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Creencias mapuches




presentado por Michael Palomino (2011)

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de: María Espósito; en: Diccionario Mapuche mapuche-español / español-mapuche; personajes de la mitología; toponimia indígena de la Patagonia; nombre  propios del pueblo mapuche; leyendas; Editorial Guadal S.A., 2003; ISBN 987-1134-51-7


Aashi: artilugio mágico que consiste en dibujar en un papel - en forma parcial o total - la figura de la persona a la que se pretende realizar una maldad. Se debe colgar la figura en un árbol o en una pared y pincharla con alfileres, clavos o espinas. Se supone que de esa manera, la persona representada en el dibujo sufrirá dolores. Es muy similar a la práctica vudú.

Ailen Mulelo: (ailen=brasas, p.8) son los reconocidos fuegos fatuos (orgullosos), considerados por los mapuches como mensajes de ultratumba (otro mundo). Es una luz intermitente (reluciendo) y tenue (fino). Se cree que es un alma en pena que está deseosa de comunicarse con una persona. Es más conocida como la "luz mala", la cual es causa de emanaciones (humos) de gas metano producido en pantanos (fangos) o descomposiciones de materia orgánica enterrada a poca profundidad.

Amomaritun (amomaritu=invocación a los espíritus, p.9): la palabra "amomaritun" significa "andar con bastante cortesía". Son movimientos, gestos, sonidos y palabras con que la machi presenta y aplica sus conocimientos herborísticos y sus poderes mágicos. Los más característicos son murmuraciones ininteligibles (no precisos), escupitajos (saliva) y parpadeos (abrir y cerrar los ojos) veloces.

Antucuran: huevo sin yema, totalmente infecundo (infértil), considerado con poderes maléficos. Es utilizado para arruinar (destruir) las cosechas. Dicen que si se arroja  (lanza) un antucuran (huevo sin yema) a un sembradío, éste se convertirá en un campo inútil. Se cree que al romperse la cáscara saldrán espíritus malignos.

Antüpaiñamcu (antupainco=antepasados míticos, p.10): "Antüpaiñamcu" es una creencia que supone que las almas de los muertos encarnan en águilas venidas del Sol, que, de tanto en tanto, se acercan a sus familiares para comunicarles algún suceso venidero (en el futuro) (p.302).

Anuntuhue: pócima (bebida medicinal) venenosa (malo) que sirve para mortificar al enemigo de un cliente. El brebaje (la bebida con hierbas) está compuesto con huesos humanos molidos. Su efecto es letal (mortal). La persona que lo toma se va secando hasta morirse.

Aun: ritual funerario que los mapuches realizaban antes de la sepultura (del entierro) del cadáver. La importancia del rito variaba según la importancia del fallecido. Su objeto era el de alejar los malos espíritus que pudieran llevarse el alma. La ceremonia consistía en realizar carreras a rienda suelta (corriendo libremente) alrededor de la persona fallecida, danzar y entonar ciertas canciones como prueba del afecto hacia el ser amado que dejaba esta vida.

El aun también tenía el propósito de espantar (dar un susto a) la sombra de los calcus o brujos, que rondaban por los cementerios para apoderarse (asumar el poder) del alhue (alma del muerto, fantasma, p.8) para poder utilizarlo en sus hechizos (brujerías). Algunos hombres estaban a cargo de cubrir de lajas (láminas de piedras) y mantas el fondo de la fosa donde se apoyaría el cadáver. Una vez colocado en su lugar, los deudos (familiares) comían y bebían poniendo en la sepultura (tumba) parte de los víveres para que el am (sombra del muerto, alma en pena, espíritu, fantasma, p.9) formara parte del ritual.

Asimismo se sepultaban junto al muerto todas sus pertenencias más preciadas (preciosas), así como granos de cereal que servirían al am de alimento mientras se dirigía al ranguiñhuenu (el medio cielo). Es llamado así porque los mapuches consideran que tras el firmamento visible existe otro mundo. Aquello que los humanos alcanzan a ver es tan sólo la mitad del cielo. La otra mitad está reservada para recibir el alhue (alma del muerto) del difunto (muerto).

