Leyendas del Perú 3c:
Incas (extraterrestres, Vikingos)
Incas:
Manco Capac y Mama Ocllo
Cusco.
de:
http://leyendas-peru.blogspot.pe/2011/06/manco-capac-y-mama-ocllo-cusco.html
Esta leyenda expresa que en épocas muy antiguas el dios sol
compadecido del salvajismo y barbarie en que vivían los
pueblos, se compadeció y decidio enviar a dos de sus hijos
para que emprendieran una campaña de enseñanza y aprendizaje
hasta convertirlos en verdaderos seres humanos.
A esos hijos suyos, llamados Manco Cápac y Mama Ocllo, los
despidió en el lago Titicaca, de donde salieron a recorrer
la tierra andina.
Les dio una vara de oro para que la enterraran en todos los
lugares a donde llegaran, y se quedasen afincados en el
sitio donde esta se hundiera.
Emigraron al norte, llegaron a Tamputocco, del cual pasaron
a Huanacauri y por fin penetraron al valle del Cusco, donde
la vara se hundió en el suelo.
Allí se quedaron y dando cumplimiento al mandato del dios
sol, se arraigaron para formar un pequeño señorío.
Manco Cápac entonces, se dedicó a enseñar todas las
artesanias, técnicas y demás obras necesarias para sacar a
los hombres andinos de su primitivismo; Mama Ocllo, por su
lado, hacia lo mismo respecto a las mujeres.
Así dice la leyenda, es cómo los peruanos aprendieron las
técnicas de la agricultura, ganadería cerámica, textilería,
Arte culinario, etc.
PITUSIRA - una mujer inca hermosa con
doncellas y guerreros
Recogida en Calca, capital de la Provincia del mismo nombre,
Departamento del Cuzco.
de: http://leyendasperu.blogspot.pe/
Cuentan que en los tiempos del famoso Imperio de los Incas
existía en la ciudad de Calca, que antes se llamaba Callca,
un señor altivo, orgulloso y noble; este hombre se hacía
llamar Orcco Huaranca, y su fama de conquistador y guerrero
era conocida por toda la comarca. Un día, después de sus
acostumbradas correrías, trajo consigo a una niña, fruto de
unos amores que él había ocultado. Llamó a la niña Pitusira.
Pasaron los años y Pitusira se transformó en una hermosa
doncella; era la Diosa de Orcco Huaranca, quien la hacía
cuidar con 100 doncellas y resguardar con 500 guerreros.
Sahuasiray y Ritisiray se habían enamorado de la bella
Pitusira. Ambos rivales, un día se presentaron ante Orcco
Huaranca, solicitando la mano de Pitusira. Entonces el gran
cacique les dijo: “concederé la mano de la bella Pitusira a
quien de vosotros haga llegar el agua hasta mi propiedad”.
Ritisiray había conquistado el corazón de Pitusira; pero
ambos tuvieron que llevar a cabo su audaz empresa.
Sahuasiray construyó una represa en una alta montaña, en
donde había una laguna (esta represa hasta ahora existe,
siendo una maravillosa obra de ingeniería).
Ritisiray hizo llegar el agua por las faldas de una montaña
que por su forma la llaman “Corazón”. Sahuasiray salió
triunfando, al lograr traer el agua desde las alturas hasta
las tierras de Orcco Huaranca.
Pitusira se casó con el orgulloso Sahuasiray. Ritisiray
asistió a la boda con el corazón destrozado, y en su cerebro
imaginaba horrorosos pensamientos. Una noche tempestuosa, en
que la furia de los truenos azotaba Callca, Pitusira huyó a
las alturas en busca de su amado, luego de encontrarse,
subieron muy arriba, a la cordillera; pero Dios quiso
castigarlos y convirtió a Pitusira en un monolito de piedra
junto con su amado Ritisiray. Desde entonces es que ese
cerro permanece siempre nevado y siempre frío.
