones populares de la corrupción, reduciendo su «umbral de tolerancia» acostumbrado.El financiamiento de los partidos políticos [p.313] y sus campañas dependía menos de contribuyentes extranjeros a la caza de rentas, como Dreyfus, y más de empresas nacionales y extranjeras interesadas en lograr un entorno de estabilidad política para la inversión directa local.


[Leguía 1919-1930 destruye todos los avances contra la corrupción]

La prensa alcanzó un mayor grado de libertad, a pesar de los frustrados intentos de controlarla y manipularla por parte de Piérola, el primer gobierno de Leguía, Billinghurst y del general Benavides. Todos estos avances, aunque modestos, fueron radicalmente revertidos durante el Oncenio leguiísta. La corrupción incontrolada y la injerencia presidencial permearon todas las instituciones claves y los medios. Los pesos y contrapesos constitucionales quedaron destruidos. El mal manejo de la deuda externa, el soborno en las compras civiles y militares, además de las coimas en las inmensas obras públicas volvieron a ser las principales formas de corrupción, incrementando el déficit y los costos al público.


[La corrupción de la clase alta criminal-católica-"cristiana" del Perú desde 1900: cuesta al menos el 25% del presupuesto - las cifras]

El promedio estimado anual de los costos de la corrupción en la década de 1920 sumaba seis veces el del periodo 1910-1919 y quince veces el del periodo 1900-1909 (véase el cuadro A.5). En lo que toca al costo de la corrupción como un porcentaje del gasto gubernamental, mientras el promedio anual
-- del periodo 1900-1909 fue de 25 por ciento y el
-- del periodo 1910-1919 de alrededor de 28 por ciento, el
-- del periodo 1920-1929 [dictadura de Leguía] alcanzó un asombroso 72 por ciento.

El costo de la corrupción se incrementó como porcentaje del PBI hasta un 3,8 por ciento, en comparación con el 1 y 1,1 por ciento de las dos décadas anteriores, respectivamente (véase el cuadro A.6). El Oncenio de Leguía fue claramente el más corrupto de la era de la modernización y compite con los niveles de corrupción alcanzados posteriormente por los regímenes de las décadas de 1970 y 1990.


[Perú desde 1930: siempre corrupto]

El intento de Leguía por apañar otra relección en 1930 superó el límite de la tolerancia del pueblo y desencadenó un levantamiento militar que prometió poner fin a la corrupción incontrolada. Con el fin de legitimarse, el nuevo régimen militar impuso un tribunal de sanciones para castigar a exfuncionarios y captar el respaldo del pueblo. Lamentablemente, las gestiones de dicho tribunal se echaron a perder debido a sus cuestionados procedimientos y su naturaleza inconstitucional. Una nueva era de actores políticos populares y populistas había comenzado. Durante ella, nuevos mecanismos de corrupción se enlazaron con viejos legados. [p.314]


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