Calcu: es el brujo. Desde joven, el aspirante a brujo debe soportar pruebas terribles. Una de ellas es pasar, totalmente petrificado (sin movimiento), cuarenta noches debajo del chorro (aguas) de una catarata. Un calcu no puede dar a conocer ninguna de sus intervenciones. Si lo hace, morirá en el término de un año. Tiene prohibido robar y no puede (p.303) comer con sal. Su dieta es harina de trigo tostada y carne de ave, cordero o vaca. Tienen la capacidad de convertirse en animales o aves cuando lo crean conveniente (de manera buena). Entre sus diversas herramientas mágicas están: el macuñ (sirve para volar e iluminarse), el challanco (espejo utilizado para observar si su maleficio está haciendo efecto en la persona indicada) y el lancazo (enfermedad o mal enviado a la distancia). Los brujos viven, por lo general, en antros (cuevas) subterráneos (p.304).

Calcudungo: prácticas de magia de la machi y el calcu, que pretenden presentar como realmente efectivas. Es decir, buscan demostrar que son reales los efectos de cada una de sus intervenciones.

Calcura [piedra de ofrendas]: piedra que los mapuches llaman melimilla (cuatro oros) y que es habitual ver al costado de los caminos. Posee cavidades, donde los viajeros colocan ofrendas, alimentos o monedas. Se cree que las calcuras tienen aprisionada (capturado), en su interior, el alma de un brujo maligno. Por eso, cuando se transita cerca de una, es conveniente pedirle permiso para pasar por ese lugar.

Caleuche (transformarse en otro ser; nombre del barco fantasma tripulado por brujos al que se refiere la mitología mapuche, p.14):
el misterioso caleuche es presentado como un barco tripulado por brujos, monstruos y almas de marineros muertos en altamar. Cuando puede divisárselo, siempre está muy iluminado. Tiene la capacidad de volverse invisible y de navegar debajo del agua. También puede recorrer enormes distancias en tiempos muy cortos. Siempre viaja de noche, y en su cubierta nunca faltan la música y la fiesta. Cuando el caleuche se apodera de alguna persona, ésta es llevada a recorrer las profundidades marinas y se le enseñan grandiosos tesoros. Muchos tripulantes suben al barco seducidos por su melodía. El único que decide quién se queda y quién se va del barco es el capitán. La persona (p.304) que es expulsada del barco será abandonada en un islote rocoso donde se convertirá en un lobo marino. Los viajes del caleuche tienen como finalidad suministrar mercadería a comerciantes que hicieron pactos con los calcus [con los brujos].

Cavicho: denominación que los mapuches hacían de los cadáveres infantiles. Cuenta la tradición que los brujos se servían de éstos como alimento. Es común encontrar en los cementerios tumbas de niños profanadas.

Coñieuma: la palabra significa, literalmente, "niña milagrosa". Es una flor que crece adherida a los árboles. Sus pétalos, al abrirse, muestran otra flor, más pequeña, de pétalos dorados. Dice la tradición mapuche que la flor más pequeña se convierte en una muñequita que llora al presentir la presencia de intrusos. Cuando eso sucede, la flor madre la envuelve nuevamente. Quien presencie esa escena, deberá cavar un pozo al lado del árbol, donde encontrará un tesoro.

Cudiñ: es la placenta. Para los mapuches, la placenta posee poderes mágicos negativos. Por ejemplo, dicen que si es arrojada en un campo de cultivo, la tornará estéril, especialmente si se hace durante una noche con Luna llena.

Debido a esta creencia, cuando encuentran un animal parturiento, esperan a que expulse la placenta para enterrarla profundamente. De esa manera, se evita que algún enemigo personal la utilice para convertir su campo de cultivo en un terreno árido.

Es de suponer que esta creencia se basa en la analogía de la esterilidad natural durante el período de lactación de todas las hembras de mamíferos (p.305).

Cupolafe: hechiceros que realizan autopsias para averiguar la causa de la muerte.

Cupove: especie de cirujano que realiza operaciones haciendo cortes con gran destreza y finura. Puede extraer entrañas de los muertos y de los vivos para averiguar los motivos de la muerte o la enfermedad.