Incas:
El general de los ejércitos incas: Ollantay
de: http://leyendas-peru.blogspot.pe/2013/06/ollantay.html -
http://es.wikipedia.org/wiki/Ollantay
El general de los ejércitos incas, Ollantay, es un guerrero
de origen plebeyo que por sus excelentes servicios ha sido
elevado a la nobleza de privilegio y se le han concedido
numerosos premios. Pero se enamora de Cusi Coyllur (Lucero
Alegre o Estrella), hija del Inca Pachacútec (El restaurador
del mundo), amor prohibido, pues de acuerdo a las leyes de
Imperio, nadie, salvo otro de linaje inca, puede casarse con
una princesa. No obstante, Ollantay, enceguecido por el
amor, se une a Cusi Coyllur, secreto que comparte la reina
madre Ccoya o Anahuarqui.
Pese a los augurios en contra que le da el Huillac Uma o
sumo sacerdote, Ollantay decide pedir al Inca que apruebe
formalmente su unión con Cusi Coyllur. Pachacútec le
recuerda a Ollantay su origen humilde y le señala su
increíble audacia de querer “subir demasiado alto”; luego,
enfurecido, lo expulsa de su presencia. Cusi Coyllur es
encerrada en un calabozo de la casa de mujeres escogidas o
Acllahuasi, donde deberá expiar su falta; allí dará a luz
una niña, fruto de su amor con Ollantay, a la cual llamará
Ima Súmac (Bella Niña).
Ollantay, al enterarse que Cusi Coyllur ya no está en el
palacio de la reina madre, cree que ha sido asesinada y
decide abandonar el Cuzco, junto con Piqui Chaqui (Pies de
pulga), su confidente y servidor, no sin antes amenazar con
volver y destruir la ciudad imperial. Se instala en la
ciudad que lleva su nombre, Ollantaytambo, donde se
atrinchera y se hace independiente, dispuesto a resistir con
las armas a las huestes del Inca.
El Inca ordena a su general Rumi Ñahui (Ojo de Piedra) que
reúna fuerzas y marche a combatir a Ollantay. Por su parte,
Ollantay envía a su general Orco Huarancca (Mil Montañas)
quien tiende a Rumi Ñahui una emboscada en un desfiladero,
derrotándolo. Diez años después el Inca Pachacútec muere sin
haber conseguido su deseo de derrotar a Ollantay; le sucede
su hijo Túpac Yupanqui (El estimado por la realeza).
Mientras tanto, en el Acllahuasi, Cusi Coyllur tiene a su
favor a una de las acllas o vírgenes del Sol, Pitu Salla,
pero como fiera oponente a la dura Mama Caca (Madre Roca),
la gobernanta del Acllahuasi. No obstante haber pasado diez
años de férrea prisión, Cusi Coyllur aun conserva alguna
esperanza de salir de ella. Su hija, Ima Súmac, ha sido
criada por Pitu Salla como una escogida más, pero sin
enterársela nada de sus padres; la niña descubrirá por
casualidad a su madre, proponiéndose desde entonces ir donde
el nuevo Inca a fin de pedir clemencia para ella.
Mientras tanto, Túpac Yupanqui se propone derrotar y
capturar a Ollantay, para lo cual envía a Rumi Ñahui, quien
le promete rehabilitarse de su anterior derrota. Esta vez
Rumi Ñahui decide emplear la astucia: se presenta ante
Ollantay cubierto de heridas y pretende que así lo ha
tratado el nuevo Inca; de esa manera se gana su confianza y
aprovechando una fiesta nocturna, abre las puertas de
Ollantaytambo para dar acceso a sus tropas, las cuales, sin
ninguna resistencia, logran capturar a Ollantay, a Orco
Huarancca y a otros oficiales, que son llevados al Cuzco,
ante la presencia de Túpac Yupanqui. Éste pregunta a sus
consejeros qué debería hacer con los rebeldes. El Huillac
Uma, que siempre hace de pacificador, pide clemencia; más
Rumi Ñahui pide la muerte de ellos. Túpac Yupanqui aprueba
la pena capital; pero a último momento no solamente perdona
a los rebeldes, sino que les confiere puestos todavía más
altos. Ollantay es nombrado general mayor y lugarteniente
del Inca en caso de ausencia de éste por asuntos bélicos.
Orco Huarancca es nombrado jefe del Antisuyo.
Pero Ollantay tendrá otra dicha más por recibir: su
reencuentro con su amada Cusi Coyllur. Ello ocurre en
efecto, gracias a la casualidad: Ima Súmac, desde su niñez
valiente, ingresa al palacio imperial y se arrodilla ante la
presencia del Inca, pidiéndole piedad para su madre,
encadenada en lo más recóndito del Acllahuasi. Aunque por el
momento no sabe de quién se trata, el Inca se interesa por
el asunto y junto con Ollantay se dirige al Acllahuasi,
donde encuentran a la mujer prisionera, que más que persona
les parece un espectro cubierto solo por su larga cabellera.
Finalmente el Inca reconoce en ella a su hermana (lo que es
una bonita anagnórisis) de cuyos labios oye su penosa
historia. Entonces Túpac Yupanqui, magnánimo, la libera y
allí mismo la desposa con Ollantay, terminando así, con
final feliz, el drama inca.
El Pishtaco: un gigante blanco, pelo rojo,
barba rubia - [un Inca, un Vikingo] (Cajamarca)
Los Andes.
de: El Pishtaco (Cajamarca);
http://leyendas-peru.blogspot.pe/2011/06/el-pishtaco-cajamarca.html
Este es uno de los personajes de mayor presencia en la
narrativa oral andina. Se trata de un personaje prefigurado
con presencia en las altas cordilleras, parajes desolados,
lagunas y quebradas de los Andes. Tiene como característica
primordial su
gran medida corpórea y su
aspecto de
hombre blanco, barbudo y rubio o pelirrojo.
Algunos han observado la similitud de este personaje con los
antiguos conquistadores, Mistis o hijos de los terrieros
españoles o mestizos blancos que teniendo fama de
sanguinarios, inmorales y de
lengua no reconocible
por los quechuas.
[Con ese Pishtaco se confirma la indicación de los primeros
cronistas cristianos que los Incas fueron blancos, y también
la indicación del historiador Zillmer parece lógico que los
Incas fueron Vikingos que habían tomado la fuga de la
Iglesia bruta de Roma. Ahora los indígenas desarrollaron
rumores y difamaciones contra el Pishtaco]:
[Los indígenas con rumores contra el gigante rojo rubio]
Hacían de este un personaje diabólico e invencible como los
ichillocllo o gnomos barbados, rubios lujuriosos que pueblan
puquios y manantiales.
[La difamación de sacar la grasa humana]
El "Nacaj" o Pishtaco no es un simple asesino. En su raíz
mítica no mata por dinero ni por diversión, sino por mandato
de superiores con el fin de obtener una dotación de grasa
humana. Según versiones recientes recogidas en el Cuzco por
F. Kauffmann (1974) esta grasa humana sería indispensable
para el funcionamiento de maquinaria fina emplazada en Lima
y para mezclarla con la gasolina para hacer volar a los
aviones.
El pishtaco pudo ser en tiempos pre-colombinos un
comisionado oficial del sacerdocio, proveedor de material
para los sacrificios.
Los
Incas mandan un toro y esconden un tesoro: El Toro de
Catalina Huanca (Huacho)
Santa María y Hualmay, región de Huacho.
de: Julio Solórzano Murga; en:
http://leyendas-peru.blogspot.pe/2011/07/el-toro-de-catalina-huanca-huacho-lima.html
- http://www.huacho.net
El Toro Huanco
Desde el año 1945 hasta promediar el año 1970, los vecinos
de Santa Maria y Hualmay dedicados a la agricultura y a la
ganadería en pequeña escala, en época de escasez de pasto
llevaban en forma conjunta a pastear sus reces en la
conocidísimas “Lomas de Lachay” situado a 50 Km. al sur de
Huacho.