Curahuellin: piedrecillas que provienen de desprendimientos de rocas más grandes. Se les adjudican poderes maléficos. Los brujos las emplean para arrojar el daño a mucha distancia.

Challanco: instrumento utilizado por los brujos para efectuar averiguaciones sobre el paradero de personas extraviadas o la actividad de sus secuaces. Es una piedra cristalina similar a un espejo, donde se reflejan acciones de personas realizadas en otro lugar.

Chelcura: son esculturas precarias que, según la creencia mapuche, caminan por las noches. Tienen como finalidad aconsejar y adular a sus dueños sobre pensamientos relacionados con los antepasados.

Cheun: es la capacidad que tienen los calcus [brujos] y los animales aliados a él para transformarse y volver, luego de realizada la misión, a su estado primero.

Chinivilu: gran cantidad de víboras que, enroscadas unas con otras, forman un bloque. Se presume que se las puede encontrar así en época de celo. Pocas personas han presenciado esa escena, pero quien lo haya hecho tendrá buen augurio. Cuando alguien se topa [encuentra casualmente] con ese ovillo [montón] serpentario, con un palillo debe comenzar a desarmar el entrevero tratando de que las víboras se alejen del lugar. Por lo general, la última serpiente que (p.306) queda es la más grande. Invocando su respeto, ésta también se aleja. Cuenta la tradición que, debajo de la última víbora, queda una pequeña piedra de color negro que tiene la capacidad de darle riquezas a quien la encuentre.

También se llama chinivilu a una culebra que posee dos cuernitos sobre sus ojos y dos pequeñas colas, las cuales son consideradas amuletos.

Chodnapue: autopsia realizada por la machi cuando una muerte es considerada extraña o cuando se produce por la picadura de algún insecto. La machi se encarga de extraer el saco biliar. Según el color que tenga la víscera, explica a los deudos los motivos del deceso. Si la coloración del saco es negra, la enfermedad es llamada anapue currun (oscura ventral como la noche). El órgano debe ser enterrado lejos del lugar, y las personas cercanas al muerto deben ser "limpiadas" por la machi. Los familiares del fallecido deben autorizar la operación.

Eltu: inhumación, entre los mapuches. En la actualidad, esta práctica no tiene las mismas características de antaño. Sólo se preservan algunos rituales. En la antigüedad, cuando fallecía un mapuche, era despellejado - casi siempre por una mujer - hasta convertirlo en esqueleto. Las entrañas y las carnes eran incineradas y enterradas. Luego, el esqueleto era vestido con las mejores ropas que tenía el difunto (cadáver). También solía ser adornado con plumas y colgantes. Luego, era colocado en una parrilla realizada con palos delgados y resistentes, donde era fumigado con hierbas sagradas. Mientras duraba la preparación del esqueleto, los demás hombres daban vueltas alrededor del toldo del fallecido cantando y dando golpes en el suelo con el objeto de espantar a los malos espíritus. Luego, se sacrificaba el caballo del difunto para que lo acompañara hasta el País de los Muertos. En ocasiones, también se sacrificaba a un (p.307) perro para que los guiara. Antes de enterrarlo, la fosa debía ser llenada con las pertenencias del fallecido, alimento y chicha. Esta tradición se vincula a la creencia que los mapuches tenían sobre una vida después de la muerte. La cabeza del cadáver debía apuntar hacia el poniente. En algunas tribus, existía una mujer encargada de limpiar y vestir al esqueleto una vez por año.

Gutave: "hueseros" encargados de las personas y los animales. Su metodología para la curación no es magia. Practica una medicina heredada que se pasa en intervenciones sanadoras (parches, cataplasmas y emplastos).

Huanguelen: los mapuches creen que cada estrella corresponde al alma de un antepasado, que los observa desde el firmamento y los protege. La poética mapuche le ha dedicado hermosos cantos de amor relacionados con el huanguelen.

Huedalu: son las prohibiciones. Infringir alguna de ellas provoca la venganza de los espíritus. Algunas de las interdicciones son: no tocar a la machi mientras está realizando un ritual, no tocar los objetos enterrados con el difunto, no maltratar a un demente o alucinado, no destruir piedras de colores o con formas extrañas consideradas místicas, no utilizar los árboles sagrados para leña, no herir o matar a los animales y aves venerados. También existen proscripciones sexuales, para los que juegan a la chueca y para los jinetes de carrera, entre otras tantas.

Huilliñ: los mapuches creen que comer carne de nutria y, especialmente, sus testículos, transfiere a los hombres una fuerza reproductora y sexual impresionante (p.308).

Huitranche: estructuras rocosas de considerable altura que suelen encontrarse a la vera de las laderas y a los costados de los caminos. Los mapuches creen que son representaciones de hombres y mujeres que fueron convertidos en piedras durante la batalla entre Trentren y Caicai. La tradición dice que son "almas cuidadoras" de los caminantes. Por ese motivo, nunca un mapuche dejará de mirar con reverencia una piedra huitranche. La saluda, le deja una ofrenda y le pide que intervenga ante los malos espíritus para eliminar los obstáculos que puedan surgir en el camino. También son considerados guardianes de las montañas, encargados de castigar las profanaciones de aquellos que pretenden encontrar los tesoros ocultos de los cerros.

Inaimahue: consulta que realiza un adivino para averiguar dónde están animales u objetos perdidos. Esta ceremonia dura varias horas y se realiza por la noche. El adivino percibe - mediante conjuros - quién es la persona que posee los objetos extraviados (perdidos). También se creía que realizando ciertas invocaciones se hacía regresar a los animales perdidos en las montañas cordilleranas.

La flor de hielo: flor roja de rara especie que crece en las zonas donde hay nieves eternas. Su vida es de pocas horas. La leyenda cuenta que un joven, que pretendía el amor de una muchacha, murió en la búsqueda de la flor de hielo. Llevarle la flor era la prueba de amor que ella le había propuesto.

Lanantu y Lancuyen: literalmente, significa "muerte del Sol" y "muerte de la Luna". La palabra es utilizada durante los eclipses. Si el eclipse es de Sol, se anuncia la muerte de un cacique respetado y querido. En cambio, si el eclipse es de Luna, la muerte es de un cacique enemigo (p.309).

Levlevtun: carreras realizadas por brujos y machis. La particularidad de las corridas es que deben hacerse de espaldas. Son frecuentes las caídas y tropiezos. Sin embargo, es condición no darse vuelta para ver dónde se va a pisar.

Macuñ: poncho que el brujo utiliza para volar. Según la mitología mapuche, el poncho es fabricado con piel humana extraída del pecho de un muerto reciente. El brujo se encarga de darle un tratamiento mágico para convertir la membrana en un objeto tan poderosamente luminoso, que aquel que lo mire de cerca se encandile hasta la ceguera. El macuñ permite volar distancias muy grandes. Para hacerlo, el brujo debe emitir la palabra "arrahuel". Los brujos utilizan el poncho volador para salir a hacer sus recorridas nocturnas. Muchos creen que las estrellas fugaces son calcus (brujos) volando con sus ponchos brillantes.

Malhuellantu Shugu: el término significa "vasija que habla". Antiguamente, era un procedimiento utilizado para realizar predicciones. El método consiste en enterrar una vasija de barro cocido llena de chicha y bien tapada. Esto lo hacía únicamente el cacique de la tribu. Luego, al celebrarse un Nguillatun (fiesta del futuro) se desentierra el recipiente y se verifica su contenido, con el cual se hacen todo tipo de elucubraciones predictivas.

Melipal: nombre que los mapuches le dan a la constelación Cruz del Sur. Existe un nombre más arcaico: merilito, al cual se le rinde culto por ofrecer sus estrellas como guía nocturna.

Mocha: nombre de una isla del Pacífico ubicada frente a las costas chilenas. Según la mitología, allí se realiza el traslado al País de las Tinieblas o al Ngullchemaihue (lugar en occidente para la reunión de la gente). Antes de salir, se debe pagar el pasaje a una de las viejas trempulcahue (p.310).