Las lomas de Lachay siempre fue un lugar de verdes
pastizales, sobre todo en los meses de invierno cuando el
pasto se escasea en los terrenos de cultivo de los
pequeños agricultores de estos dos distritos, así como
también los ganaderos en menor escala de Sayán y Huaral.
Cada comunidad campesina albergaba alrededor de 300
cabezas de ganado vacuno, pastoreada por sus propietarios
que iban apertrechados con todo lo necesario para
pernoctar todo el tiempo de pastoreo que eran
aproximadamente de 25 a 30 días.
Concluida el tiempo de pastoreo, las comunidades
campesinas reunían sus ganados para la verificación de
rutina, para luego partir el regreso a casa. Cierto día al
finalizar el rodeo a la media noche sucedió algo insólito,
se escuchó un ruido ensordecedor por lo cual las reces se
espantaron y huyeron despavoridos en diferentes
direcciones. Las personas que cuidaban las reces no podían
controlar el desbande descomunal del ganado. Nadie veía
nada, pero todos decían el “Toro Huanco” y así sucedía
cada en temporada de pastoreo.
Durante la estampida se perdían algunas reces que se
desbarrancaban de las lomas y quedaban como comida para
las aves de rapiña. En cierta ocasión el comunero Jacinto
Chinchay, perdió su mejor torillo, no lo encontraba por
ningún lugar, busco a su animal por varios días
internándose hacia quebradas lejanas, logrando ubicarlo en
una de las quebradas situada a dos días de camino del
lugar de pastoreo. Cuando estuvo cerca del animal don
Jacinto comenzó a tener temor, atardecía ya, el sol se
ocultaba lentamente y las piedras alumbraban como si
fueran faros de carro, Jacinto logro sacar a su torillo,
se ideo la manera de ubicarse bien colocando señales donde
las piedras alumbraban.
Pasado varios años cuenta esta aventura a un amigo que
según se dice le había pasado la misma historia en el
cerro llamado el “Toro” ubicado en la Pampa de Animas en
el distrito de Santa Maria, que al final resulto ser un
gran “TAPADO” oculto por los antiguos Incas. Según los
brujos y espiritistas de la zona confirman que lo sucedido
a Jacinto Chinchay fue el entierro de un gran tesoro, que
posiblemente perteneció a “Catalina Huanca”. De ahí viene
el nombre de “Toro Huanco” porque alguien tenía el dato de
dicho tesoro que se encuentra en el lugar donde señalo don
Jacinto Chinchay.
Un
tesoro de los Incas: El Cerro Centinela (Huacho)
Carquín, región de Huacho
de:
http://leyendas-peru.blogspot.pe/2011/07/el-cerro-centinela-huacho-lima.html
- http://www.huacho.net
Los antiguos pobladores de Carquín afirman que el Cerro
Centinela tiene mágicos sucesos, como aquel túnel con muchos
caminos, extensos, que Ilega incluso hasta la Histórica
Huaura.
Los pobladores manifiestan, que en este cerro los antiguos
incas guardaban el oro y objetos de valor, para evitar ser
víctimas de saqueos por parte de los españoles.
Cuentan, que los incas pusieron varias trampas y también a
un Centinela, que era una especie de brujo que cuidaba
celosamente el preciado tesoro. Narran además, que algunos
intrépidos jóvenes que ingresaban con el deseo de apoderarse
de dicho tesoro nunca lograron salir.
En una oportunidad un estudiante de la capital ingresó y dos
días después salió con síntomas de locura, y botando espuma
por la boca.
La gente afirma que ha existido siempre ese túnel y no lo
han podido explorar por terror a ser encantados, o podría
cerrarse tras de ellos y no poder salir nunca. Por eso nadie
quiere entrar, ni menos destruirlo, pues lo consideran como
una reliquia del pueblo de Carquín.