Molvuñ: es la sangre. Los mapuches discriminaban la sangre malo o inútil (proveniente de menstruaciones, partos o hemorragias nasales) y la sangre buena (conseguida en las inmolaciones). Esta última era bebida. Era costumbre que los padres dieran de beber sangre a los hijos flacuchentos, miedosos o con tendencias homosexuales. Se creía que la sangre humana potenciaba el coraje y la fuerza.

Muchrounhueque: terremoto, pero literalmente significa "sacudirse el guanaco". Una de las versiones adjudican lo movimientos bruscos del guanaco como causa de los sismos. Otra, en cambio, supone que las sacudidas de la tierra eran un aviso de un pillan para saber si estaban todos los mapuches. Cuando esto sucedía, hombres y mujeres salían de sus casas y, mientras molían trigo, debían gritar avisando que estaban todos bien.

Mupufe: se denomina de esa manera a la piedra voladora. Es utilizada para arrojar un mal o un daño muy lejos. Si la piedra es recogida por otra persona, el efecto se anula por completo. La piedra debe tener una forma o un color especial.

Ngümanhuenu: el vocablo significa "llanto del cielo". Los mapuches creían que moriría un cacique o una personalidad importante de la tribu si la lluvia era escasa pero con gotas muy gruesas.

Ñiconmehueche: el término significa "la niña que se perdió". Rogativa que se realiza cuando una niña se extravía en los bosques cordilleranos. Se solicita a los espíritus que la cuiden y la devuelvan con su familia.

Oñoquintu: literalmente, significa "mirar o buscar hacia (p.311) atrás". Es una infusión realizada con diversas hierbas aromáticas, pero principalmente con un musgo llamado oñoquintu. Actúa como brebaje amoroso cuando una persona desea reiniciar las relaciones afectivas interrumpidas.

Pailacura: la palabra quiere decir "piedras de espalda". Son las piedras de la montaña cambiadas de lugar por el viento, una tormenta o un terremoto. Si un mapuche observa el momento exacto cuando una piedra es trasladada, debe comunicárselo a toda la tribu. Además, debe intentar no tocar esas piedras, a las que les adjudican poderes maléficos terribles.

Pentucutrun: es una señal de afirmación que practican las machis al momento de diagnosticar la enfermedad. Luego, se realiza el traspaso del mal a un animal que, por lo general, es un cordero. El ritual consiste en que el cuerpo del enfermo se ponga en contacto con el animal a través del aliento. Por último, la persona convaleciente debe escupir adentro de la boca del cordero. Mientras tanto, la machi suplica a Nguenechen (el creador del mundo) que la dolencia pase al animal. Al finalizar la ceremonia, se sacrifica al cordero y se verifican sus entrañas para confirmar o no el éxito del procedimiento.

Perimontu: son todas aquellas situaciones (curaciones, estados del tiempo, maldiciones, etcétera) que se producen sin la intervención de una machi o un brujo. Son los considerados "milagros".

Pillañtoqui: hacha milagrosa que, después de una imploración, Nguenechen hace bajar del cielo para salvar a los mapuches de una situación peligrosa. El hacha posee, entre otras cualidades, la virtud de cortar de un solo hachazo los árboles más grandes y robustos (p.312).

Pillunchucao: es conocida como la "hierba para robar sin miedo". Los mapuches la ingieren para robar con felicidad y sin sorpresas. Creen que al tomar el pillunchucao nadie los sorprenderá ni les sucederán accidentes imprevistos.

Pimuntuhue: son piedras perforadas de variadas dimensiones que van de los cuatro a los veinte centímetros de largo y que llegan a pesar hasta cinco kilos. Se les adjudican poderes sobrenaturales cuando son utilizadas como amuletos. Por ejemplo: puesta una piedra en el mango de los instrumentos agrícolas, favorece las cosechas, y empleada en la batalla hace que el guerrero sea invencible. Las machis son las únicas que conocen todas las virtudes de un pimuntuhue. Por lo general, utilizan estas piedras cuando realizan artilugios mágicos para predecir sucesos.

Piuque: el corazón. Cuentan los mapuches que los guerreros más valientes tenían un corazón privilegiado, sano y poderoso, capaz de influir de un modo decisivo en las batallas. Cuando moría un cacique valiente, su corazón era cortado en trozos y comido crudo para adquirir sus dotes de coraje y bravura.

Renupulli o Salamanca: el vocablo se traduce como "cueva en la tierra". Es el sitio donde se reúnen calcus (brujos), hechiceros y adivinos. En ese antro oculto se perpetúan las artes de la brujería. Allí, en compañía de animales y espíritus aliados, planean sus próximas fechorías. Cuentan los que estuvieron en el lugar, que está iluminado con farolas muy potentes alimentadas con aceite humano. Sólo podrán entrar en la cueva aquellos que conozcan la contraseña. En su defecto, el renupulli permanecerá invisible a los ojos de los mortales. Cualquier miembro de la salamanca que difunda el lugar donde está ubicada, será tremendamente castigado (p.313).

Toqui: hacha simbólica utilizada exclusivamente por los caciques. Es fabricada con una piedra muy dura y compacta que le permite tener un filo importante. Los toquis utilizados para las batallas presentan ilustraciones labradas y ornamentos complementarios. Se cree que la piedra tiene cierta relación con los aerolitos que provienen del cielo. El hacha como insignia representa el poder, pero también es considerada un amuleto contra maldiciones y desgracias. En ocasiones, puede suceder que el toqui sea maldecido y se eche en contra de su dueño. El toqui también es empleado como instrumento curativo. La machi lo utiliza para pasar la parte suave del hacha por la zona enferma del convaleciente.

Toquicura: piedra considerada sagrada y que se conserva dándole sangre. Cuando los caciques se reúnen para decidir cuestiones tribales, cada uno trae su toquicura. Durante toda la deliberación, la piedra sagrada permanece en el suelo. El dueño de la toquicura debe esconderla debajo de la tierra cerca de su casa. En caso de ser atacado, la piedra le avisará. Por eso, también es llamada peutufe (piedra que avisa). Se cree que la posesión de la piedra es un don de Nguenechen. Por lo tanto, el dueño no puede desprenderse ni regalar nunca la piedra sagrada.

Tranatrav necultun: el término se traduce literalmente como "gran carrera juntos". Es una manera que tiene la machi (chamana) para solicitar la presencia del Huecuvu. Dos personas en representación de la machi y una en nombre del Huecuvu - el cual está con el torso desnudo - corren una enardecida carrera de unos cincuenta metros de distancia. Lo hacen dos veces: una vez mirando hacia delante y la otra de espaldas. Siempre salen victoriosos los representantes de la machi (p.314).

Trolomamüll: es una superstición que los mapuches formulan cuando observan hendiduras cortantes en las cortezas de los árboles. Las rajaduras que están en posición vertical son anuncio de buen agüero. En cambio, las que están en forma horizontal avisan sobre males futuros. Para que éstos no acontezcan, se deben curar las heridas del tronco.

Troquihue: elemento utilizado por la machi para realizar mediciones corporales en sus pacientes. Es una especie de punzón que permite, entre otras cuestiones, "atravesar" el corazón sin que emane una sola gota de sangre. La machi lo maneja con una gran destreza y le permite realizar diagnósticos sobre cuál es el paso más conveniente por seguir para realizar la curación.

Ücu: piedra pulverizada que se agrega a la arcilla alfarera, con el fin de darle mayor consistencia y resistencia al recipiente que se fabrica. Las mujeres consideran que la piedra es animada y que al molerla hacen enojar su espíritu. Finalmente, como muestra del daño producido, el espíritu deja hilos de color en el sitio donde se recoge la piedra.

Unñolihuetun: es la resurrección. Los mapuches creen en una segunda vida después de la vida terrenal. Por ese motivo, los muertos son enterrados con armas, útiles y víveres, los cuales son destinados a saciar las necesidades en e País de los Muertos. Parece ser que las privaciones son idénticas en ambos mundos.

Vurvurün: es el silbido del viento. Los mapuches atribuyen el sonido del viento a pájaros misteriosos e invisibles al ojo de un mortal. Sus gritos producen esos silbidos inconfundibles (p.315).
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